El edificio central de la policía de Nueva York era el lugar en donde llevaban a todos aquellos criminales que debían ser procesados, tanto vivos como muertos.
Un cadáver llegó esa noche, los forenses lo llevaban en una camilla directo para la autopsia, una vez que llegaron al lugar procedieron a empezar.

—¿Qué tenemos aquí? —preguntó uno de ellos mientras abría la enorme y plástica bolsa oscura. El inerte cuerpo de un hombre yacía ahí.

—Cielos —exclamó el otro forense al ver el cuerpo.

—¿Qué ocurre chico, nunca habías visto uno tan fresco? —preguntó en burla su compañero.

—No es eso, solamente que este cuerpo es tan... extraño, ¿Por qué aún tiene la ropa puesta y qué tiene en el rostro?

—Parece una máscara. —dijo aproximando su mano hacia este, el cadáver abrió los ojos, unos infernales color carmesí. Dagger tomó fuertemente al forense del cuello y sin problema le rompió el cuello de un movimiento.
El otro sujeto cayó al suelo completamente horrorizado, se arrastraba sin dejar de mirar, Dagger puso los pies en el suelo y lentamente caminó hacia él. Se agachó un poco hasta tomarlo por la cabeza con ambas manos, no puso resistencia alguna, y con un gran apretón su cabeza estalló. Una alarma acompañada de luces rojas invadieron el lugar, Dagger se incorporó, limpió la sangre de su camiseta y caminó hasta llegar a un extintor.

—¡No se mueva! —gritó un policía con su arma en alto, lo acompañaban otros dos, pero casi se desmayan al ver los ojos del que pensaron había sido un cadáver. Dagger corrió y sin tiempo a reaccionar golpeó la cabeza del primer policía con el extintor, barrió con la pierna al segundo y le aplastó la cabeza con el cilindro rojo y el último se desmayó al ver la masacre. Comenzó a caminar por los pasillos del lugar con toda la tranquilidad del mundo, mientras la alarma seguía sonando por todas partes, una vez que llegó a la zona principal se enteró porque, La legión de la oscuridad ya lo estaba esperando.
Todo el lugar estaba lleno de los cadáveres de la policía, las paredes estaban bañadas en sangre y cubiertas con agujeros de bala. Los soldados de la legión lo esperaban silentes en los pasillos, todos con sus espadas y armas en alto mostrando la sangre que derramaron.

—Mi señor —dijo uno entregándole una lanza de dos puntas de color plateado.
Dagger tomó el arma sin decir nada, comenzó a caminar directo a la salida y todos sus subordinados le siguieron.—Señor, ¿qué hacemos con el lugar?

—Esta ciudad necesita aprender una lección, no se puede vivir con miedo a la oscuridad, y hoy se los demostraremos, que arda. —Terminó caminando hacia un automóvil.
No faltó decir nada más, en un instante el edificio estalló por completo, la estructura se cubrió de fuego y humo en segundos.

—¿Hacia el muelle señor? —preguntó el conductor del automóvil.

—Diles que preparen el cargamento. Primero tengo que visitar a un viejo amigo...

Rob abrió los ojos lentamente, un delgado hilo de sangre le corrió por la frente pasó por su ojo derecho y terminó en su boca, estaba completamente aturdido, intentó moverse pero estaba fuertemente atado a una silla. Miró aterrado a su alrededor y se topó con una fotografía en donde se veía a él abrazando a su esposa, seguía en su casa.

—¿Amanda, cierto? —preguntó una voz a sus espaldas, Dagger tomó la fotografía—, en verdad era hermosa —Rob intentaba con todas sus fuerzas liberarse, pero no podía, era inútil.

—¿Como?, te vi morir —preguntó al verlo caminar de un lado a otro sin preocupación.

—No sería la primera vez —tomó una silla y se sentó frente a él —¿En verdad pensaste que tu plan funcionaría? Yo contaba con que estarías ahí, yo sabía que no podrías enfrentarme sólo, siempre has sido muy predecible y un cobarde —encendió la televisión de la sala y lo hizo mirar—. La ciudad ha recibido un contundente mensaje.

—No... los mataste —miraba horrorizado el reportaje del noticiero.

—No Rob, tú lo hiciste. Tú y tus delirios de grandeza, pudiste quedarte a mi lado y convertirte en un rey, pero elegiste vivir como plebeyo. Tus errores causaron esto, y tus errores acabarán con los que más quieres —Rob levantó la cabeza y miró a Dagger.

—Jamás busqué nada de esto, eras mi hermano, se supone que debíamos acabar con la oscuridad no unirte a ella.

—Elegí el camino ganador, no se puede vivir con miedo a la oscuridad, tú más que nadie debiste entenderlo, pero siempre estaba por encima de todo tu egoísmo. ¿No lo ves? Una vez que la sangre sea repartida a todas las superpotencias del mundo tendré el mayor ejército de todos, haré de este el mundo perfecto, libre de miedo y opresión. —apuntó al televisor —. Ellos son sólo un ejemplo más, eran escoria, gente corrompida y corrupta que no seguía ningún ideal, le hice un favor a Nueva York al erradicar una de sus mayores plagas.

—Estás demente.

—Y tú ciego, no aceptas la realidad, la Policía solo fue un escalón, luego seguirán los políticos, los soberanos y gobernantes corruptos, sin ellos la gente podrá ser libre al fin. Después serán los Alterados, esas monstruosidades no deben existir, un error en los planes de Dios. Una vez que todos los peligros en el mundo hayan desaparecido, La legión de la oscuridad habrá cumplido su cometido.

—Hacer de este un mundo oscuro y lleno de miedo.

—Ya ocurrió un diluvio que limpió a la tierra de los impuros, ahora será turno de la oscuridad, o estás con ella o en su contra. Llama como quieras a el mundo nuevo que nacerá, pero... a decir verdad, no lo verás jamás. Podría ir personalmente por tu pequeña niña y arrancarle el corazón frente a ti. Podría traer a ese niño que tanto aprecias y partirlo en dos, pero sé que tienes muy buenos alumnos, al igual que una predilección por escapar de último momento, así que optaré por evitarme eso, dime donde están los niños, de una u otra forma los encontraré, pero si tú me lo dices te garantizo que no sufrirán.

—Esto es entre tú y yo, sueltame y arreglemos esto de una vez.

—Dejó de serlo en el momento en que pensaste que un niño sería un buen soldado. —Dagger se levantó y tomó con firmeza su lanza, apoyó la afilada hoja contra su cuello. —¿Últimas palabras?

—Señor —interrumpió un soldado a toda prisa.

—¿Qué? —respondió casi a punto de atravesarlo en su lugar.

—Tenemos un pequeño problema.

—¿Qué ocurre?

—Háganlo pasar. —ordenó, un par de soldados entraron a la casa arrastrando a alguien. —Estaba oculto en los arbustos, traía esto. —le entregó una cámara, levantó una ceja al ver todas las imágenes que contenía.

—Parece que tenemos un acosador profesional —arrojó la cámara y levantó su rostro con la lanza. —¿Cual es tu nombre canalla?

—Troy... Troy Williams...

—Y dime Troy Williams, ¿qué estabas haciendo en esos arbustos?

—Esperaba recolectar suficientes pruebas —respondió casi a punto de llorar.

—¿Pruebas? ¿sobre qué?

—¡Por favor no me mate, le juro que no le diré a nadie lo que pasó! —estalló en un llanto de clemencia inútil. Dagger puso los ojos en blanco y le propinó una fuerte bofetada que lo hizo callar al instante.

—Cierra la boca, no te mataré a menos de que respondas. ¿Qué es lo que querías ganar con esas fotografías? —ciertamente Dagger parecía intrigado por el joven.

—Quería recolectar suficientes pruebas para demostrar que no estaba loco —Dagger lo miró, él supo que debía continuar—. Alex comenzó a comportarse de manera extraña, y después de haberme humillado me prometí que descubriría que ocultaba. Así que lo comencé a seguir a todas partes y fue cuando al fin descubrí su secreto, era un maldito héroe nocturno.

—Pareces molesto. ¿Hay alguna razón?

—No se merece lo que tiene, él no se merecía ser quien es, ¿por qué las personas menos desafortunadas son las que tienen una oportunidad de cambiar su vida? —Troy apretó su puño y los dientes con ira —, lo que yo más deseaba en el mundo era poder ser alguien más.

—¿Por qué?

—Detesto mi vida... mi padre es un alcohólico que me da palizas todo el tiempo y mi madre es una drogadicta que sólo piensa en recibir una dosis más, sea como sea. Si yo no podía tener una segunda oportunidad de vivir felíz, entonces nadie podía, y menos alguien que no se lo merece.

—¿Has sufrido mucho no es así, Troy?

—Sí.

—¿Qué dirías si yo te ofrezco esa... oportunidad?

—¿En serio, tú puedes cambiar mi vida?

—Por supuesto, y no sólo eso, yo puedo hacer que todos tus males desaparezcan y que tu vida esté llena de dichas.

—¿Cómo?

—Lo único que tienes que hacer es unirte a mi, conviértete en mi soldado y pelea por algo que en verdad valga la pena.

—Acepto —sentenció mirándolo fijamente.

—Excelente. Ahora, una cosa más —sacó una jeringa llena de sangre, la hundió en su cuello e hizo que todo el líquido entrara en su sistema —Prueba que eres digno —sacó la jeringa, Troy cayó al suelo sin dejar de gritar y retorcerse.

—¡No! ¡Maldito! —gritó Rob intentando inútilmente liberarse. Dagger lo golpeó tan fuerte que casi lo deja inconciente.
Troy parecía que se quemaba vivo, no dejaba de agonizar y cuando Dagger pensó que simplemente moriría, se detuvo. Se volteó lentamente y lo miró, Troy estaba de pie, su respiración era forzada como la de un animal y sus ojos estaban rojos como las llamas.

—Bienvenido a La legión de la oscuridad —Troy sonrió con malevolencia.

—Se siente bien.

—Claro que sí, ahora, ¿sabes en dónde están los otros dos protectores?

—Creo que tengo una idea.

—Muy bien. Liberen a Vipper, traigan todo lo que sea útil, destruyan el lugar y háganlo cenizas. —todos los soldados comenzaron a romper y destituir el lugar mientras Rob lo presenciaba todo.

—Te lo dije —se burló Vipper mientras salía saltando del lugar. Dagger caminó y tomó aquel cuadro.

—Todos los que te importan sufrirán el mismo destino que ella. —rompió la fotografía. —Adiós, hermano —tomó la lanza y atravesó completamente el pecho de Rob, escupió sangre al sentir el frío metal en su interior, Dagger extrajo la hoja y despues de ver su sangre salió de ahí.
Rob cayó al suelo mientras uno de los soldados arrojaba un explosivo a la sala, Rob miró agonizante la luz roja que parpadeaba hasta que se detuvo, una lágrima rodó por su mejilla, cerró lentamente sus ojos, y el lugar explotó...

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