𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎

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Estaban jodidos...




Namjoon porque esta noche tendría que dormir en la calle, su padre no lo dejaría entrar en su casa si no llegaba con los supresores.

Y Jin porque había echado a perder, la que sería quizás su única oportunidad de tener algún tipo de acercamiento con el chico de bonitas mejillas. No sabía que lo hacía querer estar cerca del chico, pero su cabeza ya maquinaba alguna forma de alargar el encuentro. No quería que se fuera, y eso era precisamente lo que estaba haciendo el cachorro frente a él.

Namjoon estaba considerando seriamente la idea de ir a tirarse a la banca de algún parque para pasar ahí la noche cuando mientras se disponía a salir de la tienda, el dueño de esta, lo detiene tomándolo inesperadamente de la mano.

—Lamento que no hayas podido conseguir los supresores, yo quería que tú los tuvieras pero Hoseok también los necesitaba, yo debía hacer que fuera justo...

—Descuida, no es tu culpa. Es de mi mala suerte. De todas formas, gracias. Yo... eh, debería irme... nos vemos, supongo.

—¡Espera! —Jin se reprocha por sonar tan desesperado, aclara su garganta y continúa: —Es solo que no entiendo... si tú todavía no te presentas, ¿Por qué la urgencia en conseguir supresores? — Jin no logra entender el afán del cachorro por conseguir algo que está claro, no necesita. Entonces recuerda que la vez anterior que el muchacho estuvo en su tienda le había dicho que compraba los supresores para alguien más, Jin recuerda haber pensado que era muy irresponsable y de mal gusto enviar a un cachorro a tan altas horas de la noche a comprar algo tan personal como lo eran los supresores. Y dados los hechos, parecía ser que a la persona se le estaba volviendo un mal hábito enviar al cachorro a realizar su compra de supresores. —¿Quién es la persona irresponsable y aprovechada que te envía a comprar sus supresores a estas horas?

Jin no entiende porque le molesta tanto, pero al pensar los peligros que puede correr el cachorro, solo puede imaginarse a su hermano, quien era quizás solo unos cuantos años menor que el chico de cabello castaño que lo mira sorprendido. Y es que las calles de la ciudad eran seguras hasta ciertas horas de la noche, pero había un límite y bien sabía Seokjin las terribles consecuencias que podía traer un encuentro inesperado con delincuentes, locos o con esos fanáticos que se autodenominan como "dueños de la calle y de la noche". Sin dudas la ciudad por la noche no era un sitio por el que un cachorro debería andar y la persona que mandaba al chico castaño a realizar su compra debería saber eso.

Namjoon está más que sorprendido. El peli-negro luce verdaderamente molesto y Nam ni siquiera logra entender cómo es que había llegado a ese punto, de estar siendo interrogado por quien no era más que su proveedor fallido de supresores.

—Sin ofender, pero eso no es asunto tuyo. —cuestiona el menor a la defensiva. Por alguna razón no quiere que el chico se enterara de que el "irresponsable y aprovechado" no era más que su propio padre, quien aparte de ser todo eso, era un alcohólico agresivo que esta noche lo dejaría tirado en la calle sin importarle lo más mínimo su seguridad.

—No me ofendo, y está bien si no me lo quieres decir. Pero quiero que entiendas que es muy peligroso que andes solo por estos sectores a tan altas horas de la noche. Si en un futuro necesitas más supresores puedes llamarme. —le dice Jin sonriendo amable y entregándole una tarjeta de negocios con su información de contacto. —Yo podría apartarlos para ti.

Namjoon vuelve a sorprenderse por milésima vez en esa noche. Toma la tarjeta que el mayor le ofrece y lee el nombre escrito en esta. —Seokjin...

—Kim Seokjin. —se presenta el mayor, estirando su mano derecha hacia el menor.

—Namjoon, Kim Namjoon. —responde el cachorro, tomando la mano que se lo ofrecía. —Yo lamento haberte respondido grosero recién. Es solo que... el no haber podido conseguir de tus supresores me traerá problemas.

Menciona sin pensar el menor.

—¿Problemas? ¿Qué tipo de problemas? —el pelinegro lo mira curioso y pregunta con la intriga reflejándose en el apuesto rostro.

—Eh...mi... —Namjoon se da cuenta de su error y se apresura a pensar algo con lo que cubrirlo. —M-Mi jefe me los encargó y si no los llevo mañana temprano, se molestará y puede reducir mis horas de trabajo, es muy susceptible cuando está molesto. Es por eso la urgencia en conseguir de tus supresores... —un sentimiento de culpa asalta a Nam por echarle la culpa de su desgracia a su jefe, su hyung siempre ha sido bueno con él, más que un jefe en ocasiones se comporta como un hermano mayor. ¿Y Namjoon que hacía? Pues echarle la culpa de las irresponsabilidades de su padre, cuando la mayoría de tiempo era precisamente su hyung el que lo ayudaba a salir de los aprietos en los que su padre lo ponía.

—¿Cuántos años tienes? —pregunta Jin interrumpiendo el desenfreno verbal y mental que estaba teniendo Namjoon en ese momento. El chico lo mira todavía con una mano rascando el lateral de su cabeza, gesto que suele hacer cada vez que está nervioso o mintiendo.

—Cumplí dieciocho hace algunos meses. —contesta Nam, las preguntas del mayor lo desconcertaban, todo en el chico de cabellos negros lo desconcertaba en realidad.

A Jin lo aliviaba que el cachorro fuera mayor de edad, por el simple hecho de que no estaba siendo explotado en un trabajo siendo menor de edad, además que siendo mayor podía cuidar mejor de sí mismo. El chico le inspiraba cierto instinto fraternal, como lo hacía su hermano. O eso era lo que Jin quería hacerse creer con todo su ser, se negaba a aceptar que había sido cautivado por un chico casi diez años menor que él. Su lobo no podía ser tan caprichoso y enfermo.

Eso era, el chico sacaba su lado fraternal. Su hermano iba creciendo demasiado rápido y cada vez necesitaba menos de sus cuidados. Por lo que el alfa de Jin buscaba un nuevo cachorro al que cuidar. Así justificaría cada acción que tuviera para con el cachorro. No había nada más que instinto protector de alfa fraternal de Jin. Eso es lo que se dice a sí mismo cuando de repente, sin saber de donde surgió semejante idea. Se encuentra diciendo:

—Hagamos una cosa, tú necesitas los supresores con urgencia, y yo no los terminaré, al menos por mí solo, hasta por lo menos en dos semanas. Pero, si recibiera ayuda podría tenerlos listos en menos tiempo ¿Qué tal si tú me ayudas a terminarlos?

¡Estaba pidiéndole a un chico que no conocía de nada, que le ayudara a elaborar uno de sus productos más ambiciosos y elaborados! ¿Qué era lo que lo hacía querer mantener al cachorro cerca? Seokjin no entendía porque lo hacía, pero la propuesta ya estaba hecha, ahora solo debía escuchar la respuesta del cachorro.

—¡Te pagaría por supuesto! —agrega Jin nervioso. Definitivamente no entendía su comportamiento pero no estaba dispuesto a retractarse.

—Yo... no se si podría. Tengo la escuela y el trabajo. —menciona Namjoon, volviendo a rascarse el cabello.

—Podríamos ajustarnos a tu horario. Además tendrías la primicia de este nuevo producto en el que estoy trabajando. Muchos quisieran tener esta oportunidad. —agregan Jin. Ahora incluso se encontraba insistiendo y haciéndose el interesante. Su actitud era simplemente increíble e impropia de él. Su hermano lo desconocería.

—¿Sueles trabajar en equipo? —pregunta Namjoon curioso.

—No es algo que suela hacer con frecuencia. —miente Jin, la verdad es que nunca lo había hecho, pero el cachorro no tenía por qué saberlo.

—Yo, no lo sé...

—Piénsalo, y llámame si te decides, ¿está bien? —insiste Jin condescendiente. —Pero no te demores mucho. A ambos nos urgen esos supresores.

Concluye el mayor, entregándole una brillante sonrisa al menor. Sonrisa que por un momento al chico de menor edad le hace olvidar sobre lo que estaban hablando.

—Claro... yo... creo que debería irme. —sentencia el castaño alejándose un poco del mostrador.

Jin mira el reloj en su muñeca izquierda. Es casi medianoche. Ese molesto sentimiento de protección vuelve a inundarlo. Es demasiado tarde, otra vez, para que el cachorro realice el camino de regreso a su casa sólo, pero sabe que no puede hacer nada para evitar que este se vaya, no por lo menos, sin quedar como un loco acosador. Pero la idea de pedirle que se quedará hasta que amanezca o hasta que sea seguro salir, cruza por su mente. O quizás podría acompañarlo, no hasta su casa, pero si encaminarlo cerca de esta. Se reprende mentalmente, él no tiene ningún derecho de sentirse de esta forma para con el cachorro. Por más que lo preocupará, sabe que no puede hacer nada más que confiar en que el cachorro sabrá cuidarse por él mismo.

—Estaré esperando tu llamada cachorro. Ten cuidado en camino de regreso a casa. —dice Jin mientras acompaña al chico hasta la salida de su tienda. Es lo único que puede decir y hacer, al menos por ahora.

—Gracias, por todo. —se despide Namjoon. Viendo una vez más esa sonrisa brillante que comenzaba a afectarlo de manera extraña.

Sonríe de regreso y se va del lugar todavía sin saber bien donde pasará esa noche.








✨🍑✨

💜 ¿Cómo se supera esta presentación? 💜

¡Hola!

¿Cómo están?

Espero se encuentren bien.

¿Se entendió ese chorizo de sentimientos encontrados que experimentaron Jin y Nam? Si no se entendió nada pido perdón, sigo practicando, todavía me cuesta redactar ciertas cosas :(

Recuerden que esto sigue siendo un experimento :D

Hablando de experimentos... hoy quiero hacer doble actualización, así que esperen un capitulo hoy más tarde o mañana por la mañana.

Si no cumplo me cambio el nombre ¿alguna sugerencia? 😅


¡Gracias por leer! ¡Son lo mejor de lo mejor!

¡Besos donde los prefieran! 🌚

~Editado 161221

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