Capítulo 55

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Simplemente rodeando el cuerpo acalorado de su pareja mientras sus respiraciones lentamente volvían a la normalidad, Yoongi suspiró y besó la sien de su omega, quien se había acurrucado cerca de su cuello totalmente exhausto luego de un poco más de tortura y otra ronda.

—¿Cómo estás? —preguntó, acariciando su espalda baja.

—Mejor —murmuró—. Al menos ya no siento como si mi cabeza estuviera confusa y esa necesidad extraña disminuyó —suspiro.

—¿Aceptaste el trago de algún extraño? —cuestionó, bajando un poco la ventana empañada para que la intoxicante combinación de sus dos aromas y sexo desapareciera.

Aunque personalmente era su segundo aroma favorito, siendo el primero el de su pareja, tampoco podía negar que era un aroma excitante que, en ese momento, no necesitaban más de ello.

—Sabes que no —se acurrucó más cerca—. Sí, me liberé un poco más al saber que estabas ahí para cuidarnos, pero no soy tan idiota como para aceptar cualquier cosa de un extraño, sin importar cuánto he bebido —prometió.

—En algún momento debiste de haber interactuado con cualquier otra persona —pronunció—. Echar droga en un vaso no es la única forma de drogar a alguien hoy en día —expresó, sabiéndolo por experiencia propia, ya que él mismo lo había hecho con alguno de sus objetivos.

Sin contar que alguien cómo Young Na-rim estuviera en el mismo bar con ellos era algo que le seguía molestando.

—Pero yo realmente no puedo pensar en nada —respondió frunciendo el ceño, sintiéndose somnoliento—. Pero sí me estrellé con alguien —bostezó—. Y me quiso llevar al baño para limpiarme, pero realmente no sentí como cerveza o cualquier otro trago fuera derramado sobre mí, así que me negué. Además, estaba más interesado en quitarte a ese molesto omega que se te acercó que otra cosa —explicó.

—¿Te estrellaste con alguien cuando ibas a salvarme? —preguntó, deteniendo sus caricias.

—Síp —respondió—. Si no fuera por Taehyung, ese idiota me habría arrastrado al baño —resopló y luego se quedó en silencio—. ¿Me drogaron en ese momento? —preguntó de pronto al sentir que el cuerpo de su alfa se tensaba.

—Eso creo —asintió abrazándolo con más fuerza, sus ojos fijos en la calle oscura frente a ellos mientras sentía el deseo de su lobo por rastrear al bastardo y torturarlo hasta la muerte—. No sé si tu necesidad volverá pronto o solo fue eso, pero no quiero arriesgarme volviendo al bar —anunció.

—No, está bien, yo tampoco quiero volver —expresó abrazándolo con fuerza, su mente comenzando a trabajar en lo que podría haber pasado si Taehyung no hubiera interrumpido o si no hubiese llegado con su alfa.

¿Habría estado tan desperado como para pedirle a cualquier alfa que lo follara?

Ciertamente no parecía importarle que su pareja le hiciera el amor en medio de un callejón, donde cualquiera podría verlo y escucharlo ante sus ruidosos gemidos y el movimiento del auto.

—Hey, puedo sentir la preocupación, nene —expresó Yoongi, sacando a su pareja de su escondite—. ¿Qué sucede?

—Yo... —pronunció y lamió su lastimado labio inferior de tanto ser besado y jalado—. Solo... Me aterra el pensar en la posibilidad de lo que podría haber ocurrido si no hubiera llegado a ti a tiempo —explicó.

—Nada habría ocurrido —prometió, besando con dulzura su nariz—. Yo ciertamente no lo habría permitido —juró—. Nuestro lazo me habría advertido que algo andaba mal, lo que inevitablemente me llevaría a buscarte, más aún luego de perderte de vista por esa molesta cosa.

—Sí, tienes razón —asintió y sonrió un poco más relajado—. Mi cuerpo se sigue sintiendo algo extraño y cansado —comentó.

—Duerme, yo iré a buscar a los chicos y nos iremos a casa todos —prometió acariciando su cabello.

—Me molestarán un infierno por esto —se quejó, estrellando sus frentes juntas.

—No lo harán si no quieren problemas conmigo —aseguró y trasladó sus manos al trasero de su omega, el cual alzó para liberar su miembro, asegurándose de afirmar el condón de paso.

—Siempre odio cuando tienes que dejar de llenarme —se quejó bajito, plantando besos dulces en su mandíbula.

—Llegará el día cuando esté enterrado todo el día en tu interior —prometió oscuramente, casi saboreando aquel momento.

—¿Cuándo? —preguntó, ansioso.

—Mi celo —contestó, y utilizó su camiseta para limpiar a ambos—. Listo, nene, muévete atrás y cubre ese hermoso trasero mío antes de que llame a los chicos —ordenó.

Quejándose, Jimin se movió trasladándose a los asientos traseros, apenas preocupándose de colocarse sus pantalones antes de volver al frente, sentándose en el asiento de copiloto.

—No quiero estar lejos de ti —explicó, colocando su mano en su muslo.

—Sin problemas —respondió con una ladina sonrisa antes de ocuparse de sí mismo.

Deshaciéndose del condón lleno, lo amarró y bajó más la ventana, arrojándolo al contenedor de basura no muy lejos de ahí.

Volviendo a subirla, limpió su pene con su camiseta y resopló una risa mientras guardaba su miembro y abrochaba sus pantalones.

—Ya habrá momento para que lo tengas en tu boca —prometió y su pelirosa omega se sonrojó furiosamente, pero no negó nada.

Con eso listo, le envió un mensaje a su hermano y luego encendió el motor, colocándose su chaqueta que había dejado abandonada en el interior tras llegar al bar.

—Ponte el cinturón de seguridad —ordenó, pero tras mirar a su pareja, lo encontró demasiado somnoliento como para obedecer.

Inclinándose, se lo colocó él mismo y luego inclinó el asiento un poco hacia atrás para que estuviera más cómodo, tomando la chaqueta que Jimin había traído y se la colocó por encima de sus hombros.

Con eso arreglado, condujo sacando el auto del oscuro callejón y avanzó hasta detenerse frente al bar. Cuando contempló a Na-rim saliendo de este, simplemente no pudo quedarse observando cuando el enojo estaba claramente grabado en las facciones de la omega, alertando que sus planes habían salido mal.

Observando a su pareja, comprobó que este estuviera durmiendo antes de bajarse y rodear el auto, atrayendo inevitablemente la atención de la irritante mujer. Parándose frente a ella, le sostuvo con fuerza el antebrazo para evitar que escapara y se inclinó cerca de su oído.

Será mejor que entres ahí otra vez y me esperes hasta que vuelva —ordenó utilizando el poder de su voz de mando—. Ah, y no le cuentes a nadie lo que estás haciendo ni dónde te encuentras —recordó y se apartó con desagrado.

Como un robot, Na-rim se movió siguiendo sus órdenes a pesar del miedo escrito en su rostro, lo cual estaba muy bien en sentir.

—Suban —ordenó cuando contempló a los amigos de su pareja aparecer segundos después de que desapareciera la cosa molesta.

—¿Cómo está Jimin? —cuestionó Taehyung una vez todos se subieron.

—No sé qué clase de droga le dieron, pero afortunadamente no fue muy fuerte o les habría dejado abandonados aquí —respondió, volviendo a encender el auto.

—¿Cómo es que lograron drogarlo cuando no bebió nada que tú no hubieras revisado primero? —expresó Jungkook, observando a su dormido amigo.

—Polvo —respondió el alfa—. Cuando Jimin se estrelló con alguien, este se lo echó encima, por eso quería apartarlo de ustedes con la excusa de ir al baño —explicó.

—Ah, recuerdo a ese idiota —exclamó el beta—. Estuvo muy molesto cuando intervenimos e iba a ir por él otra vez, pero lo vio contigo y se rindió —contó.

—Se quedó bebiendo en la barra, seguramente buscando a otra víctima —resopló con disgusto su pareja—. Deberíamos de volver y darle una lección —se quejó.

—Era un alfa más fuerte que Yoongi, nos habría hecho papilla —negó Tae—. Al menos todos estamos bien —consoló, rodeando a su pareja con sus brazos—. Minnie-ah lo está, ¿cierto?

—Solo tenía cansancio —respondió y les observó por el espejo retrovisor rápidamente—. Estará bien, mejor aún si estamos en el departamento por sí otra oleada de calor le invade.

—Eso es cierto —suspiro el otro omega—. ¿Puedes doblar aquí? Quiero ir a mi departamento —expresó.

—Yo me quedaré con él, así puedes llevar tranquilamente a Minnie al departamento —aseguró su hermano—. Mamá me lo dejó hasta mañana.

—Tendré que ver la opción de un auto, es conveniente tener ambos —comentó sopesando la idea.

—Es aquí —anunció Jungkook—. Gracias por traernos, avisamos si Minnie se pone mal —pidió abriendo la puerta.

—A menos que eso implique sexo —añadió Taehyung, siguiendo a su pareja—. Adiós.

Agitando su mano en despedida, Yoongi observó a ambos chicos desaparecer en el interior del edificio antes de observar a su pareja, cepillando un mechón rosado detrás de su oreja.

En respuesta, el menor arrugó su nariz y soltó un profundo suspiro antes de esconderse más en su chaqueta.

Tomando su celular, Yoongi hizo una llamada a su amigo y mentor mientras conducía a su departamento.

—¿Sabes qué hora es? —gruñó Namjoon con un bostezo.

—Na-rim —anunció simplemente y luego cortó la llamada, concentrándose en conducir y no dejar que la furia que hervía en su interior a llama lenta provocara un accidente.

Yoongi observó a su desnuda pareja dormir en el centro de su cama, abrazando su almohada que había empapado en su aroma luego de una tercera ronda tras llegar al departamento.

La paz que sentía de contemplar a su pareja bien y en su casa era agradable, y aunque deseaba meterse también en la cama y sostenerlo durante toda la noche mientras colocaba bonitas marcas en ese precioso cuerpo, tenía unos asuntos pendientes que resolver antes de ello.

Na-rim había cruzado una línea, y era hora de que pagara por su error.

No importaba que sus malvados planes no hubiesen funcionado cómo ella deseaba, la cosa es que lo había hecho, se había metido con su pareja y él no iba a tolerar eso.

Cerrando la puerta del dormitorio, se alejó silenciosamente tomando sus cosas de paso y pronto, salió de su departamento cerrando con llave, sabiendo que su omega estaría bien en la seguridad de su casa mientras iba a solucionar el problema.

Observando su casco, se colocó sus guantes de cuero negro antes de meterse en el ascensor, marcando el lobby.

Sabiendo quien podría estar llamándolo, sacó su celular y contestó la llamada sin siquiera verificar quién era.

—¿Qué has hecho? —cuestionó Namjoon, con un tono de voz plano y sin emoción.

—De momento, nada —respondió—. Pero voy por eso.

—No puedes simplemente arremeter contra Na-rim por molestar a tu omega —indicó.

Yoongi espero salir del ascensor antes de contestar.

—Estábamos divirtiendo en un bar y ella apareció —anunció—. ¿Qué crees que sucedió? —cuestionó, saliendo del edificio.

—¿Se te insinuó?

—Drogó a Jimin y estoy bastante seguro de que sus planes eran que lo violaran mientras me hacía creer que él no me quería —respondió.

—No puedes asegurar eso, no tienes pruebas —indicó.

—Yo mismo soy la prueba —gruñó dirigiéndose a su motocicleta—. Te advertí lo que sucedería si ella arremetía otra vez, lo hizo y esta vez no se quedará sin un castigo o volverá a hacerlo y no arriesgaré a mi omega solo por obedecerte —expresó—. Pero no te preocupes, no morirá.

—No siento que sea mejor —murmuró y soltó un suspiro pesado—. Envía la dirección —ordenó—. Te encontraré allá.

—Bien, pero no lo creo necesario —pronunció y cortó la llamada.

Colocándose su casco, el alfa se subió a su motocicleta y observó su piso mientras encendía el motor, donde su omega descansaba tranquilamente ajeno a todo.

Esperaba solucionar el problema con rapidez para volver con él.

Conduciendo al bar, Min comprobó los lugares donde estaban las cámaras de seguridad tras estacionarse, los guardias que cuidaban el exterior del club y las personas que seguían en la calle a pesar de ser ya las cuatro de la madrugada.

Quitándose su casco, se bajó de su motocicleta y se dirigió a la esquina de la calle. Cruzando sus brazos, paso una mano por su cabello, desordenándolo y observó a su alrededor con una mirada ansiosa.

No pasó mucho tiempo para que alguien saliera de la oscuridad y tocara su hombro descuidadamente.

Fingiendo un sobresalto que divirtió al otro hombre, le observó con el ceño fruncido y pasó una mano por su boca.

—Yo... —pronunció y lamió sus labios.

—¿Qué necesitas? —preguntó sonriente el extraño.

—Éxtasis —respondió ansiosamente y observó a su alrededor como si estuviera asustado—. Y... Uhm... Ya sabes, esa para adelantar el celo —murmuró fingiendo algo de timidez.

—Claro, por supuesto que tengo de todo. ¿Cápsula, líquido o polvo? —preguntó quitándose su mochila de la espalda.

—¿Cuál surte efecto más rápidamente? —preguntó, fingiendo no saber.

—Líquido —respondió al instante—. Tampoco deja rastros —prometió mostrando dos pequeñas botellitas.

—Quiero esa —aceptó y sacó su dinero.

Haciendo el intercambio, ambos se fueron por distintos caminos.

Observando a un grupo de alfas bastante bebidos y molestando a las mujeres que pasaban cerca, una sonrisa tiró de sus labios.

—Lamento para quien va dirigida esa sonrisa —murmuró una reconocida voz a su espalda.

Emergiendo de la oscuridad de un callejón, Yoongi contempló a Namjoon acercarse vistiendo casualmente igual que él.

—Yo no, seré realmente suave considerando lo que les ha pasado a otros que me han molestado —se encogió de hombros.

—Solo porque esas otras personas realmente eran malas —indicó.

—Y algunas solo idiotas —le recordó—. Ni siquiera sé a qué has venido, ya me dijiste que no me ayudarías en esta ocasión.

—Na-rim sigue siendo la hija de mi cliente —respondió.

—¿Y qué se supone que hace sola en un lugar como este? —alzó una ceja.

—Convenció a su padre para que quitara la seguridad en la noche —torció sus labios.

—Bien, luego de esto no creo que su padre la vuelva a escuchar —sonrió.

—¿Qué le vas a hacer? —preguntó.

—Solo le pagaré con la misma moneda —respondió tranquilamente—. Y no te preocupes, me aseguraré de que no diga nada respecto a nosotros, a menos que me quiera volver a ver —expresó y se alejó entrando en el bar.

Soltando un suspiro, Namjoon observó la oscura noche y luego entró siguiendo a su amigo, admitiendo que también necesitaba liberarse un poco esa noche, y qué mejor manera de hacerlo que ayudando a Yoongi. 



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Mis copitos! Espero que estén teniendo un buen fin de semana y recuerden que se les quiere <3

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