Noah

Me acomodo la ropa, me levanto rápido de la colchoneta y me escondo detrás de una caja. Cuando Bruno se va, Tyrone vuelve.

¡Mamá sálvame!

Cierra la puerta y yo bajo la cabeza, haciéndome un bollito. ¿Cómo si eso fuera a funcionar? Obvio que sabe dónde estoy, y yo también, es evidente, estoy perdido.

—Que linda Nenaza... —lo oigo a mi costado, no quiero ver.

—Eso... Eso fue ruin...

—¿Por qué no te preocupas por ti? —me agarra del brazo y me levanta —que yo recuerde, estábamos en un momento acalorado... —susurra en mi oído y abro los ojos, lo miro —¿Qué? ¿pensaste que no hablaba en serio? Mira —señala su pantalón —aún la cremallera está abierta...

—¿Por qué haces esto...? —lloriqueo —¿Qué te he hecho yo...?

Me agarra de la cintura y me apoya sobre la cabeza, se posiciona entre mis piernas y apoya sus manos allí, acercándose a mi rostro.

—Me gustas mucho Noah...

Quedo paralizado y mis ojos se abren en grande cuando une su boca con la mía. Me inclina y termino por reaccionar.

—Espera... —forcejeo.

Mordisquea mi cuello y la piel se me eriza cuando lame mi cuello. Maldición, me hará una marca.

—¡Espera! —repito.

—¿Qué? —responde ante mi insistencia —¿Vas a usar la excusa de la comida otra vez? —se ríe.

—No... Yo... —me sobresalto cuando tira de mi pantalón —¡No...! —grito.

Se escuchan dos golpes en la puerta y nos quedamos quietos mirando hacia allí. Aparece Lía dando una patada, luego corre, salta y le pega otra a Tyrone. Este cae al suelo y mi hermana me agarra la mano para salir corriendo, pero la mala suerte nos persigue, porque fuera esta Dan esperándonos.

—¿Van a algún lugar? —sonríe él estando muy alegre.

—¡Chica bruta! —grita Tyrone saliendo del almacén —¿Cómo te atreves? ¡¿Quién te dijo?!

—¡Eso no te importa! —grita ella y lo señala —¡Alejate de mi hermano!

—¿Qué vamos a hacer Lía? —me agarro de su brazo asustado.

—¿Quién te dijo? —insiste Tyrone.

—Fui yo... —me giro a ver y visualizo a Gregor.

El morocho sonríe.

—¿Te crees muy valiente?

—Solo quería recordarte que no te pasaras de la línea, por escuchar los consejos malos de Dan —se ríe.

—Ya que estás hablando de mí —intercede el otro castaño —juguemos un juego. Después de todo, le arruinaste la fiesta a Tyrone, mínimo deberías aceptar —expresa tranquilamente.

Frunce el ceño.

—Yo no juego tus juegos, Dan.

—Tengo curiosidad, así que continúa —le aclara el demonio, animandose.

Esto no traerá nada bueno, me aferró al brazo de Lía con fuerza, mientras ella analiza la situación.

—Pues verás, tengo una apuesta —el castaño se acerca al novio de mi hermana sin dejar de mirarlo —si pierdes este juego, terminas con Lía.

—¡¿Qué te pasa?! —se queja ella y agita el puño.

Él la mira y continúa.

—Y si ganas, te diré el secreto entre Lía y Tyrone.

El rostro de mi hermana se pone pálido y realmente no entiendo que sucede.

¿Hay un secreto entre ellos dos? Pues parece que a él no le afecta en lo más mínimo.