222. Tu paraguas y el mío

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Bruno

Muevo las patitas del muñeco que me regalo Noah, mientras estoy sentado en el sillón del living de mi casa.

—Piu, piu, piu el conejito asesino —. Levanto la vista hacia la ventana y hago puchero —sigue lloviendo...

—¡Bruno! —me llama papá desde la cocina —. Llevaté mi paraguas, parece que va a seguir la tormenta, apúrate que vas a llegar tarde al colegio, Heinz ya salió.

—¡Ya voy! 

Me levanto, dejo el conejo sobre el televisor y camino a buscar el paraguas. Lo agarro junto con mi mochila y salgo de casa, acto seguido lo abro rápido para no mojarme. Al levantar la vista, visualizo a Tyrone también pasando el portón de su vivienda. Nuestras miradas se cruzan pero lo ignoro y avanzo en mi camino. Aumento la velocidad, cuando veo que cruza la calle.

—Copito llegando tarde, esto es nuevo —oigo su voz detrás de mí pero no me volteo.

—No sé si lo notas, pero está lloviendo —le aclaro a su cerebro de nuez y luego agrego —ocúpate de tus faltas y yo me ocupo de las mías —sonrío —pero claro, las tuyas son demasiadas, quizás no sobrevivas. Mejor para mí.

—Me quedaré con esto —me quita el paraguas —que manera de agredir Copito, ya te estás pareciendo a mí.

—¡Devolveme eso! —le grito comenzando a irritarme.

—Y mojarme, ni hablar —se hace el tonto, continuando alegre —en todo caso, vas a tener que caminar cerca de mí. La pregunta aquí es ¿Soportarías mi presencia o eres un cobarde?

—No te tengo miedo, Tyrone.

—Las pocas veces que la gente dice eso, son milagros. Ah bueno, al menos existen —se ríe —eso me recuerda cuando nos conocimos, llovía también.

—¿Qué? ¿Vas a reclamarme tu paraguas ahora? —Exclamo molesto y desconcertado —te recuerdo que tú mismo me lo diste ese día —le aclaro.

—No, sólo recordé que no me miraste con miedo, como todos los demás. Aunque creo que no lo sabías, siempre he tenido mala reputación.

—¿A dónde quieres llegar con el pasado? Que irritante, no me molestes —lo miro mal —¿Deseas que te recuerdes como me abandonaste? A ver si te agarra culpa y dejas de hablar estupideces.

—No, lo que quiero recordarte es un bello día de lluvia, yo dándote mi paraguas y una bonita sonrisa en tu rostro.

—¿Tyrone Bleiker cursi? Por favor no —ruedo los ojos.

—Está bien, lo admito, te mire el trasero —se ríe.

—¡¿Por qué estamos hablando de mi trasero?! —le grito sonrojado.

Sonríe de manera pícara.

—No quieres saberlo —se lo piensa —o quizás sí, después de todo tú también eres un pervertido —se acerca a mi oido —por eso combinamos a la perfección.

Saco mi cubierto, acercándoselo a la cara, en forma de amenaza.

—Te pincharé con mi tenedor.

Frunce el ceño.

—No traigas a Cabeza de Antorcha a la conversación.

Y sus celos fugitivos aparecen.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro