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Daegu, Corea del Sur

Nunca fue de hospitales, a decir verdad, siempre los odió. Ahora, aún más.

Todos en aquella planta le miraban. Unos con curiosidad, otros con tristeza, incluso con compasión.

No le importaba.

Sus ojos vagaban por toda la sala de espera, mientras que sus dedos acariciaban el extremo de su camiseta, aún manchada de sangre.

De milagro estaba consciente, aunque preferiría no estarlo. Cuando cerraba los ojos, aún podía sentirlo todo de nuevo.

Y es que, en un segundo, todo podía cambiar.

—¿Kim Taehyung? —Levantó la vista al escuchar la voz de aquel enfermero. —Necesitamos hablar contigo.

No asiente, tampoco dice nada, solo se levanta de aquella silla y abandonan la sala de espera.

Avanzan por los pasillos hasta llegar a una habitación en la que solo estaban él, un policía y aquel enfermero.

—Siéntate, por favor. —Le indicó el oficial casi en un susurro.

Los rostros de ambos hombres no reflejaban ni pizca de felicidad, mas bien todo lo contrario. Taehyung en ese momento supo que nada de lo que le iban a decir, iba a hacer que esa noche volviera a su casa como si nada hubiera pasado.

Como si hubiera sido sólo un susto.

—Queremos que seas fuerte. —Pronuncia el enfermero, arrodillándose frente a él mirándole a los ojos. —Esto no es fácil de decir —Suspira mientras toma algo de aire. —Las operaciones no han tenido éxito, perdían mucha sangre y las heridas internas estaban muy infectadas, no hemos podido hacer nada más, lo siento.

Todo se vuelve silencioso a su alrededor, como si el sonido se hubiera extinguido por completo. El enfermero derramaba lágrimas, mientras que el policía miraba como aquellas personas en la sala de espera.

De repente, una lágrima cae sobre el dorso de su mano. Después otra, y otra. Y así, da comienzo a un llanto irremediable, que no tenía consuelo.

—¡Mamá! ¡Papá! —Lloraba, gritando con fuerza el nombre de sus padres y pidiéndoles que vuelvan. —¡No, Déjenme! ¡Mamá!

No le importaba quien pudiera escucharlo o lo que pudieran decir, acababa de perder a las personas que lo amaban, entendían y cuidaban. Ahora ya, no había nadie.

—¡Enfermera! ¡Sedante! —Vociferaba el enfermero mientras intentaba sujetarlo.

Quería ir con ellos, abrazarlos y decirles lo mucho que lo sentía.

Un par de enfermeras entraron a la sala de inmediato y de un momento a otro, todo le pesaba y sentía mucho cansancio, necesitaba dormir.

Estaba sedado. No había más remedio.


Habían pasado dos días de aquel momento tan desagradable. El mismo sentía como ya no era el mismo chico que aquel día se levantó y se miró al espejo. No podía hacerlo cuando le había sido arrebatado la pieza clave que le hacía ser quien era.

Sus padres.

Cuando se levantó una vez que el efecto del sedante había pasado, solo se limitó a llorar en soledad. Con tanta rabia, tanta fuerza.

Ahora era el momento de averiguar qué harían con él. ¿Dónde viviría? Como menor de edad que aún era, tenía que estar bajo la custodia de un adulto, pero la pregunta era; ¿Quién?

Ambos padres eran hijos únicos, y los abuelos eran prácticamente dependientes e incapaces de mantener a una adolescente.

—Hemos revisado los documentos de la famila Kim —Hablaba el asistente social encargado del caso.

—¿Y bien? —Preguntó el oficial de policía.

La conversación estaba teniendo lugar fuera de la habitación de Taehyung en el hospital. Alcanzaba a escuchar murmullos pero decidió no darle importancia.

A estas alturas ya todo le daba igual.

—Los padres firmaron un documento en el que establecían a la familia Jeon como padrinos. Con lo cual, las primeras personas responsables de Taehyung son ellos.

Soohyun y Sunhee Jeon, viejos amigos de la familia Kim desde tiempos de instituto. Al poco tiempo del nacimiento de Taehyung, estos se mudaron a Daegu y el contacto se fue reduciendo hasta ser inexistente.

Aún así, eran la única opción que tenía el castaño.

— Debe viajar de inmediato a Seul, no puede seguir aquí. — Decreta el asistente social.

Es en ese entonces cuando la vida de Taehyung da un giro de tuerca y se ve forzado a viajar a Seul para ir a vivir con su nueva familia; Los Jeon.

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