●009

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Jungkook era un chico común de 14 años, incluso así jamás creyó que su primer cita -y pensando seriamente que fuese la única- terminara siendo una falla total.

Su peor fracaso, habría que confesar.

El azabache llevaba alrededor de cuarenta y dos minutos, escuchando hablar sobre cosas que definitivamente no entendía -y tampoco le importaban-.

No sabía si era más decepcionante saber que el chico que ganaba su corazón con notas de colores era un completo narcisista o darle la razón a Yoongi.

Le debía papas fritas, era lo único que tenía en mente.

ㅡEntonces le dije que me tiñera el cabello de rosa cereza, y me dejó igual que a un pastel de niña de cinco años. Desde ese día no asisto a ese sitio.ㅡ no tenía nada en contra de escuchar sobre la traición de su estilista personal, pero definitivamente estaba en cosas que le importaban un rábano. ㅡEl otro día fui a Pull & Bear, pero cuando iba a pagar mi tarjeta de crédito había muerto; entonces le marqué a mi padre y...

Si algo debía concederle a su rubio amigo definitivamente era la idiotez de Taehyung. Odiaba que tuviera razón, aunque de alguna forma siempre la tenía.

Jungkook prefería no escuchar todo lo que salía de su boca pues consideraba que eran simples banalidades, optó por seguir bebiendo su frappuccino mientras Taehyung hablaba sobre si mismo.

Ya estaba pensando en como evadir el evidente triunfo de Yoongi.

ㅡ¿Te he dicho que eres muy lindo?— Jungkook creyó que se había perdido en algún punto de la conversación, cuando aquella pregunta impactó contra sus oídos.

El azabache no pudo evitar sentirse cohibido, sí era un idiota pero uno increíblemente lindo que conseguía sonrojarlo con sólo cruzar miradas. Tal vez porque él era un inexperto en el coqueteo.

No lo sabe.

ㅡPues eres muy lindo.ㅡ agregó el pelirrosa al ver que el azabache no respondía. Taehyung se atrevió a acariciar su mejilla, sorprendiéndose de su tersa piel.

Jungkook no sabría si fue descuidado o sumamente distraído, pero de un momento a otro sintió una suave presión sobre sus labios. Tardó en asimilarlo, sintiendo su estómago revolverse ante la cercanía. No tardó demasiado en empujarlo lejos, tallando sus labios con molestia.

Una molestia que no sabe de donde vino.

ㅡ¡¿Qué te pasa, idiota?!ㅡ bramó, hastiado. La situación sobrepasó el límite de su paciencia. El pelirrosa se ofendió ante su rechazo.

ㅡ¡¿Qué te pasa a ti?! ¡Era esto lo que querías, así como todos!ㅡ algunos clientes de la cafetería giraron en su dirección al escuchar una pequeña discusión.

ㅡEres un cabeza hueca.ㅡ fue lo último que alcanzó a decir antes de tomar sus cosas y salir del establecimiento. Una sensación incómoda cosquilleaba en sus labios, el chico de sus sueños le había robado su primer beso, y había sido lo más desagradable que había sentido en toda su vida.

Suspiró pesado, nada le podía salir peor.


Cortito pero igual, Koo acaba de tener su primera cita :0

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