Capítulo VIII

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Los días pasan, por suerte, sin ninguna novedad. Cada vez me apasionan más las clases de literatura e historia y odio más la de gimnasia. Estoy guardando las distancias con Mary y el grupo y parece que ellos conmigo también, salvo Justin, siempre que me ve viene a saludarme.

El viernes, estoy en el comedor esperando a coger la bandeja con la comida cuando oigo a Mary hablar sobre lo guay que va a ser la fiesta. Fiesta a la que por supuesto no me han invitado.

Está muy emocionada y Derek y Luke asienten. Están unos metros por delante mía pero se les oye perfectamente, es muy escandalosa.

Estoy intentando escuchar qué mas dicen cuando alguien se pone a mi lado.

— Hola forastera, ¿qué novedades hay?

— Hey, pues poca cosa esta semana la verdad, y me alegro por ello. ¿Hay una... fiesta este fin de semana? — Le pregunto intentando no sonar interesada. — Se ha enterado todo el instituto gracias a Mary, grita demasiado.

— Uf y eso que no la has visto borracha. La fiesta es esta noche en casa de Luke, la montó el primer año de instituto, el segundo volvió a darla y al final se ha convertido en tradición. Sus padres le dejan la casa para celebrarla.

— Ah... pues pasadlo bien.

— ¿Por qué no te vienes? Será divertido.

No estoy yo muy convencida de eso . — Te lo agradezco pero creo que no. Luke no me ha invitado y no tiene pensado hacerlo. No voy a colarme en una fiesta y menos si sé que no soy bienvenida, se han ocupado de dejármelo claro.

— No hace falta invitación, al final acaba casi todo el instituto allí. Sabes que le encanta ser popular, cuanta más gente vaya, más se hablará de ello.

— Tampoco quiero contribuir a que sea aún más popular. — Es la verdad, por mí como si se extingue.

— ¡Hola chicos! ¿De qué habláis? — Pregunta Katy poniéndose a nuestro lado.

— De la fiesta de esta noche, le he dicho a Luna que venga que será divertido, ¿por qué no la convences ya que yo no puedo? — Vaya, ¿Justin también pone morritos? Es adorable.

— ¡Venga sí, vente! Vamos a divertirnos y a beber, ¡es viernes! Venga di que vienes por favor por favor — Justin y ella me miran fijamente, poniendo morritos. Tienen cara de cachorrito.

— De acuerdo, está bien está bien, iré.

Katy da saltitos y aplaude — ¡Genial! ¡Qué emoción! Pasó a recogerte a las 22h.

— ¿Qué os parece si paso yo a recogeros a las dos a las 20h, cenamos y después vamos a la fiesta? — Se ofrece Justin.

— Pero... ¿No vas a beber? Puedo llevaros yo si queréis.

— No bebo, tomo refrescos, el alcohol que tiene Luke es de los caros pero eso no quiere decir que esté bueno. — Pone un poco cara de asco.

— De acuerdo entonces. A las 20h nos vemos. — Acto seguido cogemos la comida y juntos nos vamos fuera a comer.


Una vez en casa decido adelantar algo de deberes así calmo los nervios de la fiesta.

Miro el reloj y veo que son ya las 18.30h, debería ir preparándome, recojo los libros, ordeno la habitación y me meto a la ducha. Aprovecho para depilarme y me echo acondicionador en el pelo para que se vea más bonito.

No tengo muy claro qué ponerme. Estoy sólo con la toalla puesta cuando Sam entra en mi habitación.

— Perdona Luna creía que estabas vestida.

— No te preocupes, pasa.

— ¿Vas a algún sitio? — Está sorprendido, le entiendo. En estos años que hemos estado viajando no he salido mucho, apenas he conocido a gente.

— Sí aunque... me estoy arrepintiendo. — Cierro la puerta del armario decepcionada, no encuentro nada que me guste.

— Anda ven, siéntate. — Se sienta en mi cama y yo me pongo a su lado — Cuéntame, ¿dónde quieres no ir?

— Me han invitado Katy y Justin a una fiesta, pero es en casa de Luke y ya sabes lo mal que me llevo con él. Dije que sí iría pero ya no lo tengo tan claro, además, no tengo nada que ponerme.

— Vale ya entiendo. Pero no estará allí sólo Luke, ¿verdad? Ni tampoco estará sólo Mary. — Le miro con sorpresa, ha dado en el clavo — Entiendo que no les quieras ver pero que él dé la fiesta no quiere decir que tengas que estar sentada a su lado. A esas fiestas va muchísima gente y no vas a estar sola, Katy y Justin van a estar contigo. Y si te han invitado es porque no van a sentarse con ellos y dejarte marginada. Tienes que confiar un poco más en la gente, te han dado motivos para ello, ¿no crees? — Joder, cuando quiere da buenos consejos.

— Tienes razón, vamos a ver, seguro que encuentro algo bonito.

Abro de nuevo el armario y rebusco, encuentro unos pantalones cortos que apenas me he puesto, son bonitos, llegan a mitad del muslo y son de un color azul muy clarito. Estoy buscando una camiseta cuando de pronto la veo, al fondo, colgada en una percha. Es una camiseta blanca, de tirantes con el dibujo de una estrella plateada. La compré porque me gustó que no fuese ajustada y por los lados es más larga que por delante y por detrás. Se puede combinar con leggins como si fuese un vestido y con pantalones.

Le enseño a Sam el conjunto y levanta los pulgares en señal de aprobación. Me deja sola para que me arregle.

Me pongo un sujetador blanco con un tanga a juego, me visto y me miro en el espejo. Me gusta cómo me queda, la camiseta es escotada y con este sujetador me hace un pecho muy bonito. Decido rizarme el pelo pero no con espuma, cojo un spray y la plancha del pelo y me pongo a trabajar.

Me gusta mi pelo porque tiene mucho volumen. Cuando termino, cojo una pinza grande y me recojo unos mechones para no mancharlos. Cojo mi estuche de maquillaje y me pongo frente al espejo del baño.

Hace mucho que no me maquillo, espero no quedar como un payaso.

Primero me echo la base de maquillaje, después me rizo las pestañas.

Delineador líquido en el párpado superior, lápiz de ojos en el inferior y los uno al final del ojo, alago un poco más el delineador, así me resalta más la mirada. Cojo una sombra de ojos color crema, un poco de corrector para las ojeras, un pelín de colorete y para terminar cojo el brillo de labios rosa chicle.

Salgo del baño y rebusco en mi baúl de zapatos. Espero no caerme, son bastante altos, unos zapatos negros de tacón, no son de aguja son más gordos, pruebo a andar un poco con ellos y mantengo bien el equilibrio. Vuelvo al baño, me quito la pinza del pelo y me retoco el peinado.

Me miro en el espejo de cuerpo entero que tengo en la habitación y no me reconozco, parezco otra persona. Me gusta lo que veo.

Cojo mi bolso negro y bajo al salón. Estoy bajando por la escalera cuando Sam se asoma.

— Vaya Luna... estás... uauh, hacía mucho que no te veía así.

— ¿Qué pasa? Pero... Pero... ¡Luna! ¡Estás preciosa! — Tom corre al pie de las escaleras, me coge y me da vueltas mientras me abraza. — Estás guapísima hermanita, ya me ha contado Sam, espero que lo pases muy bien. ¿Necesitas que te lleve o te recoja luego? Si vas a beber, prefiero que me llames, da igual la hora que sea.

— Viene Justin a recogernos a Katy y a mí, vamos a ir primero a cenar. Tranquilo, no bebe. En el caso de que decidamos beber te llamo, no te preocupes.

— A cualquier hora, iremos los dos a por ti, ¿vale? — Sé por qué lo dice Sam. Me da a entender que no me juzga si llego allí y al verles quiero volver a casa. Se lo agradezco.

— Vale, muchas gracias chicos, me habéis subido el ego — digo riendo.

— Deberías tenerlo subido siempre, eres un bombón y lo sabes — Tom me guiña el ojo. Le doy un abrazo y voy hacia la puerta. Sam viene detrás mía.

— Gracias, por todo — le doy un abrazo, él me lo devuelve y me da un beso en el pelo. Me encantan estos momentos, no es tan cariñoso como Tom, por eso guardo esos instantes como un tesoro. Miro el reloj y son justo las 20h cuando pitan desde fuera.

Abro la puerta y veo un BMW azul oscuro, voy caminando cuando Justin sale del coche.

— Vaya, ¿Luna? Estás impresionante, quiero decir, siempre me has parecido guapa pero esta noche estás irreconocible. — Casi tartamudea al decirlo y yo me sonrojo, no estoy acostumbrada a que me halaguen tanto. Me coge de la mano y me hace dar una vuelta mientras silba. — Impresionante, de verdad. — Le doy un abrazo en agradecimiento.

— Tú también estás muy guapo, — va vestido informal, vaqueros, camiseta negra de manga corta y una chaqueta de cuero.

Nos montamos en el coche y vamos a recoger a Katy. Cuando me ve me hace salir del coche y dar una vuelta, tal como hizo Justin, me silba ella también y me dice que estoy para comerme. Ella va también muy guapa, se ha puesto un vestido de vuelo de color negro y unos tacones negros parecidos a los míos.

Nos montamos en el coche y vamos a cenar. El Grill nos parece buena opción, pedimos un par de pizzas para compartir, pagamos y nos encaminamos a la fiesta.

Está a las afueras del pueblo por lo que tardamos un rato en llegar. Durante la cena he estado muy a gusto, casi se me había olvidado para qué habíamos quedado.

Se me cierra el estómago cuando a lo lejos veo la mansión de Luke, es la más grande de la zona, ya se oye la música y está todo lleno de coches. Aparcamos y vemos que hay mucha gente por la parcela, dentro de la casa habrá cientos de personas pero mi mirada va sola hacia una dirección.

La piscina, y allí, en la zona de las hamacas les veo, Luke, Mary, Alan y él, Derek.

Nadie se percata de que hemos llegado porque aún estamos lejos, nadie salvo Derek, él sí nos mira, oigo cada vez más lejos la conversación de Katy y Justin, se están alejando pero no puedo moverme, él no les sigue con la mirada, sólo me mira a mí.

Noto que alguien me tira del brazo y veo a Katy diciendo que vamos a por algo de beber, cuando vuelvo a mirar Derek ya no está mirando, si no que está riendo y haciendo gestos a Alan.

¿Habrán sido imaginaciones mías?

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