Detonación grave

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David termino de secarse el cabello y sonrió al recordar los ojos del Bombardero, "¡Sabía que no me fallarías!" pensó David, él lo sabía, él lo sabía y tenía razón, El Bombardero únicamente asesinaba a personas malas, a los inocentes como él los salvaba. El único que había muerto en el barco fue el capitán producto de la explosión, que de seguro tenía algo turbio entre manos, al resto de las personas las había recolectado una por una en el mar y llevado a salvo a la orilla. Incluso recupero la peluca de la abuela de Bob y aunque estaba llena de sal, para David solo fue una prueba más de que El Bombardero solo era alguien incomprendido y que sus intenciones eran buenas.

David a penas si podía ocultar su alegría, pero incluso sus compañeros habían notado la bondad en El Bombardero a la hora de haber sido salvados, varios de ellos que aún permanecían conscientes hablaron sobre como los rescato e incluso a uno le hizo un masaje cardiopulmonar para ayudarlo a recuperar la conciencia. Tras dejarlos a todos en la costa los únicos cuatro policías que seguían consientes no fueron tras él, según ellos todo el tiempo El Bombardero los estuvo halagando por su buen trabajo e incluso charlaron un rato mientras rescataba a los otros. 

Al final los cuatro policías no tuvieron el valor para capturarlo, ¿Cómo podrían? Literalmente los acababa de salvar, claro que fue él quien provoco que estuvieran en peligro en primer lugar, pero si fuera un terrorista sin piedad como los medios tanto se esmeraban en aparentar los escasos medios de comunicación que hablaban de él no los habría ayudado, quizás se encargaría él mismo de ahogarlos, pero no fue así. Esa era la clara prueba de que David tenía razón, El Bombardero no era un villano, era una especie de vengador, cuyo único objetivo era destruir a las personas que tanto daño habían causado. No era una matanza sin sentido era justicia, justicia en su estado más puro y retorcido.
David dejó caer las toallas empapadas en un bote de basura, los otros asistentes al funeral terminaron en un hospital, sin ninguna herida, pero inconscientes. Todo el tiempo que David vio como trasladaban a las personas a la ambulancia David tuvo que contenerse para no reír, "¡Tenía razón! ¡Joder! ¡Realmente tenía razón!" La incertidumbre siempre estuvo allí, pensar que se había equivocado al borrar el video y evitar que Ramírez hiciera la investigación lo asustaba, pero ahora...¡Ahora sentía que hacía lo correcto! Proteger Al Bombardero no fue una decisión difícil, David ni siquiera lo pensó, solo fue un impulso, un impulso que escucho y cumplió, casi al instante se sintió aturdido por haberlo hecho, desde entonces la pregunta "¿Hice lo correcto?" se repetía en su mente una y otra vez, pero por el momento estaba seguro que así era y podía respirar con tranquilidad.

David subió al metro todavía con los pantalones chorreando agua salada, las toallas que les habían dado eran demasiado delgadas y prácticamente no absorbían ni los malos pensamientos. Esta vez el metro estaba un poco más lleno, había una adolescente con una niña pequeña en brazos, un joven hombre hablando por teléfono y un chico en una esquina escuchando musicá con los ojos cerrados. Todos estaban concentrados en sus propios asuntos, pero a David le pareció extraño que hubieran personas, esperaba que estuviera vació. David se sentó en uno de los asientos de plástico verde y espero hasta llegar a su parada, la ultima parada del viaje, para su sorpresa empezó a sentirse observado y notó como la joven con la niña pequeña lo miraba cada cierto tiempo, intento ignorarlo, ya era de por si extraño que hubieran personas lo suficientemente valientes como para salir de casa, de seguro era mucho más extraño ver a un hombre joven vestido de funeral completamente mojado, por lo cual era comprensible sus miradas fugaces. Pero pronto volvió a sentirse observado y al levantar la mirada se encontró con los ojos azules grisáceos del joven que hablaba por teléfono, pero a diferencia de la niña, él si le mantuvo la mirada.

— Sí, Liam, tranquilo, todo esta bien, no te preocupes cariño — dijo el joven mientras seguía mirando fijamente a David.

David intento ignorarlo hasta que el tren se detuvo y el joven salió del vagón, no sin antes dedicarle una mirada de enojo a la chica con la niña.

Nuevamente las puertas se cerraron y el tren comenzó a moverse. David, algo aburrido y con la adrenalina, y la alegría abandonando su cuerpo se dedicó a observar a su alrededor. La chica frente a él se veía joven, quizás de la edad de Loren, tenía el cabello castaño tras las orejas y sus ojos azules estaban fijos en la niña, a David le sorprendió que la niña tuviera ojos de distinto color, pero no dijo nada. Pero al mirar hacía el chico empezó a sentirse extraño, había algo extraño en él.

El vagón volvió a detenerse y la joven salió con la niña en brazos.
David estaba enfocado en el chico, estaba vestido de negro, con una bufanda de lana alrededor de su cuello y cubriendo su boca. Algo extraño pasaba con ese chico.
Las luces amarillentas iluminaban el vagón y unas cuantas envolturas de papel se deslizan por el suelo con cada movimiento, provocando la sensación de estar en un baño publico de algún bar de mala muerte.

David intentó calmarse, estaba muy paranoico por el tema del Bombardero, quizás solo estaba exagerando.
Pronto el cansancio se estaba apoderando de David, casi podía sentir las fantasmales olas del mar arrullándolo, incentivándolo a dormir. David cerró los ojos por un segundo, realmente deseaba dormir, estaba feliz y lo merecía, después de todo había tenido la razón, pero mientras las aguas fantasmales del mar lo arrullaban David se dió cuenta de que el chico que escuchaba música se parecía mucho Al Bombardero. David abrió sus ojos asustado, ¿Cómo no se dió cuenta? Tenían una estructura física similar y al igual que él cubría su rostro, pero en vez de alguna máscara usaba una bufanda, ¿Sería todo parte de su imaginación? ¿Y si solo era un chico con mucho frío? Pero al mirarlo David fue sorprendido con una mirada verde aguamarina.
Rápidamente apartó su rostro, ¿Qué debía hacer? Él no lo mataría, ¿O sí? No, David no lo creía, si lo fuera hacer lo habría dejado morir en aquellas dos ocasiones, su única oportunidad era esperar a la siguiente parada y bajarse, no podía correr, tal y como dijo El Bombardero, David estaba con cojera, y correr sería una estupidez.

Pero al volver a mirarlo se encontró con la punta de un arma justo en su frente.

— Por favor, no grites — pidió El Bombardero con voz suave.

De todas maneras nadie podría oírlo, estaban en el metro y simplemente El Bombardero podía arrojar el cuerpo de David hacía las vías y listo, nadie sabría lo que pasó. Ante el nerviosismo de David El Bombardero se sentó a su lado y sin dejarle de apuntar le dijo:

— No voy a hacerte daño, tranquilo.

Pesé a protegerlo David sabía que no podía confiar en él, todavía no conocía bien sus intenciones, aunque lo más probable es que El Bombardero quisiera matarlo por ser hijo de dos figuras políticas tan importantes en Gondwana como lo eran sus padres.

— ¿Qué quieres? — pregunto David, intentando mantener la calma.

El Bombardero se ajustó la bufanda alrededor de la mitad de su rostro, impidiendo que David pudiera reconocer algún rasgo en específico.

— Agradecerte, supe que borraste el vídeo para evitar que me atraparan — David sintió como si la bala de un tanque lo atravesará, ¿Cómo era posible que supiera eso? —. Una amiga en la comisaría me lo contó — El Bombardero mantuvo la bufanda pegada a su rostro, con su mano fija en la suave lana — ¿Por qué lo hiciste? Eres un detective, deberías querer atraparme, ¿No? ?¡Podrías ser reconocido mundial e históricamente por capturarme!, ¿Por qué me proteges?

— Porque UML tiene que terminar y tú eres el único que ha tomado el problema con sus propias manos. Todos siempre dicen que la guerra no soluciona otra guerra, pero en mi opinión — David esbozó una pequeña sonrisa — ya era hora de que les pagarán con su misma moneda.

— Haces un muy buen trabajo —  El Bombardero metió sus manos en su bolsillo y de ahí sacó un fajo de Lunas, y se las entregó a David, luego lo tomó del brazo y lo hizo ponerse de pie —. Comprate algo para comer y una bebida caliente, no quiero que te enfermes — El Bombardero empujó a David hacía la salida de la metro y guardo su arma en el bolsillo — y no pienses detenerme o no tendré piedad la próxima vez.

El Bombardero le dió un último empujón y lo saco por fin del metro.

David permaneció quieto en la estación no entendía lo que pasaba, realmente no comprendía porque El Bombardero acababa de salvarlo o ayudarlo, David observó Al Bombardero irse, el joven agitó su mano despidiéndose y volvió a sentarse donde antes estaba. David no comprendía que acababa de pasar o que sucedería, sería algo explosivo, sí, con El Bombardero siempre era algo explosivo. Cuando pudo salir de su estado de shock corrió fuera de la estación e intento averiguar hacia dónde se dirigía el tren, aún le quedan casi 12 paradas antes de poder llegar a su casa así que tenía tiempo de sobra. Mientras caminaba David notó que no había ni un solo taxi rondando por las calles, mucho menos algún auto o vehículo, David comenzó a caminar rápido casi corriendo por las vacías calles de la ciudad, pero mientras corría se detuvo por un momento y vio lo que había quedado del puente en el cual el tren se había estrellado: nada, absolutamente nada; ni un solo escombro solo un espacio vacío en dónde debería haber estado el tren, David había llegado a esa zona de la ciudad donde había demasiadas curvas y montañas como para poder ver todo desde donde estaba, y sintió miedo al darse cuenta de la fragilidad de su existencia, el mismo podría explotar y nadie se daría cuenta, ni siquiera tendría la certeza de a quién le pertenecía dichas cenizas, pero mientras pensaba en lo fácil que sería desaparecer sin dejar rastro y nadie lo notaría escuchó una fuerte explosión.
El cielo tembló, la tierra se estremeció y vio como una parte del suelo era tragado por la Tierra. Llamas rojas y amarillas salían de la Tierra parecía como si el infierno se abriera justo debajo de sus pies, la tierra se levantaba hacía arriba y hacia abajo, casi como si respirara, un grupo de casas temblaron antes de ser tragadas con todo y personas por la tierra, fue entonces cuando David se dio cuenta de El Bombardero había activado una bomba en el tren tres estaciones después de haberlo hecho bajar, David vió toda la destrucción a la distancia y solo podía pensar en una cosa, no pensaba en las personas que habían muerto, no, David pensaba en una sola idea; acaso es era al final ¿Ese era el final del Bombardero? No, ese no podía ser el fin y tal, y como David pensó pudo ver a una figura vestida de negro con una gran bufanda saliendo de una estación después en la que a David había sido dejado.

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