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Keyla se miró en el espejo por tercera vez en los veinte minutos que habían pasado; Gastón y Alexa la observaron esperando a que ella dijera algo. Se veía en el espejo y no le gustaba del todo, había algo que le faltaba.

Había estado con Alexa acomodándose el cabello y el maquillaje y se había colocado la camisa de flores que Gastón le había dicho, podía decir que le gustaba, pero cada vez que se veía en el espejo, había algo que la hacía sentir extraña. Quizás era ella misma.

—Estás bonita, ¿por qué pones esa cara?

—Bonita es un término curioso para describirme—mencionó ella, Alexa alzó una ceja por su respuesta, observó la seriedad con que lo había dicho y eso le hizo preocuparse.

Se levantó y caminó hacia ella.

—¿Por qué lo dices?

—Normalmente no me califican de esa manera.

Alexa la tomó de los hombros y la miró fijamente.

—Keyla Armani, eres una chica increíble—le dijo con seriedad—, que nadie te diga que no es así. Eres linda, así como estás y como has estado siempre, no necesitas que te lo digan, necesitas creértelo tú.

—¿Lo dices en serio?

—Lo dice en serio, y yo también lo digo—mencionó Gastón uniéndose a ellas—. Eres una chica genial, súper dulce y agradable, tienes que verlo también. Todas esas cualidades te hacen así de bonita.

Se sintió conmovida por las palabras de sus amigos, ¿realmente la veían de esa manera? Jamás había sido tratada así por otros que no fuesen su familia, siempre se había sentido apartada del resto, viviendo una vida alejada de todo, pero desde que tenía a Alexa y a Gastón en su vida, todo se había vuelto diferente, la hacían realmente muy feliz.

—¿Ustedes no creen que mi estilo es poco femenino? —dudó de ella misma recordando las palabras que una vez le dijeron.

—¿Qué hay de malo con tu estilo?—preguntó Alexa—. Esa es tu forma de ser y debes estar orgullosa de eso. Eres genial Keyla, entre gustos todo está hecho, le gustarás a los chicos que no ven sólo lo superficial sino también la increíble persona que eres.

—A mí me gustas así cómo estás—comentó Gastón, ambas chicas la miraron y éste cayó en cuenta de la forma en que lo había mencionado—, como persona, como amiga—intentó corregirse.

Alexa se rio de forma disimulada. Gastón quitó la mirada de ambas chicas y fingió cómo si no hubiese dicho eso; no pensó en la manera en que sus palabras estaban formuladas.

Observó a Alexa y ella lo miraba con una sonrisa, ¿ella también quería burlarse de él y de sus equivocaciones? Si su padre estuviese ahí, le habría dicho que era su inconsciente hablándole y que tenía que prestarle atención, pero no quería hacerlo, no estaba seguro si era buena idea hacerlo.

—¿Crees que me veo guapa con esto? Si fueras mi cita, ¿me besarías porque me veo atractiva?

—Deblin—susurró el chico. Se le acercó un poco, hizo que se voltease al espejo que estaba en la habitación y lo señaló.

—¿Qué piensas tú? ¿Te gusta lo que ves en el espejo? —se separó de ella y Keyla se acercó al espejo para verse mejor.

Se fijó en su rostro, en las pequeñas pecas que estaban en su nariz y parte de sus pómulos, se fijó en sus ojos, siempre le había gustado lo oscuro y misterioso de ellos. Su boca ya estaba con pintura labial y estaba segura que, aunque se veía diferente, se veía bien.

—Sí.

— ¿Sin importar la opinión de otras chicas? —le preguntó el pelinegro colocándose detrás de ella.

—Sí.

—Entonces no le veo el problema a eso. Sigue siendo como eres y te aseguro que, quienquiera que fuese tu cita, te besaría porque te ve atractiva; esa y todas las veces posibles.

La chica se volteó y lo abrazó, Gastón le sonrió y la abrazó también sosteniéndola con cuidado. Keyla era una chica tan especial para él, siempre quería que estuviese feliz, no quería que se sintiera de esa manera; no le importaba realmente los problemas de la gente a su alrededor, pero había algo en ella, que realmente lograba querer saberlo todo.

— ¿De verdad lo crees? —él asintió—. ¿No me dices esto sólo porque somos amigos?

—No lo hago.

—Y tú...¿tú crees que ese quienquiera que fuese, pudiese ser Evan?

—Puede que quienquiera que fuese haya mencionado algo al respecto—comentó bajo, pero ella lo logró escuchar.

El rostro de la chica se sonrojó por completo, le dio una sonrisa a ambos y luego regresó su mirada al espejo. Ahora que se veía, quizás sólo tenía que acostumbrarse a estar de esa manera. Gastón regresó a sentarse en la cama y Alexa se sentó a su lado.

—¿Seguro que ese quienquiera que fuese no eres tú?—le susurró con un tono burlón y con eso se sintió atrapado.

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