Heinz

Oigo un grito y abro los ojos, visualizo a Noah corriendo por mi habitación desesperado.

—¡Deja de dormir Heinz, llegamos tarde! —exclama alarmado.

Me cubro la cabeza con la almohada.

—Ah era eso... un ratito más.

—¡Pero es muy tarde!

—Aja.

—¡Heinz! —me tira del brazo.

—Estoy durmiendo.

—¿Ah sí? ¿y entonces como me respondes? —hace puchero.

—No me hagas caritas que eso es trampa —tomo su mano y lo atraigo hacia mí, abrazándolo —hola.

—¡Ah, sálvase quién pueda! —patalea y agita las manos.

—Que ruidoso —lo giro poniéndome encima.

Se sonroja.

—¡No es cierto!

—¿Acabo de oír un grito? —me hago el pensativo. Se cubre la boca y me río —sabia inteligencia, pero no si te hago cosquillas.

—Trampa, trampa, trampa —repite antes de sentir mi cosquilleo —¡Ja, ja, ja...!

—Te van a escuchar, ruidoso.

—¡No soy ruidoso! —se cubre la boca cuando se da cuenta que ha gritado.

—Ay que lindo... y ahora voy a dormir —me tiro al costado cerrando los ojos.

—No, Heinz. Se supone que ibas a cuidar a mi hermana —oigo su voz temblorosa y lo observo.

—Vale, vale ya me levanto —me inclino y sonrío —¿Quién es el tramposo ahora? ¿Te juntas demasiado con Bruno o me parece a mí? —le revuelvo el cabello y levanta los dedos.

—Un poquito.

—Sí, sí, nadie te cree —vuelvo a reír mientras me cambio la ropa.

Baja de la cama, corre y agarra su mochila, levantando el brazo animado.

—¡A desayunar en el camino!

—¿Eso también? Así no vale —río nuevamente y nos vamos.