Siempre quiso fundar un grupo de vigilantes que ayudaran a los necesitados.
Lo logró y al mismo tiempo consiguió una familia.

Familia..... Eso era Vongola...

Pero luego por no escuchar a dos de sus amigos, todo se derrumbo.
Vidas cobradas, almas dolidas, amistades rotas.

Eran tus amigos, tu familia, les fallaste.
No confiaste en ellos y eso condenó todo.

Elena había muerto.
Daemon se sumió en el odio.
Corzat tuvo que esconderse.
Todo se desmoronaba de a poco.

Renunciaste al mando ¿Fue por cobardía? O quizás.. Porqué eras tan débil que seguías considerando a Daemon tu amigo.

Renunció y cada uno se fue por su lado.
Se instaló en Japón, rehizo su vida.
Pero aun así, la culpa lo seguía carcomiendo.

Pasaron los años y Vongola se convirtió en mafia.
Muchas vidas cobradas.
¿Estas feliz?

Claro que no lo estaba.
Su sueño se había ido por el drenaje.
Pero aun así admiraba un poco a los demás líderes.
Había cometido varios errores como él.
Pero por lo menos ellos habían logrado mantener todo y no se habían acobardado.

La décima generación apareció.
Solo unos niños que maduraron rápidamente para completar el ideal y sueño de unos adultos que no lograron nada.
Lo vuelvo a preguntar
¿Estas feliz?

Que se sentía mal porque la Décima generación era muy joven, si.
Pero estaba orgulloso de ellos.
Lograron cosas que nadie podría.
Demostraron que eran una familia, una verdadera.
Si, esta vez si estaba feliz.
Porque aunque dijeran que se parecía físicamente.
El décimo no era igual a el, ni a ningún otro cielo.
Tsunayoshi había logrado algo grande.

Entonces..... Si pudieras decirle algo a tu pasado yo.
¿Que seria?

-Lo lamento-dice mientras mira el cielo estrellado, por la ventana de la habitación del décimo- Lo lamento, porque no cambiaría nada-dice para luego arropar mejor al peli castaño y luego, volver al anillo.