Estaba caminando, una fuerza me arrastraba hacia algún sitio, pero sabía que no llegaría.

Quería descansar, me sentía disperso, transparente.

Las personas no me miraban al pasar, era un chico invisible pero cada vez que eso me entristecía pensaba en un abrazo y en dos voces cálidas susurrándome palabras que no entendía.

Al final las palabras perdieron significado y sólo quedó el sonido y lo que me hacían sentir.

Continué pensando en el abrazo mientras mis piernas se volvían débiles y se revelaban.

«Estoy en camino, estoy en camino, estoy yendo, estoy yendo» Pensaba, pero ya no sabía hacia dónde.

Mi mente también quería escribir algo, lo hacía como si fuera una regla, como si fuera una verdad irrefutable: El amor no termina en la muerte, el amor va más allá de todo.

¿Eso era una regla? ¿Qué era una regla?

Tropecé.