Capítulo 28

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Cuando Jimin despertó, lo primero que registró el omega fue unos fuertes brazos que le rodeaban y un cálido cuerpo que lo envolvía sin darle oportunidad alguna de alejarse y escapar.

Por un momento, todo su cuerpo siguió la alerta de su cerebro, pero así como rápidamente apareció, también desapareció al registrar ese aroma al que se había vuelto adicto.

El aroma a pinos en plena tormenta siempre le había hecho sentirse protegido y querido, y mientras estaba ahí, Jimin no pudo resistirse a capturar más de dicha esencia, restregando su nariz en la tierna piel del cuello expuesto para él, para su escondite perfecto.

Ah, mientras tomaba profundas respiraciones, se sentía tan bien que incluso su lobo se había quedado tranquilo, feliz de estar con su... Alfa.

—¿Ya has despertado, cariño? —preguntó una voz baja y ronca que estremeció interiormente al menor.

Hubo una vez, dentro de sus fantasías, que Jimin se había preguntado a sí mismo como sería despertar con su Hyung y escuchar su tono de recién levantado, ahora lo sabía.

Era maravilloso y superaba su imaginación con creces.

—¿Yoongi hyung? —preguntó, suave y bajo.

—Hmm... Me tomaré eso como un sí —ronroneó y Jimin escuchó la sonrisa en su tono.

Entonces, como si recién registrara dónde y con quién estaba, su cuerpo se volvió rígido e inmediatamente intentó tomar distancia entre los dos, pero para su mala suerte o buena, Yoongi no permitió nada de eso. Con el firme agarre que envolvía su cuerpo, con suerte logró apartar su cabeza.

—Háblame, nene. ¿Qué es lo que te molesta? —preguntó inclinándose un poco hacia atrás para observarle con aquellos intensos ojos azules que atravesaban su alma delicadamente.

—Pensé... Yo creí que solo había sido un sueño —balbuceó, con sus ojos bien abiertos, como si aún no pudiera creer dónde y con quién estaba.

—¿En serio? —sonrió—. Me siento halagado de saber que sueñas conmigo —expresó.

Un furioso sonrojo cubrió los mofletes de Jimin, unos que, lastimosamente, habían bajado de volumen y suavidad.

—Yo, no... —chilló y alzó sus manos para cubrir su rostro.

Soltando una ligera risa por lo adorable que era su chico, Yoongi se inclinó y besó aquellas manos más pequeñas y un poco regordetas, y cuando el menor abrió sus dedos para observarle entre ellos, besó su frente expuesta.

—Hyuuuung —exclamó con bochorno.

—Me alegra ver que ya estás mejor —expresó, con un suspiro.

—¿Mejor? —repitió, bajando sus manos.

Entonces, como si recibiera un inesperado golpe, todos los acontecimientos de la noche anterior le golpearon con fuerza estremecedora y no pudo evitar el escalofrío que recorrió todo su cuerpo.

Por un momento, su mente se cerró recordando a aquellos tres alfas que lo habían molestado, acosado y finalmente... Intentando violar.

—Shhh... Tu alfa está aquí contigo, bebé, solo respira profundamente y no pienses en nada más —indicó Yoongi, empujando el rostro del menor bajo su mentón nuevamente.

Rápidamente, el alfa dominante dejó que su aroma fluyera hasta que sintió que Jimin se volvía a relajar contra él, con el rastro de miedo desapareciendo de su dulce esencia.

—No quiero que pienses en lo que sucedió ayer, nene, ya no estás ahí, ahora estás conmigo y no permitiré que nada te suceda de nuevo, ¿de acuerdo?

—Pero cuando vuelva no podré evitar pensar en ello —susurró, estremeciéndose de solo imaginarse volver a ese bar para recibir el mismo denigrante trato.

Realmente... No quería volver ahí, nunca.

—No, no volverás a ese lugar —anunció Yoongi, como si todo ya estuviera decidido.

—No puedo... Tengo que ir para juntar dinero y pagar la matrícula de mi universidad —expresó triste.

—Te ayudaré, te daré el dinero para que puedas pagarla —decidió.

—No, no puedo aceptarlo, no sería justo —expresó inmediatamente.

—Y yo no quiero que vuelvas a esa clase de lugar, Jimin-ah, lo que sucedió ayer fue muy peligroso, ¿qué crees que habría pasado si yo no hubiera aparecido? —cuestionó.

El joven omega se estremeció de solo pensarlo y se acurrucó más contra el desnudo cuerpo del mayor.

—No, no quiero pensar en ello, por favor —susurró.

—Sabes que tengo razón, no mereces trabajar en un lugar así —dijo con tono suave, acariciando su espalda desnuda.

—Pero necesito el dinero —le recordó, rendido.

Entonces, como si su cerebro recién registrara todo, el horror cubrió todo su cuerpo al descubrir que estaba completamente desnudo en la cama de su Hyung, un alfa que, a esas alturas, ya debía de tener una pareja.

—Oh Dios mío —exclamó abrumado, e inmediatamente luchó por apartarse del mayor.

Confundido por la repentina lucha del menor, Yoongi le contempló intentar cubrirse con las mantas mientras retrocedía desesperadamente. Cuando le vio al borde de la cama, a punto de caerse, el alfa no dudó en estirar su brazo y tirar de él, evitando así que cayera al frío suelo.

Cuando Jimin volvió a luchar, Yoongi gruñó al recibir un golpe en su abdomen e inmediatamente lo cubrió con su cuerpo entero, tomando las manos del menor y cruzándolas sobre su cabeza, sosteniéndolas para evitar que otro golpe le llegara.

—Respira cariño —ordenó con tono suave, pero sin dejar de lado la demanda en ello—. Eso es, solo mírame a mí —instruyó.

Lentamente, contempló como el cuerpo de su omega se volvía a relajar, con la lucha abandonándolo, pero aun así, Yoongi no se levantó ni soltó sus manos.

—Muy bien, ahora dime por qué reaccionaste de esa forma —pidió y observó encantando el adorable rubor que cubrió el rostro del menor.

—Estamos desnudos, Hyung —pronunció en un tono bajo, observándole apenado.

—No creo que eso haya sido todo lo que te molestara, nene.

Jimin mordió su labio inferior y luego soltó un suspiro.

—Se supone que te estás viendo con alguien mucho mejor que yo, Yoongi hyung, a estas alturas ya deberías de estar saliendo con él y no creo que a tu pareja le gustará encontrarte en la cama con un omega sin importar que sea casi tu hermano o no —expresó finalmente.

—Entiendo —pronunció el mayor, soltando lentamente sus manos.

Pero en vez de alejarse como el omega esperaba, Yoongi se quedó en su mismo lugar, y en cambio, apresó con sus manos el rostro de su chico.

—Primero, yo nunca te he visto como algo parecido a un hermano, Jimin. Cuando te veo, despiertas en mí un instinto casi animal por protegerte y cuidarte que no puedo ni quiero ignorar. Te veo como un hombre, como un hermoso omega, pero no como un hermano o un familiar —expresó.

—Yo... ¿En serio? —exclamó, con grandes ojos llenos de sorpresa y esperanza.

—Sí —sonrió y se inclinó más cerca para besar castamente sus labios—. Y no tengo ninguna pareja, no estoy saliendo con nadie desde que volví porque en cuanto puse mis ojos en ti, supe que te quería para mí —expresó.

—Yo... ¿En serio? —volvió a balbucear y se sonrojó furiosamente al percatarse de lo tonto que sonaba—. Lo siento, yo solo... Es algo difícil de creer —expresó.

—¿Por qué? —preguntó el mayor.

—Es que... Sé que está mal escuchar a escondidas, pero cuando escuché tu nombre no pude evitarlo y entonces... Bueno, supe que Hoseok estaba enamorado de ti y solo pensé que en poco tiempo tú te darías cuenta de que lo estabas de él y comenzarían a salir —explicó, avergonzado.

—No estoy saliendo con Hoseok ni lo haré, solo lo veo como un compañero de trabajo y eso es todo —anunció—. Sí, le agradezco que me hubiera ayudado fingiendo salir, pero desde un principio yo dejé en claro que no quería nada más —explicó—. Cuando me dijo de sus sentimientos, lo rechacé, nunca quise nada real con él porque en mi mente ya estaba cierto chico de adorables mejillas.

—Pero ¿por qué? —insistió—. Él... Es una opción mucho mejor que yo —expresó con dolor.

—Nadie es una mejor opción que tú, nene, nadie —aclaró—. Tu situación y edad no te hace menos que los demás, yo te quiero a ti —anunció, logrando que el corazón del menor saltara—. Hemos pasado tantos años separados, Jimin, pero aun así, tú nunca lograste salir de mi mente —expresó, apoyando sus frentes juntas.

El omega frunció ligeramente el ceño ante eso último.

—Lo dices... Suenas como si hace tiempo estuvieras enamorado de mí —indicó con un tono bajo y confundido.

—¿Qué dirías si te dijera que es así? —expresó.

El menor parpadeó un par de veces y luego se forzó a sí mismo a soltar una carcajada falsa.

—Buen chiste, Hyung, pero creo que estás llegando muy lejos con toda esta broma —expresó y le observó con dolor.

—No estoy bromeando, nene —dijo con tal firmeza que Jimin dudó.

—¿No?

—No.

—Pero... Es que... No tiene sentido —murmuró, agitando suavemente su cabeza.

Alejándose, Yoongi se sentó en la cama y tiró del muy desnudo cuerpo del omega a sus brazos, acomodándolo entre sus piernas con su espalda recargada en su pecho y le tapó con las mantas.

—Desde el primer momento en que apareciste en nuestra casa, llorando de la mano de mi hermano, supe que había algo diferente a ti a los demás —anunció.

—Era un cachorro, no podías saber eso —murmuró dudoso.

—Pero lo hacía, por qué crees que siempre me mantuve al lado de ustedes —expresó.

—Porque eras el mayor y cuidabas de nosotros —respondió.

—En cierta parte sí, estaba algo confundido conmigo mismo por la forma en que me atraías, y mientras íbamos creciendo, el sentimiento solo aumentaba —explicó.

Jimin frunció el ceño y observó como las manos del mayor descansaban junto a las suyas.

—Pero... Taehyung dijo que era demasiado obvio mi flechazo por ti en ese tiempo —pronunció, negándose a sentirse avergonzado por ello—. Debiste de haberte dado cuenta también, ¿por qué no hiciste nada?

—En primer lugar, seguías siendo un cachorro que ni siquiera se presentaba aún mientras yo no, no importa como lo vieras, sería mal visto —respondió—. Y en segundo... Estaba lidiando conmigo mismo.

—Yo... No entiendo, Hyung, ¿a qué te refieres con eso? —preguntó confundido.

Soltando un profundo suspiro, Yoongi juntó sus manos con las de Jimin, entrelazando sus dedos mientras pensaba bien en sus palabras.

Tal vez era algo pronto aún, pero el instinto de Yoongi le decía que era el momento perfecto contarle a su omega parte de su historia y eso es lo que iba a hacer.

De todas formas, le ayudaría a Jimin a comprender en lo que se estaba metiendo tras aceptar ser su pareja.

—Yo sabía y sentía que era diferente a otras personas, Jimin... Y cuando me presenté como un alfa, solo lo confirmé —expresó—. ¿Recuerdas aquella vez que un niño te molestó y golpeó?

—Sí, me dejaste con Tae y fuimos a la casa —respondió—. Luego de eso... Te comenzaste a alejar y ya después te fuiste al ejército.

—¿Sabes qué sucedió con el niño que te molestó?

—No...

—Yo lo lastimé y lo envié al hospital —anunció, observando fijamente el cuerpo del menor, pero este no presentó ningún cambio ante su revelación.

—¿Lo hiciste? —murmuró.

—Sí. No me importaba que solo se tratara de otro cachorro, le di su merecido por lo que te hizo y no sentí culpa de ello —anunció—. Pero mis padres —suspiró—. Mi madre finalmente reconoció lo que había estado sospechando con ello.

—¿Qué cosa?

—Que me presenté como un alfa dominante —anunció—. Pero yo no soy uno normal, se podría decir que soy la excepción de ese por ciento que los declara psicópatas. Tengo el gen en mí, pero no soy un caso activo como ellos —explicó.

Y otra vez, no hubo absolutamente ningún cambio en el cuerpo de su chico.

—Eso... Eso no tiene mucho sentido, Hyung —pronunció, sin saber qué decir—. No... No pareces un alfa dominante como los pocos que he visto —susurró.

—Eso es porque no soy igual a ellos, Jimin-ah, pero tengo algunos rasgos que definitivamente son de un dominante y mis padres, al verlo, me alejaron de ti.

—¿De mí? ¿Por qué de mí? —cuestionó, confundido.

—Porque se dieron cuenta de que eras la única persona en ese momento que despertaba en mí ese lado oscuro que ellos no quieren admitir que tengo —respondió—. Yo no tengo una sed de sangre y deseos intensos de matar, puedes decir incluso que soy como una persona normal, solo que, a veces, tengo falta de empatía, remordimientos y culpa, en especial cuando se trata de ti. Cuando algo te sucede, enfurezco, me preocupo y tengo deseos de en volverte en una burbuja de plástico. Mis padres vieron estos deseos como una especie de obsesión y te nombraron mi detonante, y me alejaron —explicó.

—Ellos te alejaron... ¿Porque temen que te transformes en un psicópata como los otros alfas dominantes? —preguntó, intentando entender todo.

—La verdad es que para ellos yo soy igual a esos psicópatas lo quieran aceptar o no, por eso ambos me alejaron y me enseñaron desde las leyes y culpa, hasta las diferencias de un humano y un psicópata, enseñándome sobre el mundo y lo que me pasaría —contó—. Ellos creyeron que, mandándome al ejército, lograrían que yo me olvidara de ti y fuera un alfa normal como ellos deseaban.

—¿Fue así? —tragó—. ¿Me olvidaste?

—Nunca hubo ni un solo minuto en que dejaste mi mente —anunció y besó su hombro—. La decisión de ellos nos mantuvo alejados por doce años, pero en ese tiempo me ayudaron a comprender mejor, entender el por qué soy diferente y lo que quiero. Me ayudó a encontrar personas como yo, que son dominantes, pero no unos asesinos sedientos de sangre que explotaran en cualquier momento —expresó—. ¿Me temes?

Jimin frunció ligeramente el ceño y observó sus manos unidas.

—Todo en este momento es muy confuso, Hyung, hay cosas que sigo sin entender y otras que me dificultan creer, pero... No, no te temo —prometió—. Me has ayudado tanto, salvado tantas veces... Odiarte porque eres ligeramente diferente a los demás, a pesar de no demostrarlo, es lo último que quiero y voy a hacer —expresó.

—Gracias —pronunció el alfa, rodeándole con sus brazos firmemente.

—Yo soy quien deberías de darlas, anoche me salvaste otra vez —le recordó acurrucándose entre sus brazos.

Fue entonces, el momento más vergonzoso para Jimin, cuando su estómago rugió exigiendo atención.

—Lo siento, ayer no cené —se excusó con bochorno.

—Está bien, es mi deber de alimentar a mi chico —anunció Yoongi y le soltó—. Iré a preparar nuestro desayuno y seguiremos esta conversación. No sé si lo recuerdes, pero ayer te bañaste, por lo que puedes tomar algo de mi ropa y vestirte con ella —indicó mientras salía detrás de él y se levantaba.

Admirando embobado el cuerpo expuesto del mayor, contemplando la serpiente que rodeaba su pecho, Jimin asintió observándolo hasta que le perdió de vista.

Entonces, registró lo que dijo y en su mente apareció la imagen del alfa bañándolo.

—Dios, mátame aquí y ahora —pidió cubriendo su rostro avergonzado.



1/2

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro