Capítulo 36: La seducción

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-Lynn: Yo no soy tu hermana, el día que abandone esta casa deje de ser un Loud, ahora soy Lynn Savino.

Y se fue Lynn de la casa, destrozando el corazón de la pequeña Lily. Mientras tanto en Alabama, Lincoln estaba teniendo un almuerzo con Nikki, contándole toda su historia. 

 –Nikki: ¡Que terrible! 

 -Lincoln: Bueno no es exactamente una tragedia, mi hija está sana, la he llevado a la clínica hace días y he comprobado que no presenta un mal congénito o alguna enfermedad.

 –Nikki: ¿Y tu esposa? ¿Cómo te sientes el haberte casado con tu hermana?

 –Lincoln: Bueno yo... 

-Nikki: La amas.

 –Lincoln: Bueno si nunca me hubiera enterado de la verdad, hubiéramos tenido la vida perfecta. Pero ahora es distinto, mis sentimientos por ella están en conflicto.

 –Nikki: ¿Y tu hija lo sabe? 

 -Lincoln: Aun no se le hemos contado, es muy pequeña quizás en un par de años. 

 –Nikki: Aquí la que termina muy mal va ser tu hija, como se sentirá cuando se entera de la verdad, además debería pensarlo mucho mejor, no es prudente el matrimonio entre familiares, y además es tu hermana de sangre, si quieres tener otro hijo quien asegura que nacerá sana como Lacy. Deberías salir de tu burbuja de fantasía y ver tu realidad. 

Las palabras de la rubia incomodaron al peliblanco, pero tenía razón.

 –Lincoln: Si he pensado en eso, pero no se cual le haría más daño el que sepa somos sus padres o la posibilidad de divorciarnos. 

 –Nikki: Con el tiempo ella lo entenderá- coloca su mano sobre Lincoln- además si lo haces yo estaré siempre para ti. 

–Lacy: ¿Papá? - su hija aparecio en el restaurante donde conversaba con Nikki.

 –Lincoln: ¡Lacy! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? 

 –Lacy: Te seguí, cuando vi por la ventana que estabas saliendo con esta señora.

 –Lincoln: Se llama Nikki, es una vieja amiga. 

 –Lacy: Estas engañando a mamá con ella. 

 –Lincoln: ¡Que! Claro que no. 

 –Nikki: Mucho gusto- la rubia y estrecho su mano a Lacy- me moría por conocerte. 

 Pero la niña abrazo a su padre y le pidió que regrese a casa. 

 –Lincoln: Lo siento Nikki, me tengo que marchar, hablaremos otro día. 

 –NikKi: Esta bien, no hay problema. 

 Lincoln salió del restaurante con su hija, la rubia estaba enfadada y pidió una botella de cerveza. En casa el peliblanco se puso a ver una película con Lacy, y cuando culmino llego Lynn a quien Lacy se acercó para abrazarla. Los tres cenaron y le leyó un cuento hasta hacerla dormir, y luego se acostó a su cama a lado de su esposo. 

 –Lincoln: ¿Y cómo te fue?

 -Lynn: Les dije la verdad. 

 –Lincoln: Fuiste prudente. 

 –Lynn: No exactamente. 

 –Lincoln: Cielos Lynn, parece que no quieres hacer las paces con ellos. 

 -Lynn: No los necesitamos, solo importamos yo, tú y Lacy. 

 –Lincoln: Lacy son sabe que somos hermanos, aún no sabe que Lily es su tía, pero Lily ya se dio cuenta, ellas merecen una oportunidad para conocerse, después de todo ella solo era una bebé que no sabía lo que ocurría a su alrededor años atrás. 

 –Lynn: Ellos me odian. Además, después de todo lo que paso no tengo intención de perdonarlos. 

 –Lincoln: Así que vas a vivir resentida con ellos toda tu vida. 

 –Lynn: ¿Y tú del lado de quién estas? 

 –Lincoln: De nadie. 

 Y se puso a dormir al igual que Lynn. Llego un sábado Lincoln se llevó a Lacy a un partido de béisbol, Lynn no les acompaño porque estaba realizando ejercicios como parte de su rutina de rehabilitación del hombro, alrededor de las 10 de la mañana alguien toco la puerta, Lynn va a ver de quién se trata y resulta ser Lisa. 

 –Lynn: ¿Tu qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? 

 –Lisa: El día que Lincoln fue a visitarnos ímplate un rastreador a su automóvil, es hasta hoy que me libere de algunos proyectos científicos. 

 –Lynn: ¿Y a que has venido? 

 -Lisa: Tu y yo tenemos muchas cosas de qué hablar.

CONTINUARA...

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