Capítulo 15

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Capítulo 15



"Primera salida"



—Seria genial que vengan los dos al bar mañana para ver a la banda—Dijo David.

Me encontraba sentado al lado de Jayden mientras lo miraba con una leve sonrisa y tenía mi guitarra apoyada en mis piernas.

— A nosotros también nos gustaría —Dijo Jayden con mucho entusiasmo y una sonrisa luminosa.

Lo observé pero enseguida desvié la mirada y asentí.

— ¿Siempre va mucha gente? —Pregunté.

—Si la gente siempre va, siempre hay bastante, la cosa es que no se si les está gustando lo que tocamos o no —Sonrió David.

Ni puedo imaginarme esa incomodidad, cuando empiezan a tocar la primera canción, sin saber si vas a ser bienvenido.

— ¿No les da muchos nervios? —Dejé mi guitarra en el suelo.

—Al principio si, después ya entramos en calor y nos relajamos —Continuó diciendo —Además es cuestión de tiempo.

— ¡Yo quiero ir a verlos! —Levantó la voz mi compañero al lado.

Me sorprendió escucharlo tan fuerte porque creo que me asustó un poco. Pero Jayden era así, enérgico, siempre con una sonrisa, siempre con energía y con humor.

— ¿Vendrás?

Preguntó el profesor con una gran sonrisa.

—Claro, no tengo ningún problema.

Sí, porque era una persona normal, no como el raro de todos los tiempos que tenía al lado que no podía asistir...

—Entonces ya tenemos a alguien confirmado —Dijo el profesor con una sonrisa y luego llevo su mirada hacia mí, que estaba sentado mirando su conversación.

— ¿Tu, Yannick?

—No lo sé— Dije —No creo.

Hubo un silencio por varios segundos.

—Oh, te voy a extrañar.

—Gracias.

Jayden me miró angustiado, pero no dijo nada y seguimos con la clase de hoy, que me ayudaba mucho porque cada día iba descubriendo cada parte de la maravillosa guitarra.

Eso era un progreso bastante bueno.

Lo del bar... tendría que dejarlo, mi intención era asistir es más lo había tomado como situación decidida, pero no va a poder ser de esa manera, muchos obstáculos se me presentan.

Estaba caminando de vuelta a mi casa con Jayden. Él estaba con una sonrisa y yo como siempre...serio.

— ¿No eres de sonreír mucho, verdad? —Me preguntó.

—No.

—Se nota.

No tenía motivos para sonreír... El quizás que sí, claro, porque éramos dos personas totalmente diferentes.

Jayden era un chico con una mente diferente a la mía, y me hubiera gustado nacer con esa mente... eso significaba que no me importaran las cosas, pero soy demasiado sensible para poder aguantar eso, las personas fuertes pueden hacerlo, soy débil como me veo.

Además la mente es muy poderosa.

La mente es todo.

Por ejemplo a mí me pasan muchas situaciones que me hacen confirmarlo... Y si estas enfermo de la cabeza, refiriéndome a la psicológico, no puedes curarlo ni hacerlo que se vaya.

Y bueno yo estaba enfermo mental.

Depresivo.

Sin motivación a seguir despertándome y vivir un día de mierda como los que estaba teniendo ahora. Empezando por una hermosa situación que la estoy viviendo recientemente. Ahora cada vez que tenía que ir a clases de guitarra, abría la ventana y salía por ahí y no por la puerta principal, como alguien normal.

Hace dos días seguidos que no salía a la cocina, que no salía para estudiar y no me presentaba a las clases de la mañana, ya ni siquiera me importaba mi educación. Mi madre a veces me llamaba pero no respondía.

Creí que para dos días seguidos se me iba a pasar ese vacío, ese enojo que sentí al ver esa carta tétrica, pero ya había pasado dos días y no había síntomas de mejora, es más cuando estaba acostado en mi cama, pensaba más en la mentira grandísima que me hicieron y más me enojaba.

Ni hablar del hambre que tengo. Sed no, porque tomo agua de la canilla de mi baño, así que de eso estoy a salvo.

— ¿Hay algo que me quieras contar? —Preguntó Jayden.

—No.

—Eres muy callado.

—Perdón —Le dije disculpándome para no parecerle aburrido y que me abandone —Si te digo que eres la primera persona que se acercó a hablarme, por eso es tan difícil, hablar.

Dejó de caminar y puso su rostro con la expresión de: confusión, porque a cualquiera que le diría eso le parecería muy loco, pero era la pura y triste verdad.

— Yannick ¿es verdad?

—Claro que lo es.

Tragué saliva y me miró con una leve sonrisa. Sus ojos verdes estaban asombrados y yo estaba parado tensamente mientras mis emociones encontraban, la vergüenza y la preocupación de terminar asustándolo por completo.

— ¿Por qué nadie te hablo? —Levantó una ceja, pero estaba tranquilo.

—No lo sé.

—Es muy extraño.

Nos quedamos en silencio, y encontramos una pequeña plaza donde había muchos niños jugando tranquilamente y Jayden me invitó a sentarme en un banco de plaza pintado de color blanco.

No tenía que hacer nada más que trepar hasta mi habitación, y encerrarme a sentir como las personas de mi casa llegaban, pasaban por ahí, tocaban mi puerta, me preguntaban cosas a las que no respondía, así que, acepté sin dudarlo.

— Yannick.

Lo miré atentamente.

— ¿A ti te hacen bullying? — Preguntó inocentemente.

—Me hacían, sí.

Me daba vergüenza hablar de esto con Jayden, que todavía no lo conocía suficiente como para contarles mis mayores secretos, pero si no le contaba nada a él ¿A quién le contaría? A nadie, porque no tenía a ninguna persona que me escuchara, salvo a la psicóloga que me escuchaba solamente porque le pagaban o porque era su trabajo. Sin embargo ahora ni siquiera tengo sus sesiones.

No la juzgo, pero mi psicóloga solo le importa eso, porque hay otras, que tienen vocación y además que lo toman como su trabajo, lo hacen porque les gusta escuchar a las personas con problemas, pero ella no es de ese modo, puedo sentirlo y además lo demuestra con hechos.

Su mirada.

Lo que dice ante las situaciones que le planteó.

— ¿Ahora ya han parado?

—Sí, porque me sacaron de la escuela.

Me miró por unos segundos con el rostro serio y asintió.

—Qué bueno que le hayas dicho a tus padres, soportar eso es muy malo, te daña la mente —Me explicó nerviosamente.

Negué con la cabeza.

—No les dije a mis padres.

Y una imagen recorrió mi mente, cuando estaba acostado en esa cama de hospital, con dolores de los golpes que me habían hecho por nada, y cuando mi madre me miró por la ventana y negó con la cabeza, tan decepcionada, tan avergonzada de su hijo que estaba en una habitación de hospital, por no saber expresarse y haber avisado antes lo que le estaba pasando realmente en la escuela.

Eso me había dolido en el corazón... Me había llegado a lo más profundo de mi alma y eran cosas que no se me iban a olvidar nunca.

— ¿No les has dicho a tus padres? —Me indagó algo confundido y sus ojos brillaron por la luz que irradiaba el sol este día. También se podían ver sus pecas de sus rostros. Eran muy notables.

—No, lo descubrieron mediante la escuela —Hablé y me dolió la garganta cuando lo hice— Mis compañeros me golpearon.

Jayden abrió los ojos con sorpresa, y luego negó con la cabeza.

—Que basuras —Hizo una pausa— A veces esos chicos hacen esas cosas porque en sus casas tienen problemas, pero no tiene justificación que se la agarren con personas que no tienen la culpa de nada solo porque son tímidas, no deben descargarse de esa manera.

No dije nada.

No sé si eran "basuras"... Basura es lo que está en el piso, algún desecho que no tenga vida, y que no sirva para nada eso es una basura, pero ellos no lo eran, solo eran jóvenes inmaduros y equivocados.

Manejados por la sociedad... porque se creían que eran "cool" o como lo quieran llamar ahora y que las personas que no hablaban mucho, o que eran diferentes a ellos, o que hablaban demasiado bajo, eran personas que no merecían estar con ellos. O más bien, no sé qué querían lograr porque últimamente ni siquiera los miraba porque si lo hacía, me decían:

"¿Qué miras? Estúpido."

Ahora que lo pienso bien... creo que ni siquiera los entiendo yo mismo o que sí, y son personas que les falta... "amor".

— ¿Estás bien? —Me preguntó.

—Si —Sonreí falsamente —Son cosas que a medida que va pasando el tiempo las olvidas y bueno continúas con tu vida.

Hacerme el fuerte con Jayden, no me hacía bien, pero no iba a decirle un montón de cosas negativas que surgían por mi cabeza, porque lo deprimiría por completo y nunca más querría sentarse en un banco de plaza a charlar conmigo.

Antes de que me preguntara como fue cuando me pegaron, empecé a pensar alguna pregunta para cambiar el tema por completo.

— ¿Y cómo te va en la escuela a ti con tus compañeros? —Sonreí levemente.

—Muy bien —Hizo una pausa para mirar a un grupo de niños jugando en las hamacas de la plaza —Por suerte, nunca tuve problemas de eso, nunca me intimidaron en la escuela, no era de esos populares pero tengo mi grupo de amigos.

—Te entiendo —Dije.

—Bueno, pero no recordemos cosas que te pueden hacer mal...— Me dijo y apoyó su mano en mi hombro.

No lo puedo creer que haya conseguido a alguien que me trate bien, que me comprenda, que cuando hablo no se ría en mi cara como hacen muchas personas demasiado inmaduras, que no tienen de quien burlarse en la vida, entonces toman al más débil del grupo como me ha pasado a mí.

Me acuerdo que una vez, la profesora me mandó a hacer un trabajo grupal con cuatro chicos de mi curso, y todas esas dos horas que estuve sentado miré sus conversaciones, porque cada vez que trataba de alzar la voz y hablar con ellos, me ignoraban por completo o me miraban y seguían hablando como si mi opinión nunca hubiera sido expuesta. Entonces el resto de la clase, me quedaba allí sentado como si estuviera solo, escuchando risas, escuchando conversaciones, temas de los que me gustaría participar pero como nadie me hablaba, o me miraban con sus fríos rostros, no me daba ganas de lanzar mi opinión de ese asunto, mejor quedarse callado que pasar por un mal momento.

Las risas de mis compañeros resonaban en mis oídos, y recordaba que agachaba la cabeza para no parecer ridículo que de un grupo de cinco chicos se estuvieran riendo de algo gracioso y que uno no se ría por miedo de que le griten o se enojen por hacerlo. Recordaba mi vista fija en unos de mis compañeros para que el, sienta que lo estaba mirando y que su mirada choque con la mía, pero nunca fue así porque ellos no se dignaban a mirarme.

Esas clases eran torturantes, porque siempre traté de ser bueno con las demás personas y todos terminaban yéndose de mí, alejándose de mí como si fuera un virus del cual, si lo tocaban se iban a contagiar de una enfermedad muy grave y no podrían curarse nunca más.

Jayden era especial, era demasiado especial, por haberme hablado.

— ¿Estás bien? —Me examinó con su mirada.

—Si.

—Como te quedaste callado... por varios minutos.

Sonreí levemente y borré por este momento, esos recuerdos dolorosos de mi mente para acordarme que mañana era sábado por lo tanto tocaba David con su banda en el bar que nos había dicho, eso era importante.

— ¿Mañana vas a ir a ver a la banda? —Le pregunté.

Jayden me miro rápidamente y con una sonrisa en su rostro formado unos hoyuelos, asintió para confirmarme que lo haría.

—Que genial.

—He hablado con mis padres por un mensaje de texto y me autorizaron a ir... —Hizo una pausa — ¿Tu? —Pregunto con curiosidad.

—Creo que no.

Me miró tristemente.

— ¿Por qué? —Me preguntó.

—Bueno, no tengo dinero.

Él sonrió y luego largó una risa inocente porque le había dicho que no tenía dinero. Era la verdad, mis padres lo tenían, pero no me animaba a contarle todo lo que había pasado con ellos, de que me había enterado de una gran mentira que me habían hecho toda la vida que llevaba consiente y que ahora me mantenía encerrado por dos días en mi habitación. En conclusión, no podía pedirles dinero.

— ¿Tus padres no te dan?

Negué con la cabeza.

Mentí, era bueno haciéndolo además porque un ser humano no puedo vivir sin mentir, creo que todos los días vivimos diciendo mentiras, cosas que no son realmente lo que sentimos, porque si dijéramos lo que en verdad sentiríamos todos los días, se nos presentarían muchos problemas, de los cuales serían difícil de resolverlos, porque las palabras hieren más que los golpes y las verdades también lo hacen.

—No importa —Dijo sin importancia —Les pido a los míos y te pago la entrada y el refresco que desees tomar —Me dijo amistosamente.

—No, claro que no.

— ¿Por qué?

—Porque no quiero que pagues por mí.

Eso me ponía nervioso, ya que no estaba acostumbrado a recibir ese tipo de propuestas ya que nunca nadie en mi vida me ofreció pagarme una entrada y un trago para un bar, ya que ni siquiera eran capaces de saludarme, menos me iban a invitar.

Jayden era muy amable, no podía aprovecharme de su amabilidad, tanto porque quizás nuestra relación de amistad podría terminar mal.

Parecía un chico bueno, pero no podía confiarme de nadie, porque estaba claro que las personas te engañan de una forma muy inteligente. Nunca confió en nadie, nunca confió en algo que no estoy seguro, porque luego toda esa confianza queda arrojada en la basura y una decepción llevo en mi cuerpo todos los días.

Entonces me he dado cuenta de algo elemental de mi vida:

La gente me da miedo...

Siento que con sus labios pueden pronunciar algo que me va a lastimar, algo que me va a molestar, algo que me va a hacer sentir incomodo, nunca pienso que sus bocas van a poder decirme algo positivo porque casi nunca me pasó.

—Anda, vamos —Dijo con una sonrisa, animándome.

—No quiero molestarte.

— Yannick —Hizo una pausa —Yo soy el que te estoy invitando, claro que no me molestas para nada —Me explicó —Si no quisiera llevarte, ni siquiera te habría propuesto la idea.

Pensé y tenía razón.

Como todas las personas que me había cruzado en la vida nunca ni siquiera me dieron una invitación, porque ni siquiera querían verme ahí parado en sus fiestas o en sus salidas, estaba un poco confundido. Escuchaba claramente cuando cada uno se invitaba a una fiesta o a una discoteca o alguna salida que tenían planeado y nunca me tocaban el hombro para preguntarme ¿Quieres venir? Es más cuando miraba a alguien de su grupo, me fulminaban con sus miradas, como diciéndome: Aléjate de nosotros, perdedor.

Entonces ahí era cuando un sábado por la noche mientras ellos estaban comienzo pizzas, viendo películas, y más tarde se iban a la discoteca a bailar, yo me quedaba encerrado en mi habitación, escribiendo canciones y tratando de darles ritmo.

Un ritmo que quizás algún día las podría publicar para que las demás personas las escuchen y se sorprendan por sus letras tan extrañas y sus ritmos tan melancólicos pero a la vez movidos. Luego leía un buen libro y me dormía en mi cama caliente, y suave.

Sentí que me golpeaba el hombro suave con su codo. Lo mire automáticamente.

— ¿Y?

—No sé.

—Pero la entrada esta quince dólares y un trago podría estar un poco más, pero con el dinero que me dieron mis padres, sobra.

— ¿La entrada esta tanto?

—No es mucho...

—No creo que...

—Vamos, Yannick... es una salida...

Se ve que estaba acostumbrado a salir y que muchas noches lo hizo con muchos amigos, pero yo no...

—Tal vez.

—No, di que sí...

Me sonrió y luego puso una cara triste para tratar de hacerme, aceptar el trato que me estaba proponiendo.

¿Trago?

Nunca en mi vida había tenido en mi mano esos vasos transparentes largos o cortos con algún líquido de color azul, verde, rojo, porque nunca había salido a ninguna parte. Mis noches constaban en estar en mi habitación escribiendo canciones, leyendo libros, inventando historias, soñando un poco en muchas cosas.

De todas formas tenia quince años y quería probar un poco de vida nueva... No me haría nada, además de tener que fingir que conocía algo de "esas cosas" porque me daba vergüenza decir que nunca había probado unas de esas bebidas, o nunca había visto un bar, o que nunca había salido a unas altas horas de la noche. Pero podía intentarlo.

—Está bien. Está bien. Cualquier cosa después te devuelvo el dinero.

Tratando de subir desde el árbol que daba la ventana de mi habitación porque por la puerta no podía entrar definitivamente, pensé en la idea de un día romperme los huesos.

Todavía no estaba preparado de ver los rostros de mi madre, de "mi media hermana" Melody y de ese señor, Richard.

Logré escalarlo a la perfección, y entrar en mi habitación como siempre hacia. Nadie sabía que seguía yendo a clases de guitarra, pensaban que lo había dejado como a las clases de escuela, pero a eso nunca faltaría porque tocar la guitarra y cantar era lo más hermoso del mundo, era lo que realmente me gustaba hacer en la vida.

Exhausto, dejé la guitarra en la cama y me senté con cuidado en la cama.

No podía dejar de pensar en que mañana tendría mi primera salida en un bar, para ver a mi primera banda en vivo. Sentir música fuerte en mis oídos, con tan solo un amigo, quizás podría llegar a tomar un trago y encima sin que mi madre se diera cuenta.

Llevaba días largos sin comer, pero si tomaba agua de la canilla del baño, me sentía muy mal al respecto.

Mi familia... Debe estar muy molesta conmigo tanto como lo estaba yo mismo, pero se suponía que ellos no tendrían que estar enojados por los mentirosos que eran.

Sentí mis dos brazos pesados, y cuando los moví me temblaban de una forma fuerte y cansadora. Tenía sed todo el tiempo, mis tripas sonaban terriblemente por tener el estómago totalmente vacío.

Un dolor fuerte en el pecho sentía, mientras a veces me daba puntadas la boca del estómago, pero no podía vomitar porque tenía el estómago totalmente vacío.

Me levanté para ir al baño a tomar un sorbo de agua, pero mis pies se resbalaron y caí de atrás, y sentí un fuerte dolor de cabeza. Mis ojos se cerraron automáticamente.

Me observé en el espejo al día siguiente, mientras me lavaba la cabeza con agua por el golpe terrible que me había dado gracias al desmayo que tuve ayer anoche. Creo que había estado treinta minutos tirado en el suelo de mi habitación, inconsciente.

Mi rostro estaba pálido, tenía esas ojeras oscuras que se me formaban después de despertarme por las mañanas.

El desmayo había sido a causa de baja presión, por no comer por cuatro días seguidos. No me importaba nada, lo único que me importaba era salir esta noche a ver la banda de David con mi amigo Jayden.

Sábado.

Mire el calendario, volví al baño, me cepillé los dientes y mi celular vibró por un mensaje de texto que no estaba acostumbrado a recibirlos.

Jayden.

El mensaje tenía el siguiente contenido:

"Hola Yanni.

He hablado con mis padres y me han dejado salir esta noche. Me dieron dinero demás para poder compartirte la entrada totalmente gratis.

¿Vienes o no? "

Una sorpresa bastante buena me sorprendió y era que mi nuevo amigo me colocó un nuevo apodo: "Yanni" era agradable poder ver que una persona primero valoró que yo no era un monstruo, ni un imbécil como todos y me dio una oportunidad.

Una buena oportunidad de poder demostrarle que podía ser un buen amigo y que era una persona como todos los demás.

Juzgar es lo peor que puedes hacer.

Y es lo que me paso a mí.

Nunca lo hubiera pensado, pero esta noche seria mi primera salida, e iría con mi nuevo amigo para pasar el tiempo y distraerme, para salir de este encierro que me hacía volver más loco de lo que estaba.

Porque estar encerrado en un mismo lugar todo el tiempo te hace mal, te hace concentrarte en tus problemas, te hace encerrarte en ellos y ahí es cuando uno colapsa mentalmente, gracias a ello. No quería que me pasé peor de lo que estaba, no quería llegar a quitarme la vida a los quince años de una manera incorrecta.

Tomé el celular y presioné "Responder" di un suspiro, y empecé a escribir el mensaje:

"Claro que iré, nos vemos esta noche"

Lo envié y tiré el celular en mi cama. Nadie se enteraría, ni siquiera Melody que ella era la única que me conocía en profundidad y se enteraba de todo.

Era difícil hacerlo... Porque yo era una persona complicada... Muy difícil de lanzar las palabras al aire, muy difícil de decir lo que en verdad me pasaba, lo que en verdad sentía. Me daba miedo hablar y expresar mis emociones, o decir que me sentía mal o decir que me estaba pasando algo que no era bueno.

Me gustaba decir las cosas que buenas o sea que casi nunca puedo decirlas, porque casi siempre me suceden cosas malas. Y todo es por la gente...

Lo cual era muy difícil porque soy una de esas personas, que le importa todo lo que los demás digieran.

Me acerqué al mueble donde estaba toda mi ropa y comencé a buscar unas prendas que pegue acorde a donde iba a ir esta noche.

"Banda de rock."

"Bar."

Por suerte los jeans negros ajustados que tenía, me salvaron, las zapatillas de lona con cuadrados de color blanco y negro también me salvaron y una remera con la inscripción de la banda: Rollings Stones, también me salvaron el día.

Eran las prendas correctas para llevar un día a la noche cuando tienes que ver a una banda de rock, que por lo tanto van a ir muchas personas que les guste ese ritmo musical.

Es uno de mis favoritos.

Aparté la ropa en mi cama, y comencé a guardar la ropa que había sacado y que no coincida con la noche que iba a tener.

Sonó y vibró nuevamente el celular por otro mensaje nuevo, así que miré la pantalla y leí lo que Jayden me escribía:

"¡Genial! Oye, ¿Dónde nos encontramos?"

Podríamos encontrarnos en el bar, porque lo primero que se me ocurrió era que venga a mi casa, pero no iba a escribirle un mensaje diciendo esto:

"Si quieres ven a buscarme a mi casa, pero antes de tocar el timbre como cualquier otra persona, mira mi ventana que ahí estaré yo esperándote media hora, asegurándome de que vengas y te diré que no toques el timbre, que esperes afuera.

Ah y que si me ves bajando del árbol enorme que tengo al lado de mi ventana de la habitación, no te asustes no me quebraré porque ya vengo practicado muchas veces que bajé sin atravesar la puerta principal de mi casa."

No.

¿Cómo se suponía que iba a explicarle de mi capricho hacia mis padres porque me mintieron toda la vida y que no salía para no verles los rostros de mentirosos que tenían?

Así que el plan de venir a buscarme a mi casa, queda totalmente anulado, aunque si no hubiera pasado esta situación, creo que tampoco lo implementaría.

Otra opción sería que yo lo pasara a buscar a la casa de él, pero quizás no quería que vea su casa o lo más probablemente es que al no saber las calles del lugar en que vivo por la falta de salir con personas o con amigos, no me hizo adquirir esos conocimientos previos que debería saberlos, me haga perderme.

Así que lo mejor de lo mejor, sería que nos encontramos allá en el bar porque podría bajar tranquilamente de la ventana como siempre hacia sin que nadie me vea, y no me perdería porque por suerte el bar donde actuaba David con su banda lo conocía porque quedaba en zona céntrica y eso sí que me lo sé de memoria.

Le respondo de esta forma:

"Para mí sería mucho mejor, encontrarnos allá en el bar, en la entrada, ¿Qué opinas?"

Pulsé el botón enviar.

Luego acomodé la ropa que había elegido para esta noche y me senté en mi cama mientras veía la neetbook encender tranquilamente.

Sentí el sonido que emitía mi celular cada vez que recibía un mensaje y supé que era Jayden.

Miré la pantalla y me encontré con el mensaje:

"¡Claro! En la entrada del bar eso de las 23:00 pm. ¿Ok?"

Contesté:

"Ok".

Ahora dejé el celular en la cama y empecé con lo que todos los días me encontraba como tarea oficial.

Promocionar mi canal de youtube... Eso empecé a hacer.

Me hallaba en la puerta del bar con la ropa que había seleccionado nada más que le había agregado una campera para cubrirme de la noche que estaba fría.

Los ojos los sentían pesados porque el celular me marcaba que eran las 23:10 PM y acostumbraba a estar dormido, a esa hora.

Veía el sonido que se sentía en el bar, veía a jóvenes vestidos con ropa llamativas que entraban, que se reían, que fumaban, que gritaban, tan eufóricos esta noche tan fría y tan tarde.

Ellos estaban acostumbrados a salir todos los viernes y sábados, y claro, el cuerpo se le acostumbraba a recibir cada cambio.

¿Pero yo? Nunca había salido a ninguna parte, así que los nervios empezaron a venir tan rápido y mordí mi labio inferior para calmarlo.

Me corrí el mechón azabache que me hacía cosquillas en la mejilla y luego metí mis manos en los bolsillos para cubrirme del frio.

— Yanni.

Cuando escuche esa voz familiar, me doy vueltas rápidamente y veo a Jayden con una sonrisa en su amable rostro.

Al lado de él, había dos personas más.

Una chica joven, con el pelo rosa y un chico que parecía rubio teñido. Amigos de Jayden.

Espero de todas formas... Llevarme bien, aunque sé que no le caigo bien a la gente, a ninguna, siempre me ven algo de lo que nos les gustan y tienen motivos para no tratarme adecuado.

Las tres personas que tenía en frente lucían unos estilos bien rockeros para esta noche y sus rostros no mostraban ni una gota de cansancio.

—Hola chicos.

La chica me saludó con la mano y el chico me entregó una sonrisa amable... Los nervios venían porque de todas formas: Soy pésimo conociendo gente nueva, hablando con gente nueva y expresándome con gente nueva.

Sentía música que provenía del bar y de solo pensar que ni siquiera mis padres sabían que estaba aquí, me ponía los pelos de punta...

No creo que sea una buena noche. No lo creo, de todas formas es mi primera salida y es normal sentirse de esta manera en la que me siento.

Tan nervioso... Tan diferente y sobre todo tan perdido por falta de costumbre, eso es lo simple. 

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