Capítulo XCI

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



— Arriba dormilona.

— Mmmm — me quejo. ¿En serio me están despertando? No es justo, yo quiero dormir.

— ¡Arriba!

Empiezan a lloverme cojines por todas partes y me cubro con la almohada. Me asomo y por encima veo a mis hermanos partiéndose de risa. Así que quieren guerra. Me pongo de pie encima de la cama y les devuelvo todos los cojines que me han lanzado, almohadas incluidas.

Lo que no me esperaba es que ellos los cogen al vuelo y me los devuelven, no puedo esquivarlos y me caigo de culo encima del colchón.

— ¡Me rindo, me rindo! — Les grito entre risas enterrada bajo todos los cojines.

Antes de salir de la habitación echo un vistazo y me muero de risa, la habitación está hecha un completo desastre.

Desayunamos tortitas con un café y mientras mis hermanos montan el árbol yo busco las cajas con todos los adornos.

Tenemos muchísimos, me encantan y siempre compro nuevos. Además, en todos los sitios en los que hemos estado he comprado diferentes, para tener un recuerdo de cada uno.

— Esperad — dice Tom. Se acerca al equipo de música y comienza a sonar Last Christmas de Wahm! — Ahora ya sí podemos.

Con una gran sonrisa y al son de la música empezamos a adornar.

https://youtu.be/E8gmARGvPlI

Once bitten and twice shy
I keep my distance, but you still catch my eye
Tell me baby, do you recognize me?
Well, it's been a year, it doesn't surprise me

Happy Christmas, I wrapped it up and sent it
With a note saying "I love you", I meant it
Now I know what a fool I've been
But if you kissed me now, I know you'd fool me again

Canto mientras pongo los primeros adornos en la parte baja del árbol. Bolas de colores, figuritas de Santa Claus, una estrella, renos y mini árboles de Navidad. Tenemos de todo.

Last Christmas I gave you my heart
But the very next day you gave it away
This year, to save me from tears
I'll give it to someone special

Mis hermanos se unen a mí y cantamos el estribillo. Esta canción no puede faltar, era la favorita de nuestro padre. Le siento aquí, con nosotros, pero no me da pena ni tengo ganas de llorar, al contrario. Me siento afortunada de que estemos los tres juntos y orgullosa por cumplir un año más el deseo de mi padre de que seamos felices en Navidad.

Cuando terminamos con el salón, pasamos a las habitaciones, el despacho, ¡decoramos hasta el baño!

Paramos para comer y seguimos decorando, esta vez por fuera de la casa. Mis hermanos cogen dos escaleras altas y cuelgan luces por la fachada de la casa mientras yo vigilo que no se caigan.

Después, usamos las escaleras para decorar un arbolito que tenemos en la entrada, tal y como ha hecho la familia de Derek.


A media tarde hemos terminado con la decoración y estoy muy orgullosa de cómo ha quedado.

— Esta noche encenderemos el árbol. Si quieres puedes decirle a Derek que se venga y le invitamos a cenar — dice Tom sonriendo.

— ¡Vale! Voy a llamarle.

Entro corriendo en casa a buscar mi móvil y le llamo.

— ¡Hola, pequeña! — Dice descolgando al segundo tono.

— Hola mi amor. ¿Qué tal?

— Bien, ¿y tú?

— ¡Genial! Hemos decorado toda la casa incluido el exterior, como vosotros.

— ¡Qué bien! — Contesta emocionado.

— ¡Sí! Esta noche vamos a encender el árbol. ¿Te apetece venir? Te invitamos a cenar.

— Claro que sí. Termino una cosa con mi madre voy.

— Estoy deseando verte — le digo con tono dulce.

— Y yo a ti, amor.

Colgamos y bajo a ayudar a recoger a mis hermanos.


Una hora más tarde suena el timbre.

— Sí que os habéis esmerado decorando. Os ha quedado muy bonito — dice mi chico entrando por la puerta.

— Sí, hemos tardado bastante pero ha quedado muy bien — dice Sam orgulloso.

— ¡Hola! — Me lanzo a sus brazos y le doy un beso.

— Hola a ti también — dice agarrándome fuerte para que no me caiga.

Normalmente no dejo que nadie me coja, pero con Derek es distinto. Le he echado mucho de menos y desde que lo hemos arreglado me siento más cerca de él.

— ¿Os apetece una sesión de cine? Hemos comprado palomitas — dice Tom enseñándonos las bolsas de microondas.

A los dos se nos hace la boca agua y asentimos con efusividad.

— ¿Qué peli os apetece ver? — Pregunta Sam sacando los DVD.

Derek y yo nos miramos, no sé si querrá ver la misma película que yo, pero aún así me voy a arriesgar.

— ¡Sólo en casa! — Gritamos los dos a la vez.

Nos miramos y me da un beso en la punta de la nariz. Es que es una película que no puede faltar en Navidad.

Los cuatro nos sentamos con dos boles de palomitas, refrescos y pasamos una buena tarde viendo Sólo en casa I y II.


Al terminar la segunda película me levanto para ir al baño y cuando vuelvo el ambiente sigue siendo bueno aunque un poco tenso. Entiendo por qué al mirar la televisión. La detención de Luke sigue siendo noticia.

— ¿Tenéis algo que contarnos? — Pregunta Tom en tono suave.

— La verdad es que sí, aunque no sabía cuándo decirlo. Sólo vais a estar aquí una semana y hemos pasado hoy un día tan bueno que no quería fastidiarlo.

— Lo sabemos desde hace unos días, seguimos las noticias de Seattle aunque estemos fuera, preciosa.

— Estábamos esperando a que nos lo contases tú — apunta Sam.

— Creo que es el momento — dice Derek cogiéndome de la mano y guiándome para sentarme a su lado.

— ¿Qué sabéis? — Les pregunto antes de remover todo lo que pasó.

— Sólo lo que sale en las noticias. Que detuvieron a Luke cerca de El Grill, vimos el reportaje del policía que estaba investigando cuál era el asunto que terminó Luke. Se rumoreaba que se entregó cuando terminó lo que tenía pendiente. ¿Es eso verdad?

— Sí.

Miro a Derek y asiente con la cabeza. Abro la boca pero él se me adelanta y empieza a relatar lo ocurrido.

— ¿Cómo dices? — Dice Sam en un grito. — ¿Te drogó? — Ambos me miran interrogándome.

— Sí. Echó droga en mi botella porque quería pasar unos momentos a solas conmigo y decirme que me echaba de menos, que me quería y bueno... Esas mierdas — relata Derek.

— ¿Y tú dónde estabas? — Me pregunta Tom.

— Buscándole. Pasó la tarde que fui a comprar el vestido con Olivia, Katy y Anna. Me empecé a preocupar cuando Alan llamó a Katy y yo no tenía noticias de Derek. Salimos a buscarle y le vimos en El Grill... con ella.

— Vale... No sé si quiero saber lo que pasó cuando entraste a por ella — dice Tom frotándose la sien. Yo miro a Derek, no sé cómo decirles que no pasó así.

— En verdad no entré. A por ella fui después.

— ¿Después? ¿De llevarle al hospital?

— No. A por ella fui el domingo, cuando me dijeron que Derek estaba bien.

— ¿Cuándo te dijeron que estaba bien? ¿No estabas tú con él? — Sam está poniendo el grito en el cielo y no le culpo. Les estamos contando la historia en pequeñas dosis y no lo están entendiendo.

Me armo de valor y se lo cuento todo. — Cuando vi a Derek con Mary pensé que me estaba poniendo los cuernos, que se había reído de mí todo este tiempo y quise morirme. Pero en vez de eso me fui del pueblo. — Ambos me miran con los ojos muy abiertos, están empezando a enfadarse de verdad. — Me fui con Justin a una cabaña que tienen los padres de Alan y estuve allí hasta el domingo, cuando Katy nos llamó y nos dijo que Derek estaba ingresado.

— ¡Pero cómo se te ocurre irte del pueblo! — Ruge Sam.

Mierda. Ha perdido el control. Se levanta y empieza a caminar por el salón dando pisadas muy fuertes.

— ¿Olivia lo sabía? — Pregunta Tom con semblante serio.

— No, no lo sabía. Katy le dijo que íbamos a pasar el fin de semana en casa de Alan.

— ¡Encima la mientes! ¿Y si te hubiera pasado algo? ¡Confiábamos en ti, Luna! Nos has decepcionado — acto seguido Sam sube las escaleras y se encierra en su habitación de un portazo.

— Joder... — Digo enterrando la cara entre mis manos. — Lo siento, lo siento mucho. No sabía qué hacer. Si lo hubierais visto... Parecía eso, que estaba con ella. Yo no pensé, ese fue el problema, no pensé y la cagué.

— Luna... — Empieza Tom.

— No, basta. Parad ya, por favor — dice Derek muy serio. — Este tema ya lo hemos hablado Luna y yo. Entiendo que queréis saber qué pasó pero bastante hemos pasado los dos como para volver a revivirlo de mala manera. Yo he estado muy jodido y tu hermana ha estado castigándose una semana entera, creo que no es necesario este numerito — dice refiriéndose a lo que ha hecho Sam.

— Sam siempre ha sido muy impulsivo, ya sabes cómo es — dice Tom mirándome a mí, — pero sí debo regañarte Luna. Entiendo los motivos por los que lo has hecho pero no obraste bien. ¿Y si te hubiera pasado algo? Luke estaba aún suelto, podría haberos seguido y atacado allí.

— Ya lo sé...

— Lo que más me cabrea es que mentiste a Olivia, engañaste a la persona que ha cuidado de ti, a la que le hemos confiado tu seguridad.

— Mi madre la ha perdonado — sentencia Derek para dar por zanjada la conversación.

— He hablado con ella sobre esto y me ha regañado también, pero me ha perdonado y no ha perdido la confianza en mí, o eso creo.

— No, claro que no la ha perdido. Quiere que sigas viviendo con nosotros cuando tus hermanos se vayan de nuevo.

Tom se levanta y camina por el salón pero sin hacer ruido, pensativo.

— Tengo que hablar con Olivia sobre esto — se acerca a mí y se arrodilla — Luna, confiábamos en ti. Y seguimos confiando, esperaba que me llamases si algo malo pasaba.

— ¿Y qué habrías hecho? ¿Coger un avión de vuelta? —No me contesta porque eso es exactamente lo que habría hecho. — No puedo permitir que volváis por cada problema que tenga. Estuvo mal pero no estábamos solos. Justin estaba conmigo y Alan y Katy con él. Todo se arregló, Luke está detenido y Mary aprendió la lección.

— ¿Cómo lo sabes? A todo esto, ¿cómo sabéis que fue Mary quien lo hizo? ¿Ha confesado?

— No exactamente — respondo en un susurro. — Me lo dijo a mí cuando fui a por ella. Me dijo que había sido ella, me relató cómo lo había hecho y por qué y me contó... — Derek aprieta mi mano y Tom pone su mano en mi rodilla para animarme a continuar. — Me contó que Luke la cogió, la amenazó con el machete y la violó en un callejón.

— ¡Por dios! — Tom se levanta de golpe y maldice. — Imagino que la policía ya lo sabrá. ¿Habéis hablado con Christian?

— No, la verdad es que no he querido saber nada más de este asunto — sentencia Derek con voz cansada.

— Supongo que Mary habrá presentado cargos. ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?

Oh oh, no, por favor. Ese es un tema que quería hablar yo con Derek pero no ahora, la cosa ya está bastante calentita como para encenderla más aún. No sólo por su respuesta, sino por mi reacción a ella.

— No lo sé.

— Cómo que no lo sabes. ¿No vas a denunciarla?

— No lo sé, Tom. Sólo quiero olvidar este tema.

Tom suspira y nos mira a ambos. — Imagino que ambos lo habéis pasado muy mal y que ha pasado factura en vuestra relación, ¿me equivoco? — Ambos negamos con la cabeza. — Si me aceptas mi opinión, yo presentaría cargos. Pero es algo que debes decidir tú.

Acto seguido sale del salón, dejándonos solos.

Pasamos unos minutos en silencio hasta que me animo a hablar.

— No quería hablar contigo de esto ahora, hemos pasado un fin de semana muy bueno y no querías fastidiarlo removiéndolo todo, pero mi hermano tiene razón. Deberías presentar cargos.

— No sé Luna, no tengo cabeza para esto ahora mismo. Sólo quiero pasar las Navidades en paz. Quedan sólo unos días para terminar el año y no me gustaría terminarlo o empezarlo en el juzgado.

— Te entiendo, pero... No puede irse de rositas.

— Y no se ha ido. Luke la ha violado, ¿no te parece suficiente castigo?

— Sí. No. No lo sé, yo también estoy confusa.

— Entonces no me presiones si ni tú misma sabes lo que harías — dice levantándose del sofá.

— Yo sí sé lo que haría, la metería entre rejas por lo que te ha hecho. Tienes en tu mano la oportunidad de castigarla por todo lo ha hecho desde que nos conocimos. No quiero que se vaya de rositas esta vez — le digo enfadada.

— Luna, de verdad, déjalo estar. Ahora no es buen momento.

— ¿Y cuándo lo será? Quizá para cuando te decidas ya sea demasiado tarde.

Me mira pensativo durante un eterno minuto, después, coge su abrigo y se dirige hacia la puerta.

— Necesito pensar.

— ¿Dónde vas? — Le pregunto alarmada. Otra vez no, por favor. No podemos volver a separarnos.

— A dar una vuelta, necesito pensar. Dales las gracias a tus hermanos por la invitación a cenar pero otro día será.

Me quedo bloqueada viendo cómo sale de mi casa y cierra la puerta.

Tiene en su mano la oportunidad de castigarla por jugar con su vida y también por todo lo que me ha hecho a mí. ¿Soy egoísta por querer aprovecharlo? ¿Por querer vengarme así?

¿Qué haría él si hubiera sido al revés? Quizá debería planteárselo desde otra perspectiva para que lo entienda, o no. Quizá debería dejarlo estar y no agobiarle.

Ahora entiendo cómo se sentía él cuando yo me cerraba. Él era paciente conmigo y me daba mi espacio, no me presionaba y yo no soy capaz de hacerlo, no tengo paciencia para esperar ni quiero darle espacio porque no quiero alejarme de él. No ahora. No quiero que Mary sea de nuevo el motivo por el que nos alejemos.

Empieza a faltarme el aire y se me forma un nudo en la garganta y en el pecho.

Realmente me da igual lo que pase, haga lo que haga le apoyaré. Necesito que lo sepa.

Me levanto corriendo y cuando salgo a la calle siento alivio al ver su coche aparcado en la entrada. Miro a ambos lados de la calle pero no le veo por ningún lado.

— ¡Derek! — Grito pero nadie me contesta. — ¡Derek!

Me la juego, elijo una dirección y empiezo a correr dejando la puerta de la casa abierta.

Cuando he recorrido unos metros y no le veo, empiezo a asustarme, doy media vuelta y corro en dirección contraria.

Veo su silueta cuatro casas más adelante y su nombre sale siendo una mezcla de un grito y un sollozo.

— ¡Derek! — Se gira cuando me oye y camina hacia mí cuando me ve corriendo en su dirección. — No te vayas, por favor.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro