POV. Alec.

Me levante a las nueve. Isabelle y Simon seguían durmiendo.

Salí a la calle y camine hacia nuestra cafetería favorita.

Compre un Capuchino y un cup cake relleno de arándano. Era el favorito de Magnus.

El clima en New York era ese día un poco frío. Camine, hasta llegar a el Loft. Subí al elevador con una enorme sonrisa.

Había sido un tonto con Magnus. Y me disculparía con sus cosas preferidas.

Camine, hacia la puerta del loft.

Seguramente Magnus estaría dormido. Abrí muy silenciosamente la puerta.

Al entrar, el apartamento estaba hecho un desastre. Cosas tiradas por doquier. Eso solía hacer Magnus cuando se enojaba. Tiraba cosas. Había ropa tirada, haciendo un camino hacia la habitación. Abrí, sigilosamente.

Mi cuerpo se congelo, mi corazón paro de latir, y comenzó a doler. Mi cabeza daba vueltas y dolía. Una sensación me recorrió. Una la cual no sentía desde la universidad.

Comencé a sentir mis mejillas húmedas, y es que eran por las largas lágrimas que se colaban y caían.

No solo sentía ira, si no también decepción.

Mi cuerpo no reaccionaba.

Se deslizaron, como mantequilla las llaves, y el desalluno para el.

El, que estaba acostado en nuestra cama, con su piel caramelo al descubierto. Y aun lado, un hombre, cuya piel, era algo parecida, también desnuda.

El sonido de las cosas lo despertó.

Magnus miro al rededor, pareciendo tener ni la menor idea se saber que había pasado. Y luego, su mirada se encontró con la mía.

Me estaba desvaneciendo, pero aun así, seguía de pie.

En ese momento, sentía que mi mundo se venia abajo.

- Alec. No es lo que crees!- dijo tan pronto cuando encontró mi mirada. Se levanto con torpeza.

El otro hombre hizo lo mismo. Comenzó a ponerse su ropa torpemente.

Magnus se acerco a mi, mientras seguía vistiéndose. Lo mire directo a los ojos. Y podía leerlos. Sus ojos.

- Perdoname Alec... Por favor perdoname...- susurró.

Me dolía mirarlo a los ojos. Dolía no solo como el infierno, si no mucho mas que eso.

Las lágrimas no paraban de caer.

Baje la mirada, mis manos temblaban.

- No quise lastimarte, de verdad!- y sus palabras, se sentían como cuchillos, clavandoce en mi corazón.

Salí lo mas rápido que pude, corriendo, huyendo del dolor.

Escuchaba su voz, llamándome.
Y entonces, entendí que si existía un dolor mas fuerte, uno que sobre pasaba los limites, y que no existía manera alguna de explicarlo.

POV. Anna.

El timbre sonó. Me levante a abrir, trayendo conmigo mi taza de té.

Abrí la puerta y me encontré con un Alec, con los ojos llorosos e hinchados. La nariz con un tono de rojo, como cuando se sonroja.

Me lance hacia el, abrazándolo.
Comenzó a llorar, abrazado de mi.

Lo lleve al salón. Comence a prepararle un café.

- Que fue lo que paso?- limpie la lagrima, que recorría su pómulo.

- M... Ma... Magnus!- contesto cerrando los ojos.

Poco a poco fue contandome su historia y al finalizar, volvió a romper en llanto.

Se acostó y colocó su cabeza, en mis piernas. Acarisiaba su suave cabello negro, como la noche.

- Ya corazón! Yo te voy a cuidar!- le susurré, mientras ahogaba sus sollozos en un profundo sueño.

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No me odien.

Yo los amo.