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Yoongi solo miraba a Jimin el cual estaba sentado sobre él para tomar un baño, el doncel no lo miraba, solo estaba concentrado en lavar su cuerpo de manera lenta.

—¿A qué estás jugando? —le pregunto y Jimin lo vio.

—A nada. —respondió. —no me parece justo que solo tú te gastes el agua caliente.

—Ese es tu problema, no mío. —le dijo.

—¿Por qué eres tan cruel conmigo? —preguntó Jimin.

—Tienes el descaro de preguntarme eso. —soltó una risa, el pálido. —en verdad eres un descarado de primera.

—Vez. —lo vio. —trató de llevar la fiesta en paz contigo, pero tú te comportas cruel.

Yoongi se levantó dejando a Jimin en la tina, esté solo vio como el pálido tomaba la toalla y se iba dejándolo solo. Jimin se quedó ahí y luego al sentir el agua fría salió y se dirigió a la habitación para cambiarse de ropa. El pálido no le dirigió la palabra en ningún momento, pues estaba leyendo un libro, Jimin se acostó en la cama dándole la espalda.

El pálido lo vio con disimulo, pero no dijo nada, no se iba a disculpar con el menor por algo que era muy cierto, Jimin solo quería volver a caer en sus encantos. Además, Jimin debía de pagarle por las falsas ilusiones que le hizo tener a demás, de ponerse en peligro con las flores que mandó a poner solo porque eran las favoritas del doncel, pese a que él era alérgico a ellas, pero solo por hacerlo feliz, se arriesgó.

—¿Ya te dormiste? —preguntó Yoongi y Jimin se giró para verlo.

—No, ¿Por qué te interesa? —le dijo. —¿Acaso te molesta que duerma?

—Quiero que mañana me acompañes a ver lo de un negocio que tengo aquí. —lo vio. —Sé que por la pelea de hoy será incómodo para ti quedarte en la casa, así que seré un buen esposo y no te haré pasar un mal rato.

—Cómo quieras. —se dio la vuelta.

Yoongi se acercó un poco más al doncel y lo abrazó por la espalda para molestarlo un poco, Jimin al sentir la cercanía en su cuerpo se sintió algo nervioso por lo cual no se movió. El pálido sonrió de lado mientras le daba un leve apretón a la cintura del rubio, el cual mordió su labio inferior para no emitir ningún sonido, pero su respiración se cortó al sentir un corto beso en su nuca y la risa burlona del pálido.

—Buenas noches, Jiminnie. —dijo con burla.

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