El mundo de los corazones no tiene corazón.

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 Mis días podían ser así de descabellados, comenzaba siendo niñera de Veintiuno y terminaba bajo la supervisión de la niña de trece años más malhumorada y orejona del mundo.

La seguimos en silencio hasta las escaleras. Trepamos con precaución los escalones tendidos como si fueran estantes. El marco de la puerta estaba ubicado horizontalmente porque allí, como caminamos en las paredes del barco encallado de costado, cada puerta eran grietas u hoyos rectangulares en el suelo. Me arrastré por una como si descendiera a una alcantarilla. Aterricé de culo en un pasillo tan oscuro como la boca de un lobo.

26J tenía una vela en su mano tiznada. Seguimos su luz porque no teníamos ganas de perdernos en un barco como ese.

Luego de un momento de caminatas en corredores de madera llegamos a lo que parecía la antigua recamara del capitán. Había una serie de ventanas emplomadas, pero con las puntas curvas, como paletas; los cristales coloridos estaban intactos, un poco sucios, con mugre y aceite pegada. Lo usual.

La mitad de los muebles estaban tumbados igual que el barco, pero, unas pocas cosas continuaban de pie sobre el suelo-pared, eran una mesa con tarros de lo que parecía cerveza, cortinas desgastadas que alguien había amontonado para simular una cama (no lo simulaba) una vieja biblioteca que en lugar de libros tenía frascos con extraños líquidos de colores o comida. Lo que no encontré en esa habitación era nuestra dignidad, después de haber sido descubiertos tan rápido, dudaba encontrarla así de rápido.

El lugar se encontraba limpio, los cristales estaban cubiertos apropósito con aceite para que ninguna nave notara la débil luz de las velas. Todo olía a humo, cera y madreselva, de seguro las velas eran aromáticas. Con las espesas nubes negras y el continente de basura que se ubicaba sobre nosotros, prácticamente era como estar de noche, cualquier destello hubiera llamado la atención. Noté que junto a la cama había un baúl en erupción, decenas de pergaminos, mapas y papeles pajizos salían despedidos de allí como los bolsillos de un punguista.

Detrás de la mesa se ubicaba una persona portentosa y encapuchada, tal vez quería armar misterio, pero estaba seguro que era 5M, qué otro pobre diablo estaría en ese lugar.

5M había estado merendando el tarro de cerveza que reposaba sobre la mesa. Me agradó que tuviera tiempo para tomarse una pinta en su atareada agenda de revolucionaria. Llevaba las manos colocadas casi alrededor del vaso. Ella se puso de pie, agarró una botella de vidrio verde que hasta el momento no había identificado y fue sirviendo en otros tarros que tampoco había visto, la luz era pésima. Mi vista también.

Deberían buscar velas que alumbraran en lugar de perfumar, pero mi aporte no era muy útil.

Dante tenía tanto miedo o tantas ganas de caer bien que juntó los brazos al cuerpo e hizo una reverencia exagerada. Por poco se da la cabeza contra el suelo.

La capitana de la nave fantasma terminó de servir la cerveza y embotelló con un corcho lo que quedaba, como si se tratara de un vino. Tal vez era una mezcla de ambos, mi abuelo solía decir que podías mezclar cualquier bebida mientras te noqueara por un rato. Ahora entendía por qué mamá no dejaba que él me cuidara.

26J, soporífera, clavó la punta de su machete en la pared, giró su cabeza en varias direcciones, se desperezó y arrastró los pies hacia el revoltijo de cortinas. Se movía como si fuera su casa, su verdadero hogar, pero en Nózaroc ya no existían los hogares hace mucho tiempo.

Phil agarró los tarros de cerveza y los repartió a Dante y a mí como si él también fuera hospedero. Mi amigo antes de aferrar el tarro con sus dedos delgados hizo otra reverencia al igual que el muñeco del pájaro bebedor. No sabía por qué Dan se inclinaba tanto, tal vez seguía algún protocolo del Triángulo para pactar con grupos de poder. Yo jamás reverenciaría a 5M que estaba alejándome de Dracma y mis hermanos, ni siquiera me agacharía a atarme los zapatos.

Seguí los movimientos de Phil con mi mejor mirada de: «¿Qué rayos estás haciendo?» sobre todo cuando le ofreció alcohol al niño.

Veintiuno se frotó los labios con la lengua como si tuviera ganas de probar. Eso no pasaría en mi guardia, renacuajo. Agarré anonadado el recipiente metálico sin despegarle los ojos de encima al transversus, él me guiñó un ojo como si estuviéramos tranquilos en una audición para comerciales.

—Phil —bisbiseé—. Qué haces. Tenemos que irnos.

—Jonás... hay un... Co-po-ra-pa-zón-po en-pe la-pa bli-pi-o-po-te-pe-ca-pa —bisbiseó Dante, recto como el mástil de una bandera.

—Aunque sea de otro mundo sé descifrar el código geringoso, imbécil — con esas memórales y auténticas palabra 5M se presentó a nosotros.

Ya entendía de dónde había aprendido 26J todos los lindos modales que tenía.

—¿Qué jeringa? —preguntó Veintiuno, pero ninguno le hizo caso.

La voz de 5M era rasposa, como la de una fanática después de un concierto. Aunque ella había descubierto el mensaje de Dante «Hay un corazón en la biblioteca» no pude evitar mirar hacia el lugar en cuestión. La biblioteca, uno de los pocos muebles que continuaban rectos, no solo tenía frascos con líquidos de colores oscuros y semillas, había uno en especial que tenía un corazón latente ¿Qué bombeaba si no estaba conectado a ningún cuerpo? No sé, soy trotador no cardiólogo.

El corazón estaba un poco ennegrecido, era borgoña y se veía redondo como una pelota cónica. Se escondía detrás de un racimo de velas derretidas.

Tragué saliva.

No soy quién para criticar la decoración de un hogar, pero me costaba acostumbrarme a que esa gente, eran como muñecos Lego que se montan y desmontan piezas, solo que con una insana obsesión por las velas aromáticas y el alcohol. No sabía qué era peor.

5M se aclaró la garganta.

Giré mi vista hacia ella. Se había bajado la capucha y dejaba al descubierto una cara humana, como la cara de todos los nativos de Nózaroc. Su piel era amarilla, tenía una sedosa cabellera oscura atada en trenzas que le recorrían todo el cráneo hasta el pecho. Su mirada era rasgada y sus ojos estaban ubicados oblicuamente sobre una pequeña nariz enmarcada por dos pómulos definidos. Era hermosa, lo suficiente como para romperle el corazón a alguien... o robárselo, pensar eso me sacó una pequeña risa que no fue muy apropiada porque la hizo enfadar. Es decir, más.

Su mirada era ponzoñosa, destilaba odio por los ojos, parecía que le hubieran dicho que cancelaron el concierto donde podría gritar y raspar más su voz. Aunque supuse que su rabia contenida (bueno, no tan contenida porque iba reclutando niños y quemando edificios con gente dentro) no era para nosotros.

Me resultó curioso que tenía la misma actitud que 26J, solo que más original. La niña había tratado de imitarla. Después de todo, 5M era una joven adulta de veinte años que encabezaba la revolución, era un ejemplo a seguir para muchas pequeñitas. Además de ser la única mayor con sentimientos, debería ser como Superman en esas tierras.

Sin embargo, en el caso de 5M la mirada harisca era genuina, prometía destruir a tu familia y arruinarte la vida si le causabas problemas. Ja, suerte con eso, se le habían adelantado, todos éramos huérfanos y teníamos una vida desastrosa, en el buen sentido.

Bajo el manto encapuchado vestía pantalones de forro camel y una chaqueta de cuero curtido, desgastado y mate, como si lo hubiese lustrado con lijas, también llevaba una bufanda de lino rojo rodeando su cuello.

Ella apretó sus labios como si tuviera ganas de comérselos. Era amedrentadora, lo suficiente como para asustar a alguien como Phil y Dante y bueno, a mí.

—Así es —admitió abriendo las manos sobre la mesa y mirando de refilón los frascos de la biblioteca—. Tengo un corazón.

—¿Tienes uno? —pregunté—. Por la manera en que secuestraste a mi amigo no lo creería.

Eso la hizo sonreír. Qué puedo decirte, soy un carismático de primera.

—¿Qué es lo que quieres? Ya le expliqué a tu secuaz que no pertenecemos a Gartet. No todos los trotadores somos malos.

—Los únicos trotamundos que conozco aniquilaron a mi gente y quemaron mi mundo hasta los cimientos —su voz era demasiado gutural, sentía que hablaba una bestia—. ¿Cómo quieres que confié en los trotamundos?

Miré mi tarro de alcohol, el líquido tenía burbujas.

—¿Está envenenado, cierto? Si vas a matarme preferiría que sea con algo que no huela a orina.

—No huele a orina, yo lo destilé y elaboré.

Arqueé una ceja y mecí el líquido dentro de mi tarro.

—Te quedó de maravilla, me encanta tanto que prefiero dejárselo a alguien más.

—Estás cometiendo un error.

 —Lo mismo hicieron mis padres cuando me tuvieron —dije, en parte no era mentira, mis padres biológicos eran dos adolescentes hormonales que fueron cazados cuando pisaron un hospital de mi mundo.

 La chica inspiró aire lentamente dilatando las aletas de su nariz, sin despegarme la mirada. Sus ojos eran más pesados que aguantar los chistes de Miles o los míos. Phil soltó una risilla, pero la enmudeció de inmediato, Dante estaba sudando tanto que pronto inundaría la habitación y 26J había sacado una daga con la que arañaba el suelo. En realidad, dibujaba algo como si trazara en una pizarra con una tiza. Dibujaba gente feliz y cogida de la mano. Hubiera sido una monada si después no los hubiera acuchillado.

—No está envenenado. Aunque tenga ganas, no voy a matarlos. Eso iba a explicarles. Tienes una bocota demasiado grande.

—Esta bocota no se callara hasta que nos digas qué es lo que quieres.

—Quiero una alianza.

—Ya te dije que no voy a casarme —decreto Phil.

—Se refiere a que nos unamos a ellos, Phil —expliqué avergonzado, con las mejillas rojas.

Suspiré. No podía desquitarme con él, venía de otro mundo, lo más probable es que hablara otro idioma y haya aprendido a medias el inglés y español.

—¡Yo no me uno a asesinos dos veces! —decretó Phil señalando el frasco con el órgano.

5M giró la cabeza hacia el objeto en cuestión, soltó un inocente «Ah» que hasta a mí me convenció. Actuó como si lo viera por primera vez o no fuera la gran cosa, se acomodó un puñado de sus trenzas por encima del hombro con elegancia y explicó:

—Ese corazón pertenece a Colecla, así se llamaba antes del Pulso, antes de que Gartet nos conquistara, ahora le dicen 7A.

—¿Y quién demonios es Colecta?

—Colecla —corrigió con una sonrisa amigable—, solía ser mi hermano —admitió acariciando la botella de vidrio—. Pero ahora es un títere, como todos los demás, solo que sus cuerdas las muevo yo.

Asentí, di una palmadita al tarro de aluminio y lo coloqué sobre la mesa con una sonrisa sincera.

—Conmovedora historia familiar. Ha sido un placer visitarlas a las dos —Retrocedí un par de pasos y me abrí de brazos—. Prometo darme una vuelta algún día de estos —Dante me imitó, dejó la cerveza en la mesa, hizo una breve reverencia, se frotó la mano en los pantalones indecisito y antes de que se inclinara otra vez le di un puntapié—. ¡Debes presentarme a Cometa más tarde! O al resto de él.

Agarré del brazo a Phil y pesqué con un dedo el cuello de la remera de Veintiuno que en mi distracción estaba tratando de beber el tarro de Dante, comencé a arrastrarlos hasta la puerta mientras me despedía.

—Pero ya se nos pasó la hora y tenemos que visitar a más revolucionarios de voz rasposa. Ya sabes, para hacer revoluciones y esas cosas de revolucionarios y revelarnos y todos eso, porque nosotros somos muy reveladores.

Veintiuno quiso seguirme el juego:

—Sí soy muy revelador, yo revelo lo que sea —alzó las cejas para recalcar su punto, pero su gesto se vio más raro de lo que parecía.

Me di la vuelta seguido por mis amigos hasta que 5M dijo con su voz rasposa de adicta a los gritos:

—¿No te quedarás? ¿Ni siquiera por la Cura del Tiempo?

Detuve de súbito mi caminata hacia la salida, su voz me provocó un escalofrío en la nuca e hizo que mi vello corporal, que no era mucho, se espinara. La Cura del Tiempo, era lo tercero que más codiciaba en ese momento, lo primero era irme de allí y lo segundo era verse más grande de lo que la madre de Dante no me matara. Su hijo parecía enfermo de los nervios.

Volví en mis pasos y le devolví su sonrisa vacía.

—Ah, ahora que lo pienso, puedo hacer un espacio en mi agenda.

5M rio armoniosamente, su risa era delicada y dulce a diferencia de su voz ronca.

—Philco me dijo que están buscando algo en Nózaroc y que es la Cura del Tiempo —prosiguió 5M.

—Con que eso te dijo ¿Eh? —cuestioné fulminando a Phil con la mirada—. Qué maravilla.

Él escondió su cabeza en el cuello, como si fuera una tortuga, embutió las manos en los bolsillos de su pantalón y me hizo ojitos lastimeros.

—Sé a qué refieren las coordenadas —dijo 5M sosteniéndome la mirada con fijeza, no me la desviaba ni un segundo, me pregunté si parpadeaba—. Les diría a cambio de un pequeño favorcito.

—¿Con pequeño te refieres a súper grande? —revoloteé los ojos mientras Dante se cruzaba de brazos y fulminaba a Phil con la mirada por no guardar ningún secreto—. Porque a eso me late —dije y luego me mordí la lengua, tenía que parar con las expresiones de corazones.

—Tomen asiento, por favor —pidió 5M—. Las razones vienen primero que los favores. Un favor sin fundamentos se confunde con una orden.

Linda manera de decirnos que iba a contarnos su historia de vida y después ordenarnos algo.



















¡Hola a todos! 

En este capítulo no pasó mucho, pero es la primera vez que Jonás aparece en un mundo donde ya saben que es un trotador, generalmente ellos siempre le mentían a los nativos, pero acá lo pillaron. No le está saliendo demasiado bien jajaj.

¡Perdón por subir mal los capítulos la semana pasada! Como recompensa les recomiendo un anime)? Estoy viendo  Fullmetal Alchemist Brotherhood (llevo desde abril viendo la serie, aunque avanzo lento y todavía no la terminé, la serie es muy buena, como para verla de saque). Los hermanos Elric son lo mejor que hay, me encantan las historias en donde dan todo por sus amigos o familia y en donde el sufrimiento y el drama están intercalados con humor (cof, cof).

¡En fin, buen fin de semana a todos!

¡Besotes!

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