Capítulo 18

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Capítulo 18



"Lejos de mi casa"



Que nota tan perturbadora y extraña, que me heló la sangre y me dejó pensando un poco.

La verdad no estaba preparado para recibir una de esas cartas donde alguien me espiaba y daba a entender que estaba un poco "obsesionada conmigo". Sabía más de lo que pensé.

Un escalofrió recorrió por mi cuerpo.

Las letras eran negras porque las había realizado con un marcador negro y no podía identificar la letra... y claro si no conocía ninguna letra salvo la mía y la de mi hermana o la de mi madre.

¿Quién será?

¿Por qué todo lo malo me pasa a mí? ¿Qué hice para recibir tanto castigo? A algunas personas les gustaría recibir este tipo de notas porque lo llamarían como un "admirador secreto" pero a mí no, porque no era ese tipo de cosas que me agradaban es más, me asustaban un montón.

Mordí mi labio inferior y pude notar que mi labio estaba seco.

Me alejé de la ventana, dejé el papel en el escritorio y me senté en mi cama para pensar... ¿Esa persona que me dejó la nota, me siguió hasta mi casa para enterarse de donde vivo?

Me imagino a mí mismo caminando enredado en mis problemas y que una persona que no conocía me asechaba atrás de los árboles que hay en mi casa, para descubrir algo.

¿Cómo podían interesarse de mí?

Nunca hablé con nadie, ni salía a muchos lados para que muchas personas me conozcan, no, Houston era muy grande.

Solamente con Jayden me conocía, no merecía esto... A otras personas que son muy populares, que todo les va bien, que salen a muchas partes donde hacen contacto visual con distintas personas, que tienen muchos amigos, muchos primos, no les pasa ese tipo de cosas.

Suspiré y negué con la cabeza... Bueno no era tan malo, quizás esa persona solo quería conocerme, hablarme y no hacerme daño.

Yannick, tranquilízate... Relaja tu mente y listo.

Hoy era un nuevo día.

Y no podía quedarme por siempre en mi habitación, por más que lo quiera, con todo mi corazón destrozado y todavía no esté listo de salir, pero ya era ahora.

Era hora de salir.

Era suficiente. Soy consciente de todo lo que me pudiera llegar a pasar cuando salga. Quizás ese señor, "esposo de mi madre" me dé una buena cachetada o mi propia madre, por no obedecer y salir cuando a mí me dé la gana.

No asistir a clase, no salir a comer, y tener esos comportamientos que solo pasan por mi cabeza. Miraba la puerta con miedo... No quería salir de ninguna forma... Quería quedarme en mi habitación por siempre, pero eso no podía pasar... Porque no era así como debía ser la vida, tenía que alguna vez aceptarlo, aceptar que me mintieron, pero vivir en paz.

Se sentían voces... eran ellos. Todo el tiempo estaban en casa en estos últimos días, ya no era como antes.

Todos los días golpeaban bastantes veces la puerta, esperaban más o menos, unos varios segundos y luego se iban a la cocina o a su habitación.

A veces venia mi madre y decía:

"Yannick ¿Cuándo vas a salir?"

A veces era Melody y decía:

"Te extraño."

Y yo me quedaba acostado en mi cama, mientras miraba hacia la nada porque no tenía nada que hacer. A la escuela ya no iba más, y a la de mi casa tampoco me presentaba para seguir aprendiendo, por lo tanto la tarea ya estaba realizada.

Miré un momento más la puerta y decidí que iba a salir, pero más tarde.

Tomé mi guitarra con delicadeza, cogí mi computadora, tome la cámara digital, busqué mi cuaderno lleno de canciones y esta vez iba a cantar una canción escrita por mi llamada:

"¿Qué sucederá?"

En mi canal de youtube necesitaba subir algo, solo había un video, y eso era bastante pobre. No iba a subir un solo video... Iba a subir tres... para al menos tener algo más, tener un canal más lleno, y poder cantar que hace semanas que no lo hacía y ya lo extrañaba, porque era lo que yo hacía ahora, lo único que me importaba en la vida...

La computadora se encendió, tomé la guitarra y empecé a practicar la primera canción que iba a grabar el día de hoy, que era uno de esos domingos soleados, en cuanto miras la ventana y tu pensamiento dice:

"Qué lindo día, pero hoy no ocurrirá nada, será un día como todos."

Bueno ese era un día de los que pensaba de esa manera, porque no iba a pasarme absolutamente nada.

El reloj marcaba las seis de la tarde y yo estaba acostado con la guitarra acústica al lado mío. La cámara estaba encendida y estaba reproduciendo uno de los seis videos que había grabado unas horas atrás.

En realidad eran tres canciones, pero me he equivocado muchas veces, y además lo principal de todo era que grababa dos veces la misma canción para ver cual estaba mejor.

En la cámara se veía una parte de mi habitación, mi figura sentada en una cama, mi guitarra brillaba y se veía mi pelo muy oscuro. Mi voz se escuchaba bien, pero no me gustaba para nada mi aspecto.

La guitarra sonaba bien. No excelente. Bien, aceptable, era como se caracterizaba el sonido de mi guitarra.

Y canté a pesar de que mi madre y su esposo, estuvieran en la cocina, de seguro me escucharon cantar toda la tarde.

Nadie se asomó por la puerta hoy, hasta ahora.

De seguro Melody se fue a salir con sus amigos, o hacer cosas productivas porque ellas las hace, mientras yo me quede dedicándole tiempo a mi canal.

En internet había otro mundo.

Lleno de gente que se animaba a decir, a hacer todo, a sacarse fotos, pero que en la vida real no lo hacían o quizás sí, pero en las redes sociales también lo hacían.

Pero lamentablemente en mi canal no pasaba nada.

Solo algunas felicitaciones de algunas chicas, y nada más, eso era todo. Una parte de mí, creía que cuando subiera videos a youtube quizás podría llegar a ser algo, pero otra sabía que esto no era un cuento de esas personas que tenían demasiada suerte, y llegaban a tener un millón de personas apoyándolas por su canal.

Esa no era la vida que me tocó.

Después de mirar los videos que había grabado, había decido cual iba a subir a mi canal, y me había prometido que al menos todos los días iba a subir al menos un video. Ya no iba a dejar de hacer lo que me gustaba por tener miedo a que tenga pocas visualizaciones porque al final nunca iba a obtener ningunas vistas razonables, por más que les mandara a todos mis contactos de facebook que vean mis videos, o que los publique en grupos de la red social en donde había más de 10.000 miembros.

Negué con la cabeza y borró tres videos para solo quedarme con los tres que subiría y después no hacerme un tremendo lio en la cabeza...

Enchufe mis claves USB a la computadora y los pasé a ella.

Domingo aburrido. Con nada para hacer... Personas como yo, no deberían existir porque no tenemos nada que hacer en todo el día, entonces nos ponemos a pensar en porque no hacemos nada, y entristecernos más de lo que estamos.

Mordí mi labio inferior mientras veía la línea larga que se llenaba de un color verde, ese proceso hacia la computadora para pasar unos videos a ella.

Sentía pasos, de afuera de mi habitación y se me hacía un nudo en el estómago cuando pensaba que más tarde iba a abrir la puerta e iba a bajar las escaleras para enfrentarme a esas tres personas que vivían conmigo... Eran mi familia... Pero hace semanas que no las veo y es como que ya perdí la costumbre de verlos, perdí la costumbre de bajar las escaleras y sentarme en una silla de la cocina.

No sé cómo reaccionarían, pero tenía que enfrentarme, porque sabía que no podía quedarme toda la vida allí adentro, esperando que alguien me venga a rescatar y sacarme de esta vida totalmente horrible para mí. Nadie iba a hacerlo, nadie iba a ayudarme, porque ahora nadie lo hace.

Subí mis tres videos a youtube y cuando veo el número de las personas que estaban suscriptas a mi canal decía el número de 1.000 personas.

Trague saliva y me aclaré los ojos. No podía ser. Quizás ya estaba loco, y estaba imaginando que tenía 1.000 personas que apoyaban mi proyecto o que quizás la computadora estaba tildada y mostraba esos suscriptores por error.

—Tiene que ser un maldito error.

Volví a cargar la página, pero seguía diciendo que eran 1.000 personas. Volví a hacerlo y así como diez veces y la computadora seguía mostrando esa cantidad de personas.

Largué una carcajada tan sarcástica que me hizo a acordar a las risas que emitían mis compañeros cuando hablaba o tenía que dar una exposición oral.

Que feo eran esos tiempos cuando los profesores me obligaban a pararme en frente de toda esa clase que era tan cruel conmigo.

Esos sentimientos que sentía cuando empezaba a hablar, ese dolor de estómago, el rostro caliente, el latido de mi corazón tan fuerte y sentir esas pequeñas risas, con esas malignas sonrisas de mis compañeros, y cuando dirigía la vista a mis profesoras tenían una leve sonrisa en mi rostro.

¿Tan estúpido era ver cómo hablaba?

¿Tanta risa les daba?

Hice una mueca para olvidar todos esos momentos espantosos de mi vida y concentrarme en las 1.000 personas que apretaron un botón para suscribirse.

Bueno era una buena noticia de todas formas, pero no podía gritar ni saltar porque de todas formas solo era un número, pero ese número representaba a una persona.

Sonreí.

Más tarde, temblando, tome el picaporte de la puerta, la destrabé y la abrí rápidamente. Miré hacia todos los lados para ver si había alguien, pero no los pasillos de arriba de la casa estaban vacíos. Se sentían voces abajo, en la cocina.

Sentí la voz de mi madre.

Luego la de su esposo.

Y finalmente la de mi media hermana.

Estaban los tres allí... Hablando de la vida... o no sé de qué estarían hablando porque desde aquí, no se podía escuchar muy bien.

"Vamos Yannick, puedes hacerlo."

Una voz en mi mente surgió pero otra también apareció:

"No Yannick no lo hagas, ¿Qué estás haciendo? Vuelve a la habitación."

Tragué saliva y pensé en no escuchar a las voces que había dentro de mi cabeza, tendría que enfrentarme una vez por todas a ellos, basta de tonterías inmaduras.

Bajé las escaleras y cuando las terminé por completo, se sintió un silencio en toda la cocina. Ya sabían que estaba aquí por eso dejaron de hablar.

Sentí vistas clavadas en mi rostro y luego con miedo dirigí la vista a ellos.

Melody me miraba impresionada, pero a la vez veía que tenía muchas ganas de venir corriendo hacia mí y darme un gran abrazo, pero no hacía nada de eso, solo estaba ahí sentada con los ojos vidriosos esperando a ver que decía.

Mi madre me miraba con enojo, pero a la vez tenía una mezcla de relajamiento de saber que por fin yo estaba bien y que salí de una vez de mi habitación.

El esposo de mi madre estaba mirándome con lastima y decepción. Me odiaba, bueno no sé si me odiaba pero no quería saber nada de mí y más si no era su hijo, entonces me tenía mucho rencor por ello.

—He aparecido.

Apenas me salió la voz y me sorprendí porque creí que no iba a salir nada de nada, por el nudo enorme que tenía en el medio de mi garganta.

— ¿Yannick?

Mi madre se levantó de la silla.

— ¿Estás bien?

Melody se levantó de la silla, para correr hacia mí y así lo hizo. Sentí su perfume y sus brazos, pero no le devolví el abrazo. Me quedé quieto, tenso, y sin saber qué hacer.

— ¿Por qué te comportaste de esa manera? —Susurró.

"Si a ti ya no te importó", pensé.

Pero no dije nada solo me limite a pensarlo, recordando todo lo que había pasado con mi hermana antes de que me encerrara en mi habitación por semanas.

"Estas enfermo" pensé y me dolió el pecho cuando lo recordé.

Me dejo de abrazar y me miró a los ojos, profundamente y me hizo sonrojarme. Odiaba que me miraran de esa forma.

— ¿Por qué? —Se le quebró la voz y me dio una puntada en el corazón.

—Me han mentido.

Sentí ganas de lloras y dificultad para respirar, además del silencio que había en esa maldita cocina.

—Fue por tu bien.

—No.

— ¿Por qué te quedaste tanto tiempo ahí?

— Melody...

Estaba haciendo esta conversación más incómoda de lo que estaba resultando.

—Me preocupé por ti.

—Lo sé.

—No pareció importante.

No dije nada, en ese momento, me pareció injusto que no haya salido, pero me tenían que comprender, no fue fácil para mí y todavía no lo es, aceptar la mentira que me ha encerrado muchos años de mi vida.

Richard se levantó de la silla y vino hacia mí, entonces ahí fue cuando agarré automáticamente del brazo a mi hermana con miedo.

— Yannick, siéntate en la mesa.

Melody y yo intercambiamos miradas y luego solté el brazo de ella, y fui caminando mirando hacia al suelo sin saber qué hacer.

Me senté en la silla y mi madre me miro confundida pero luego optó con mirarme seriamente porque eso es lo que debía hacer ¿no? Estar enfadada.

—En este momento, tendría que pegarte una cachetada, arrancarte los pelos y gritarte —Dijo mi madre mientras imagina esa perversa escena —Pero no, eso no te va a hacer reflexionar en lo mal que hiciste.

"Qué alivio que no lo hará", pensé.

— ¿Has comido?

—No.

Mi madre se alteró un poco luego negó con la cabeza y se miró el reloj enorme para fijarse la hora que era.

—Escúchame no puedes hacer semejante cosa, nos has preocupado a todos... —Suspiró y yo estaba completamente nervioso de lo que podía llegar a pasar en ese momento — La verdad que estábamos pensando en derribar la puerta.

Me imaginó la puerta de mi habitación en el suelo y me recorrió un escalofrió en todo el cuerpo. No quería ser como soy, pero es mi personalidad de esa forma y si no me gustaba mi forma de ser, tendría que cambiarlo, pero ahí está la parte difícil.

Dicen que la personalidad, la vas formando a medida que creces y te haces una persona independiente... a través de las experiencias, pero no sé.

No tenía nada que decir, así que agaché mi mirada y vi en ella mis manos entrelazadas.

—Me pareció un poco inmaduro de tu parte, hacer lo que hiciste —Sentí la voz de Richard, pero no me animaba a subir la cabeza y a mirarlo a los ojos —No es justo encerrarse y no responder a las preguntas que te hacíamos, porque la verdad haciendo lo que has hecho, no solucionas nada de nada, solo empeoraras las cosas.

—Quería al menos tener un tiempo para mí, para poder pensar y almacenar lo que me había enterado —Respondí sin pensar.

Luego me arrepentí de haber dicho lo que dije en voz alta porque a esa gente no se les puede explicar nada.

— ¿Tiempo para ti? —Preguntó mi madre, cruzada de brazos.

—Me sentía confundido.

Sentí murmuras entre ellos y en ese momento, tenía ganas de pararme y salir corriendo de este lugar con esas personas que eran ahora mis enemigos.

Eran unas personas de las cuales me sentía muy incómodo, que me hacían dar leves puntadas en el estómago y ponerme el pelo de punta.

¿A eso le llamó familia? ¿Es así mi verdadera familia?

— ¿Esa noticia te hizo confundir? —Preguntó Richard —Sabes Yannick, de todas formas no es tan malo saber que no soy tu padre, que es otro...

—Richard —Mi madre reaccionó.

Levante la mirada y me encontré con la mirada de Melody que era de preocupada, pero a la vez era confundida, perdida...

—No me gustan las mentiras—Dije rápidamente para defenderme.

— ¿Te refieres a Bob? —Preguntó Richard.

Mi rostro se sonrojó y mi corazón me dio un golpe salvaje en el pecho, causándome un pequeño dolor en el pecho.

—Ese amigo tuyo no existía, nos mentiste para que no sospechemos que ni siquiera tenías amigos en la escuela —Dijo ese señor el cual ni siquiera era nada mío.

¿Qué metía esa mentira? ¿Qué tenía que ver con esto? Sabía que estaba haciéndolo para hacerme sentir mal.

No iba a comparar una mentira con la otra, esto ya era demasiado... Demasiado para mí.

— ¿Qué tiene que ver esto?

—Dices que odias las mentiras cuando tú las haces también.

No dije nada aunque quisiera decir muchas cosas.

Pero no era porque no se me ocurrían las palabras, era porque ni siquiera me salían para decírselas en la cara y creo que si se las decía, no me perdonarían jamás. Es más me castigarían, así que mejor es no decir nada, a veces es mejor quedarse callado si no quieres que las cosas empeoren más de lo que ya están.

Porque a veces las personas no reconocen lo que hacen y si tú hablas solo empeoras, porque no cambian de opinión y no cambian su visión...

—No quiero que ni se te ocurra hacer más ese tipo de cosas idiotas que no sirven para nada —Mi madre levantó la voz interrumpiendo todo el tema anterior.

Asentí, mientras miraba el suelo.

— Yannick, no quiero que lo hagas más.

—Pero...

Iba a decir algo pero no lo dije. Mordí mi labio inferior y apoyé mi espalda en el respaldo de mi silla mientras largaba un suspiro de agitación por retener tanto aire, por miedo a respirar.

— ¿Pero, qué? —Dijo Melody.

—Nada.

Sentí que una mirada fría, helada, distante, estaba clavada en mi rostro.

Richard.

— Yannick di todo lo que tengas que decir.

—No me siento cómodo aquí —Tragué saliva y sentí como el nudo en la garganta seguía. Estaba allí para solucionar los problemas, no para empeorarlos.

Esta era una conversación de la que querría borrarme para siempre, pero en lugar de eliminarla, mi mente la guardaría por siempre y me la recordaría también.

—Me quiero ir...

— ¿A dónde? —Mi madre levantó una ceja.

—A otra parte.

— ¿Sin nosotros? —Preguntó Richard haciéndose el comprensivo.

—Si.

— ¿Qué estás diciendo Yannick? —Exclamó mi hermana con horror.

Decía las verdades, pero a veces las verdades molestaban, dolían, por eso todos vivimos mintiendo y vivimos en una gran mentira.

— ¿A dónde te gustaría vivir, en un apartamento, solo?

Sé que estaba siendo sarcástico.

El marido de mi madre se veía relajado, a veces pensaba que se estaba divirtiendo con esta conversación cuando yo estaba sufriendo de los nervios, cuando estaba cansado, cuando quería irme corriendo a mi habitación y de nuevo encerrarme y no haber salido nunca.

Pensé en su pregunta...

Si me quería ir a vivir solo... bueno todos dicen que no es lindo vivir solo, que a las noches te da un poco de miedo dormir, pero es cuestión de tiempo, todos nos acostumbramos, pero no podía vivir solo porque tengo quince años y soy menor de edad.

—Quizás...

— ¿Qué te hacemos Yannick? —Susurró mi madre.

—Nada.

Respondí rápidamente. Está bien, reconozco que no me golpeaban, no me maltrataban psicológicamente, no me hacían nada de esas cosas horribles que a otros adolescentes les suceden, pero siento mucha incomodidad que también es un problema.

—La abuela Rosa estaría muy contenta si lo tendría a Yannick por unas semanas viviendo con el —Sugirió Richard.

Mi corazón dio un vuelco y me entusiasmé cuando sentí el nombre de Rosa. Ella era la abuela más hermosa de todo el mundo, la verdad, cada vez que escuchaba algo de ella, me emocionaba, me entusiasmaba y me daba ganas de verla.

Recordaba que cuando tenía ocho años y toda la noche tenia pesadillas, ella al día siguiente se quedaba conmigo me hacia el desayuno, me lo llevaba a la cama, me daba un beso en la frente. Luego jugaba conmigo, me hacía reír, me hacía de almuerzo mi comida favorita y luego veíamos películas infantiles toda la tarde.

Esas noches dormía bien porque estaba con ella, con una persona que me comprendía o quizás, pero quería hacerlo.

— ¿Qué estás diciendo Richard? —Mi madre lo miró con los ojos abiertos como dos perlas.

—Me encantaría ir con ella.

Respondí rápidamente. Mi familia ya sabía cómo era con mi abuela, era una persona totalmente diferente.

Todos lo sabían, todos lo notaban, todos podían confirmarlo porque a mí me salía del corazón, ser como era con mi abuela.

Ella siempre había sido atenta conmigo desde pequeño y eso es algo que lo vas guardando por dentro y luego llega algún momento de tu vida que lo expulsas porque ella se lo ganó... Siempre escuchándome cuando le decía que mi deseo era tener una guitarra mientras que estas dos personas que están frente mío nunca me dieron ningún apoyo emocional ni mucho menos me escucharon cuando les decía algo.

— Yannick que se lleva tan bien con Rosa podría ir un tiempo a pasarlo con ella, pienso que lo necesita.

—Lo necesito.

Al fin Richard pensó un poco en mí y de una forma correcta. Ellos sabían que me quería ir de esta casa, sabían que tenía muchos problemas mentales que ellos no podían solucionar y tampoco ponerle esfuerzo porque realmente no querían, ellos estaban en otro mundo y yo les estaba dando problemas.

Rosa haría todo muy bien.

Rosa sabría cómo tranquilizarme.

—No puedo dejar que Yannick se vaya con ella.

— ¿Por qué? —Fui yo quien pregunté y mi mama dirigió rápidamente el rostro angustiado hacia mí.

—Porque tú vives aquí.

—Pero yo quiero pasar un tiempo con ella...

— ¡Viste Richard! —Suspiró y gritó — ¿Para qué lo dices?

Mi madre se veía un poco enojada.

—Creo que tu esposo tiene razón.

Richard levantó una ceja, sonrió levemente, y creo que estaba sorprendido al escuchar esa respuesta que acabé de tener.

Él no era mi padre y ni siquiera se hizo querer como un padre adoptivo. Siempre mirándome con desprecio, a veces con enojo, no dándome ni siquiera un beso de "hasta mañana" o ni un abrazo, y siempre hablándome cortante... Eso no era ser un padre, eso era apoyar a tu esposa por un embarazo no deseado, nada más apoyar a tu esposa.

— Yannick está nervioso, está mal mira lo que acaba de hacer...— Negó con la cabeza —Pensé que la abuela por ahí lo podría unas semanas hacer cambiar de pensamientos.

—Eso es imposible —Intervino mi hermana.

—Pero me va a hacer bien ir con la abuela —Fulminé a mi hermana.

Ella siguió mirándome, puedo sentirlo....

— ¿Unas semanas? —Preguntó mi madre.

—Antes de castigarlo por un mes, gritarle —Hizo una pausa — ¿Por qué no intentamos cambiar un poco de vida?

Me hallaba haciendo un par de maletas, después de tener esa discusión terrible con mi familia por el error que había cometido.

Mi abuela había recibido una llamada telefónica de mi madre preguntándole si podría recibirme un par de semanas en su casa. Ella no dudo dar un "si" como respuesta, entonces mis padres me enviaron a hacer un par de maletas.

Unas semanas con mi abuela, era estupendo, me encantaba la idea, y la verdad que no estaba arrepentido de nada de lo que dije.

Alejarme de aquí, me haría estar más tranquilo, relajar mi mente, estar con una persona que sé que me quiere, me haría estar un poco más tranquilo y no incómodo.

Llené algunas mochilas, algunos bolsos, y no dudé en empacar mi computadora, y tomar mi hermosa guitarra.

Todo quedó interrumpido cuando sentí que alguien abría la puerta de mi habitación, y era Melody cruzada de brazos.

— ¿Yannick?

— ¿Sí?

— ¿Por qué te vas?

—Porque sí.

—No vas a cambiar tu opinión, esa cabeza que tienes, es muy difícil, ni la abuela Rosa va a poder, por favor quédate ya hiciste mucho.

"Ya hiciste mucho".

Dejé de acomodar todo para mirarla a los ojos y decirle lo que estuve pensando en muchas semanas, cuando permanecí encerrado en la habitación, mirando las paredes celestes de mi cuarto.

— ¿En qué te has convertido Melody?

Pareció haber recibido un cachetazo cuando le dije eso.

—No se dé que hablas.

La miré y negué con la cabeza.

—No te vayas —Ella añadió.

— ¿Para qué quieres que este aquí?

No respondió nada.

— Si para ti estoy enfermo...

—Basta.

—Tú lo has dicho, no sé porque tanta historia...

No me iba a quedar porque ella lo diga. Sentí un suspiro por parte de mi hermana, creo que se estaba enojando.

— ¿Recuerdas cuando éramos unidos? —Le pregunté, y sé que a ella le dolió porque se puso tensa y no dijo nada — ¿Dónde quedó eso?

—No lo sé.

— Nadie lo sabe.

— Yannick.

— Melody —Hice una pausa —No voy a quedarme solo porque tú lo dices, además son solo algunas semanas y luego volveré a este mismo infierno.

Ella no dijo nada y se fue corriendo a su habitación. Sé que estaba llorando, porque no la vi, ni la escuche haciéndolo, pero me lo dijeron sus ojos, esos ojos que te brillan y sabes que no vas a poder contener esas lágrimas que quieren salir para descargar todo ese peso interior en el pecho que tienes.

Que llore todo lo que quiera. No voy a ir tras ella.

Todo quedara como esta.

Solo son un par de semanas lejos de mi casa, no es para siempre.

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