🚐Preludio🚐

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Madrid. Marzo, 2023


Nuestro destino estaba escrito...

¡Nos casamos!

Joel & Blake

Y nos gustaría compartir este día tan especial contigo.

El enlace tendrá lugar el sábado 17 de junio de 2023 a las 17:00 horas, en Le Méridien Delfina (530 Pico Blvd, Santa Mónica, CA 90405), así como el banquete que se servirá a continuación y la posterior fiesta de celebración.

¡No faltes, sin ti no será lo mismo!


Si alguien me hubiese dicho lo que conllevaría recibir una invitación a la boda de mi ex, tal vez hubiese optado por cerrarle la puerta en la cara al cartero aquella mañana. Después habría tapiado mi buzón e incluso habría fingido mi muerte para no recibir correo nunca más.

Y es que hay que tener la cara más dura que el cemento para invitar a tu exnovia a la boda con la mujer con la que le fuiste infiel y por la que la dejaste.

La invitación venía acompañada de un billete de avión para el diez de junio y una nota donde explicaba que los invitados del otro lado del continente tenían reservada una habitación para disfrutar de una semana entera de Los Ángeles. ¡Qué considerados!

Mi primera reacción fue estrujar el trozo de papel entre mis manos y romper a llorar, pues, por lo visto, siete años de relación no habían significado nada para él. Que fuera a casarse con esa americana de tres al cuarto con la que llevaba menos de un año me confirmaba el desperdicio de tiempo que había sido creer en el futuro que tantas veces me prometió pero que nunca llegó a cumplir.

¿Por qué con ella sí? ¿Acaso no fui yo suficiente para él? ¿Acaso no le entregué yo absolutamente cada parte de mi ser?

—Menudo sinvergüenza —comentó mi amiga Karina por encima de mi hombro mientras yo seguía intentando procesar la noticia—. ¿Vas a ir?

—¿Tú irías?

Acompañé con mi mirada su recorrido hasta el sofá, donde se dejó caer, viendo cómo meditaba su respuesta.

—Hay varios factores a tener en cuenta, y el más importante de todos es que Joel es el rey de los idiotas —soltó—. Sin embargo, una persona inteligente y madura emocionalmente, caso que no es el tuyo, aceptaría con gusto el billete y se pegaría unas buenas vacaciones a su costa. Pero tú aún no le has superado y probablemente te hundirías al verlos darse el sí quiero en el altar.

—O podría ir con la mejor amiga del mundo mundial para emborracharnos y abuchearlos en plena ceremonia... —propuse dejándome caer a su lado.

—Eso sería una idea brillante si no tuviese que pasarme todo el verano trabajando para conseguir las prácticas en Irlanda —dijo, apenada.

—Pues sin acompañante no pienso ir. Parecería la ex solterona que se muere por reconquistarlo.

—Si quieres te paso el contacto de un chico de compañía muy leal. —La miré como si le hubiese salido un ojo extra en la cara—. ¿Qué? Más de una vez me ha salvado de citas bochornosas haciéndose pasar por el típico novio celoso. Se mete en el papel que da gusto.

—Déjate de tonterías, Karina, por favor.

Encendí la televisión dándole vueltas a la vergüenza que supondría contratar a un chico de compañía que se hiciese pasar por mi pareja durante una semana y que me descubriesen, hasta que comencé a sentir los calores subiéndoseme a las mejillas y decidí apartar la idea de mi cabeza.

Entonces, apareció él en pantalla.

Mael Saavedra. El primero de su clase y, también, el primero en conquistar mi corazón. Mi ex más antiguo. Empollón certificado y con matrícula de honor en la carrera del engaño.

Parece ser que aquella mañana se alinearon los astros para revolver en mi pasado. Menuda polvareda dejaron en el desván de los recuerdos.

Me quedé embobada e inmiscuida completamente en el telediario, donde relataban, como siempre, lo guapo que era y lo cotizado que estaba entre las mujeres londinenses. Porque él vivía en Londres ahora; se marchó de Madrid sin despedirse y dejando nuestra relación en pausa. Al tiempo, yo le puse el fin definitivo con todo el dolor de mi corazón y la ingenua esperanza de que algún día regresaría y retomaríamos lo que habíamos dejado a medias.

Pero no volvió y yo le di una oportunidad a Joel.

—¡Vaya por Dios, el que faltaba! Es que no puedo con él —dijo Karina señalando a Mael en la pantalla—, ¿pero quién se cree que es? ¿Brad Pitt? ¿Leonardo DiCaprio? ¿Chris Hemsworth? —bufó.

—Él no se cree nada, Karina, se nota lo incómodo que está con todas esas cámaras enfocándolo. Mira qué sonrisa más forzada tiene.

—Deja de defenderlo, Carol. Es el destructor número uno de tu corazón y el que encabeza mi lista de personas a las que entregaría como sacrificio en el supuesto caso de un apocalipsis zombi.

Karina tenía toda la razón del mundo para odiar tanto a Mael, más que nada porque se tragó todos mis lloros por él cuando me abandonó, pero de eso hacía ya muchos años y, además, fui yo quien rompió del todo la relación, él siempre quiso intentarlo a distancia. Sea como fuere, ya estaba más que superado.

O eso creía.

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