Capítulo 26: Dentro del Calabozo 2

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Los jóvenes siguen caminando dentro del calabozo. El lugar parece una jungla, con muchos árboles extraños, también con plantas carnívoras gigantes, flores rosáceas y verdín. Jena sigue delante junto a Denathal, Renfaz va siguiéndoles el paso, luego Faena, Vía, Tyreesa y esta vez, Won va detrás de todos, junto a Lizäri.

Denathal continua con el pergamino abierto, cuando de pronto son rodeados con polen rosa. Causando asfixia en algunos, como en el caso de Faena, Renfaz y Won por ser sensible en su olfato.

Lentamente, van deslizándose unas especies de ventosas hacia donde se encuentran los jóvenes, atrapando a Lizäri, Tyreesa y Vía.

—¡Aaah, chicos! —grita Vía, a su vez que lucha con las ventosas, estas poseen chupones característicos de pulpos, que se adhieren y son difícil de despegar.

—No se agiten, esperen... —dice Denathal aproximándose.

—Denathal, no puedes usar electricidad, puedes herirlas —menciona Jena.

—¡Aaah, ya! —grita Lizäri con todas sus fuerzas, inconscientemente creando estacas de piedra de su cuerpo, liberándose de las ataduras, tosiendo por lo apretado.

Los chicos quedan boquiabiertos al ver a la joven cazadora, emanar el origen tierra de la esencia arcana verde.

—No se queden mirando, ayuden a las chicas —reclama Lizäri, mientras se levanta, su mente está confundida de repente.

—Hojillas de viento —exclama Renfaz, liberando a Tyreesa y a Vía. Se aproxima a ayudarlas, aun con sorpresa por el poder de Lizäri.

—Liza, ¿Qué fue eso? —pregunta Jena, anonadada.

—¿Qué fue, que?

—Creaste estacas de piedra de tu cuerpo —menciona Denathal

—¡Mucho Bla, bla, bla! —advierte una voz masculina estruendosa, con burla—. Comida fresca, vengan... ¡Quiero saborearlos!

Aparece un monstruo con las ventosas de antes, pero con un cuello de dos metros de altura. Este es de color rojo en las ventosas y marrón el resto del cuerpo con cara de lagarto.

—¡Aaah, comida! —grita mientras que arroja sus ventosas hacia los jóvenes.

—¡Chicos, cuidado! Vamos, ataquemos —dice Jena.

—¡Si! —exclaman, mientras emplean su esencia arcana para atacar al que es el segundo Jefe del Calabozo Brumar.

Lizäri con sus flechas, Denathal con su esencia arcana y sus hechizos, Renfaz y Won atacan a las ventosas con la esencia arcana blanca, empleando hojillas de viento. Mientras que las sacerdotisas cuidan a sus amigos con esencia arcana verde.

—Vengan, vengan... ¡Quiero devorarlos! —enuncia el monstruo.

—Liza, puedes usar esencia arcana verde —dice Jena, mientras ataca con flechas de agua y tiro certero.

—Sí, pero... No sé qué fue eso, aun no sé cómo pude crearlas.

—Fue por presión seguramente, debes seguir entrenando, hay que decírselo a...

Son interrumpidas por un estruendo, el jefe Cuellilargo con sus ventosas hace que el suelo tiemble, por lo que les imposibilita estar estables. Las ventosas que son cortadas, se regeneran de nuevo, siendo un combate eterno.

—Debemos acercarnos, creo que su punto débil es su cuello —menciona Won—. No puedo usar más el modo huargen.

—Sí, lo sé... Si pudiera abrirme paso hacia él —dice Denathal, mientras trata de mantener el equilibrio—. Tendré que usar chirrido.

—Pero, es peligroso para los chicos.

—¡Escúchenme, tapen sus oídos! —advierte, a su vez que concentra su esencia arcana azul de origen eléctrico en su boca.

—¿Qué dijo Denathal? —preguntó Tyreesa.

—Tapen sus oídos, ¡rápido! —exclama Won, mientras cubre sus orejas.

Todos tienen sus manos en sus oídos. Esperando el ataque de Denathal hacia el monstruo de las ventosas de pulpo.

—¡Chirrido! —exclama el vampiro, abriendo su boca y expulsando un sonido agudo y penetrante.

El sonido hace retumbar el lugar y que el enemigo se confunda por un buen rato. A su vez, que los chicos sienten y escuchan el poder del vampiro, algunos cerraron sus ojos y otros observaron su magia y movimientos.

—Ahora, ataquen al cuello. ¡Ya! —expresa Won, mientras corre en dirección del monstruo para propinarles golpes simultáneos, usando puños arcanos.

Renfaz lo sigue y Faena crea ataques de origen viento.

—Baile de pétalos, ¡hechizo de fuerza! —exclama la maga de raza enana.

Denathal se apresura corriendo hacia Cuellilargo, mientras crea en sus manos un hechizo con esencia arcana azul.

—Descarga eléctrica —menciona tocando el cuello del enemigo.

—¡Aaah, malditos... eran... mi... Comida! —dice el jefe y cae muerto, desvaneciéndose en el lugar.

Este al desaparecer, arroja cinco chupones de las ventosas y un anillo de unos veinte centímetros de circunferencia.

—Chicos, recogeré estos —menciona Jena.

—Vaya, que grito tan ensordecedor. Aun me pillan los oídos —menciona Faena.

—Y a mí, ¡qué fuerte! —exclama Tyreesa.

—Con un solo grito del chirrido, se puede llegar a matar a una persona desprevenida —agrega Won.

Los chicos escuchan, mientras que Renfaz recoge los objetos arrojados y los mete en una bolsa dimensional. 

Todos se dirigen hacia el último de los jefes, en el lugar han demorado casi una hora desde que entraron. Mientras van caminando van conversando entre sí, algunos en el caso de Denathal y de Jena, siguen pendientes de cualquier peligro.

—¡Hormigas... gigantes! ¡En la pared! —exclama Faena, mientras lanza algunas habilidades de la esencia arcana azul, de origen viento.

—Vamos, acabemos con ellas... —agrega Lizäri, disparando flechas a tres de ellas, luego a tres más a su derecha.

Las hormigas comienzan a arrojar sustancias por sus mandíbulas, en dirección a los jóvenes. Está al caer cerca, se derrite como si fuese una sustancia corrosiva.

—Un toque de ese fluido y estamos asados —menciona Renfaz—. ¡¡¡Espada lacerante!!! —exclama, blandiendo las espadas cortas, eliminando con éxito a seis de ellas.

—¡Aaah! —exclama Jena con dolor, pues le ha caído del fluido en su brazo izquierdo.

—¡Jena! —Se espanta Lizäri—. Vía, ¿puedes hacer algo? —Voltea a buscar a la sacerdotisa, pero también está herida—. ¡Tyreesa, ayuda!

—Liza, yo ayudaré a Tyreesa, ¿sabes usar esencia arcana verde? Inténtalo...

—¿Yo?

—Rápido, hermosa. Nosotros las protegemos, cúrala, ¡tú puedes! —alienta Denathal con énfasis mientras continúa exterminando a las hormigas.

Sin pensarlo, Lizäri se libera de su arco, dejándolo a un lado y posa las manos sobre el brazo herido de Jena. La elfa sigue retorciéndose del ardor y quemazón por el fluido de las hormigas gigantes. Lizäri con nerviosismo, pero con ganas de sanar a su amiga, pronuncia:

—Recrecimiento. —Cerrando sus ojos, ésta comienza a emanar esencia arcana verde que va restaurando poco a poco a su mejor amiga.

—Liza, abre los ojos —dice Jena.

La joven de ojos verdes abre los ojos y se topa con que ha podido curar a su amiga, siente felicidad de poder haber hecho algo útil.

—Gracias amiga, vamos. Necesitan de nuestra ayuda.

—Sí, vamos —responde tomando su arco y levantándose del lugar.

Sus compañeros las habían rodeado para protegerlas y darles espacio. Una de las hormigas salta en medio, y Lizäri percatándose, le sacude con fuerza el arco, matando a la misma. Pero destrozando también su arco.

—¡Ay no! —exclama la joven. Esta saca una flecha y la utiliza como mini lanza, arrojándolas hacia las mismas. No era tan preciso, pero podía eliminar de una en una.

—Eso es Liza, vamos. Terminemos con esto —agrega su mejor amiga.

Lizäri sonríe, ya han podido acabar con las hormigas y se van aproximando a una especie de charco grande de un espeso pantano verdoso, rocas y vegetación extraña, llena de musgos.

—Blau, blao, blae. ¿Quién viene hasta acá?, ¡amigos nuevos! —pronuncia una voz aguda masculina, el pantano va creando una especie de remolino por el cual sale un humanoide con aspecto de lagarto y pez.

Los chicos retroceden al ver el que es, el último Jefe del Calabozo Brumar, Pezuña de lodo. El monstruo arroja grandes bolas de lodo hacia los soldados arcanos, estos con agilidad evitan ser golpeados, esquivándolos.

—Hay que evitar ser golpeado por eso, no se sabe que reacción da —menciona Jena esquivando el lodo.

—Posiblemente con la electricidad muera rápidamente —dice Renfaz mientras evita ser golpeado.

—Dame una flecha, deja intentarlo —pide Denathal.

Lizäri que está cerca suyo, le da una de sus flechas. El vampiro la apunta hacia el sujeto.

—Bala electrizante —pronuncia. La flecha sale disparada hacia el objetivo, esta al impactar, crea una explosión un tanto fuerte— No es buena idea.

—Quiero jugar, vengan. Juguemos... Blau, blao, blae —conjura Pezuña de lodo...

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