—Pero espera a que te las diga él, no quiero ser un cotilla.

Negué con la cabeza.

—Dímelas ahora.

—Bien —accedió, juntó sus manos y apoyó los brazos en las rodillas—. Alicia se muda así que Pat y ella ya no serán amigos. Se fue Clay, hace días y Pat no le habla desde entonces. Ella pensó que debían separarse, que su amistad se atrofiaría en la distancia y prefería guárdala en su memoria y recordarla tan pura como había sido. Ella le rompió el corazón. De hecho, ninguno se habla desde entonces.

—¿Por qué?

Eddie se encogió de hombros.

—La distancia separa personas. El tiempo también.

—Eso no es verdad —determiné—. El amor lo puede todo, sé que suena a una chorrada sentimental o una tarjeta de felicitación, pero es verdad. Es así de simple. No me avergüenza decirlo...

—A mí me avergüenza escucharte...

—Supera todo Ed, incluso supera la muerte, la gente está equivocada, le pone límites a todo y no deberían. Es como el tiempo, está siempre en todos lados y hace más difícil las cosas pero no podemos deshacernos de él porque que no lo comprendamos no quiere decir que sea malo...

—¿Te hablaste con el viejo loco de allá, no? Siempre dice cosas tan...

Me puse de pie.

—¿A dónde vas?

—Haré que Pat entre en razón.

Me puse en marcha sin esperar respuesta, Eddie me observó y lo escuché susurrar mientras me marchaba.

—Está bien. Aquí te espero. Siempre, siempre, siempre.