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Keyla llegó a su casa esa tarde junto a Gastón, el chico se mostró curioso por el lugar, cuando entró a la sala de estar, lo primero que encontró fueron muchas bolas de papel tiradas en el suelo, cosa que llamó mucho su atención; lo siguiente fue un olor de galletas de chocolate por todo el lugar.

Se colocó detrás de Keyla siguiendo cada uno de sus pasos y ambos llegaron a la cocina en donde estaba un hombre revisando el refrigerador.

—Papá, llegué—le dijo ella—. Traje a un amigo.

El hombre se asomó y observó al chico, lo miró curioso.

—Asumo que, por la mirada semi-fruncida y tu cabello negro, eres Gastón—comentó él, el pelinegro alzó una ceja y miró a Keyla dándose cuenta de que ella le había hablado sobre él.

—Un gusto—le dijo ofreciendo su mano en un saludo. El papá de Keyla le sonrió y tomó su mano para saludarlo.

—Soy Logan—mencionó y luego miró a su hija—. Estoy preparando galletas, ¿van a querer?

—Sí, Gastón y yo iremos a escoger mi ropa para ir a la cafetería e invitar a salir a Evan—comentó, su papá la miró con una mueca y luego miró al chico.

—Gastón, espero que la hagas ver bonita.

Keyla rio y tomó el brazo del chico para llevarlo hasta su habitación, cuando ambos estaban solos, Gastón se apresuró a hablar.

—¿Le contaste a tu papá sobre Evan?

—Claro, también le conté sobre ti—el chico la miró sorprendido, él no le tenía esa confianza a su padre como para hablar de la chica que le gustaba. Le impresionaba cómo Keyla sí lo tenía.

—¿Qué te dijo sobre eso?

—¿Sobre ti o sobre Evan?

—Sobre Evan, yo soy tu amigo.

—Pues dice que si quiero salir con él entonces debo conocerlo primero—comentó—, no me dice nada malo, ya tengo la edad suficiente para salir con alguien. ¿Tus padres no saben lo de Kenzie?

—Ni de coña—respondió—. Será para tener una conversación seria con ambos—se sentó en la cama.

—Mi papá y yo nos tenemos mucha confianza, siempre hemos sido él y yo—comentó sentándose a su lado—. Mi mamá murió cuando nací, por lo que realmente no pude conocerla y tampoco tengo recuerdos sobre ella.

El chico frotó suavemente su espalda y le dio una media sonrisa. No sabía qué decirle, así que sólo quiso hacerla sentir que estaba todo bien. Keyla le sonrió y luego se levantó de la cama para caminar hacia el armario.

—¿Cómo debería vestirme? No tengo mucha ropa de flores.

—¿Por qué de flores?

—Evan parece ser de esos chicos que le gustan las chicas que visten con flores.

—A Evan le gustan las chicas que son ellas mismas—comentó—, no tienes que cambiar para gustarle.

Se levantó y caminó hacia ella. Le pidió permiso para revisar las camisas y blusas que tenía, Keyla tenía una paleta de colores tierra, el negro, verde y marrón eran los colores que más se repetían, tenía una blusa con girasoles y una llena de hojas de otoño, pero Gastón se decidió con una chaqueta de jean negra y una camisa de cuadros verde oscuro.

—Creo que esto grita mucho tu nombre—mencionó.

—Es mi chaqueta favorita—le dijo—. ¿Te parece botas negras y un par de jeans?

—Sí, me parece excelente—le dijo y luego continuó revisando sus camisas. Se encontró en su armario una playera de osos pardos—. Esto debe de verse demasiado tierno en ti.

Keyla le quitó la playera de las manos, casi no la usaba porque la consideraba muy infantil para poder llevarla a la universidad. No quería que le dijeran algo sobre eso.

—No te burles.

—No me burlo, lo digo de verdad—la miró—. Creo que necesitas tener más amigas, Keyla, no sólo tenerme a mí.

—No soy buena haciendo amigas—Gastón lo pensó un poco, él conocía a la chica perfecta para eso.

...

—Keyla, ella es Nina—comentó—, estudiamos juntos en la secundaria.

—También soy tu mejor amiga—respondió la chica, Gastón gruñó ante eso provocando una risa por parte de Keyla.

Ella se fijó un poco en ella. Nina tenía el cabello corto, por debajo de los hombros, su piel era morena y sus ojos eran bastante oscuros, tenía una sonrisa que la hacía ver confiable y era muy bonita. Se vestía con blusas de tiros y pantalones altos, con flores, así como ella quería vestirse.

—Un placer, soy Nina—mencionó ella y le tendió la mano. Keyla la tomó y le sonrió de la misma manera.

—Keyla—le dijo—. ¿Eres amiga de Gastón?

—Eso parece—respondió él con el ceño fruncido, Nina se acercó a él y le apretó suavemente su mejilla—. Aléjate de mí, espacio personal.

Ambas chicas rieron.

— ¿Por qué siempre eres así de amargado? —preguntó la morena con los brazos cruzados.

— ¿Por qué siempre eres así de molesta?

—Cuida tus palabras Gastón, puedo decirle a tus padres que te gusta Kenzie.

—No conoces a mis padres.

—Es cierto, pero sí le puedo decir cierta personita quién es la persona que te gusta—comentó, Gastón la miró con duda, no creía que fuese posible pero de ella se esperaba cualquier tontería.

—Ya me arrepiento de haberte presentado a Keyla—le dijo—. Me iré, las dejo para que hablen—se acercó a Keyla y le dio un beso en la frente—. Te veo luego, Key.

Key

Él la había llamado Key, y la verdad es que la castaña no podía descifrar cómo se sentía al respecto. ¿Eso era bueno no? Ella siempre había sido de pocos amigos y que Gastón la considerara una a tal punto de darle un apodo, bueno, para Keyla eso era algo grandioso.

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