II. El pelapapas más problemático del mundo.

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 Noté que la chica nerviosa, o sea Dante, estaba repiqueteando los dedos contra la mesa. Ese, algunos suspiros, bostezos y el zumbar de las luces de neón, eran los únicos sonidos del aula de clase. Me concentré en el ritmo. Sus golpeteos seguían una frecuencia, era clave morse. Ella veía la tableta con atención y cada instantes le echaba una mirada temerosa y cargada de miedo al Palillo que monitoreaba la clase.

—Les quita el corazón. Gartet. Les quita el corazón. Gartet...

—No, Logum —le respondí con la suela de mi zapato.

Dante detuvo el rítmico golpeteo sobre la mesa, asimiló la información que acababa de darle. Que estuviéramos en un mundo colonizado por Logum era una desafortunada coincidencia, es decir, en los últimos años había visitado miles de pasajes era evidente que en algún momento lo volveríamos a cruzar... pero a dos días de El Concilio del Equinoccio y con Berenice a nuestro lado... Sí, era mala suerte, sin lugar a dudas.

—Estamos bajo un continente de basura. Estamos bajo un continente de basura. Estamos bajo un continente de basura —redobló Dante con los dedos.

—¿Qué? —traté de mirarlo, vi su silueta a corta distancia de mí.

La niña me observó de refilón, desvió pronto los ojos, se apretó los auriculares y meneó ligeramente con la cabeza, me decía que era más seguro mantenernos sin contacto visual. Volví a bajar la mirada a mi pantalla y toqué respuestas al azar sin saber en qué asignatura estaba, prácticamente lo mismo que hacía en mis clases del Triángulo.

—¿No miraste el cielo? —preguntó él.

—No tuve tiempo de apreciar la astronomía del lugar —respondí sarcástico.

—Hay basura. Flota. En el cielo. Seguro rompe con las normas de sanidad de todos los mundos. Basura. Flotando. Una ciudad de basura. Asco. Un asco terrible.

—Sí, es un asco que haya basura florando sobre nosotros.

—¡No! ¡Me refería a que es un asco que rompan las reglas sanitarias! No tienen decencia.

—¿Con basura flotante te refieres a los seguidores de Gartet que navegan en el cielo?

Basura en el cielo. Había visto la ciudad desde el cielo y había notado represas o calles empinadas pero ningún basurero, tal vez había sido porque no lo busqué arriba de mi cabeza. Me pregunté si el cielo era realmente negro o si no había distinguido que en realidad era una manta de desperdicios. Eso sin duda quebraría algunas leyes de gravedad.

—¡No! Está más alto que los barcos. Basura real. Un basurero. Por eso el cielo es negro. No se ve el sol por la placa de desperdicios. Además, hay gases tóxicos por las fábricas. Eso hace que el cielo siempre se vea oscuro, como de noche. Los pilares de granito que vimos antes de entrar a la ciudad, esos que tiene los hilos rojos enredados y rodean toda la urbanización, son los que hacen levitar a la basura. Funcionan como imanes en el sentido contrario, repelen los desperdicios, la hacen flotar. Phil se enteró y lo pillaron.

No pude evitar echarle una mirada incrédula, me hundí en la silla y golpeteé con mi pie lo más rápido que pude. Al tener que emitir una frecuencia por cada letra la charla se extendió por minutos.

—¿Pillaron a Phil? ¿Tan pronto?

—Sí.

—¿Preso?

—¡Sí!

—¿Y recién ahora me lo dices?

El robot-palillo se acercó a la mesa de Dante a grandes zancadas, autoritario y enfurruñado como un niño mandando en su casita del árbol. Así no me hubiese comportado yo si mis compañeros de primaría decidían ir.

Dio un golpe con la mano plana al pupitre para llamar la atención. Dante se incorporó al intente con la espalda recta y el culo en la silla, tenía los hombros rígidos y el cuello encogido en las clavículas como una tortura tratando de encenderse en su coraza. Sabía que su peor pesadilla era que lo pillaran hablando en clase y aunque estuviera en otro mundo y el profesor fuera robótico, la idea le aterraba igual. Que cambiara el escenario no lo hacía menos catastrófico.

—Deja de golpear tus dedos cobre la mesa, tu molesta presencia altera el equilibrio de la clase, O-21 —dijo el Palillo.

Era curioso que no tuviera boca, pero pudiera hablar, aunque pensándolo de nuevo Berenice tenía una y no emitía sonido.

La voz del Palillo salía de algún parlante ubicado en una parte escondida de su cuerpo, esperaba no tan escondida, porque sería traumatizante que esa cosa hablara por los sobacos o el trasero; incluso su voz sonaba como la de un hombre joven, siempre había creído que los robots entonaban las palabras de forma entrecortada y mecánica, pero tenía sentido que, si ese mundo contaba con la tecnología suficiente como para enviar la basura al cielo y dejarla flotando sobre la ciudad, se darían maña para que los soldados mecanizados tuvieran voces humanas.

Todas las miradas de los estudiantes estaban puestas sobre Dante y el Palillo, incluso la de Veintiuno que fruncía su ligero ceño como si se preguntara de dónde había salido la niña que simulaba ser Dante y por qué no la había visto antes.

Cuando arrugaba el entrecejo la cicatriz de su ojo se contraía como una papada.

Se me encendió una alarma, ese pequeño fisgón con gran memoria traería problemas ¿Y si había más niños tan cotillas como él? ¿Y delataban que no pertenecíamos a esa clase?

Dante boqueó tratando de buscar alguna excusa, el Palillo retiró su mano del atril que había aporreado y le sostuvo la mirada, si es que podía decirse así, la verdad es que pudo haber llevado la cabeza puesta al revés y no habría diferencia.

Los alumnos largaron una risilla, algunos murmuraron algo, lo que acaparó la atención del Palillo y comenzó a palmear sus manos metálicas como si estuviera en una fiesta.

Mi amigo se ruborizó abochornado cuando los demás se rieron de su reacción. Su rubor provocó más alboroto. Vaya, tenías que arreglártelas para que se burlaran de ti en clases de dos mundos diferentes. Pero no sé de qué se reían porque todos tenían auriculares que eran antenas, se veían como marcianos mal disfrazados.

—¡Silencio! —Solo bastó una vez para que todos regresaran a sus tareas en perfecto mutismo, el Palillo giró su blanca cabeza sin rostro hacia Dante—. Y usted, quieta o irá al Cuartel como sospechosa de insurrección y cómplice del incendio.

Alcé las cejas anonadado.

¿Y eso de dónde había salido? ¿Cómplice de insurrección por hacer ruido en clases? Tal vez esos robots funcionaran para vigilar, pero eran los peores detectives del mundo. Los hechos no tenían correlación. Esas máquinas de pacotilla tenían tan roto el software como yo mis manos.

Los rostros de algunos niños se ensombrecieron al escuchar esas palabras como si recordaran algún mal episodio. Incendio. Veintiuno había creído que yo era nuevo en su Hogar de la Comuna porque el día anterior a nuestra llegada había ocurrido un incendio en uno de los tantos albergues. Había creído que eso era un golpe de suerte a nuestro favor, y aunque lo fue, tal vez también nos jugaría en contra.

¿Quién pondría iniciar un incendio en dónde nadie podía sentir ira o cometer un descuido? Ni siquiera había cocinas en ese mundo o muebles que pudieran servir de leña o malas instalaciones eléctricas. Había sido causado apropósito, sin lugar a dudas, pero por niños. Quién más sería sino. Si aún quedaban rebeldes deberían ser infantes jugando a Rambo.

¿Cómo se quema un Hogar de la Comuna? ¿Por qué?

De repente sentí que en ese pasaje había más peligros de lo que parecía.












Triple actualización porque ayer viernes no publiqué nada :v

Se me complicó mucho actualizar jaja, creo que este, desde que empecé la universidad, es el semestre en que más tareas y lecciones tuve que dar. Pero por suerte siempre fui una ñoña y por ahora aprobé todo.

Dato random: hoy a la mañana entré por primera vez a una iglesia católica para dar donaciones y me sorprendí de la cantidad de gente que había ahí un sábado a la mañana. Sobre todo mujeres. Quise escribir sobre eso, las monjas son muy chulas, me cayeron bien y creo que serían un buen personaje. Hay muchos personajes curas pero no recuerdo a ningún protagonista en películas, libros o series que sea monja ¿Ustedes sí? 

Jajajaj me fui de tema, perdón XD

¡Feliz sábado y buen fin de semana!

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