Capítulo 1

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<<Atención, el flashback puede herir sensibilidades>>

En un principio tuvieron la cuna en la habitación, al menos los primeros meses, aunque Lexa ya había tenido la experiencia, la rubia tenía los típicos miedos de madre primeriza. No es hasta que prepararon la habitación de al lado que tuvieron más intimidad.

Fue como si sintiera que todo su cuerpo estaba a punto de entrar en combustión espontánea, calor, mucho calor y para no olvidar ciertas costumbres Miss Cocos tenía un sueño erótico, pero en ésta ocasión tenía razones, pues cuando abrió los ojos entre gemidos, se percató que su sueño erótico se había trasladado a la realidad, retiró las mantas y entre sus piernas se topó con la mirada de color verde oscuro más salvaje que haya podido ver, su amada múltiple se hallaba recorriendo y explorando su sexo con su complaciente lengua, Clarke sin sentir pudor alguno sonrió entre ahogados jadeos y atrajo a su mujer aún más a su entre pierna:

-Sí, Lexa- decía controlando el sonido de su voz- no pares

Lexa dio dos pequeñas succiones y siguió torturándola con su ágil lengua sin piedad alguna, arriba y abajo, arriba y abajo, lamiendo y rozando su clítoris inflamado:

-Me voy correr

Dijo la rubia antes de pegar más la cabeza de Lexa a su sexo, cada fibra muscular de su cuerpo se tensó hasta que empezó a convulsionar, tapándose la boca con una mano para silenciar sus jadeos. Lexa dibujó media sonrisa y relamió sus labios recogiendo los jugos vaginales de su boca y se puso de rodillas, procedimientos a quitarse la camiseta de color gris, quedando semidesnuda, mostrando un torso fibroso y marcado, sus senos redondos y perfectos, pero no era lo único que llamaba su atención, sin no el enorme bulto que tiene entre las piernas, Clarke con una sonrisa se incorporó un poco y abrió el cajón de su mesilla de noche y sacó un condón, se acercó a Lexa, aun sin decir nada, tan sólo se miraban, acarició por encima de la fina tela la longitud de su miembro, tenía esa expresión de viciosa que tanto excitaba a la ojiverde, mientras se dejaba acariciar pasó su dedo gordo por los labios de la rubia, ésta sacó su lengua lamió su dedo con erotismo y se lo introdujo en la boca sensualmente, las misteriosas reacciones del cuerpo humano, que todas las terminaciones nerviosas de ese dedo acababan en cierta parte de la anatomía de Lexa, a parte de la estimulación visual. La ojiverde suspiró sonoramente y puso su otra mano sobre la de Clarke y la apretó más contra su endurecido miembro:

- ¿Te gusta esto?

Le preguntó a su mujer mientras movía la pelvis contra la mano de Clarke, buscando mucha más fricción:

-Sí múltiple- dijo mordiéndose el labio inferior antes de seguir- Fóllame duro

Lexa apretó la mandíbula y cerró los puños:

-Joder cariño- se bajó los pantalones del pijama liberando su miembro erecto- ponme la gomita

Clarke estaba rasgando el envoltorio con los dientes cuando ambas quedaron paralizadas mirando el escucha bebés, por unos segundos parecía indicar que la niña se había despertado, pero era una falsa alarma, rápidamente la ojiazul procedió a desenrollar el preservativo en su miembro, Lexa la atrajo para chocar sus labios con vehemencia, pegándola a su cuerpo y bajó sus manos hasta aferrar con fuerza los glúteos de su mujer. Después del parto tuvieron que esperar la cuarentena y aunque Clarke no fue desconsiderada y no la mantuvo a pan y agua, era desesperante para la ojiverde, por mucho que le fascinara el sexo Oral no era nada a comparación de disfrutar de Clarke, justo como estaba haciendo en esos momentos, tocando todo su cuerpo sin escuchar un "con cuidado" o "despacio que aún me duele" o sin temor de "estoy lactando" ascendió una mano por el cuerpo de su rubia y acarició el seno izquierdo:

-Ponte a cuatro puntos

Griffindor... espera que hablaba de la posición del perrito, pirada de olla del narrador... Clarke se giró y se puso a cuatro puntos exponiendo su sexo, listo para la ojiverde, ésta le subió un poco más el camisón y le dio un azote, la ojiazul jadeó e hizo fricción contra su miembro:

-¿quieres que te folle duro?

La rubia meneó su trasero y suplicó:

-Si múltiple, por favor fóllame

Lexa gruñó y se posicionó en su entrada, lentamente introdujo la punta en la obertura, Clarke aferró con fuerza las sábanas de seda, suspirando sonoramente. La morena cerró los ojos al sentir el calor y la calidad humedad de Clarke que le envolvía, puso sus manos en la cadera de la rubia y terminó de entrar de golpe, sonando ambas pelvis con fuerza y siendo el inicio de las fuertes embestidas, profundas y ritmo rápido, incluso para aquellos que solo buscan hacer el amor reproductivo, despiadados, dentro, fuera, dentro, fuera, Clarke tuvo que poner una mano en el cabecero para evitar darse contra ello, dentro, fuera y de la forma que solo Lexa sabía, pues no solo buscaba profundidad, los balanceos de cadera nunca eran rectos, siempre buscando el placer de su mujer, hasta que los espasmos vaginales masajeó su miembro, salió por completo de Clarke, dejándola casi al vacío:

-Túmbate boca arriba

Ordenó la ojiverde, Clarke se dejó caer sobre el colchón, después de dos orgasmos ya estaba más que servida y casi se podía decir que estaba en una nube de terciopelo, donde dejaba que Lexa hiciera con su cuerpo endeble lo que le daba la gana. La ojiverde se posicionó entre sus piernas y empujó, aumentando el ritmo de sus penetraciones mientras besaba su cuello y acallaba sus jadeos, la ojiazul, pasó sus manos por la tensa espalda de Lexa y poco a poco fue notando los temblores, hasta que dio el último empujón sintiendo como su sexo se llenaba de los fluidos cálidos de la ojiverde, que salió de ella y se dejó caer con su cuerpo, acariciando su cuello con la punta de la nariz:

-Eres increíble

Le susurró a Clarke:

-No, tu eres increíble

Lexa esbozó una pequeña risita y miró a Clarke:

-Lo se

La ojiazul quedó boquiabierta:

-Mira que eres una creída.

Lexa se tumbó a su lado y ambas giraron para quedar cara a cara, múltiple en su versión más dulce le acarició la mejilla:

-Eres preciosa- Tomó aire y miró la hora- Va siendo hora de levantarse y ducharse porque tenemos una reunión muy importante.

Clarke comenzó a emitir sonidos quejumbrosos y a abrazarse a Lexa:

-No, no, cojamos unas vacaciones que por algo somos las presidentas

Lexa comenzó a carcajear:

-Me gustaría, pero Ontari sigue perdida por el mundo en búsqueda de tu hermana gemela.

Clarke torció el gesto:

-En qué hora se ha tenido que enamorar esa arpía de mi hermana

Lexa se rio con más fuerza:

-¿Aun le tienes resquemor?

Clarke achicó los ojos:

-Tengo el convencimiento de que, si no llego aparecer en tu vida, hubieras acabado enamorada de ella.

Lexa se quitó el preservativo e hizo un nudo, lo introdujo nuevamente en el envoltorio y lo tiró a la papelera que había junto al armario, bastante tenían las pobres sirvientas con vaciarla como para tener que aguantar encontrar alguno abierto. Eran miss cocos y múltiple, la pareja que hace aún más rica a la empresa de durex:

-Estoy convencida que se acostaba conmigo, porque le recordaba demasiado a Alicia- se levantó y comenzó a buscar la ropa que se iba a poner esa mañana- somos demasiado temperamentales, nos hubiéramos matado y no precisamente a polvos- miraba dubitativa dos blusas- además, no te comas mucho la cabeza, ahora es tu cuñada

-Eso no lo sabemos- respondió Clarke apoyándose en el cabecero y cruzándose de brazos- Sam apenas contacta conmigo, no la entiendo- se quejó- nos ayudó y pasamos tiempo juntas, ¿aun así no quiere estrechar lazos? Somos hermanas.

Lexa se puso un albornoz y se preparó para ir al baño, se acercó a la cama y se apoyó en el colchón con ambas manos para quedar más cerca del rostro de Clarke:

-Dale tiempo, ya verás cómo poco a poco se irá comunicando más contigo, te cogió cariño mi amor- intentó tranquilizarla antes de depositar un beso en sus labios, pues Lexa aún no había olvidado la conversación que mantuvo con Sam la noche que le confesó que podía morir de un momento a otro- imagina que aparece nuevamente por Estados Unidos casada con Ontari

Clarke ocultó su sonrisa malévola:

-Al menos mantendría sus garras de arpía lejos de ti

-Creo que ya te ocupas tu solita de mantenerlas alejadas, venga a la ducha perezosa

Clarke se levantó y se puso el albornoz también:

-Antes voy a ver a Diana

-Te espero entonces, voy hacer unas llamadas mientras.

Flashback

Tenía cuatro años cuando empezó a notar ciertos cambios en su madre, empezaba a descuidarse y a parecer más cansada. Fue a por Ontari al colegio ya que su hermano mayor ya regresaba solo y muchas veces se quedaba en casa de algún amigo. La pequeña morenita iba contenta con su mochila nueva en forma de osito, pocas veces le hacían ese tipo de regalos tan costosos, mayormente heredaba la ropa de James y si se podía, el material escolar. Aun viviendo en uno de los peores barrios, su mamá siempre había dicho lo orgullosa que se sentía por haber tenido dos hijos tan listos y buenos. Así era, James era el mejor de su clase y siempre se juntaba con chicos buenos y alejados de las bandas. El edificio donde vivían era un caos, había parte de las escaleras donde tenían que taparse la nariz porque apestaba a orín, una de las razones por las que la mujer nunca dejaba que su hija saliera sola, si no estaba en casa, estaba en casa de la vecina y últimamente pasaba más tiempo en casa de Caroline.

En cuanto llegaron a la puerta de su piso, escucharon un fuerte estruendo dentro. La pequeña Ontari en un principio se sobresaltó, por el ruido, era consciente de que dentro se encontraba su padre. Su madre se quedó parada en la puerta con la llave cerca de la cerradura, miró a la pequeña morena que se estaba mordiendo la uña del dedo gordo, estaba cansada y tenía hambre. La mujer se giró y llamó a la puerta de la vecina, pero no obtuvo respuesta se agachó delante de su pequeña y sacó de su mochila el viejo walkman y se lo puso. Fish sonrió porque se sabía esa canción, era de una de las pocas películas Disney que tenía:

- Bajo el mar, bajo el mar- Canturreo sonriente la mujer- te voy a pedir que no te quites los cascos mi vida- Ontari asintió con la cabeza- vas a ir a tu cuarto directamente y no vas a salir.

Ontari puso cara triste:

- Pero mamá tengo hambre.

- Lo sé, lo sé mi vida- le dijo mientras le acariciaba la barbilla- yo te preparo algo de comer, pero tendrás que esperarme en tu cuarto- le fue a colocar los cascos- recuerda, no te los quites en ningún momento.

Ontari pisó fuerte un par de veces el suelo con la punta del pie mientras torcía el gesto:

- Vale

- ¿Vas a salir de tu cuarto? - La pequeña negó con la cabeza- ¿te vas a quitar los cascos?

La pequeña volvió a responder negando con la cabeza. La mujer sonrió y le puso los cascos subiéndole la música todo lo que podía, se incorporó y entraron en su piso. Ontari hizo lo que su mamá le había ordenado, fue directa a su habitación ignorando a su padre que estaba en el salón, siempre estaba en el salón, bebiendo sin parar y viendo los deportes. Entró en su habitación y comenzó a colorear, pasó varias veces el rotulador amarillo sobre el sol, pero este pareció haberse gastado, miró su estuche, solo le quedaban cuatro colores. La música seguía sonando.

"Pobres almas en desgracia

Que sufren necesidad

Esta quiere estar delgada y este quiere una pareja

¿Quién les ayudó?

Yo lo hice"

Para ser una canción Disney para niños la letra trauma si se analiza. Seguiré con la historia.

En ese momento debió de acabarse las pilas del Walkman porque la música dejó de sonar. La pequeña dio al play un par de veces y el trasto se negaba a funcionar. Miró a la puerta de su habitación. Su padre no dejaba de gritar, ni dejaba de insultar a su mamá ¿qué le había hecho? Ella era muy buena. Se mordió el labio inferior dubitativa, considerando salir o quedarse en la habitación como le había dicho su mamá, se bajó de la silla y dejó los cascos encima de la mesa, aun en contra de las indicaciones que le había dado su madre abrió la puerta, parecía que estaba llorando y gritaba como si la estuvieran haciendo daño, poco a poco fue asomándose, no era un piso grande, al final se encontraba la cocina, donde procedían los gritos de su madre y su padre insultándola de todas las maneras, la pequeña puso los ojos como platos, tomó aire y volvió a entrar en la habitación ¿qué la estaba haciendo? Solo alcanzó a ver la espalda de su padre con los pantalones bajados haciendo daño a su mamá. Entró corriendo al armario y se tapó los oídos. Intentó escuchar mentalmente la canción de la sirenita y tarareó.

Bajo el mar, bajo el mar.

Fin del Flashback

La brisa madrileña entraba por la ventana de madruga, aquello provocó que un escalofrío recorriera por la tez desnuda de Ontari, comenzaba a escucharse el tráfico de los trabajadores que tan de madrugada acudían a sus puestos de trabajo. Si de algo pudo fijarse el día anterior es que la gente no anda, corría para todas las direcciones y eso que en Estados Unidos en las grandes ciudades se vive mucho estrés, muy diferente en gran parte de las zonas costeras. Aun sin abrir los ojos tomó aire profundamente y sonrió, los recientes recuerdos de lo vivido apenas horas antes. En el hotel Único, como única fue la noche, le dolía todo el cuerpo, realmente Samantha Clifford, la remilgada y pija de Sam, era un lobo disfrazado de cordero, pues en la intimidad no había conocido a mujer más salvaje, por fin abrió los ojos y se incorporó un poco al encontrar la cama vacía, solo una nota, escrito en puño y letra de Samantha Clifford.

Juguemos a un juego

Adivina donde estoy

Llevo el apellido de mi creador, mido más de 300 metros, estoy hecho de hierro pudelado, me terminaron de construir en 1889 y en mi país es famoso el croissant.

Tic tac, zorra implacable, no te voy a esperar eternamente.

Fish carcajeó y se levantó de la cama:

- Eres increíble ratita presumida.

Y tan así que era increíble, ratita presumida aun teniendo dinero de sobra hizo que Fish pagara los días de estancia en el hotel, puesto que desapareció sin pagar. En ese momento ese "eres increíble" pasó a ser "esta me la pagarás pendeja de mierda" bueno, eso último fue inventado, en realidad se quedó en "me la pagarás ratita presumida"

De Madrid a Francia no llevaba muchas horas, así pues, era aún medio día cuando llegó a la torre Eiffel, todo era precioso con los rayos de sol acariciando el verdor de todo el campo de marte o como en Francia lo llamaban Champ de Mars. La morena miró la enorme estructura y tuvo que hacer cola para subir, era un juego divertido, pero que a su vez le desesperaba llegar tarde hasta su verdadero objetivo, que no era hacer turismo, pues alcanzó su meta cuando vio a una elegante rubia con gafas de sol redondas de pasta, un abrigo largo de tela color gris, pantalones negros y unas botas con un poco de tacón, en una mano tenía una bolsita con el logo de unos bollitos y una mano tenía un vaso con café:

- No sabía cuánto tardarías- le acercó la bolsa- así que solo compré unos croissants, ya sabes, el café frio está asqueroso.

Fish, agarró la bolsa y miró en su interior:

- Unos croissants no me va a devolver el dinero que me he visto obligada en dejar en el hotel.

Samantha fingió poner expresión de inocencia y se tapó la boca:

- Ups, se me olvidó pagar el hotel- dibujó una sonrisa traviesa y se acercó pasando su mano por la espalda baja de la morena- supongo que estoy obligada a devolvértelo de alguna forma

Fish o como realmente se llamaba, Fisher aferró las menillas de su rubia y curvó los labios antes de besarla:

- Más te vale que así sea.

Al final Sam acabó contemplando las vistas que ofrecía aquella escultura de hierro reforzado, despedazaba un croissant, un trozo se lo comía ella y otro se lo introducía a la boca de la morena que la abrazaba por la espalda y tenía la cabeza apoyada en su hombro, rompiendo por fin el silencio, para nada incomodo, pero ay Sam, nunca cambiará:

- ¿Por qué detuvieron a tu hermano?

Notó como la morena se ponía en tensión y dejaba de abrazarla, reculó un par de pasos, Clifford se giró para mirar a la morena que tenía la expresión muy seria, dando a entender que esa pregunta no le había gustado:

- Que te haya buscado ratita, no quiere decir que esté dispuesta a mover ciertos asuntos de mi pasado- miró la puerta del ascensor- vámonos llevamos demasiado tiempo aquí arriba, hay más gente a bajo que quiere subir.

Sin decir nada más se dirigió hasta el ascensor. Dejando a Sam con la palabra en la boca.

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