CAPÍTULO SIETE: CARA A CARA

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Los distintos monitores de su búnker no diferían en la información que proveían a Lisa, un mismo mensaje que la había sorprendido tanto como creerse totalmente sola en otro universo. Y es que el mensaje la inquietaba tanto como la aliviaba de su soledad.

"USTED HA RECIBIDO UN MENSAJE DE LA CÓNSUL SUPREMA LISA LOUD"

-"¿Qué significa todo esto? ¿En qué mundo estoy?"- pensó desconcertada y vio la grabación:

Muy bien, reporte de situación preliminar, en la bitácora informática de Lisa Loud. Mi proyecto Piedra Angular presentó anomalías, cuyos efectos colaterales inmediatos han sido transportar mi persona a otro universo, uno que presenta la particularidad de estar despoblado.

Ya he realizado estudios y lecturas reiniciando mi red satélite personal. A grandes rasgos, estoy inequívocamente en el planeta Tierra, con la misma disposición geográfica, topográfica y ambiental. Resumiendo, estoy en un sitio casi idéntico a mi original mundo.

No obstante, hay un factor crucial que, a su vez, difiere en mi realidad habitual: Este planeta está despoblado. No hay presencia humana, ni animal de ningún tipo. He atestiguado presencia de vida vegetal y fúngica, lo mismo con las bacterias y demás microorganismos. Tal situación fue registrada por mí al poco tiempo de llegar a este mundo.

Estoy calma, dentro de lo que cabe. Tengo provisiones en mi búnker y calculo que en un mes estaría en condiciones de iniciar los procedimientos para una nueva máquina Piedra Angular. También he liberado drones con la finalidad de detectar otras posibles presencias humanas que mis satélites hayan podido pasar por alto. Me atrevo a decir que tengo esperanza, una certeza de que puedo combatir exitosamente mi situación precaria (bueno, «precaria» es un adjetivo exacerbado. Creo que «contraria» sería más apropiado)

Finalizo este reporte con una anotación curiosa: he constatado que mi residencia, así como sus alrededores, se encuentran en óptimas condiciones a pesar del estado de abandono. Sin embargo, más allá de un radio de medio kilómetro a la redonda, el resto del área muestra daños posiblemente ocasionados por disturbios o accidentes. Las lecturas no arrojan nada concluyente aún. De cualquier forma, esa no es mi prioridad inmediata, ni ningún hecho concerniente a este mundo. Todas mis energías estarán destinadas a resolver mi condición de extranjera en tierra extraña.

Arg, ¡Te maldigo, Heinlein!

Así termina el presente reporte sobre mi primer día, a grosso modo, en esta realidad alterna. Yo, Lisa Loud, me despido.

Detuvo la grabación, archivándola en la carpeta recién creada con el nombre de «BITÁCORA». Se dejó caer en la silla giratoria, aspirando el aire esterilizado de su búnker, pensando en la información que acababa de verter en su reciente reporte y en la que no dejaba entrever.

Estaba calmada, sí, dentro de lo que cabía en su situación. Estaba lejos de un ataque de pánico, pero también lo estaba de uno de absoluta confianza. El tono monocorde en que se había expresado ocultaba mucho de eso, así como encubre su preocupación respecto a su disponibilidad de recursos.

La energía del generador bastaba para suplir a su hogar y media Royal Woods por más de seis meses, pero la energía necesaria para una nueva tentativa de Piedra Angular era mayor a eso. Considerablemente mayor, no había modos plausibles de obtenerla a corto plazo. A largo plazo tal vez, pero no quería pensar en eso.

Hay varias incógnitas en su situación y una era alarmante. La Piedra Angular se había desvanecido de su casa a algún lugar desconocido. Si las consecuencias que pudiera tener la aparición de algo así en cualquier universo eran incontables, el otro escenario que podía surgir era mucho más perjudicial: La Piedra Angular podría estar aún en funcionamiento, mejor dicho, en malfuncionamiento, accionándose sola.

Se imaginaba varios portales abiertos en distintos universos, fuera de control y permitiendo el paso de personas o cosas de un mundo a otro. El caos que algo así podía originar estaba más allá de todo cálculo. Y si eso llega a afectar a su mundo, a su tierra, a su familia...

No podía dejar que eso pasara. La probabilidad de que ese escenario sucediera era baja, pero posible. Tenía que ponerse en marcha y no desperdiciar un sólo segundo. Salió de la casa, ingresó a su búnker y empezó a investigar.

Primero, tenía que conseguir una fuente de energía. Bien, sondas meteorológicas le informaban de que el clima pronto se volvería lluvioso y lleno de rayos. Si ingeniaba algún modo (y claro que podía) ahí estaba su fuente de energía.

Segundo, la manufactura de una nueva Piedra Angular. Estimaba que algunos materiales no serían problemáticos en obtener. Otros... ya se las ingeniaría. Tras realizar algunos cálculos, concluyó que en un mes de trabajo intenso podría tener listo el cincuenta por ciento de un nuevo prototipo.

Tercero, su subsistencia. Las despensas de la casa Loud están notablemente provistas de alimento enlatado. Lo mismo con alimentos no perecederos, conservas, salazón y más que despertó una cuestión vagamente preocupante en Lisa: ¿Por qué había tanta? Parecía la reserva de un búnker prepper y no una vivienda.

De cualquier forma, era un alivio disponer de tales provisiones, puesto que aún no había descubierto la fórmula para reducir las exigencias corporales de sustento (es decir, hambre y sed).

Cuarto, el mundo donde estaba. No era lo más acuciante en su situación, pero la curiosidad es más poderosa que la fuerza electromagnética. Presenciaba un mundo aparentemente deshabitado, sin indicios de actividad humana ni de su rastro. Sencillamente, estaba sola y eso la... inquietaba, muy vagamente.

Había vegetales, había microorganismos, pero ni mamíferos ni invertebrados. La mañana después de su entrada a ese mundo, despertó con un sentimiento indefinible de extrañeza, como si el aire estuviera impregnado de rechazo o una ráfaga apotropáica la hubiese golpeado. Supuso en primera instancia que era eso. Hasta que se percató del motivo de su alerta.

Silencio. Si la escasez de estímulos auditivos en su vida era inusual, su ausencia total era aterradora. Al aguzar el oído oyó el rumor subterráneo del generador de emergencia, pero nada más. Ni pájaros, ni ardillas correteando, ni gritos ni peleas ni música escandalosa ni chistes... Sólo ella, sintiéndose ajena a todo.

-"Tal vez ya esté muerta o esté en un plano dimensional distinto, aislada de todos..."- pensó antes de suprimir ese razonamiento estúpido.

No, ella no estaba viviendo ninguna trama paranoica de ciencia ficción. Su situación era real, tan real como lo era la Piedra Angular y Basu. Tenía que enfocarse en lo primordial.

Aún con la inquietud del silencio sobre ella, se puso manos a la obra. Dos días después, ya tenía un plan de acción. Si seguía a ese ritmo, lograría estrechar el plazo estimado. Muy bien, ahora sólo quedaba una cosa por hacer.

Envió un mensaje por señal de radio a todo el planeta. Su red de satélites le permitía abarcar todo el globo. Cada frecuencia captó las mismas palabras:

Soy la doctora Lisa Loud y estoy en situación de emergencia. Necesito ayuda para resolverla. Me encuentro en Royal Woods, Michigan, Estados Unidos. Espero que el receptor de este mensaje pueda servirme de utilidad. Repito cualquier individuo, en cualquier lugar que se encuentre, puede venir aquí. Requiero que quien esté escuchando dé una respuesta. Repito, soy Lisa Loud y espero una respuesta.

Bueno, en realidad el mensaje no era de máxima urgencia, pero Lisa debía reconocer la arcaica necesidad de compañía humana. Por más que quisiera fingir a veces, ella también era una persona gregaria en el fondo, de cualquier manera, ya estaba hecho, no esperaba mucho en ese lado, pero por si acaso. Luego continuó en su tarea, rápidamente concentrándose en la siguiente cuestión.

Poco imaginaba que obtendría una respuesta muy pronto.

(...)

Volvió a leer cada monitor, procesando con máxima cautela cada palabra de aquel mensaje. Cónsul Suprema Lisa Loud. ¿Qué significaba todo eso?

Debía actuar con cálculo milimétrico, cada movimiento respecto el mensaje analizado. Al recibir la alarma de respuesta, había esperado algo... algo menos inesperado. Algún ser humano que hubiera recibido la señal y decidiera comunicarse, un grupo militar, una nación desconocida... cualquier cosa menos un mensaje de ella misma.

-Muy bien, primer análisis- dijo en voz alta ella. La soledad le había reavivado el hábito -he recibido un mensaje cuyo emisor parece ser mi propia persona, a la vez que con un alto cargo político por delante. En suma, no tiene sentido. Además, los factores que me despiertan reticencias sobre el mensaje son que, aún con mis drones y satélites, no he podido localizar ningún sitio desde donde el mensaje podría haberse enviado, ni a un individuo que pudiera hacerlo. ¿Será que mis equipos están defectuosos, la computadora tiene fallas, o puede ser otra posibilidad muy rocambolesca?

Esa posibilidad rocambolesca era, como rara avis, que un proyecto experimental de Lisa hubiera tenido resultados adversos. Con mayor especificidad, viaje en el tiempo.

En sus archivos (en su mundo de origen) estaba acumulando polvo un legajo de notas y fórmulas matemáticas y físicas que eran antesala de una vieja obsesión de ella. Los había abandonado después de que el primer prototipo de máquina terminase en daños colaterales cuantiosos y con ella en coma por dos días. Después de eso, se había enfocado en las dimensiones y realidades paralelas.

Lo demás ya se sabía. Ahora que lo pensaba, por pura estadística su situación actual era previsible.

Eso no importaba. Tenía que ejecutar una acción... bien, primero, descartar cualquier bobería de viaje en el tiempo. Había que ser realistas. Apretó un botón del teclado y leyó:

Saludos, en este mensaje anunciamos nuestro pronto arribo a su localización en Royal Woods, Michigan. Será transportada con nosotros a nuestra base central en Moon York con motivos de interrogación. Por favor, espere sin resistencia nuestra llegada, estamos autorizados para usar fuerza bruta en caso contrario. Nos despedimos.

De acuerdo. Una partida de personas muy probablemente armadas y con intenciones aviesas iba en camino hacia ella. En camino desde una zona de nombre muy curioso.

"Moon York" pensó. "¿A qué se deberá ese nombre, y por qué vienen a interrogarme? ¿Respecto a qué...?" No, era sencillo adivinar el por qué. Ella era una persona que enviaba un mensaje a ellos, en un mundo desolado. Un mensaje dictado por una persona que ellos obedecían...

"¿Yo, dignataria de una ciudad misteriosa? Suena como un sueño cumplido, pero ahora es inquietante". Había una Lisa Loud que había enviado a ese grupo para llevársela a Moon York...

Tenía que... tenía que meditar sus opciones. En eso consumió el resto de la tarde, tecleando códigos en la computadora y cavilando planes de emergencia. Sin darse cuenta, la luna se había alzado. Ella detuvo su accionar de satélites y drones, viendo la hora en el reloj del monitor.

Ummm... ya tenía un buen rato ahí sentada. Después de pensarlo un poco, decidió descansar. Si un grupo desconocido iba a tocar a su puerta, más le valía estar con las energías cargadas.

Después de comer, se tiró en la cama de su cuarto. Volvió a pensar en el silencio, en la cuna vacía de Lily y todo el vacío que había en su casa y este mundo. Se juró que volvería con su familia. Se preguntó cómo estarían en su mundo, si ya habrían notado su ausencia. ¿La estarían buscando?

Así su mente iba cayendo en el sueño, preparándose para perder la consciencia. Y hubiera caído dormida, de no ser por un rayo lunar. Pasó por su rostro, acariciándola con intangible suavidad. Se revolvió en su cama, antes de pegar un brinco y dirigirse con premura a su ventana. Miró al cielo.

Estrellas, muchas más de las que había en su mundo. Si en esa Tierra no había nadie más que ella y el grupo misterioso en camino, ninguna luz artificial podría opacar la bóveda celeste. La Vía Láctea se mostraba impertérrita en el cielo nocturno, cuajado de puntos brillantes que parpadeaban, algunos muertos ya desde hace años. Así tuvieron que ver Copérnico, Newton y Galileo el cielo.

Pero no eran las estrellas lo que buscaba, ella buscaba a un vecino más cercano.

«Moon York».

La luna plateada sobre ella, orgullosa y enorme entre las estrellas. Resplandeciente y hermosa. En su seno la sombra de la Tierra se silueteaba, pero era manchada por un punto de luz. Parecía una estrella que por algún motivo se hubiera desplazado frente a la luna, pero nada más lejos de la realidad, si su pensamiento repentino era cierto. Era un lucero ininterrumpido que no parpadeaba. Constante y tan antinatural, tan artificial. De esas luces urbanas venía el mensaje.

Pero saberlo no la tranquilizó.

(...)

Llegaron con estrépito, alterando la atmósfera de una manera muy desagradable para ella.

Su nave era del tamaño de una ballena azul, más o menos. Un cuerpo alargado de metal reluciente y suspendido en el aire, a menos de cien metros de la casa Loud. Su avance era parsimonioso, como una tortuga marina deslizándose sobre un arrecife. Bien, eso le convenía a Lisa.

Salió de su búnker, yendo hacia su casa. Se sentó en el sofá y esperó. Permaneció inmutable, incluso cuando irrumpieron en la casa arrancando la fuerza de sus goznes. Eran dos docenas de individuos enfundados en uniformes entre militares y de laboratorio, con los ojos ocultos tras un antifaz cristalino. Se vio reflejada en su superficie al ponerse uno de ellos a su altura, con la mano derecha puesta en un objeto alargado. Lisa reconoció uno de sus prototipos de pistolas láser.

-¿Ya sabe quiénes somos?- le preguntó una voz masculina. Parecía el comandante del grupo.

-En efecto, pero desconozco sus identidades.

-Soy el doctor Dick, comandante de este escuadrón de extracción. Estoy a las órdenes de... de la Cónsul Loud. Mi objetivo es llevarla a usted con nosotros.

-¿Con qué objeto?

-Interrogarla respecto a ciertas cuestiones delicadas de seguridad. Usted ha ingresado al sistema de nuestra red de satélites usando códigos ultra secretos y enviado un mensaje muy sospechoso. Debemos obtener respuestas suyas.

-¿Es cierto que están autorizados para usar métodos físicos para mi secuestro e interrogatorio?

-... En efecto.

-¿Seré trasladada a Moon York?

-Sí, estamos situados en la lu...

-Eso lo sé, el nombre no deja mucho a la imaginación.

-.. Se le solicita no contrariar nuestras indicaciones o nos veremos obligados a emplear métodos expeditivos con usted.

-Tú no eres más que un subalterno, quiero hablar con la Cónsul...

-Al contrario, la Cónsul hablará contigo, y tendrás que responder muchas preguntas...

-Lo mismo digo- Lisa se puso de pie. Notó un leve reflejo de sobresalto en el tal Mishima, igual que movimiento a su alrededor. Constató que todos los del equipo de extracción estaban preparados para desenfundar sus armas. Dick se repuso rápidamente, reanudando la conversación con un tono condescendiente.

-Mira, niña, tenemos la ventaja numérica y tecnológica. Esta pistola- el cañón plateado del arma del hombre se situó en el pecho de Lisa -está habilitada para descargar un rayo concentrado de energía lumínica que puede reventar torsos. Ahora está en modo no letal, aunque todavía puede causarte mucho dolor. Con esto sólo estás exacerbando la situación. Así será la cosa: vendrás conmigo y serás sometida a un interrogatorio, donde deberás contestar de una manera satisfactoria quién eres, qué haces aquí y por qué estás aquí. Si no, te llevaremos a rastras de todas formas. Elige, rápido.

Lisa por fin demostró un sentimiento en su rostro: pura e inquietante irritación. Aún intimidada por el frío toque del arma, contestó en voz alta

-Estas son tus opciones: abandonarán mi casa y le pedirán a la Cónsul que baje aquí y hable en privado conmigo. Ustedes me responderán qué es todo esto de Moon York y porqué todo el mundo parece estar solitario, luego se disculparán conmigo y estableceremos condiciones con las que yo esté de acuerdo en pos de mutuo apoyo. De no ser así, yo misma reduciré a todo tu equipo y a ti, tomaré el mando de su nave y me abriré paso hasta Moon York y hablaré con la Cónsul Loud a como dé lugar. Elige, rápido.

La voz de Dick ya era abiertamente burlona.

-Que conste, niña, que elegiste la opción más difícil para ti.

La sonrisa en el rostro de Lisa ya era evidente.

-No, lo eligieron ustedes cuando entraron en mi casa.

Entonces los protocolos de defensa de la casa Loud se activaron sobre sus invasores.

Una red cayó sobre los miembros próximos al sofá. Una descarga eléctrica acalló sus expresiones de sorpresa. Mishima no terminó de desviar la vista hacia sus subordinados cuando un robot aspiradora, propulsado por el aire a chorro, lo golpeó en el pecho.

Un disparo luminoso escapó de su pistola, destruyendo un jarrón. A Lisa le enojó eso. El tumulto se desató en el jardín frontal con los miembros que, pistola en mano, trataban de ingresar en la casa. Un sólo aplauso de Lisa, cronometrado al milímetro en su volumen, hizo que Santa Marías bajasen, sellando la parte central.

Pero ahí no acabaron los intentos de sus atacantes. Por la puerta trasera, tres individuos descargaron sus armas. Lisa se agachó, sintiendo la estela caliente de los disparos en su nuca. Entonces de la cocina salió la siguiente línea de defensa.

-¿¡Qué mierda es esa cosa!?

Purulenta, nauseabunda y desagradable a todos los sentidos corpores, Basu 2.0 se erguía para defender a su creadora. Recibió los disparos con avance metódico, levantando exclamaciones de terror. Un manotazo de la criatura derribó a dos de sus atacantes, con el tercero retrocediendo hacia el pasillo del sótano.

Lisa buscó un botón bajo el sofá, al apretarlo se oyó un movimiento de palancas y un resorte propulsó a ese soldado escaleras abajo, hasta el interior del sótano. La puerta se cerró herméticamente y los gritos de pánico no tardaron en hacerse oír.

"Queda una docena"

Lisa tomó del suelo la pistola del doctor Dick, colocándola en modalidad de aturdimiento. Disparó a todos los individuos derribados y subió corriendo hacia su cuarto. Allí se apostó en su ventana e inició una partida de Duck Hunt. El fuego cruzado se extendió por treinta segundos. Neutralizó a cuatro antes de verse obligada a retroceder. Sin problemas mayores.

Buscó debajo de su cama, encontrando un teclado con micrófono.

-A todos los robots, deben alejar a los individuos no autorizados del perímetro de la residencia. Código doce dieciséis, doce dieciséis a la de ya.

Todos los robots salieron al patio, derribando a unos desprevenidos. Un par de los autómatas fueron dados de baja, pero al final sobrepasaron la capacidad del equipo enemigo.

Lisa bajó, portando consigo la pistola láser. Caminó entre los cuerpos aturdidos de sus atacantes en la sala. Los gritos ya habían cesado en el sótano. Basu se colocó a su lado, siguiéndola hasta el exterior. Lisa se encargó atentamente de pisar al doctor Dick. En el jardín, observó sin prisa a los demás cuerpos tendidos en el césped.

Sonrió pensando en que se había desempeñado de modo soberbio. Bien, la fase de defensa estaba lista, sólo faltaba la más importante: ingresar a la nave.

-"Cónsul Suprema Loud, ahí voy"- pensó caminando hasta la figura flotante. Entonces escuchó un estruendo a su espalda.

-¡Diantres!

Su casa se había cerrado por todas las vías. Un enrejado de aleación de titanio con hierro selló la estructura. Antes de poder dar una orden los robots cayeron inertes con un zumbido electrónico. Y Basu se desmoronó en un cúmulo pestilente que salpicó a Lisa.

La científica estaba aturdida. En nombre de Tueing, ¡¿Qué estaba ocurriendo?!

Sintió un piquete en su nuca. Se llevó la mano a la zona, palpando una protuberancia metálica que se incrustó. Trató por reflejo quitársela, pero enseguida una descarga eléctrica recorrió sus nervios. Exhaló un quejido antes de caer sobre los restos de Basu casi inconsciente.

Todo negro. Luego ruidos inidentificables. Finalmente la luz. Lo primero que vio fue a una persona conocida que jamás había pensado ver cara a cara.

Empezaron las preguntas.

(...)

Pulso electromagnético, control remoto, esparcimiento de un químico inoloro en el aire para tumbar a Basu y un chip electrónico conectado a la médula espinal. Los métodos que Lisa tenía sabidos para neutralizar posibles contingencias con sus experimentos. Al principio la impresionó ser víctima de sus propios procedimientos, pero luego supo que era de esperarse.

Nadie la conocía mejor que ella misma.

-Así que, ¿Piedra Angular?

-Exactamente. Debes recordarla, la tenía pensada desde los cuatro años.

-Pero la terminé desechando por improbabilidad. Veo que tú seguiste investigando esa rama.

-Yo no abandono proyectos con facilidad.

-Ya veo. ¿Más café?

-No, sé que hay agentes psicoactivos mezclados.

-Je, cómo quieras- la Cónsul Lisa bebió un sorbo de su taza -está delicioso.

-... dame una taza- pidió la Lisa de ocho años.

Estaban en una estancia de la nave. Hace un día que estaban viajando a Moon York. Debían llegar en otros dos días. Lisa despertó pocas horas después del asalto, sujetada con correas a una camilla y totalmente desorientada. No tardó en aparecer la causante de ello.

No era tan mayor como pensó en un principio, sólo debía tener quince años a lo sumo. Tenía el cabello castaño suelto, cortado hasta los hombros, vestía una especie de bata blanca con varias insignias y sus gafas eran cuadradas, pero Lisa Loud era inconfundible.

Se miraron largamente en silencio, tomando consciencia de la situación. Ella, la Lisa de ocho años, había sido secuestrada por ella misma... no, eran la misma persona, pero con dos personalidades distintas... no, tampoco... bueno, ya eso tendría su momento de aclaración.

Lo importante era que, muchas respuestas serían dadas.

-¿Por qué sólo hay humanos en la luna?- preguntó Lisa a la Cónsul después de saborear algo de café. Esta paladeó la respuesta.

-Tuvimos que huir.

-¿De qué?

-De un virus.

La Cónsul bebió otro sorbo de humeante café, tomándose su tiempo. Parecía ignorar la impaciencia de Lisa por aclaraciones.

-Te noto impaciente- dijo -yo también lo era. En fin, hubo un virus en la Tierra que se extendió muy rápido, mortal y contagioso. En seis meses, sólo quedábamos tres mil millones de humanos...

-¿Cuándo fue eso?

-Finales de 2019, principios de 2020. Tuve que poner en marcha un plan de emergencia junto a un comité científico militar formado ex profeso. ¿Recuerdas el proyecto Lado Luminoso?

-¿El Lado Luminoso de la Luna?

-En efecto.

-¿Tan atroz fue la pandemia?- Lisa no podía imaginarse un escenario así. Fosas comunes, incineraciones masivas, cifras de muertos que perdían el sentido con cada cero agregado a la derecha... ¿Algo así podía ocurrir en su mundo?

-... En efecto.

-Entiendo- mentía -... No. ¿Qué clase de virus es?

-Era- corrigió la otra -el patógeno ya no se registra en ningún lado.

-¿Perdón?

-Este virus funcionaba como un parásito. Al morir el infectado moría el propio agente. Supongo que saber tal cosa te alivia, ¿Me equivoco?

-No- a Lisa no le extrañaba eso, al fin y al cabo, ella se conocía muy bien.

-Ya. Como te decía, el virus moría junto a su huésped...

-¿Nombre científico?

-No tenía, aunque todo el mundo lo llamó el Coronado, porque había batido récords de mortalidad. Según me enteré, lo identificaba un número de serie en un laboratorio militar...

-¿China, Rusia, los Estados Unidos?

-No importa ahora, en Moon York la amnistía está decretada. Digamos que organizar la colonia lleva mucho esfuerzo como para permitirse dirimir entre disputas obsoletas. A mi regreso seguro que encontraré una carga pantagruélica de trabajo atrasado sobre la anterior pila de trabajo atrasado.

-¿El total de la población es...?

-23 millones de habitantes, pero basta de preguntas de tu parte- la Cónsul dejó a un lado la taza de té con expresión impenetrable -es mi turno. ¿Qué pasó con la Piedra Angular?

-Eh... no estoy totalmente segura de qué falló exactamente, pero en cuanto localice la máquina podré identificarlo...

-¿En cuánto la localices?- el tono de la Cónsul era escéptico -¿Me estás diciendo que semejante artefacto de ingenio y visión está perdido?

-Yo... puedo deshacer la falla. Justo cuando el equipo del doctor Dick irrumpió para secuestrarme tenía listos los cálculos concernientes al tiempo requerido para la puesta en marcha de una nueva Piedra Angular...

-Que son nueves meses con tres semanas y dos días. Eso presuponiendo ausencia de contratiempos y con una jornada de dieciséis a dieciocho horas diarias.

-... En efecto.

-¿Eres consciente de los efectos que podría estar provocando la máquina ahora mismo?

-He pensado mucho en esa cuestión, te lo aseguro. Sé las consecuencias de tener a la Piedra Angular suelta serían catastróficas; eso suponiendo que la máquina esté en funcionamiento, pero la locación de ese primer modelo no es mi prioridad, sino volver a mi universo de origen.

El rostro de la Cónsul tomó un cariz distinto. Un gesto sombrío que le llamó la atención a Lisa. Algo que la inquietó. Pudo identificarlo tras unos segundos.

"¿Así es cómo me ven mis familiares cuando tomo decisiones sin su consentimiento?"

-Sobre ese punto quería hablar contigo- la voz de la Cónsul era fría -La Piedra Angular debe ser localizada tanto para que regreses a tu mundo como para mis propios objetivos.

-¿Y esos serían...?

La Cónsul volvió a beber café, paladeando la respuesta.

-Moon York es una opción poco estable de refugio para la humanidad y el retorno a la Tierra no es una alternativa confiable. Sencillamente, sólo se ve en el consejo un asentamiento más seguro, y lejano.

Lisa intuyó de qué hablaba la Cónsul.

-Marte- susurró.

-Claro, ese es nuestro objetivo actual, pero es más complicado de lo que pensé. Sin duda recordarás el proyecto de terraformación para una futura colonia terrestre allá; sin embargo, ese mismo proyecto estaba pensado a futuro. Más futuro del que disponemos. No hemos podido producir oxígeno en grandes cantidades para la atmósfera y estamos lejos de poder alterarla para que se produzca un clima benévolo. Como tal, llevaría más de medio siglo establecer la primera colonia tentativa, y nuestro tiempo restante...

-Siendo favorables las circunstancias, poco más de una década, tal vez dos.

-No te equivocas. Mis esfuerzos han ido en su totalidad para encontrar una forma de acelerar el proceso, pero... no todo es posible para el intelecto. Ni siquiera para el mío. No he podido dormir bien estas últimas semanas- no mentía, las ojeras profundas eran visibles -creo haber entrado en la primera fase de la depresión clínica. Ya me preparaba para continuar con el trabajo en piloto automático sólo para esperar el final haciendo algo... hasta que llegó tu señal.

-¿Qué tiene que ver la Piedra Angular en todo esto?

-Marte es un planeta hostil, sin muchas comodidades apenas parece probable como vivienda y la cantidad de combustible que consume es considerable; pero la perspectiva de una Tierra nueva, de un universo despoblado, llena de recursos y capaz de albergar a la totalidad de la humanidad sin demasiados contratiempos y retrasos... esa es una muy buena opción.

Lisa necesitó de unos segundos para meditar la respuesta a eso.

-Ya veo- habló despacio -sí, comprendo tu propuesta...

-Claro, me imagino que tus fines a largo plazo con la Piedra Angular eran similares.

-Eh... Por supuesto. Podría ayudarte a desarrollar una nueva máquina. ¿Tienes las instalaciones necesarias?

-Puedes empezar en esta misma nave mientras llegamos a Moon York. Dejo mis recursos a tu disposición con tal de que colabores.

-Muy bien. Después de que te ayude con la Máquina, ¿No habrá inconvenientes en que abandone este universo?

-No, la verdad, contaba con eso.

-Todo listo, entonces. ¿Trato, hecho?

-Hecho- ambas Lisas se pusieron de pie y estrecharon la mano. Se miraron a los ojos, con miradas serias, hasta que la menor de ellas rompió a reír ruidosamente.

-Eh... ¿Qué fenómeno te ocurre?- preguntó extrañada la Cónsul viéndola retorcerse entre risas.

-Es que... es que... Ay por Sagan... no es nada... no, sí es algo. Perdón, perdón, es que... esto me recuerda a una de las historietas de insulsa ciencia ficción de Lincoln... sí, un segundo... ¡Lincoln! ¿Cómo se encuentra él y el resto de la familia?

Su pregunta tuvo un efecto paralizante en la Cónsul. Lisa lo notó, vio sus labios apretados hasta quedar reducidos a una línea clara, el pequeño temblor en sus dedos y la mirada que estaba distante, inmersa en otras visiones.

-Mi... Tu familia, ¿Dónde están? ¿Su estado es...?

La Cónsul miró hacia otro lado, con el rostro demudado en una máscara inexpresiva. Pero sus palabras estuvieron llenas de emoción.

-Te dije que el virus terminó con muchas vidas.

El silencio calló sobre ambas científicas. La mayor salió de la instancia, indicándole a la menor que en pocos minutos la llevarían a los laboratorios para iniciar el trabajo. Lisa se quedó sola en medio de la aséptica habitación, muda. Tardó en moverse, y cuando lo hizo fue para dejarse caer en el mueble, con las palabras de la Cónsul resonando en su cabeza.

"El virus terminó con muchas vidas"

(...)

-Asimov, compás de calibración; Liu, perforador láser; Dick, un vaso de agua, rápido.

Sus peticiones fueron obedecidas al instante. Sus ayudantes designados eran muy capacitados para cumplir con su tarea: colaborar en todo lo que ella requiriera para el avance del segundo proyecto Piedra Angular.

La Cónsul no exageró la comodidad y amplitud de la nave (llamada Thoth) sus instalaciones eran idóneas para el trabajo. Tenía a su disposición todo un laboratorio bien equipado con tecnología de punta, que ella reconocía como de su diseño. El empleo de hologramas y avanzadas impresoras 3-D eran muy útil e intuitivo para el diseño. En unas pocas horas ya había replicado un tercio del diseño inicial de la máquina y había introducido cambios. En dos días ya tendría realizado todo el plano general, en una semana ya debería estar adquiriendo el combustible necesario y en un mes ya podría haber un portal abierto inter-dimensional estable.

Nunca había conocido mejores condiciones de trabajo, generalmente todo el caos y ruido en su casa, con su familia...

Su familia...

No, esos Loud muertos por un virus desconocido no eran familia suya. Todo eso era externo a ella. Sólo debía enfocar toda su capacidad en la nueva Piedra Angular, volver con aquellos Loud que sí eran su familia y guardar todo lo ocurrido como una anécdota en la bitácora y tal vez tratar de disfrutar capítulos de la Princesa Pony con Darcy.

Sí, tan demente como sonaba, distanciarse temporalmente de la ciencia le haría algún bien...

-"Pfff, como si tales sucesos tuvieran lugar"- pensó divertida. Entonces entró la Cónsul ataviada con traje formal. También tenía buen ánimo.

-Pueden guardarse sus formalidades de cortesía en este momento- dijo a los asistentes que se habían enderezado para saludarla como si fueran militares. Todos ellos debían estar listos para suplir funciones ofensivas en cuanto fuera necesario.

La Cónsul le había explicado que buscaba formar una generación de Niels Bohr que pudiera afrontar el futuro.

-Saludos, mi versión de este universo alternativo.

-Saludos, mi versión de aquel universo alternativo. ¿Cómo va el avance?

-Majestuosamente, te alegrará saber que ya he...

-Finalizado una tercera parte del trabajo. Ya sé, monitoreo todo el proceso.

-Eh... ¿Estoy siendo constantemente vigilada?

-Nooo... eso no es crucial ahora, sólo quería informarme de tu estado de ánimo.

-Oh, diría que estoy en óptimo estado, con las endorfinas actuando a consciencia. Noto que tú igual. ¿Por qué?

-Es el gusto que da la satisfacción laboral, ese saber que el proyecto esbozado en tus pensamientos es palpable para el resto de mundo.

-Ah... Aún no acabo con los preparativos de la Pie...

-No me refería a eso. Mira por el cristal.

Con un gesto manual de la Cónsul, un área ancha de la pared se transparentó, mostrando el exterior espacial.

-A veces la imaginación no alcanza la expectativa de la realidad, y esta demuestra que la mente humana, aún con todo su potencial, no puede abarcar la vastedad del universo.

-Eh... supongo que éstas en lo cierto...

-Dime, Lisa Loud, ¿Así es como te imaginabas el Lado Luminoso de la Luna?

Lisa volvió a mirar por la pared y quedó boquiabierta.

Debía ser mayor que Ciudad de México, mucho más que Royal Woods. Una nación pequeña cimentada en metal, plástico y cristal de plasma. Su luz era brillante como una enana blanca y estaba alimentada por el combustible más potente: el de un sueño.

—No... esto es mucho mejor que la idea- admitió.

Moon York las aguardaba.

Capitulo siete publicado el 27/11/2020.

NOTAS DE LUIS CARLOS:

Y eso ha sido todo por el día de hoy. Lamento si este fic no había sido actualizado por tantos meses, pero los encargados de escribir los capítulos estaban ocupados en otras cosas, así que les pido algo de paciencia y que se hayan entretenido con este capítulo enfocado en esas dos Lisas.

Por cierto, antes de leer las notas del autor original, quiero felicitar a Marcustine (Antes conocido como Jugger) porque consiguió una entrevista en el canal de Your Animated World en YouTube, pueden ir ahí para ver la entrevista y oír todo lo que dice ;D

NOTAS DEL AUTOR ORIGINAL:

Bien, este es Wielmehr, el mismo que dijo que pasaría un buen tiempo antes de volver a ser visto en el Loudverse. Pero las cosas cambian, y en vista de que la trama de Lisa no avanzaba, decidí intervenir. ¿Qué dicen, les gustó? Espero que sí. El siguiente capítulo debería ser el de Nega, escrito por Drei11, en donde finalmente sabremos algo del buen e inmortal OC de Banghg. Ahora, es bastante probable que este capítulo, a pesar de haber sido completado con anterioridad, acabe siendo publicado con tardanza, debido a unas dificultades técnicas de mi parte (mi celular es una mierda, fin).

Creo que ya puedo acabar esta nota, así que sólo agradeceré a todos los que han apoyado a este proyecto con sus favs, follows y reviews. De parte de todos los implicados, estamos muy contentos con la aceptación del Loudverse y que esto irá para rato. Con algo de suerte.

Antes de irme, dejo unas recomendaciones que no tiene nada que ver con el capítulo en sí, pero que es mala idea ignorar:

Fic: Sinécdoque de Andres888. Si no éstas leyendo este fic, más te vale ir a hacerlo ya mismo, porque es lo mejor que he leído después de SamTheStormbringer, J0nasNagera, Banghg, Drei11, Jairo De Croix y UnderratedHero. En serio, aunque nadie pensara que una historia centrada en Clyde puede ser así de buena, les juro que el gusto después de la lectura se compara al mismo después de degustar una tetica de cornflakes. Y surge la pregunta, ¿Por qué nadie ha hecho algo así antes por aquí? Pues porque no todos son Andrés.

Música: Radio Ethiopia, de Patti Smith. Si Horses no bastó para dejar claro que Smith era una diosa musical, este álbum lo confirma. Más sosegado que el primero, más elaborado y más accesible. Si al eschuchar Ask The Angels no acabas gritando el coro a grito pelado, o no lloras con Pissing In A River, éstas muerto por dentro.

Listo, por hoy ya no los molesto. Espero que estén bien y sigan apoyando este proyecto con todo su amor :3

Atte. tuyo, Wielmehr. 

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