35: Desayuno para siete

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Y allí estaba Yoongi, parado frente a la puerta de su habitación, y con la mano sobre la perilla de esta misma, había pensado en salir de su habitación para perseguir el taxi en donde los señores Kim se encontraban, mientras les gritaba una y otra vez que no lo dejarán solo con esos diablillos, pero se lo había pensado dos veces antes de salir y hacer una escena que seguramente a más de uno le hubiera causado gracia, pues todo mundo se reía de las desgracias de los demás, o a menos eso era lo que a Yoongi le sucedía a menudo.

Pero ahora tenía un conflicto interno sumamente peor, y era ¿salir o no salir de su habitación? En sus planes estaba quedarse encerrado para todo el día, en lo que llegaban los padres de esos alfas, pero también sabía que no iba a poder resistir mucho tiempo encerrado, ¡maldita seas, claustrofobia! Soltó un suspiro, le darían punzadas en las sienes si seguía pensando demasiado en lo que debía de hacer, en lo que era más correcto para sobre guardar su persona.

Y quizás se hubiera quedado más tiempo pensando de no ser porque alguien más tomo la perilla de su puerta y la giro para abrir la puerta.

—Yoongi, ya es hora de... —Taehyung dejo de hablar al percatarse de la presencia del omega cerca de la puerta, parpadeo un par de veces—, desayunar, ¿cuánto llevas ahí parado?

—¡Eso no importa! —menciono Yoongi, demonios, la vergüenza se estaba acumulando en sus mejillas, sólo esto le faltaba, soltó un bufido—. Iré en unos minutos.

—¡Date prisa! Seokjin preparo panqueques, huevos revueltos y tocino para el desayuno —menciono Taehyung, los ojos del alfa brillaron en deseo de sólo imaginar el desayuno servido en su plato.

—Sí, como sea —Yoongi no se sentía para nada animado.

Sin más, Taehyung cerro la puerta para retirarse, en cuanto Yoongi se percato de que los pasos de aquel alfa se alejaban de la habitación, se permitió relajarse, soltó un largo resoplido, Yoongi jamás creyó que la vida le jugaría una broma tan pesada como ahora, primero su madre lo dejaba en casa de los vecinos a pesar de saber que puede cuidarse solo, luego, esos alfas intentan un plan en el cual lo quieren conquistar porque pensaban que de esa forma lograrían llamar la atención de sus omegas deseados, después Yoongi como idiota los decide ayudar y ahora por lo que ve esos alfas tramaban algo más, no sabía que era, pero presiente que traman algo, para después recibir una llamada de parte de su madre que le dice que no regresará a casa tan pronto como había prometido, y ahora los padres de esos alfas lo dejaban solo en una casa con sus seis hijos, ¿¡En qué estaban pensando!?

Definitivamente Yoongi no sabía que pensar al respecto con todo eso, pero debía de tener paciencia, era lo único que tenía, y debía de ponerse en guardia, cualquier movimiento de esos alfas podría llegar a ser peligroso para él.

El aroma de la comida recién preparada no tardo en llegar a su habitación, y antes de que siquiera pudiera negarse a salir, los gruñidos provenientes del interior de su cuerpo, habían hecho que se arrepintiera de la idea de encerrarse en su habitación todo el tiempo.

—Malditas sean las necesidades básicas —balbuceo molesto—, debo ir al comedor.

No le importo abrir la puerta de nuevo, bajaría en pijama, ya tendría tiempo para poder buscar ropa para ponerse, aunque ahora tendría que ir a su casa para buscar más ropa, la necesitaba de inmediato, no debía de quedarse sin prendas de vestir.

En cuanto abrió la puerta, un ladrido se escuchó, Yoongi bajo la mirada, encontrándose con la bola de pelo negro, que sacaba la lengua y movía la cola levemente al verlo, Yoongi no se consideraba un gran fanático de las mascotas, le gustaba verlas, pero casi no tenerlas en casa, pero aquel perro, Yeontan, era sumamente amigable, aunque era igual de desastroso que sus dueños.

Yoongi salió de su habitación y cerro la puerta para después ponerse a caminar para poder pasar el pasillo que lo conduciría a las escaleras, mientras que Yeontan le seguía el paso detrás de él.

El omega no tardo en bajar las escaleras, miro hacia la entrada del comedor, encontrando con la mirada a Jimin y a Jungkook, quienes ponían la mesa.

—¿Para qué demonios insistes en colocar cucharas si ni siquiera hay una bendita sopa? —refunfuño Jimin.

—¿Para qué pones vasos si ni siquiera vamos a tomar jugos o agua? —contesto Jungkook, ganándose un leve gruñido de parte de Jimin.

—Deberían dejar de gruñirse tanto, mocosos —dijo Hoseok mientras tomaba asiento—, que importa lo que haya en la mesa, no estamos en una comida formal llena de personas apretadas.

—A mí me importa —dijo Jimin—, de la vista nace el apetito.

—¿Qué no era, de la vista nace el amor? —pregunto Namjoon mientras se acercaba con un plato repleto de tocino perfectamente cocinado, de tonalidades doradas, se veía sumamente crujiente, Namjoon lo coloco justo en medio de la mesa.

—Buenos días —dijo Yoongi llamando la atención de los presentes, los alfas en cuanto miraron a Yoongi no pudieron evitar sonreírle como respuesta.

—¿Dormiste bien? —pregunto Jungkook.

—Sí, supongo —Yoongi estaba un poco nervioso, y es que nunca pensó que llegaría a estar solo en una casa llena de alfas—, ¿puedo ayudarles en algo?

—¡No! No tienes que preocuparte por eso —menciono Taehyung entrando al comedor mientras traía los platos para después comenzar a ponerlos en la mesa—, nosotros nos encargaremos, omega.

Yoongi decidió ignorar aquello.

—Está bien —Yoongi tomo asiento de inmediato y antes de que siquiera se pudiera acomodar mejor en la silla, Jimin y Jungkook se sentaron, uno de su lado derecho y otro a la izquierda, Yoongi abrió los ojos en grande, no esperaba eso.

—¡Taehyung! ¿Dónde pusiste la mantequilla? —se escuchó hablar a Seokjin.

—¡Ya la guardé! —respondió Taehyung, coloco el ultimo plato y volvió a caminar a la cocina.

—¿Cuántas veces te he dicho que no guardes nada cuando yo estoy en la cocina?

—Dijiste que ya no la ibas a ocupar, idiota.

—¡Más respeto, mocoso!

Yoongi soltó un suspiro, en verdad que ellos se aman.

—No entiendo como pueden seguir en la misma casa, después de tantas peleas —menciono Yoongi en voz baja, pero los presentes lograron escucharlo.

—Eso no es problema —menciono Hoseok—, es agradable, no sé qué haría si alguno de estos tontos no estuviese rodeándome.

—¡No somos tontos! —reclamo Jungkook—, pero Hoseok tiene razón —sonrió hacia Yoongi—, de ellos aprendí las groserías.

—Sí, en lugar de aprenderte las tablas de multiplicar —menciono Namjoon mientras tomaba asiento—, puede que tengas razón, omega, pero creo que inclusive nos sentiríamos muy solos si nos alejamos.

—Es cierto —hablo esta vez Jimin—, podremos hacer desesperar al otro, pero nos queremos a pesar de todo.

—¡Sí, amor entre hermanos! —dijo Hoseok.

Yoongi jamás en su vida había conocido ese tipo de amor, a veces se preguntaba que sería tener un hermano, aunque por lo que veía sería un desastre, aunque inclusive eso le haría sentirse mucho menos solo.

—¡Listo! —menciono Seokjin mientras se acercaba a la mesa con algunos panqueques, y Taehyung le seguía el paso detrás con otros más.

El omega había visto pilas de panqueques, pero esto era una maldita exageración, Seokjin tenía una charola, con dos platos extendidos grandes, y eran torres de más de diez panqueques cada una, y Taehyung venía detrás de él, con lo mismo, era ridículo, ¿quién podía comer tanto?

—Muero de hambre —menciono Jungkook a su lado.

—Quieto, lobo —dijo Seokjin mientras lo señalaba—, debemos dejar que Yoongi haga loa honores.

—¡No es justo!

—Mamá hizo mal en consentirte demasiado, Kookie —dijo Taehyung de forma burlona, a lo que Hoseok soltó una suave risa.

—Estás celoso porque a ti ni siquiera Yeontan te quiere —menciono Jungkook en su defensa.

—Auch —dijo Jimin—, eso si dolió.

—Por lo menos a mi si me tratan como adulto y no como un bebé pequeño que no sabe ni ponerse la ropa —dijo Taehyung entre dientes.

Jungkook estaba a punto de contestarle, pero el omega intervino.

—¡Ya! —exclamo haciendo que los demás lo vieran—. Jungkook puede hacer los honores, y sólo coman, no quiero escucharlos discutir de nuevo.

—Yoongi debió ser alfa en su vida pasada —comento Namjoon.

—Definitivamente lo fue —dijo Seokjin mientras tomaba asiento—, apresúrate en agarrar lo que vas a comer, Jungkook, que todos morimos de hambre.

—¡No me presiones! —se quejo el menor de los hermanos alfas.

Bueno, si así comenzaba la mañana, Yoongi no quería saber lo que pasaría en el resto del día, pero sobreviviría.

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