Capítulo 3

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Jimin mordió su labio inferior, sus dientes cepillando una y otra vez el regordete belfo hasta que obtuvo un tono rojizo y luego lo soltó cuando estuvo sensible, con un astibo de dolor leve punzante.

Observó la hora y luego trató con todas sus fuerzas concentrarse en lo que el profesor Chung les decía, sabía que debía de prestar atención, los exámenes finales estaban cerca y debía de mantener sus notas altas si quería seguir con la mitad de su beca que tanto esfuerzo le había costado conseguir.

Pero era algo difícil de prestar atención cuando en su mente el mensaje de Taemin aparecía una y otra vez, burlándose de él, anunciando que pagaría las consecuencias de sus actos cuando en la pantalla solo había aparecido una simple palabra.

"Hablemos"

Eso era todo lo que había en el mensaje, nada de un lugar o la hora, solo estaba esa simple palabra que alteró completamente toda la mañana del omega hasta el punto de transformarlo en pequeño gatito asustadizo que saltaba al más mínimo ruido.

En su interior, su lobo se encontraba alerta, pero no por eso menos asustado, presintiendo que algo muy malo estaba por pasar.

Soltando un suspiro, Jimin pasó las manos por su cabello castaño y tiró ligeramente de este mientras cepillaba sus dedos entre el sedoso pelo, peinándolo hacia atrás.

Joder, cuándo aprendería que no era bueno eligiendo a sus parejas, era como si siempre terminara atrayendo idiotas egoístas que solo les interesaba ellos mismos.

Y aunque esta vez había sido algo diferente, debió de haber sabido que no debía de meterse precisamente con alfas como Lee Taemin tampoco, señor popular, capitán del equipo de baloncesto de la universidad de Seúl y por supuesto, con familia asquerosamente adinerada.

Había sido débil, un tonto omega en su segundo año de universidad que cayó ante los encantos del apuesto sunbae "amable".

Hasta ese momento, se seguía odiando por haber caído por una simple sonrisa y unas cuantas palabras amables, desde un principio debió de haber sabido que alguien como Taemin lo querría solamente para una cosa.

Ser su pequeño sucio secreto.

Un omega dispuesto a darle su culo y boca cada vez que él quisiera hacerlo, sin importar sus propios deseos.

Jesús, había tardado cinco meses en darse cuenta de que Taemin solo había mostrado ser amable con él para obtener lo que deseaba, junto con algo de rechazo por parte del alfa en presentarlo como su novio a cualquiera y palabras furiosas cada vez que hacía algo que no debía.

Como, por ejemplo, dejar su aroma de melocotones y canela sobre el alfa, pero en su defensa creía que a Taemin le gustaría siendo tanto que expresaba que le gustaba su aroma.

Error.

Expresar muestras de cariño también estaba prohibido dentro y fuera del dormitorio, lo cual, por supuesto que era algo difícil para Jimin, quien siendo un omega obviamente deseaba mimos de vez en cuando, sin contar que era una persona táctil que le gustaba abrazar, besar o simplemente sostener la mano.

No, a Taemin le había molestado lo empalagoso que era y pronto le había dejado claro lo molesto que lo encontraba.

Y esas solo eran una de las pocas cosas que al alfa le molestaba, porque aparentemente había muchas más, y como un tonto, Jimin guardó silencio y aceptó cada orden esperando contentarlo lo suficiente como para que finalmente aceptara lo que había entre los dos.

Claro, que todo su sueño tonto había terminado un par de semanas atrás, cuando contempló a Taemin en las gradas besando y toqueteando a una de las animadoras.

Una bonita omega rubia y de ojos verdes que tenía curvas notorias en los lugares correctos, y como si eso no fuera poco, también era popular y sus padres tenían dinero.

Si, eso fue todo a Jimin, dándole el suficiente valor para enfrentar a su supuesta pareja, quien solo lo descartó como si nada, recordándole que no eran nada y enojándose cuando finalmente pidió que no lo volviera a llamar.

De todo lo que había esperado que Taemin pudiera hacerle, golpearle y luego disculparse utilizando el sexo no había sido una de esas, pero fue lo último que necesitó para despertarle por completo.

Había sido algo cobarde tal vez, pero Jimin sabía que si intentaba hablar con el alfa podría resultar en algo parecido otra vez, por lo que simplemente le había enviado un mensaje terminando lo que sea que habían tenido y pidiéndole que no le volviera a llamar y a buscar.

Desde ese día, hace una semana, evitó completamente a Taemin, ignorando sus mensajes, llamadas e incluso trató de permanecer siempre en lugares públicos y estar acompañado, ya sea de su amigo Taehyung, quien a pesar de ser un beta era bastante feroz y protector cuando se trataba de él.

O con Jungkook, quien, a pesar de ser un par de años menor, ser un omega dominante le daba la suficiente libertad como para ignorar cualquier orden de un alfa que abusara de su voz de mando.

Además, Taemin y Jungkook se llevaban terriblemente mal desde que Kook había entrado también al equipo de basquetbol y parecía ser el favorito del entrenador sin importar su condición como omega.

Con el sonido del timbre anunciando que la clase había terminado, el omega se estremeció ligeramente. Jimin observó a su alrededor para contemplar a sus compañeros seguir prestando atención a su profesor hasta que este dio por terminada la clase después de otros cinco minutos.

Solo entonces, el castaño omega tomó su celular y dejó de grabar la clase. Era uno de los pocos trucos que había aprendido para luego pasar en limpio a su cuaderno.

—¿Me envías la grabación después? —pidió su compañera, Dahyun—. Me concentré escribiendo las diapositivas y no presté tanta atención a lo que dijo —explicó apenada, llevando un mechón de cabello negro con puntas moradas detrás de su oreja.

Jimin observó a la omega y le sonrió amablemente.

—Puedo hacerlo si me permites tomar fotos de tus apuntes, así no te quito tu cuaderno —propuso, a lo que su compañera asintió feliz con el trato.

Aliviado de tener toda la información de la clase, el omega agradeció a su compañera luego de tomar la foto y enseguida le envió la grabación.

Guardando sus cosas, Jimin tomó su mochila y se la colocó sobre un hombro mientras se apresuraba a salir del aula, sin darse cuenta, él y Dahyun habían sido los últimos en quedarse y eso no era nada bueno para él.

Caminando por los pasillos, el omega agradeció que este estuviera abarrotado, por lo que probablemente esa fue la razón que bajó estúpidamente la guardia.

El grito quedó atrapado en su garganta tan pronto como sintió una fuerte mano aferrándose a su brazo y tirando dolorosamente de este a un costado.

Jimin cerró sus ojos cuando su cuerpo chocó con una dura superficie y gimió bajito en dolor cuando su cabeza se estrelló con fuerza. Antes de que pudiera reaccionar y gritar, una mano presionó en su boca impidiéndole hablar y entonces, el rostro de un enojado Taemin apareció en su campo de visión.

Instintivamente, el castaño omega alzó sus manos intentando apartar la que se presionaba en su boca mientras gritaba con sonidos ahogados.

Quédate en puto silencio, estúpido omega —gruñó el alfa, utilizando su voz de mando.

Jimin se estremeció ligeramente, odiando la forma en que su cuerpo automáticamente se rindió para obedecer al contrario, su lado sumiso saliendo instantáneamente a flote para complacer al alfa en un instinto de supervivencia de su lobo.

—Así me gusta —pronunció Taemin, satisfecho, bajando lentamente su mano mientras observaba al cabizbajo omega.

Jimin apretó sus labios juntos y ahogó el quejido de miedo que amenazó con salir de su garganta cuando la mano del contrario se apoderó de su cuello, rodeándolo tan fácilmente.

—Mírame —ordenó y él obedeció, observándole con sus ojos color turquesa—. Eso es —ronroneó alzando su otra mano para acunar un costado de su rostro con aparente ternura—. Has sido un chico muy malo, Jimin-ah.

—Yo...

—¿Te he dado permiso para que hables? —espetó, ejerciendo presión en su cuello.

El joven omega gimoteó alzando sus manos para aferrarse al brazo de Taemin mientras negaba despacio.

—Eso creí —bufó y aligeró el agarre permitiéndole respirar—. Como dije, has sido un chico muy malo, pensando que podrías terminar conmigo. Yo, tu querido sunbae Taemin —exclamó negando—. Deberías de estar agradecido de que alguien como yo hubiera prestado algo de atención a un omega como tú —expresó pasando su dedo pulgar por el regordete labio inferior.

—Por favor... —susurró, sintiendo como las lágrimas se avecinaban de pura frustración por no poder hacer nada.

Su lobo sumiso estaba furioso, al igual que él por la forma en la que estaban siendo tratados, pero así mismo, también se encontraba asustado y sin atreverse a hacer nada por defenderse.

—Ah-ah... ¿Te he dicho lo bonito que te ves cuando ruegas como una puta? —exclamó con una tenebrosa sonrisa amable—. Siempre tan deseoso de complacerme, de tenerme en tu interior, de probar mi polla —ronroneó y volvió a apretar su mano alrededor de su cuello—. Y aun así, pensaste que podías terminar conmigo por un puto mensaje —dijo con enojo, borrando cualquier expresión de su rostro.

Jimin se estremeció de horror y sus manos inmediatamente intentaron luchar contra el agarre de su sunbae, sus cortas uñas enterrándose en su piel en un desesperado intento de liberarse para obtener el anhelado oxígeno que sus pulmones estaban exigiendo.

—Tae-Taemin... —balbuceó sintiendo como si sus oídos se taparan y su interior quemaba.

Chasqueando su lengua al contemplar al omega casi perder el conocimiento, el alfa finalmente lo soltó de manera brusca y observó a Jimin deslizarse por la pared, aferrándose a su garganta mientras tomaba grandes respiraciones dolorosas.

—Patético —se burló y se agachó frente a un tembloroso omega. Sonrió satisfecho cuando se estremeció y subió sus piernas abrazándolas mientras el indudable olor al miedo se combinaba en su aroma dulzón de melocotones y canela.

—Por favor... Taemin sunbae —susurró con voz rasposa y dolorosa.

—Aún no he terminado contigo, mi dulce chico —ronroneó, tomando delicadamente un mechón castaño con destellos rubios para llevarlo detrás de su oreja, disfrutando del notorio miedo del menor—. Ignorante todas mis llamadas, mensajes y me evitaste como si fuera una jodida basura cuando ambos sabemos que eso es lo que tú eres, no yo —expresó marcando con su dedo índice el contorno de su mandíbula—. Tú no decides cuándo dejas de ser mi juguete, mi querido Minnie, eso lo hago yo —gruñó—. ¿Entiendes?

—S-sí —respondió tembloroso y bajo.

—Si yo te llamo en medio de una clase y te dijo que quiero joder tu culo en el cuarto del conserje, tú solo apareces y me lo entregas, ¿comprendes?

—S-sí.

—Y si jodidamente aparezco en tu habitación en medio de la noche, tú me dejas entrar y abres tus jodidas piernas para mí, ¿de acuerdo?

—S-sí —sollozó, asqueado de sentir como el alfa tocaba sus muslos, apretando dolorosamente hasta muy seguramente dejar algunas marcas.

—Eso creí —asintió satisfecho, levantándose—. Tienes suerte, quedé en salir con Yu-na estos días y me está esperando en los vestidores para joder en este momento, si no te habría jodido ese culo apretado tuyo —expresó alejándose—. Espera mi llamada, y por tu propio bien espero que me contestes, porque ni esos amiguitos tuyos buenos para nada podrán ayudarte —siseó con molestia antes de abandonarlo.

Reteniendo un sollozo, Jimin bajó su cabeza apoyándola con sus rodillas mientras se abrazaba con fuerza, odiando la forma en que su cuerpo se estremeció débilmente de puro miedo.

Le tomó sus buenos minutos en relajarse lo suficiente como para alzar su cabeza, con grandes respiraciones profundas y constantes para detener los temblores.

Parpadeando, alzó sus manos para limpiar las lágrimas que finalmente habían escapado y parpadeó mientras observaba a su alrededor.

Un baño, había sido arrastrado a un viejo baño en desuso.

Luchando por levantarse con sus rodillas débiles y su cuerpo tembloroso, el omega se dirigió a los lavabos y observó con temor su reflejo en el espejo, encontrando las marcas de Taemin rodeando su cuello, dejando una perfecta impresión de su mano.

Un pequeño quejido atormentado escapó de sus labios mientras sus ojos se volvían a llenar de lágrimas, debió de haber sabido que Taemin no le dejaría escapar tan fácilmente de sus garras, los tipos como él nunca lo hacían.

No importaba que pudiera conseguir a quien quisiera con una simple sonrisa, el alfa lo había reclamado como suyo, así fuera su tonto juguete, y no lo soltaría hasta que como dijo, se aburriera... O terminara por romperlo.

En ese momento, Jimin realmente estaba odiando no haber escuchado las advertencias de Jungkook cuando le dijo que Taemin era malvado, odiándose a sí mismo también por ser un tonto omega que no había podido hacer nada para defenderse más que escuchar y ceder ante el estúpido alfa.

Ahora, tendría que esperar la llamada de Taemin y sabía que sería una maldita tortura cada día que pasara mientras esperaba.

¿Qué se supone que iba a hacer? ¿A quién podía recurrir por ayuda?

Observando su reflejo en el espejo, Jimin sonrió tristemente al saber la respuesta.

No podía hacer nada y no le podía decir a nadie, de todas formas, dudaba que alguien además de sus amigos quisiera ayudarlo o le creyera para el caso.

No importaba cuánto tiempo pasara y las leyes que se anunciaran para ayudar, si eras un omega, estabas condenado a una vida de mierda donde su misión y deber, solo era seguir los deseos de los demás.

Solo aquellos que eran omegas dominantes, como Jungkook, tenían la vida un poco más fácil al no sentir esa necesidad de escuchar y obedecer sumisamente, pero él ni siquiera había tenido esa suerte.

Solo era un tonto y simple omega.

Tomando una profunda respiración, Jimin lavó su rostro y luego tomó su mochila donde sacó una bufanda y cubrió los hematomas de su cuello con ella, con suerte, el viento se agitaría nuevamente y no le preguntarían por ella.

Forzando una sonrisa que no sentía ni llegaba a sus lindos ojos, el omega salió finalmente del baño en busca de sus amigos, fingiendo que nada había pasado.

Cuando, interiormente, pedía a gritos que alguien le ayudara, pero ¿quién? 



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Espero que tengan un buen fin de semana mis copitos! <3

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