Capítulo 32

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Sentando en su escritorio, Yoongi revisó la carpeta que le habían dejado sobre su nuevo caso, y tras leer la primera hoja, el alfa inmediatamente la cerró, descartándola.

Sería un completo estúpido si seguía leyendo algo que ya sabía que iba a rechazar, con tan solo leer que tendría que ir a Daegu para ello, estaba descartado.

Además, los detalles del caso tampoco le llamaban la atención, siendo un guardia los siete días de la semana y las veinticuatro horas del día por un tiempo aproximado de tres o cuatro semanas.

No. Eso no iba a ocurrir pronto.

Tendría que hablar con Namjoon sobre esos trabajos que durarían semanas y lo mantendrían fuera de Seúl, no podía simplemente irse y dejar solo a su omega.

Personas como su chico necesitaban constante atención y amor, o idiotas podrían aparecer para intervenir en su vida o simplemente podría encontrarse con imbéciles como Taemin que no aceptaban una respuesta negativa.

Tomando su celular, le envió un mensaje a su jefe diciéndole que no aceptaba el trabajo y salió del chat sin esperar respuesta.

Cuando una burbujita apareció junto al nombre de Jimin, anunciando que tenía un mensaje de este, inmediatamente entró para revisarlo.

Jimin ya había terminado su turno en la cafetería y le preguntaba si podía ir a visitarlo al trabajo para pasar un poco de tiempo juntos.

El alfa no dudó, a pesar de que todavía faltaba una hora para que saliera del trabajo y le envió una respuesta positiva a su chico.

Sus rutinas de vida eran diferentes, él tenía un horario fijo en su trabajo, mientras que Jimin trabajaba en dos turnos rotativos de mañana y tarde, por lo que, en los pocos días, ambos habían estado mentalizándose y adaptándose al horario del otro, buscando cualquier oportunidad para pasar algo de tiempo juntos así fuera por solo unos minutos o unas horas.

Y con su omega buscando otro trabajo, sabía que su rutina volvería a cambiar, pero cualquier trabajo sería bueno si no tenía que volver a ese bar de mierda.

Dejando su teléfono a lado, el alfa dominante llamó a la recepcionista y le informó que su pareja le estaría visitando para que así, le dejara subir sin problemas.

Cuando terminó la llamada, Namjoon entró en su oficina con el ceño fruncido.

—¿Por qué rechazaste el trabajo? —cuestionó.

—Porque me mantendrá lejos de mi pareja por mucho tiempo —respondió tranquilamente.

—No puedes rechazar los trabajo que te doy solamente por tu pareja —indicó.

—Recién estoy comenzando a salir con Jimin, no le dejaré solo ni mucho menos por un período de tiempo tan largo, al menos no hasta que nuestra relación se vuelva sólida y tenga mi marca sobre su cuello —expresó—. Tú debes de entenderme mejor que nadie —le observó.

—Lo hago, pero no por eso significa que te debo de dar un trato especial —suspiró.

—No es un trato especial, solo no quiero trabajar fuera de Seúl hasta que mi relación con mi omega sea algo inquebrantable —corrigió—. Además, no es como si no tuvieras a nadie más —le recordó—. Tienes a otros empleados igual de capaces que no les importa salir, no necesariamente tengo que ser yo —anunció—. O qué, ¿dime que tú no hiciste lo mismo cuando empezaste a salir con Jin? —cuestionó alzando una ceja.

—Bien —chasqueó su lengua—. Tendré en cuanta que tus trabajos sean por aquí hasta que logres poner una marca en el cuello de tu omega —accedió.

—Por cierto, ¿has podido averiguar algo sobre lo que te pedí? —preguntó.

—¿Otro trabajo para tu chico? —preguntó—. Podría tener algo, estoy esperando una respuesta —anunció—. Te buscaré cuando encuentre otro trabajo —dijo saliendo de su oficina.

Con la puerta cerrándose, el alfa dominante apretó un botón del teléfono fijo cuando este sonó, aceptando la llamada de recepción.

—¿Señor Min? El joven Park Jimin se ha subido ya al ascensor —informó.

—Está bien, gracias, Jena —contestó y cortó la llamada.

Corriendo su silla para atrás, el alfa se levantó y salió de su oficina justo en el momento en que las puertas del ascensor se abrían, revelando a su hermoso omega vistiendo unos jeans negros rasgados y una simple camiseta roja con pequeñas líneas negras.

—Hyung —sonrió automáticamente al verlo.

—Hola, Minnie-ah —saludó y observó como el menor se acercaba, deteniéndose frente a él y agarrando con algo de fuerza la tira de su mochila entre sus manos.

Se veía nervioso, como si quisiera hacer o decir algo, pero no se atrevía por miedo a la respuesta.

—Hey, ¿qué sucede? —preguntó, alzando su mano para acariciar con el dorso de su dedo índice aquel regordete labio inferior que estaba viendo maltratado.

—Uh... Solo quería abrazarte un poco, pero no sabía si hacer eso estaba bien porque... Estás en el trabajo —explicó, alzando su mano para colocarla sobre el codo de su otro brazo, mostrándose inquieto y nervioso, inseguro.

—Puedes abrazarme cuando quieras sin importar dónde estemos —anunció mientras se acercaba y lo rodeaba con sus brazos—. Creo que ya te dije, nene, todo lo que quieras hacer conmigo estará bien, dentro y fuera de la habitación, con personas alrededor o no —prometió y besó su frente.

El pelirosa omega soltó un profundo suspiro y enterró su rostro en la curvatura del cuello del mayor.

—Lo siento, a veces simplemente tengo dudas al recordar como reaccionaron mis otras parejas cuando fui afectuoso con ellos —explicó.

—Soy diferente a ellos, cariño —dijo y se inclinó cerca de su oído—. Yo soy tuyo y puedes hacer lo que quieras conmigo —susurró y lo apretó con un poco más de fuerza antes de soltarlo, apreciando una dulce sonrisa en ese bello rostro—. Ven, cuéntame cómo te fue hoy —pidió tomando su mano para llevarlo al interior de su oficina.

Cerrando la puerta, lo condujo detrás de su escritorio donde volvió a tomar asiento y tiró de su omega a su regazo para que se sentara con él después de quitarse la mochila.

—¿Seguro de que está bien que estemos así? —preguntó inseguro—. ¿No estoy molestando? Aún estas en horario de trabajo después de todo —expresó.

—Está bien, no estaba haciendo nada y técnicamente solo me queda media hora antes de salir —se encogió de hombros—. Además, tampoco es como si mi jefe no tuviera constantes visitas de su propia pareja en la oficina.

—Uhm, no sabía que los trabajos de las personas mayores podían ser tan... ¿Relajados? —expresó con una sonrisa traviesa.

—No sé si en todos los lugares es así, pero al menos aquí sí —respondió, apreciando la nueva faceta juguetona de su pareja.

Descubrir que su chico tenía una parte divertida y traviesa había encantado a Yoongi, tanto como saber que su lado alegre no había desaparecido a pesar por todo lo que pasó en ese tiempo que estuvieron separados.

Jimin era alguien dulce, amable, a veces un poco tímido como otras coqueto, pero alegre y travieso, una combinación que el alfa amaba totalmente.

—Hyung... —musitó, en un tono suave.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—Hace un par de días atrás, cuando me fuiste a visitar y mis amigos estaban ahí —pronunció, haciendo figuras invisibles en el pecho de su alfa—. ¿Le dijiste algo a TaeTae cuando salió? —preguntó.

—¿Algo como qué? —indagó, observando esos rechonchos labios besables entreabiertos que le llamaban para probar.

—No lo sé —suspiró—. Pero lo he notado un poco raro, por eso quería saber si te dijo algo o si tú le dijiste algo —explicó y le observó—. Hyung, ¿me escuchaste? —se quejó al encontrar que esos profundos ojos azules miraban con atención sus labios.

—Por supuesto que lo hice —asintió e inclinó su rostro para capturar la boca del menor—. Nosotros hablamos un poco y le dije que ya no era necesario que cuidara de ti, que para eso estaba yo ahora —anunció, trasladando sus labios al mentón de su pareja para recorrer su mandíbula, dejando rastros de pequeños besos que le sacaban suspiros a Jimin.

—¿Solo eso? —preguntó, dándole más acceso a su alfa cuando este se trasladó a su cuello.

No eran besos buscando algo sexual, eran más como si Yoongi no pudiera soportar la idea de tenerlo entre sus brazos y posar sus labios en alguna parte de su cuerpo, lo que por supuesto que encantaba al omega.

—Bueno, pude haber mencionado otra cosa —respondió, deteniéndose para respirar profundamente el aroma de su chico—. Le aconsejé que le prestara más atención en el otro chico, ¿Jungkook? Porque lo vimos en una cita con otro chico —anunció como si nada.

—Espera, ¿qué? —exclamó, obligándose a sí mismo a tomar algo de distancia al sentarse correctamente y luego tomó el rostro de su pareja entre sus manos—. ¿Qué le dijiste a Taehyung?

—Es bastante obvio que tiene interés por ese omega dominante rubio, por lo que solo le dije la verdad de lo que vimos el domingo en nuestra cita —respondió.

—Yoongi-ah —pronunció con tono de reproche y sus cejas fruncidas—. No debiste de haberle dicho eso.

—¿Por qué? Le gusta, y si no hace algo pronto alguien más podría tomar su oportunidad —expresó y lo rodeó con ambos brazos firmemente—. Ya no tiene la excusa de que debe de protegerte, para eso estoy yo ahora.

—Hyung... —susurró, totalmente cautivado de sus palabras—. Aun así, tal vez debiste de habérselo dicho de forma más suave...

—Tú eres mi lado suave, nene —le sonrió ladino—. Si no estás a mi lado, solo soy un alfa bruto.

—Difícilmente puedo creer en eso —rió bajo y suave, siendo interrumpido cuando los labios de su pareja se estrellaron suavemente con los suyos.

—Tú eres y siempre serás especial —anunció observándole fijamente, con intensidad.

—No sabía que tenías una vena cursi —sonrió y simplemente juntó sus labios, en una dulce presión que se vio interrumpida cuando la puerta fue abierta sin permiso.

—Yoongi, yo... —Hoseok guardó silencio al contemplar a la pareja acurrucada en la silla, abrazándose—. Lo siento, yo, no... —balbuceó.

—Está bien —anunció Yoongi, reafirmando los brazos alrededor de su omega cuando este se removió con la intención de levantarse—. ¿Necesitas algo? —preguntó.

—Oh, no... Yo... Namjoon quiere hablar contigo, siento haber interrumpido —respondió en un tono bajo antes de salir de la oficina, cerrando la puerta.

—Él... Se veía triste —comentó Jimin.

—¿En serio? Yo lo vi normal.

—No —frunció el ceño y le observó—. ¿Estás seguro de que en realidad no estaban saliendo? —preguntó.

—No me lo tomaré como si estuvieras desconfiando de mi palabra —anunció—. Desde un principio yo le dejé en claro lo que tenía que esperar de esto —explicó.

—No es que no confíe en tu palabra, pero está la posibilidad de que mientras por tu lado pudiste haber estado fingiendo, él no lo hacía —explicó—. Él se enamoró de ti después de todo —le recordó.

—Lo hizo —aceptó—. Parece que cuando quiso ayudarme, no me dijo que ya se sentía atraído por mí, por lo que al estar fingiendo sus sentimientos solo empeoraron —confesó—. Cuando terminamos, fui sincero y le dije que ya tenía a alguien a quien quería, y le rechacé —explicó.

—Uhm... Sigue sin sentirse bien que estemos así cuando para él todo lo que hicieron fue real —murmuró, incómodo.

—No hicimos mucho realmente, solo una comida con mis padres, una cita falsa y actuaciones cariñosas cuando mi madre estaba cerca, pero nunca fuimos más allá de un abrazo o tomarnos las manos —confesó—. ¿Qué? —preguntó cuando su chico arrugó su nariz.

—Soy malo porque estoy feliz de saber que no hiciste nada más con él —explicó.

Yoongi soltó una risa baja.

—No eres malo, eres adorable —corrigió y golpeó suavemente el muslo de su pareja—. Arriba, hay que ir a ver que quiere Namjoon.

—¿Quién es Namjoon? —preguntó Jimin, levantándose una vez los brazos que lo rodeaban desaparecieron.

—Mi jefe y mejor amigo —respondió.

—Uh, si es tu jefe, ¿no sería mejor que esperara aquí? —preguntó.

—No, porque mi horario de trabajo finalmente terminó —anunció tomando su mano antes de salir de la oficina.

Caminando por el pasillo, fueron directamente a la última puerta semi abierta donde se encontraba la oficina más grande.

—¿Llamabas? —preguntó el alfa, golpeando la puerta entreabierta.

—Sí, entra, tengo respuesta a lo que me habías pedido —anunció.

Observando a su omega cuando este tiro de su mano, Yoongi rápidamente avanzó al interior llevando con él al menor.

—Namjoon, él es Park Jimin, mi pareja —presentó—. Minnie, él es Kim Namjoon, mi jefe y amigo desde el ejército.

—Un gusto, señor —saludó Jimin tímidamente, contemplando al alfa de cabello castaño oscuro y ojos grises sentado detrás del escritorio con una chaqueta de cuero negro.

Una suave esencia de tierra y roble con algo un poco más dulce llenaba la habitación.

—Es un gusto también para mí, Jimin —sonrió mostrando un hoyuelo—. Y por favor, dime Namjoon o Hyung, señor no porque me hace sentir muy viejo.

—No es como si no lo fueras —murmuró Yoongi.

—Cállate, vas por el mismo camino —gruñó y luego sonrió.

El menor soltó una ligera sonrisa por el intercambio.

—Entonces, ¿para qué me llamabas? —recordó Min.

—Cierto, respecto a tu pedido, Jin dijo que estaba bien —anunció—. Aunque primero dijo que le gustaría tener una pequeña entrevista con tu chico.

—¿Entrevista? —preguntó el omega y observó a su alfa.

—La pareja de Namjoon es veterinario y maneja su propio lugar, le pregunté si aceptaría a un universitario y parece que tienes una entrevista —explicó.

—¡¿En serio?! —exclamó, observando a ambos alfas.

—No puedo asegurarte de que te vaya a pagar una excelente cantidad, pero la experiencia lo vale, ¿no? —sonrió Namjoon.

—Por supuesto —asintió con entusiasmo y luego abrazó a su pareja sin poder evitarlo—. ¿Cuándo tengo la entrevista?

—¿Te parece bien mañana en la tarde? —ofreció el alfa contrario.

—El turno de Jimin mañana comienza a las tres y termina a las nueve —anunció Yoongi.

—Le diré a Jin para preguntarle cuando tiene una hora disponible y entonces te avisaré con tu pareja aquí, ¿bien? —preguntó observando a Jimin.

—Por supuesto, muchas gracias por eso —expresó el pelirosa omega con emoción y felicidad que se terminó propagando en los otros dos alfas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro