Capítulo 35

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

✵ꕥ Cassandra Mueller –

Mientras entraba a la habitación podía sentir como la presión crecía en mí.

Suspiré cuando cerré la puerta, y la castaña me miró, esperando a que dijera algo.

— Lamento haber desaparecido, lamento no haber respondido los mensajes que me enviabas... Estaba en un mal momento, y yo no pensé que fuera bueno que me tuvieras en tu vida y-

— Esa era mi decisión. — Me cortó mientras negaba con la cabeza. — No importa que sea menor, no importa cuantas veces me equivoque o joda las cosas, ustedes no lo entienden, pero sin importar que, es mi decisión.

Traté de acercarme a ella, pero Cisca retrocedió.

— Te necesitaba. Y pensé que había hecho algo mal, sin importar que tanto Lando me repitiera que fue su culpa, siempre pensé que eras diferente. Que no te dejarías llevar por lo que él decía solo porque era famoso.

— No fue por eso. — Negué de inmediato. — Me conoces lo suficiente para saber que nunca haría lo que los demás desean solo por su dinero o estatus.

Ella sonrió, melancólica. — De hecho, Cass; creo que no te conozco para nada.

— Hay cosas que no te he dicho. Es cierto, no voy a negarlo; pero todo lo que te he contado y mi forma de actuar cuando estoy-

— Estabas. — Me corrigió y yo apreté mis labios.

— Cuando estaba. — Me corregí yo también. — A tu alrededor siempre fueron sinceras. Me alejé por problemas que eran míos y solo míos, no tenían nada que ver con algo que tu hayas hecho ni con nada que tu hermano haya podido decir, no realmente. Y ahora estoy intentando arreglarlo, estoy intentando ser la persona que mereces tú, y que merecen ellos en su vida.

Ella asintió. — Yo solo se que, mientras mejorabas, te molestaste en buscarlos a ellos; ¡Dios! Ahora hasta te llevas bien con Lando. — Rió. — ¿Pero a mí? No te molestaste en enviarme si quiera un mensaje.

— Lo sé. No sabía como hacerlo, eres la persona más cercana que tuve cuando no tenía a nadie, no sabes como me dolió dejarte Cis... Pero sé que también fuiste probablemente a la que más lastimé. — Suspiré. — No sabía como volver a tu vida, no sabía si tu me querrías en ella de nuevo, y no estaba lista para ser rechazada por ti, porque me importas demasiado como para escucharte decir que ya no me necesitas contigo.

Ella negó, con nuevas lágrimas formándose en sus ojos. — Jamás podría decir una mentira tan grande como esa, Cass.

— ¿Puedes perdonarme? — Pregunté esperanzada.

Ella asintió. — Podré hacerlo, sí. Pero necesito tiempo, y espacio. — Jugó con sus manos, nerviosa. — Eso no quiere decir que esté enojada ahora o que te odie, solo que necesito procesarlo todo, y, no lo sé solo...

— Está bien, Cis. El tiempo que necesites. — Le sonreí.

¿Quién podría entender mejor que yo el necesitar tiempo?

No significaba que no doliera, claro. Pero lo respeté, la miré con una sonrisa y cuando el silencio se hizo demasiado pesado me despedí, sin dejar de mirarla, esperando que más pronto que tarde, fuera capaz de perdonarme.

Solo cuando estuve fuera de la habitación, fue que me permití llorar, porque aunque no lo era, se sentía como perder a alguien, otra vez. Y estaba cansada de perder personas.

Sin pensarlo demasiado, envié un mensaje al castaño que siempre hacía que todo se sintiera menos pesado con sus sonrisas.

Fui en su búsqueda, encontrándolo en su habitación, y cuando abrió la puerta, con ese brillo en sus ojos, que destellaba de una forma particular, como los de ningún otro; todo lo que pude hacer fue arrojarme a sus brazos. Necesitaba su comfort, ansiaba su cariño y que hiciera que todo doliera un poquito menos, que el peso de todo resultara un tanto menos abrumador.

Él me recibió con gusto, y quizás fue la seguridad que me causaba, pero no dudé en de un pequeño salto hacer que me cargara. Lando se rió pero me atrapó sin dudarlo.

Quizás no mentía.

Nunca me dejaría caer.

Con mis piernas envueltas alrededor de su cintura, y mi rostro oculto en su cuello, el castaño se las arregló para guiarnos a ambos a su cama, dónde se acostó, dejándome a mí sobre él, aún abrazándolo.

— ¿Estás bien? — Preguntó suavemente, mientras jugaba con mi pelo. — ¿Cisca te dijo algo?

Negué. — Solo déjame disfrutar de esto unos momentos más, luego te contaré todo.

Él se rió. — Puedes quedarte así todo el día, si es lo que necesitas, Cass.

Me tomé demasiado enserio sus palabras.

Porque cuando abrí mis ojos de nuevo, me di cuenta de que me había quedado dormida; pero Lando seguía exactamente en la misma posición, aunque con la cabeza algo girada para poder ver su teléfono, que tomaba con una sola mano, ya que con la otra seguía acariciando mi cabello y mi espalda. Sin poder evitarlo sonreí, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero no creía haber descansado tan bien en mi vida, como lo hice estando cerca de él.

Un bostezo se me escapó, logrando que él me mirara, y sonriera al notar que estaba despierta.

— Buenos días, rayito, ya salió el sol.

Me reí. — Pues claro, desde muy temprano.

— Yo hablaba de mí sol. — Susurró mientras delineaba mi mejilla con las yemas de sus dedos, de forma suave, dejando un leve cosquilleo por el camino que trazaba.

Y aunque lo escuché, no dije nada, sino que me acerqué a él y dejé un beso en su mejilla.

Pude sentir su respiración cerca de mi mejilla, y sus manos en mi cintura, acercándome a él. Podía sentir cada parte de su cuerpo en contacto con él mío, cada partícula de espacio que nos separaba parecía demasiada.

— Oye, ricitos... — Dije mirándolo. Ninguno de los dos despegaba la mirada del otro.

— Dime, rayito.

— ¿Crees en eso de que, cuando uno despierta, esta tan ebrio como si hubiera bebido? — Pregunté y el me miró confundido, aunque con una sonrisa divertida.

— Supongo que sí... ¿Por qué lo preguntas?

Mordí mi labio, encogiéndome de hombros mientras inhalaba algo de aire, tomando lo que me faltaba de valor para lo que estaba por hacer. — Porque entonces puedo culpar al hecho de que acabo de despertar por esto.

— ¿Que...?

No lo dejé terminar, me acerqué y en una milésima de segundo cualquier espacio que nos separara había desaparecido. Mis manos estaban en su cuello, y mis labios estaban sobre los suyos.

Por primera vez, podía entender lo que la gente describía como un beso mágico, uno que lo cambiaba todo. Fue como si miles de fuegos artificiales estallaran en el cielo nocturno, colores vibrantes y destellos que pintaban el lienzo oscuro con la magia del encuentro. Cada roce de sus labios con los míos era una explosión de sensaciones, un torbellino de emociones que se entrelazaban en un ballet celestial.

Sin embargo, en medio de esa explosión de luz y color, también experimentaba una sensación cálida y reconfortante. Era como sumergirse en aguas tibias, un abrazo suave que disolvía cualquier rastro de nerviosismo o duda. Con este beso, podía también sentir la calidez reconfortante de la conexión compartida, como si hubiéramos descubierto un refugio el uno en el otro.

Lando no tardó más de dos segundos en seguir el compás que yo trazaba para el beso. Entreabriendo sus labios y obligándome a hacer lo mismo, adentrando su lengua en mi boca.

Sus manos habían bajado de mi cintura a mis caderas, dónde aplicaban más presión, acercándome incluso más a él si era posible.

Luego de unos segundos, cuando la falta de aire era demasiada, me alejé, mordiendo su labio, y escuchando el que se convertiría en uno de mis sonidos favoritos, escapando de los labios de Lando.

La imagen que me esperaba era maravillosa, un Lando con los labios hinchados y rojos, la mirada brillosa, que me recorría de arriba abajo con sorpresa y deseo. Nunca me había sentido tan deseada, tan valiosa, como cuando el me miraba como lo estaba haciendo ahora mismo.

Me levanté, no solo mi cabeza, sino todo mi cuerpo, para quedar sentada sobre él, que seguía recostado en la cama.

Ambos nos mirábamos de forma intensa, y sus manos seguían en mis caderas. Pero ninguno decía nada.

No fue hasta que, con una sonrisa coqueta, me moví un poco hacia adelante, tentativamente, que pude escuchar como otro jadeo salía de los labios del piloto.

— Cassandra. — Advirtió mirándome, y yo solté una risa, pero me quedé quieta.

Segundos después mordí mi labio, nerviosa.

— Yo...

— Ni si quiera pienses en pedirme disculpas. — Me cortó. — No puedes enserio pensar que no me gustó lo que acababa de suceder, pero si tienes alguna duda, ya te digo yo que moriría porque pasara de nuevo.

Me reí, mientras volvía a acercarme y dejaba un beso en su cuello. — ¿Cuánto llevas esperando porque esto pase, Lando? — Pregunté susurrando mientras dejaba un camino de besos por su cuello, hasta el lóbulo de su oreja. — ¿Por qué no lo habías hecho antes?

Mis manos estaban apoyadas en su pecho, podía sentir su respiración agitada, escuchar como tragaba saliva y ver como entreabría los labios al mismo tiempo que cerraba los ojos.

Era tan perfecto, que con solo mirarlo, ya era suficiente para que mis bragas fueran un desastre.

Él no respondió, pero sus manos bajaron todo el camino hasta mi trasero, que apretó con fuerza, haciéndome soltar un jadeo, antes de atraerme a sus labios, capturando mi labio inferior entre sus dientes por unos segundos, para luego de unos segundos besarme de nuevo. Yo, dejándome llevar, lamo su labio inferior y no me retengo de gemir cuando su lengua hace contacto con la mía.

Sin dejar de besarnos él nos movió a ambos, dejándonos sentados en la cama, y yo, inconscientemente volví a moverme sobre su regazo, generando fricción, y causando que ambos gimamos.

— Cass...

— Cállate y bésame. — Le dije.

Lando me mira con las pupilas dilatadas y su mirada encendida, y un jadeo se me escapa en el momento que sus labios se lanzan al ataque de mi cuello.

Por lo que podrían ser segundos u horas, muerde, lame y besa a su antojo, dejando un camino de beso hasta el inicio de mi camiseta, con la que sus manos juegan, no estando seguro de si quitarla o no.

Yo no he dejado de moverme, hacia adelante y hacia atrás, creando fricción entre ambos, volviéndome loca, un manojo de nervios y desespero que acaba de encenderse.

Puedo sentirlo, duro debajo de mí, y los suaves sonidos que suelta entre besos solo ayudan a que mis bragas se mojen cada vez más.

Es increíble como estoy al borde de un orgasmo y ambos seguimos completamente vestidos.

Pero antes de que pueda llevar las cosas más lejos, como ambos morimos por hacer, alguien toca la puerta.

Llevándonos lejos de nuestra pequeña burbuja de fantasías.

Voy a matar a quien sea que esté detrás de la puerta.

Lando soltó un gruñido mientras me quitaba de su regazo, y cuando se levantó de la cama, pude ver como se arreglaba los pantalones, causando una pequeña risa de mi parte, que hizo que me mirara.

— Cabrona.

Abrió la puerta, y en cuánto vi que era Pierre, me apresuré a levantarme de la cama y meterme al baño, tratando de ocultarme.

— ¿Entonces no la viste...?

— No, la dejé con Cisca hace un rato, en su habitación. — Respondió la voz de Lando, y sonreí mientras entreabría la puerta del baño, para ver como Pierre examinaba la habitación antes de asentir con la cabeza.

— Bien, seguiré buscándola, nos vemos. — Se despidió el francés y a los pocos segundos escuché como se cerraba la puerta.

Salí del baño, para encontrarme a Lando, sentado en la cama.

— ¿Así que no me haz visto? — Pregunté burlona mientras me acercaba a él, quedando entre sus piernas abiertas, con sus manos en mi cintura.

— No sabía si querrías que ellos se enteraran, o...

Negué. — Creo que nos debemos una conversación, antes.

El asintió, de acuerdo conmigo, y se aclaró la garganta. — Te irás a tu habitación, y... ¿Nos vemos esta noche?

— Bien, pero no vamos a comer. — Aclaré, no sabía que tenía en mente, pero odiaba las primeras citas en las que se iba a cenar.

— Lo que tú digas, rayito.

Sonreí, al igual que él, y antes de alejarme, me permití dejar un pequeño y casto beso en sus labios.

— Te veo en la noche.

No opuso resistencia, solo sonrió y me tomó por unos segundos más de la cintura, antes de dejarme ir.

Salí de su habitación con una sonrisa, mientras recordaba lo que había sucedido en los últimos minutos.

Mierda.

Me había besado con Lando Norris.

Tomé mi teléfono para escribir un rápido mensaje, a la única persona que podría ayudarme con esto.

"Código rojo, mi habitación. 5 minutos"

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Bueno, la verdad no pensaba subir capítulo hoy, pero no puedo más de la emoción, este es de mis capítulos favoritos así que aquí está.

Espero que les guste! Gracias por leer y no se olviden de votar y comentar para que la historia llegue a mas personas <33 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro