𝐃𝐎𝐒

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Jin se encuentra en el pequeño departamento de dos plantas que está arriba de su tienda. Todo el edificio consta de tres pisos, el primero donde se encuentra la tienda, y los otros dos, donde está la residencia que ha pertenecido a la familia de Jin desde siempre. Su "Herbal Shop", como había renombrado Seokjin la vieja tienda de hierbas que le habían heredado sus padres al morir, era todo lo que tenía y años atrás se había propuesto sacarla adelante y mejorarla a un nivel que sus progenitores ni siquiera imaginaron. Con el pasar de los años lo iba logrando poco a poco. La pequeña tienda se había agrandado y se había convertido en la más buscada de la región, tanto así que no había día que esta estuviera cerrada, ofrecían atención las veinticuatro horas, los siete días de la semana. La afluencia de gente era constante y Seokjin no se daba a vasto él solo, pero se negaba rotundamente a contratar personal, pues alegaba que el trabajo lo debía realizar él mismo, por lo que se veía en la obligación de cerrar una vez al mes la tienda para realizar inventario y tareas administrativas.

Hoy precisamente era ese día del mes en el que le tocaba cerrar la tienda y Jin siempre aprovechaba este día del mes al máximo. Amaba pasar el tiempo entre hierbas, medicinas y remedios, más que su trabajo, era su pasatiempo favorito. Sus padres, abuelos y los ancestros de toda su familia se habían dedicado a lo mismo. El oficio de mezclar hierbas, así como el negocio, fueron heredados generación tras generación. Pero se podría decir que Seokjin le había dado un toque mágico a la vieja tienda de hierbas medicinales de su familia; volviéndolo un lugar en el que cualquier persona podría encontrar alivio para todo tipo de malestar, pero sobre todo aquellos malestares que afectaban la sexualidad de los lobos, sin importar la jerarquía.

Jin había combinado sus conocimientos de hierbas con los de medicina y sexología pues era médico sexólogo. No de los que dan terapia, sino de los que estudian la sexualidad y en este caso buscan cómo mejorar las experiencias de cada individuo. Había logrado desarrollar medicamentos más fuertes, duraderos y eficientes. Sus productos eran especiales y así lo decía cada persona que los probaba. Sus supresores, por ejemplo, duraban más que cualquier otro y además tenían diferentes efectos beneficiosos para la pareja del que los tomaba. Todo en su tienda era mágico se podría decir. Trabajaba duro en cada nuevo medicamento y experimento. Amaba lo que hacía y dedicaba todo su tiempo a ello.

—Jin hyung, me voy a clases. —dice su hermano bajando del tercer piso donde vivían desde pequeños. Eran solamente ellos dos sus padres habían muerto hace muchos años cuando Jin era todavía muy joven. A sus dieciocho años le había tocado hacerse cargo de su hermano menor cundo este apenas tenía cinco años. Ahora ya habían pasado diez años y su hermano era todo un muchacho que pronto se presentaría y sabría su lugar en la jerarquía. Jin se sentía como un padre que vio crecer a su hijo demasiado pronto.

—Llevas el kit de emergencia por si ocurre tu presentación cuando todavía estés en la escuela, ¿verdad cachorro?

—Si, hyung. Siempre lo cargo conmigo. El paquete de supresores full extra diluyentes de olor, medicamentos para la fiebre, cólicos y mareos. —dice Taehyung como si de una lección aprendida se tratara. Su hermano lo hace llevar ese dichoso kit desde que tuvo la edad predispuesta para presentarse. Por lo que llevaba cargando ese kit desde los diez años, y después de cinco años todavía su presentación no ocurría. Realmente esperaba que sucediera este año o el próximo cuando cumpliera dieciséis. Esperaba presentarse como un alfa, su hermano aseguraba que sería un grandioso alfa como él. Taehyung rogaba por que en verdad así fuera, no tenía ningún problema con los omegas o betas. Pero la mayoría de sus amigos incluyendo a su hermano eran alfas, si él resultaba ser omega las cosas se complicarían un poco. Los días de su celo serían un caos y no quería eso. Taehyung no puede seguir pensando en nada más pues su mejor amigo llega a recogerlo como lo hacía siempre para irse juntos a la escuela.

—¿Qué hará tu hermano hoy? —pregunta Jimin cuando van caminando hacia la parada de buses.

—Lo mismo de siempre, supongo. ¿Por qué preguntas?

—No lo sé, siempre está haciendo algún tipo de experimento o trabajando en un nuevo producto. Es bastante cool, sus supresores son los mejores.

—Supongo que lo son. Todavía no he tenido la oportunidad de probarlos. —dice Tae un tanto celoso porque su amigo se presentó hace ya varios meses y resultó ser un hermoso omegas al que no le faltaban pretendientes alfas, betas e incluso omegas.

—¡Oh vamos, Tae! Estoy seguro de que tu presentación sucederá muy pronto.

—¿Y si no pasa nunca Jimin? ¿Y si resulto ser beta? ¿Y si no tengo un lobo interior? —pregunta el más alto abatido.

— No hay nada de malo en ser un beta Tae, tengo un tío que lo es y dice que vive más feliz así.

—Se que no hay nada de malo en ser beta, pero yo quiero ser un alfa, Jimin. —responde haciendo puchero. Causándole infinita ternura a su amigo, quien lo abraza y continúa consolándolo.

—Estoy seguro de que lo serás Taetae, en tu familia no hay registros alguno de betas. Así que no tienes ninguna posibilidad de ser uno. En cambio, tu padre, tu hermano e incluso tu madre se presentaron como alfas. ¿Cómo puedes dudar si quiera en que te presentarás como un grandioso alfa?

—Grandioso... dices, ¿Más grandioso que mi hermano? —pregunta el menor, sabiendo muy bien la debilidad que tiene su mejor amigo por su hermano.

—Oye, tampoco exageres. Como tu hermano ningún alfa. —dice ilusionado.

—Creí que ya habías superado tu "ligero" crush en mi hermano, Jiminie.

—Lo superaré cuando conozca a un alfa más genial que él.

—Sabes que con mi hermano lo tienes imposible. No pierdas tu tiempo y acepta a algunos de tus tantos pretendientes.

—Esperaré a que tú te presentes.

—¿Por qué harías tal cosa...?

—Si no puedo con tu hermano, será contigo entonces.

—¡¿Soy tu especie de premio de consolación?!  —grita Tae indignado.

—No lo digas así. Es solo que tu y tu hermano son los alfas más geniales que conozco. Además estoy seguro de que mi omega y tu alfa se entenderán de maravilla.

—Yo no estaría tan seguro de ello. Además ni siquiera me he presentado como alfa. Que ridiculez.

Los dos amigos no pueden continuar hablando pues son interrumpidos por el llamado de un amigo de ambos que se acerca a ambos corriendo hasta la parada de buses donde esperan el auto bus que los llevará hasta la escuela.

—¡Tae, me alegra verte! Necesitaba hablar contigo.

—También me alegro de verte Hobi hyung. —replica Jimin sarcástico. Entrecerrando sus ojos molesto hacia el mayor.

—Lo siento Jiminie. Por supuesto que también me alegro de verte. Es solo que me urge hablar con Taehyungie. —dice el mayor de los tres acariciando la cabeza del cachorro omega con cariño.

—Como sea. —dice Jimin incomodo por el sonrojo que le provoca la caricia de su mayor.

—¿Qué ocurre Hyung?

—¿Tu hermano estará en su tienda hoy? —pregunta el alfa ansioso.

—No lo sé, hyung. Hoy toca inventario, por lo que la tienda estará cerrada. No sé, si hyung estará ahí, o saldrá como suele hacer a veces. —contesta el menor cansado de que siempre le estén preguntando por su hermano mayor. 

—¡Demonios! ¿¡Debía cerrar la tienda precisamente hoy!? Mi celo esta próximo a suceder y necesito de sus supresores.

—Lo siento mucho Hoseok hyung, pero creo que podrías encontrarlo por la tarde o hasta la noche. Es el momento en el que suele estar de regreso para hacer el inventario.

—Iré a verlo a esa hora entonces ¡Gracias, Tae! —dice emocionado el alfa, despeinando cariñosamente el cabello del menor. Y despidiéndose grita mientras se aleja. —¡Nos vemos cachorros!

—Entonces es cierto el rumor que rompió con su novio. —susurra Jimin cuando el alfa esta lo suficiente lejos para no escuchar su comentario.

—¿Crees que esa es la razón por la que necesita supresores con urgencia?

—¡Por supuesto! ¿Para que necesitaría supresores si tuviera con quien pasar su celo?

El bus llega por fin y ambos cachorros suben a este todavía hablando de la vida amorosa de su hyung de sonrisa alegre.




✨🌑✨




Eran casi las seis de la tarde y Namjoon se caía del sueño mientras acomodaba los últimos productos en el área de limpieza del pequeño almacén en el que trabajaba. La noche anterior no había podido dormir por la fiesta que se habían montado su padre y sus amigotes. Para colmo hoy tampoco podría descansar, pues debía estudiar para un importante examen de final de curso. Había intentado estudiar durante su tiempo libre en el trabajo pero el almacén había estado particularmente lleno ese día, y se le hizo imposible memorizar una sola oración de su lección. 

Rogaba a la Diosa Luna por que su padre no armara alboroto esta noche, sino reprobaría ese examen y no podía permitirse tal cosa.

—Me voy, Namjoon. Asegúrate de cerrar bien el local antes de irte. —le dice su jefe mientras se alista para irse.

—Claro, hyung. No te preocupes. Hasta mañana.

—Nos vemos.

Namjoon tenía una buena relación con su jefe, este a pesar de ser muchos años mayor que él, le tenía la confianza suficiente como para dejarle la responsabilidad de cerrar y abrir el almacén. Llevaban años trabajando juntos y Namjoon nunca había llegado a decepcionar a su hyung, siempre se había desempeñado con puntualidad y responsabilidad. 

Nam se encuentra terminando de alistar las ultimas cosas para irse a su casa, cuando escucha sonar el teléfono de la caja del almacén. Desconcertado se acerca hasta el aparato que no deja de sonar con insistencia y contesta.

—¿Namjoon? ¿Eres tú? —el mencionado hace una mueca al escuchar la alterada voz de su padre a través de las bocinas del teléfono.

—¿Qué demonios haces llamándome aquí? Te he dicho mil veces que no lo hagas. A hyung no le gusta que me distraiga.

—Háblame con respeto, mocoso malagradecido.

—Tu no mereces ningún respeto. ¿Qué quieres?

—Maldito cachorro ingrato. Si quieres seguir teniendo un techo donde dormir mas te vale que cambies el tono en el que hablas conmigo.

—¿Qué es lo que quieres esta vez? Alcohol, drogas... ¿qué quieres?

—Maldito seas. Ve y consigue de esos jodidos supresores que trajiste la otra noche.

—¿Supresores? Ni si quiera me has dado dinero. ¿Estás loco?

—No me importa si le tienes que vender el culo al mismísimo diablo. O traes esos jodidos supresores o te olvidas de entrar a esta maldita casa. ¿Entendiste? —replico su padre. Y termino la llamada lanzando otra maldición.

Namjoon se queda viendo el teléfono con rabia. Como se supone que va encontrar ese jodido lugar al que llego por casualidad hace casi tres meses ya.




✨🍑✨




Debo confesar que pensé en cancelar esta historia, pero la idea sigue rodando en mi cabeza a si que mejor me la saco de la
mente de una vez. No se que tal irá a quedar, digamos que será como una especié de experimento. :O

Gracias por leer!
Bye!

~Editado 161221

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