Capítulo 23

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Capítulo 23



"La vida es una corta línea que en donde quiere se corta y se termina"



Tomé con mis manos un yogur y miré sus letras blancas atentamente. No tenía nada de llamativo, pero solo lo miraba porque la curiosidad era un aspecto que a casi todos, creo que nos mata.

Me gustaba mirar las cosas de cerca.

La abuela estaba cargando otras cosas y yo estaba con ese pequeño vaso de plástico en la mano observándolo.

Sentía pasos de las demás personas, a las que les llamo "personas normales".

— ¿Quieres ese yogur?

Asentí con una pequeña sonrisa.

La abuela despacio me lo sacó de las manos y lo colocó en su carro.

— ¿Por qué no vas a buscarme la sal? — Me preguntó con una sonrisa.

Asentí nuevamente y comencé a caminar por los pisos suaves, encerados y blancos del supermercado.

Algunas niñas que pasaban a mi lado, corriendo porque estaban jugando en el súper mercado, me miraban con una sonrisa o me miraban fijamente no sé por qué. Siempre había alguien que me mirara como si fuera vestido de mujer, o con un peinado realmente exótico, pero en la realidad estaba vestido normal.

No me gustaban esas miradas, pero era algo que tenía que soportar porque a la gente no se le puede decir nada, la gente es como es, y cada vez está peor con eso de las miradas.

Tomé la sal que me pidió y se la llevé a mi abuela.

Mientras estaba al lado de ella, mirando como la mercadería estaba ordenada en las estanterías donde correspondía, sentía la voz de Rosa.

— Ayer me he quedado dormida toda la noche en el sofá.

— Si...

— ¿Tú has venido a dejarme la frazada y apagar la TV?

— Si...

Y recordé la mirada cruel de Jazmín, mientras tomaba mi rostro y me decía que no me fijara en ella, algo que es imposible para mí, porque ella es mi debilidad... Noté un sentimiento desagradable por mi cuerpo...

— He sido yo, estabas profundamente dormida y me daba pena despertarte.

Rosa rio y nos dirigimos a la caja con un montón de mercadería que eligió para llevar a su solitario departamento.

Luego cuando estábamos comiendo el almuerzo que constaba de una pedazo de carne y un puré riquísimo, la abuela tenía un rostro de preocupación, que lo veía pocas veces en ella.

— Yannick.

Tomé un vaso de gaseosa y le di un sorbo largo, porque tenía sed, y a mi cuerpo le gustaba sentir ese líquido dulce en mi garganta.

— ¿Qué pasa?

— ¿Qué pasó con tu familia? — Rosa preguntó angustiada.

Suspiré por recordar a mi familia. Después de la última llamada con Melody no quería ni recordarlos.

— Lo siento, querido, no quiero hacerte enojar, pero de verdad es un tema que tienes que contármelo...

— Es que todo fue tan rápido...

Ella me miró unos segundos y luego cortó su trozo de carne y con su tenedor tomo un puñado de puré.

— Todo es rápido.

— No sé en verdad lo que paso con mi familia... pero últimamente no me sentía cómodo estando allí...

Un silencio inundó en la cocina, y luego solo se sentían los ruidos de los tenedores, cuchillos contra los platos de vidrios.

— Tu madre es mi hija Yannick — Tomó un sorbo de agua y me acorde que ella no tomaba gaseosa — Tengo que saber lo que está haciendo mal.

— Ser mentirosa.

La abuela hizo una mueca y luego negó con la cabeza.

— Ella siempre fue así, recuerdo que desde niña también me mentía en muchas cosas, pero eran idioteces, nunca creí que fuera a mentir de grande otra vez.

— Melody dice que fue por mi bien.

Estaba harta de ellas dos...Que bueno que ahora me encontraba con la abuela porque sentía que necesitaba al menos unas semanas lejos de ellas, y lejos de Richard que creo que cada día que pasa está peor, en todos los aspectos...

Melody había dicho muchas cosas egoístas, muchas cosas que ella siempre pensó y nunca me las dijo, pero a veces esas cosas son muy fuertes y le hacen mal a la otra persona.

Me hizo mal.

Quizás yo también le hice mal.

Ambos nos hicimos mal, en poco tiempo.

— Bueno quiero que sepas Yannick, que nunca le hice algo malo a tu madre de pequeña, que ella es así porque es así... — Hizo una pausa, para masticar mejor— Es más tenía que tenerla vigilada porque me hacia la vida imposible, es porque eso hacen las niñas cuando ven que solo hay una mamá para cuidarlas y no hay un papa ya que él ya estaba muerto.

Nunca conocí a mi abuelo, una pena, quizás era tan bueno como Rosa por eso estaba casado con ella.

— Hasta que se metió con... Logan.

Una puntada en el estómago sentí lo cual me provocaba unas nauseas devastadoras y pensaba que no podría terminar el plato de comida por un año si me hablaba de ese hombre, cuando estaba comiendo.

— Yo sabía que ese chico era malo para ella, que estaba enfermo, que tenía una vida dura pero ella se enamoró e incluso olvido que estaba con un hombre de buena vida como era Richard.

— ¿Conociste a mi padre? — Pregunté realmente sorprendido.

— Claro, una vieja como yo, se conoce todo — Rio un poco y le entregué una leve sonrisa.

— ¿Cómo era?

Tenía una curiosidad muy grande por saber de ese hombre y Rosa lo conoció, podía preguntarle todo lo que se me venga en mente, aunque él sea una basura que haya dejado a mi madre y a mí, solos, como unos pobres perros sin dueños y que mamá tenga que quedarse con un hombre millonario y amargado como era Richard e inventarme toda esa historia para que no caiga en la depresión.

— Tu padre era igual a ti, nada más que más alto y más rellenito, no tan delgado como tú — Sonrió — Pero tenía esos ojos tan lindos, ese pelo tan negro y esa piel tan blanca... como la tienes tú...

Me dio un leve escalofrió, tratar de imaginármelo... Tenía un presentimiento que casi todas mis características físicas pertenecían a las de mi padre verdadero.

— Tu madre nunca estuvo enamorada de Richard, creo que cuando se juntó con aquel hombre, fue para proponerse una meta que desde pequeña había tenido que consistía en ir a la escuela, ir a la universidad, terminar sus estudios, casarse con un hombre que tengas estudios como ella, tener hijos y ser feliz.

En ese instante pensé que planear tu vida de esa manera era incorrecto. No podías pretender tener todo en orden y a la perfección. Todos creían que esa era la manera correcta de vivir, entonces lo imitaban... a muchos les puede salir todo como lo planearon, pero a otros no.

Entonces ahí fue cuando mamá, falló por completo y engañó a Richard... Me parece que tienes que dejar un poco que las cosas pasen, no marcarte la vida como si fuera un mapa.

— Que linda vida — Dije sarcásticamente, porque me aburría.

En mis planes no estaba ir a la universidad, pero si terminar la escuela. En mis planes estaba viajar por el mundo, con alguna compañera, pero no casarme ni tener hijos... y valorar a una mujer por otras cosas no por sus estudios, su dinero, y su trabajo.

— Pero no sé de donde conoció a Logan y quedó perdida... Perdidamente enamorada y se olvidó de sus planes con Richard como su futuro esposo, y que tenía su anillo de compromiso y además que tenía una hermosa hija de un año o meses, ya no lo recuerdo.

Solo miré a mi abuela contar la historia porque la verdad que quería saberla y sabía que mi madre nunca me lo contaría. Ni nadie que fuera de mi familia salvo Rosa.

— Ella me decía que era un amigo... un amigo...— Bajó la mirada a la comida — Y la verdad que le creí, hasta que me enteré que Richard no sabía de ese amigo tan íntimo que tenía, que todos los días pasaba a buscar a tu madre... y ahí me di cuenta que era su amante.

Tragué saliva y pude notar que se me había hecho ese pequeño nudo en la garganta cuando sabía que algo malo iba a oír.

No podía creer eso de mi madre... nunca lo pensé.

— Y ahí me puse a pensar que mi hija estaba distinta realmente... que se empezó a vestir de otra forma, hacer cosas con su pelo diferentes, pude ver en su rostro una sonrisa, y a también empezó a maquillarse mucho mejor — Sonrió mostrando sus dientes y señaló mi plato de comida para que comiera y yo empecé a llevarme trozos de carne a la boca — Ella era una mujer diferente, Logan la transformó en algo que nunca había visto, quizás estaba feliz.

— Si, porque es una amarga ahora.

La abuela se rio y yo también.

Mi madre se caracterizaba por siempre tener ese rostro serio, donde podías notar que si la hacías enfadar era una mujer complicada. Desde ya, puedo saber que es infeliz, que su propuesta de vida no la había hecho feliz.

— Después cuando quedó embarazada de ese hombre, a la primera que se le contó fue a mí, estaba muy tranquila y decidida — Asintió — Ella pensaba decírselo a sus dos hombres y quedarse con Logan, que siempre que lo veía, llevaba ropa negra y un cigarro en la mano, entonces le dije que no le convenía y ese día discutimos un montón porque le dije que me pareció muy malo lo que le había hecho a Richard.

— Tenías razón, abuela.

Por mucho que me caiga mal Richard no merecía una traición de esa manera...

— Pero tu madre no quiso escucharme más y se fue a hablar con Logan que fue ahí cuando lo odio con toda su vida... — Suspiró con decepción — Al día siguiente vino llorando a mi casa y me dijo que tenía razón, que nunca tendría que haberse metido con ese tipo y que estaba muy arrepentida de lo que le hizo a Richard y a Melody que era su bebé — Hizo una pausa con un rostro angustiado —Me dijo que Logan le dijo que nunca se haría cargo de ese bebé y que la basureó.

"Ese bebé" era yo. No podía describir como me sentía... era algo tan difícil de comprender.

— Pero Richard la perdonó...

Finalmente pronuncié. Mi abuela me miró con una leve sonrisa y asintió.

— Porque Richard de verdad quiere a tu madre.

Me quedé en silencio y cuando miré el plato me di cuenta que estaba vacío, lo hice a un lado y tomé el vaso de gaseosa para terminarlo.

No podía creer lo que había hecho mi padre. De seguro, era uno de esos hombres que no piensan nada de la vida, que no le dan importancia de nada y que usan a las mujeres para su diversión. Hasta fuman cigarrillos, se drogan, se alcoholizan, hacen todo lo que no deben hacer.

¿Cómo mi madre pudo haberse metido con alguien de ese tipo? Ella parece una mujer tan correcta...

— Entonces Alexia fue a contarle todo a su esposo y le rogó que la perdonara, pero no lo hizo en ese momento, por eso ella vino a pasar una semana en mi casa hasta que después de unos largos días de ver a mi hija depresiva, llorando, pudo venir Richard a buscarla y a decirle que lo intentarían... — Me miró fijamente — En esa semana estaba muy preocupada por Alexia porque estaba embarazada y no se cuidaba como tenía que ser, y yo le decía, pero no me hacía caso.

Mi madre tuvo un embarazo complicado.

De seguro que me odio, que siento bronca por mí, mientras estaba en su panza... Y por eso era como era ahora. Con esta mente complicada y difícil de arreglar...

Gracias a ella, tenía esta terrible cabeza de la que no podía salir más. Y lo peor era que no me comprendía.

Ella y Richard eran dos personas amargas, eran dos personas a la que lo único que le interesaba era su trabajo, mantener sus autos y su casa. Eran seres tan básicos.

A veces salían a cenar con amigos, pero estoy seguro que su relación ya no era la misma que antes, que Richard de seguro recordaba que Alexia cuando tuvo la oportunidad de cambiarlo lo hubiera hecho, pero como Logan no accedió, ella volvió a sus manos.

A las buenas chicas, les gustan los chicos malos y más en ese tiempo que mi madre era lo bastante joven para fantasear con uno de ellos y tirar sus planes por la borda.

— Es terrible... —Finalmente respondí.

— Si la verdad que sí.

Ayude a recoger los platos de la mesa, a lavarlos, a limpiar y ordenar todo lo que no se hallaba en su lugar y daba un aspecto más desordenado al departamento.

— El fin de esta charla, era llegar a porque estas tan distanciados con tu familia, me entristece saberlo y verlo.

— No lo sé.

— ¿Por qué no tratas de aceptarlos como son? — Preguntó.

— Si lo haré, pero con tiempo.

Mi abuela guardó los dos platos en un cajón y luego se volvió hacia mí con una sonrisa amable.

— La semana que viene, continuaras la escuela donde la dejaste, vendrán los profesores que te dictaban clases en casa, pero nada más que en mi apartamento.

Puso su mano en mi hombro y me dio ánimos. En ese momento mi mente se relajó y pensó: "Que bueno que estoy con mi abuela, ella es la única que me da fuerzas..."

— Luego irán otra vez a la casa en donde perteneces.

Asentí desanimado porque no quería volver, pero algún día debería hacerlo, porque era donde vivía, no podía quedarme con la abuela por siempre, aunque en realidad era lo que quería.

— Gracias.

Ella me sonrió.

— ¿Qué harás? — Me preguntó.

— Hoy vendrá una amiga mía y quizás salgamos un poco a caminar...

Ella prendió nuevamente el cigarrillo, y yo miré como el humo se desvanecía. Ella sonrió con su lápiz labial negro.

Sus uñas pintadas de negro estaban decoradas con anillos en todos los dedos y luego me miro con sus ojos color marrón fuerte que a veces parecía que tuvieran la pupila negra de lo oscuros que eran.

— La vida es como una línea corta que en donde quiere se corta y se termina — Me dijo.

— La vida es cruel y demasiada pequeña para la mente de un humano, llena de obstáculos que tienes que saber cómo superarlos.

Continúe hablando sin pensar.

— La verdad es difícil y a la gente que piensa de esa manera la tratan de locos.

— Exacto.

— Solo somos realistas.

— Pero nadie nos entiende, a veces quisiera ayudarlos.

Sonrió levemente y yo miré el cielo.

Estaba soleado, perfectas nubes se movían lentamente en el cielo celeste.

— Si no sabes cómo pasar esos obstáculos puedes estar perdido toda tu vida

Me dijo siguiendo lo que yo había dicho.

Y me di cuenta que no podía atravesar esos obstáculos que la vida me daba así que por lo tanto, estaba totalmente perdido.

— Es verdad.

Ella inhaló el cigarrillo que sostenía y a mí me dio curiosidad ver como se sentía hacerlo, fumar para gozarlo como hacían aquellas personas que veía por la calle.

O tal vez algún día lo disfrutaron y luego se transformó en una adicción.

— Me gustaría ir a tomar un poco de helado —Dijo ella pensando lo que pedía.

— ¿Con este patético frio?

— ¿Y?

La mire con la ceja levantada. Ella me pegó un leve empujón, y yo me reí.

— No tiene que importarte en que estación del año estamos, sino que tiene que importarte que es lo que tu cuerpo pide, y mi cuerpo pide, helado.

Negué con la cabeza... Cheryl estaba un poco loca.

— Además no hace tanto frio...

Se levantó y me tendió la mano para que se la tomara y así fue. Luego pensé que a la abuela le dije que me iba a caminar con una amiga y luego recordé que en realidad era una admiradora, pero sonaba idiota decirlo de esa manera, así que preferí decirle amiga.

Empezamos a caminar, y a mí me encantaba pisar las hojas secas que estaban en el suelo. Ella seguía fumando, mientras parecía perderse en cada parte donde pasábamos.

— Me gusta sacarle fotos a lo que veo cuando camino, cualquier cosa que se convierta en una foto — Sonrió.

— A mí también —Opiné.

— Pero tengo mi celular con poca batería y oye, eso es bueno — Me sonrió — Vamos teniendo algo en común.

"Algo en común" ¿para qué quería tener cosas en común conmigo? Oh perdón, se me olvido que según "ella estaba enamorada de mí", que en verdad, no le creía.

— Todavía me dejaste pensado con eso de que estas enamorada de mí...

Cheryl me miró y luego vi que sus mejillas se enrojecieron. Pensé: "qué raro, no parece una chica que se sonroja por cualquier cosa".

— ¿No puede ser verdad acaso? — Hizo una pausa mientras se cruzaba de brazos— Sé que no tengo pinta de enamorarme pero...

La interrumpo.

— No es eso.

Ella me miro con confusión, pero a la vez, sentía curiosidad para que siga hablando.

— No me conoces, nadie me conoce, no sabes quién soy, no puedes estar enamorada de alguien que no sabes quién.

— Tu eres Yannick Walker ¿Verdad?

Suspire con frustracion.

— No se trata de solo eso...

Nos quedamos en silencio, escuchando los sonidos de los motores de los autos, de pasos de gente, de sonidos que emitían algunos perros callejeros que estaban caminando como nosotros y ladrando.

— No quiero que te enojes.

— No me enoje, soy solo realista.

Cheryl hizo una mueca y se sintió un poco dolida por lo que le dije, pero era verdad, los jóvenes como ella, no se enamoran... solo era una pequeña fantasía que rodaba por su cabeza, hasta que después se le pasara y lo olvidara todo.

— Bueno, está bien, tienes razón, solo es una fantasía.

— ¿A dónde nos dirigimos?

Quise cambiar de tema y saber a dónde íbamos porque ni siquiera sabía a dónde caminaba.

— ¡A una heladería!

Ella me tomó de la mano y comenzó a correr entonces yo corrí para no caerme y desparrame por el suelo.

Cheryl me dijo mientras corríamos que hacíamos un poco de actividad de física para entrar en calor y luego ir a tomar un rico helado.

Pero no tenía dinero, no le dije nada porque no podía hablar porque estaba muy agitado para hacerlo.

En el centro no había mucha gente, había algunas personas caminando por la enorme plaza, algunos niños jugando y divirtiéndose, pensando que el mundo es un grande juego cuando es algo de lo que no es nada fácil, como se ve a simple vista.

Paramos y respiramos un poco porque de verdad lo necesitábamos. Luego ella fue hacia un banco de la plaza y me hizo un lugar para que me siente.

— Esa es a la heladería a la que vamos a ir — Señaló y me di cuenta que estaba al frente de nosotros — Pero antes quiero descansar un poco.

—No tengo dinero, para comprar helado.

Ella me miró con sus ojos oscuros, se despeinó un poco más su pelo que estaba pegado en algunas partes de su rostro y luego relamió sus labios sacándose un poco el lápiz labial oscuro que llevaba.

— ¿Para qué trabajo? — Me preguntó— ¡Te lo pago, yo!

— Pero...

Me tapó la boca y sentí sus manos heladas en mis labios.

— No, no chiquito, no digas más nada.

Me dio ganas de largar una carcajada, pero no lo hice, solo me quedé mirándola fijamente unos segundos.

— ¿Trabajas?

— De lunes a viernes, por las noches, soy camarera en el restaurant de mi tío

Me sonrió mostrando sus dientes.

—¿Terminaste la escuela? — Pregunté.

— El año pasado.

— Que bueno.

Y recordé que en la última carta que me había dejado me decía que en realidad tenía dieciocho años y por lo tanto, ya es una edad a la que puedes trabajar y terminar la escuela.

— ¿Qué harás?

Supongo que no irá a la universidad, como mis padres quieren que vaya, lo cual para mi es una desgracia muy grande.

— Quiero juntar dinero e irme de aquí.

— ¿A dónde? — Pregunte.

— A New York.

Asentí.

Qué lindo, viajar por el mundo, cuando eres joven, poder disfrutar todo tipo de clima que la naturaleza te ofrece, es hermoso.

— Que lindo.

— Si quiero alejarme un poco de mis padres.

— ¿Por qué?

Sabía que no era la pregunta correcta, pero la curiosidad me mataba, además parece que Cheryl no tenía mucho problema en desprenderse y contar sus cosas, no era definitivamente como yo, era mucho más fuerte.

— Mis padres son un infierno — Tiró y pisó el cigarrillo en el suelo, que por cierto le había durado un buen rato — Mi padre se enfurece, le pega a mi madre, luego le pide disculpas y están como si estuvieran en una hermosa luna de miel, luego mi padre engaña a mi madre, ella se disgusta y bebe alcohol, y bueno discuten todo el día, a mí me gustan los lugares tranquilos, Yannick, nada de gritos y locuras, por unas dos personas que están enfermas.

Tragué saliva y mi corazón empezó a latir muy fuerte.

Ahí me di cuenta que Cheryl no llevaba una básica y buena vida, si no que a lo contrario de seguro, que por dentro también estaba sufriendo la situación de sus padres, que era un claro ejemplo de una tragedia.

Incluso peor de lo que me pasa a mi... Mucho peor.

— ¿Tu, Yannick? — Preguntó con una sonrisa la cual no parecía que ni había mencionado a sus padres— ¿Vas a seguir con tu carrera musical?

Dejé de pensar en las desgracias de la joven chica que tenía a mi lado, y bueno quise enfocarme en mis desgracias que no eran nada que ver a lo que ella tenía, pero eran penurias mentales.

— Pues no, iré a la universidad.

— ¿Por qué?

— Porque es lo que debo hacer.

— Pero no es lo que tú quieres.

Miré hacia abajo porque era lo que todo el tiempo me planteaba a mí mismo y vi la tierra que había debajo de nosotros y pensé que no, no era lo que quería para nada.

A veces deseaba ser uno de esos chicos que sueñan con ser un doctor, un ingeniero, o algo de eso, no tener este sueño tan imposible como el que me había tocado.

— No, no es lo que quiero.

— ¿Entonces?

Me dio un golpecito en el hombro para que la mirara y así fue. Sus ojos oscuros chocaron con los míos.

— Tienes que hacer lo que a ti te gusta, sigue tus sueños.

— No.

— ¿Por qué?

— Son imposibles.

Levantó una ceja, luego de su chaqueta de cuero, sacó otro cigarrillo y lo prendió.

¡Como fuma, dios! Es lo primero que pensé.

— Nada es imposible, todo es posible y más si lo deseas con todo tu corazón.

— Pues yo creo que esas son frases de la vida y a veces no son reales.

Una niña y un niño pasaron corriendo a las risas, para ver quien llegaba primero al tobogán alto y enorme que había en la esquina de donde estábamos.

— Si son reales, tienes que pensar un poco más positivo y pensar que tú puedes ser capaz de todo... Yo quiero ser actriz.

— ¿Actriz? Qué hermoso.

— Como son pocas horas de viaje ir a New York donde hay una academia para aprender eso de ser actor me voy para allá.

— ¿Y tus padres lo saben?

— No, pero pienso escaparme... como mi hermano.

La historia de Cheryl era llena de sorpresas, la cual no parecía a simple vista. Ella tenía pinta de una chica rebelde, pero hasta ahí, escondía tantas cosas por dentro, de las que me contó en tan solo la primera salida que tuvimos. Una buena manera de conocernos.

— ¿Tu hermano se escapó de la casa?

— A los veintiún años de edad, se fue de casa sin avisarnos nada y bueno hasta hoy que no sé nada de él, pero realmente no me importa.

— ¿No te importa?

— Realmente sé que si me importa, pero trato de no pensar mucho porque me haré daño a mí misma, lo cual es malo, porque a él ni siquiera le importó, ya que no mantuvo contacto conmigo.

Realmente si Melody hacia semejante cosa, que mi mente cree que nunca lo haría, me pondría muy mal, pero bueno todos somos diferentes además no sé qué tipo de relación tenía Cheryl con su hermano, así que no supe que decirle, quizás no era tan cercanos...

— Como seguía diciéndote en New York es donde voy a triunfar no aquí, sabes porque a los sueños hay que salirlos a buscar querido, porque si te quedas esperando a que sucedan solos vas a morir esperándolo.

Asentí con tranquilidad.

Eso pensaba... siempre. Pero a veces, pensaba que hay personas que salen a buscarlos y no obtienen nada, no obtienen el éxito que esperaban y que merecían, porque la gente no les presta atención, no la suficiente que necesitan.

— Es verdad.

Cada vez que estaba sentado en ese banco frio, veía mis manos más blancas de lo habitual y las sentía congeladas, lo cual me las frotaba un poco, para darles calor.

Ella tiró el cigarrillo que había prendido hace unos minutos, se paró del asiento de madera con energía y me hizo seña para que me parará.

— ¡A tomar helado, Yannick!

Me tomó del brazo y me condujo a la heladería que odiaba. De todas las heladerías, esa era la que nunca pensaba ir justamente porque siempre cuando pasaba en verano, veía a muchos jóvenes divirtiéndose y tomando helados. No solo era eso, que varias veces había visto a Jazmín con sus amigas y amigos tomando helados ahí...

Nunca me animaba a entrar con mi mamá, o mi hermana, por esa razón, porque no quería cruzármelos a ellos, ya me bastaba con solo verlos en la escuela.

Sabía que no estaba bien, culpar al lugar cuando no tenía la culpa de quien iban a ir, pero era como un gran rechazo se asomaba.

Ahora no estaba muy lleno, porque no estábamos en la temporada... Pero "Paris" era la heladería más grande y más hermosa de esta zona.

— ¿Te gusta?

— En realidad, no mucho.

— A mí sí, es mi heladería favorita... — Hizo una pausa — Vamos.

Y bueno entramos a un lugar que al menos no había tanta gente como lo había afuera. Ella me sonrió y la seguí para pedir nuestro rico helado que nos esperaba...

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