Con el pasar de los días el lobo de YoonGi se fue apagando, se veía en un estado deplorable y sus padres no podían acercarse a él sin que él les gritara en la cara que se largaran o tuviera algún colapso que lo dejaría llorando durante horas. Había perdido dos semanas de escuela que no serían fáciles de justificar, pero aquello no le importaba al chico que se desmoronaba durante las eternas noches de insomnio recreando los momentos en que JiMin durmió a su lado y pudo abrazarlo o contar las pecas en su rostro.

Su amigo más cercano fue el único con quien podía contactarse y permitirle estar en su habitación, SeokJin se encargó de darle un poco de ánimo con frases tontas que al final sí tenían un sentido oculto, le llevo pequeños postres de la pastelería de su familia, algunas veces cocino para él y otras solamente lo abrazó y le prometió que encontraría a JiMin si el destino realmente necesitaba verlos juntos.

El alfa solamente podía esperar dos cosas; mejorar o morir, ninguna parecía buena opción pero era lo que había a su alcance y según SeokJin la muerte era algo que no debía ni siquiera pensar en su estado actual.

Ese día había sido motivado a asistir a clases, sus padres ignoraban sus constantes gestos de odio e intentaban seguir tratando a su hijo como antes. A YoonGi le resultaba increíble lo ignorantes que podían llegar a ser con la situación, él pudo haber muerto cuando su lobo decidió dormir y no despertar, era un sufrimiento terrible sentir a su mitad dormida e inerte en su interior, su lobo tenía casi dos semanas sin hacer un acto de presencia y lo comprendía pues él también quisiera solamente dormir para soñar que JiMin seguía con él.

—¿Quieres que prepare tu almuerzo? —Su madre intento dar inicio a una conversación que fue nula y cortada de raíz con un simple «no tengo hambre» y la puerta cerrada detrás de él luego de tomar sus llaves y mochila.

La escuela estaba relativamente cerca, sin embargo debía pasar por la escuela privada donde JiMin estudiaba y que siempre solía recogerlo mintiendo a sus padres al decir que iba a casa de NamJoon un chico de su clase con excelentes notas y un expediente impecable en participaciones dentro y fuera de la escuela. Esa era la única razón por la que podían ir a la casa de YoonGi en secreto y pasar horas ahí hasta que los padres de YoonGi llegaban y el omega solía irse media hora antes de que eso ocurriera.

Suspiro al ver la fachada de su escuela a unos metros y el guardia en la entrada supervisando la llegada de cada estudiante y docente. Recibió una sonrisa del hombre de avanzada edad e intento regresarla con el poco ánimo que seguía manteniendo. SeokJin salió a su encuentro al verlo llegar y le ofreció una barra de cereal como desayuno.

—¿Estás listo?

—No, pero tampoco tengo otra opción.

Muchos en la escuela sabían de sus encuentros con JiMin y rápidamente el rumor de que el omega ya no estaba en Corea fue el tema de conversación de todos. Se preguntan qué motivo al omega a irse tan lejos, muchos inventaron un estúpido rumor de que YoonGi había abusado del chico y su vergüenza había sido tan inmensa que prefirió irse lo más lejos posible, otros decían que el rubio estaba de vacaciones pero que se quedaría a terminar sus estudios allá para un mejor futuro teniendo en cuenta el estatus social de su familia.

Camino por los pasillos con la cabeza abajo y cubierto con el gorro de su suéter, SeokJin le llevaba por los hombros guiando su lánguido cuerpo por los salones repletos de estudiantes que esperaban a sus profesores y que la campana sonara. Agradeció que al menos en su salón nadie hablaba mierda a sus espaldas, la mayoría se conocían desde el preescolar y tal vez era eso por lo que tenían más cuidado con sus palabras.

Tiró a su paso la lapicera de alguien y solo vio la mano adornada de anillos recogerla y sonreírle amablemente cuando vio en su rostro las grandes ojeras y sentir el aura triste que desprendía a su paso.

—¿Quieres un caramelo? —Ofreció HyunYon el gemelo de HoSeok, lo acepto solo porque el rostro del chico se veía contento, su gemelo a un lado de él miro a ambos lados y saco de su mochila una bolsa de dulces de fresa que hizo reír a YoonGi y tomar uno.

—Gracias a los dos —se sentó detrás de ellos cuando SeokJin aparto dos lugares con su mochila.

Aunque el resto del día fue cansado y deprimente ya que su mente divagó durante horas entre el pensamiento de JiMin y preguntarse cómo estaba o si al menos seguía comiendo bien y no había recaído en su trastorno alimenticio.

No tenía mucho que hacer hoy porque no entendí nada de mi tarea de cálculo sjsj, ayuda TT

Los amo bebés. 💜