Capítulo XLVII

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Es viernes, por fin termina esta fatídica semana.

Katy y Alan hablaron y vuelven a ser los de siempre. Me hace muy feliz verles a ellos tan enamorados y felices.

Esta noche hay partido pero juegan fuera.

— ¿Venís a vernos esta noche? — Dice Justin. — Anna se ha apuntado, paso luego a recogerla.

— ¡Qué bien! Claro que sí, no me lo perdería por nada del mundo — dice mirando a Alan, tienen los dos una carita, son adorables.

— ¿Y tú pequeña? ¿Te apetece venir?

— Sí, ¿por qué no? Puede ser divertido.

— Paso a recogerte a las 18h. Hay un largo camino, el pueblo está a casi una hora y media.

— Vale — le respondo y me pasa el brazo por los hombros.

Sólo voy a ver un partido de instituto pero una nunca sabe qué puede pasar, un accidente lo puede tener cualquiera, así que me guardo una camiseta y unas bragas limpias en la mochila.

Cuando bajo las escaleras Tom me espera en la cocina.

— Toma preciosa— me tiende la mano — por si os apetece cenar fuera.

— Muchas gracias precioso — le digo mientras me guardo el dinero.

— Tened mucho cuidado y pasadlo bien.

— No te preocupes, ya sabes que estoy en buenas manos.

— Lo sé — dice dándome un abrazo.

Tocan el timbre y vamos los dos a abrir. Es Derek, Tom le estrecha la mano y le invita a pasar.

— Te lo agradezco pero tenemos que irnos ya.

— Tened mucho cuidado. La dejo en tus manos — dice mientras me abraza y me besa la cabeza.

— No te preocupes, la cuidaré — me tiende la mano y vamos al coche.

— ¿Estás nervioso por el partido? — Le pregunto cuando salimos de mi calle.

— No, la verdad es que no. El equipo ahora es una piña y Luke cada vez participa menos.

— ¿Ah sí?

— Sí, participa tan poco que el entrenador no le ha convocado hoy.

Abro los ojos como platos. — ¡No! ¿En serio?

— En serio — dice riendo. — ¿Y sabes otra cosa?

— ¡Qué! — Digo emocionada.

— Mary tampoco viene — creo que he abierto tanto la boca que va a llegar hasta el suelo —, he oído hablar a las animadoras cuando salían del vestuario. Dicen que como Luke no va a jugar, ella, como protesta, no va a animar. Las demás se han enfadado porque ella es la capitana y debe estar siempre. Están pensando en echarla del equipo.

— Estoy flipando.

— ¿Y sabes quiénes han sido las que han dicho eso?

— ¡Cuenta!

— Karen y Jessica.

— ¡No! — Digo mientras aplaudo.— El trío calavera se disuelve, ¡no me lo creo!

Derek empieza a reírse y es el sonido más adorable que he oído jamás.

— Parece ser que no eran tan amigas, y creo que tú tienes algo que ver en eso.

— ¿Yo?

— Sí. Desde que el otro día defendiste a Jessica de Luke, ha cambiado su opinión hacia ellos. He oído cómo le decía a Karen que mejor alejarse de Mary ya que no era buena influencia. Maneja a todo el mundo a su antojo y no quieren ser sus marionetas. Además, ahora todo el equipo la odia, y si ellas van pegadas a su culo...

— Nadie del equipo querrá quedar con ellas.

— ¡Bingo!

Vuelvo a aplaudir y a gritar de alegría. — No he podido elegir mejor momento para ver un partido vuestro. ¡La noche promete! ¡Qué feliz soy! — Grito mientras Derek se ríe.

Sube el volumen de la música y juntos hacemos el viaje cantando a Imagine Dragons, que, como me gustan mucho, ha metido su discografía en el reproductor del coche.

Al poco de llegar nosotros llegan los demás. Hay sitio de sobra así que aparcan a nuestro lado. Voy corriendo a abrazar a Katy y ambas sonreímos y aplaudimos. Creo que Alan le ha dado la misma noticia que Derek a mí.

— ¿Qué me he perdido? — Dice Anna acercándose a nosotras.

Katy y yo nos miramos, acto seguido a los chicos, que se están aguantando la risa y después a Anna y gritamos las dos a la vez — ¡Noche libre de tortolitos! ¡UH! — Y vamos corriendo a abrazarla.

Los chicos empiezan a partirse de la risa.

— Estás chicas están locas — dice Alan.

— Sí, pero ¿qué sería de nuestra vida sin ellas? — apunta Derek entre risas.

Una vez aclarado a Anna que los tortolitos son Luke y Mary, entramos al recinto. Los chicos nos acompañan a nuestros asientos, justo detrás de su banquillo.

Nosotras, como buenas groupis, llevamos una sudadera con el nombre del equipo y les animamos sin parar.

Hacen un partido y de diez y lo ganan. ¡Victoria!

Salimos del recinto y esperamos a los chicos junto a los coches. Han ido al vestuario a ducharse y cambiarse de ropa.

— Nos alegra mucho que hayas venido — le digo a Anna. — ¿Qué tal con Justin?

Parece que le sorprende la pregunta. — Bien, todo bien. — Parece que no quiere hablar del tema, no sé si habrá pasado algo entre ellos pero no voy a forzarla a que me lo cuente.

— Tengo hambre — dice Katy.

— Yo también — le respondo.

— ¿Tú también qué? — Dice Derek dándome un beso y uniéndose a nosotras.

— Que tengo hambre — le digo devolviendo el beso.

— ¿Y si cenamos aquí? — Propone Alan.

— ¡Vale! — Respondemos las tres chicas.

Nos montamos en los coches y vamos al centro del pueblo, Justin dirige la marcha. Cuando vemos que aparca, buscamos un sitio y aparcamos nosotros también.

— Este bar tiene buena pinta, ¿qué os parece? — Pregunta.

Miramos la carta y Katy y yo sonreímos cuando vemos hamburguesas en el menú. Le decimos que sí y entramos.

El dueño del local, que también es camarero, nos sienta en una mesa grande y toma nota de nuestro pedido.

— ¿Sois nuevos por aquí? — Pregunta.

— Hemos venido a jugar un partido — responde Derek.

— Ya me parecía a mí. Por si se os hace tarde, hay un motel aquí al lado — dice mientras se va a la cocina a preparar nuestra cena.

— ¿Os apetece pasar la noche fuera? — Pregunta Alan.

— ¡Obvio! — Dice Katy.

— ¡Sí! — Respondo yo.

— Claro, me apetece mucho — dice Anna. No es tan alocada como nosotras pero normalmente muestra más entusiasmo, no sé qué le ocurrirá.

— Pues vamos a reservar habitaciones — dice Derek y se va junto con los chicos.

— ¿Estás bien? — Le pregunto a Anna.

— Sí, estoy bien de verdad, es la regla, que me tiene un poco plof.

Katy y yo asentimos, la regla, esa gran enemiga.

Aprovecho para avisar a mis hermanos de que duermo fuera.

Luna

Vamos a cenar aquí en el pueblo y como seguramente se nos haga tarde, hemos reservado habitación en un motel que hay aquí.

Sam
Te estás soltando la melena hermanita. ¡Me alegro por ti!

Tom
Pásalo bien preciosa y tened cuidado.

Sam
¡Usa protección!

Luna
¡Calla, mal pensado! Gracias chicos, mañana os cuento. ¡Dormid bien!

Sam y Tom
¡Igual!

Los chicos vuelven enseguida, justo cuando nos sirven la cena.

— Como tu has pagado la habitación, yo invito a la cena, ¿vale? — Le propongo.

— Hecho — me responde.

Empezamos a comer y está todo buenísimo.

Estamos animados y como vamos a pasar la noche aquí, nos pedimos unas copas y el dueño nos invita a unos chupitos.

Sobre las 23h empieza a sonar música y una chica se sube al escenario y empieza a cantar. Miro a los demás y están confusos. Voy a dar un sorbo a mi copa cuando veo el cartel que tenemos justo enfrente, me río y lo señalo. ¡Noche de Karaoke!

— ¡Tenemos que subir!

— Ni de coña Katy, canto fatal — le digo intentando recuperar mi brazo. Se ha levantado y está tirando de él para que vaya con ella.

— ¡Qué sí! — Insiste.

— ¡Qué no! — Respondo.

Se da por vencida y se acerca a la barra. Vuelve dando saltitos como una niña y me pone delante un cuaderno. Son canciones y señala con el dedo una en concreto. Se lo quito de las manos y lo miro entero, hay un apartado que me gusta mucho, me gusta demasiado y no puedo evitar reírme. Se lo enseño a Anna y ella asiente. Nos hemos tomado un par de copas y la verdad que he perdido un poco la vergüenza.

— Venga, ¿por qué no? ¡Aquí no me conoce nadie! — Digo y me levanto. Las tres nos subimos al escenario y empezamos a bailar con los primeros acordes de Mamma Mía!

Después de esa canción, cantamos otra, y otra, hay tan buen rollo que se nos unen un grupo de chicos y chicas jóvenes. No les conocemos de nada pero lo estamos pasando bien.

Cuando empieza a sonar Gimme! Gimme! Gimme! Imitamos la coreografía de la película y empezamos a correr por todo el bar, cogemos a los chicos y nos sentamos encima suya mientras cantamos, nos volvemos un poco locas pero el grupo que se nos ha unido hace lo mismo y el dueño del bar nos aplaude.

Gracias a nuestro espectáculo el bar se está llenando. Nosotras hemos perdido toda la vergüenza y nos lo estamos pasando en grande.

Con Voulez-Vous se unen los chicos y cantan y bailan con nosotras.

Alguien del otro grupo propone que cantemos a Queen, yo no me atrevo porque esa voz... pff, es demasiado buena, pero la gente aplaude y dice que sí, así que empezamos con We Will Rock You y el público nos acompaña dando palmas. Cuando cantamos We Are The Champion me emociono tanto que casi lloro.

Ahora son nuestros chicos quienes se atreven a proponer, quieren rapear a Eminem, va a ser un desastre. Empezamos con Lose Yourself y efectivamente es un desastre, a ese hombre no hay quien le iguale, pero aún así seguimos y la gente se ríe y nos aplaude cada vez más.

Nosotras queremos cantar The Monster y sube más gente al escenario.

Nos animamos a cantar un par de canciones de Imagine Dragons, Top to the World no podía faltar, da muy buen rollo.

Pero nuestro gran momento llega ahora, los chicos se bajan del escenario a descansar un poco y nos quedamos solo Anna, Katy, dos chicas y yo. La noche ya está acabando y queremos terminarla con Disney.

Frozen, Aladdín, Tarzán... Nos las sabemos todas. El dueño nos dice que ya tiene que cerrar así que nos despedimos de ellos con Hakuna Matata y bajamos del escenario ovacionadas por la gente.

— Tomad, os lo habéis ganado — dice el dueño dándonos unos chupitos. — Tenéis que volver más a menudo, ¡sois brutales! Nunca había tenido el bar tan lleno.

Nos reímos y nos bebemos el chupito, la verdad es que estamos sedientas.

Cuando llegamos a la habitación me sorprendo, es mucho mejor de lo que pensaba. Tiene una cama enorme, una tv colgada en la pared y el baño es amplio y limpio. La estancia huele muy bien y es muy acogedora.

— Voy a pasar al baño — le digo mientras dejo mis cosas encima de una mesa.

— Vale, mi pequeña cantante — dice riendo.

— No te burles, mi amado rapero — le respondo riendo yo también.

Hago pis, me desmaquillo y vuelvo a la habitación. Derek está tumbado en la cama buscando algo en la tv. No sé qué hora es pero estoy muerta de sueño. Me quito los pantalones y el sujetador y me quedo con la camiseta de tirantes que llevo.

Estoy cansada así que decido esperarle tumbada en la cama. Me tumbo a ver la tv pero el sueño me puede y cierro los ojos. Oigo como Derek sale del baño y se ríe al verme ya medio dormida. Le noto tumbarse a mi lado, nos arropa con las mantas y me da un beso en la cabeza.

— Dulces sueños, princesa.

Apaga la tv, la luz y me pasa el brazo por encima para acurrucarse conmigo.

Me duermo arropada por su calor.

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