Capítulo 56

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

✵ꕥ Cassandra Mueller –

— Solo por curiosidad... ¿Cuánto tiempo durará el vuelo?

Lando se rió. — Alrededor de 6 horas, quizás 7.

Bufé. Había miles de lugares que quedaban lejos del Reino Unido, y todo lo que quería era poder descifrar a donde es que estábamos yendo.

— Podrías decírmelo de una vez... — Murmuré y dejé un beso en su cuello.

— Eso es jugar sucio, rayito. — Se quejó Lando, pero no parecía realmente molesto, ya que sus manos fueron a mi cintura, acercándome más a él.

Me reí mientras me alejaba, dispuesta a acurrucarme junto a él, para dormir un par de horas. — Tengo sueño. — Después de los días en la universidad mi cansancio aún no se desvanecía del todo.

Lando sacó algunos mechones de pelo de mi cara y me sonrió. — Yo no... Y se me ocurren mejores cosas por hacer, además de dormir; considerando que no te veo hace más de una semana... — Sus labios se encuentran con el lóbulo de mi oreja, y recorre un camino por mi cuello, dejando pequeños mordiscos. — ¿Quieres que siga, rayito? — Hace la pregunta con su mano colándose debajo de mi camiseta, jugando con mis pechos.

Asentí.

Me quita la camiseta y su boca reemplaza sus manos, trazando uno de mis pezones con su lengua, yo me limito a atrapar mi labio inferior entre mis dientes, no queriendo hcaer ruido.

— ¿Más abajo? — Se detiene cuando llega a mi ombligo y sonrié.

— Sí, por favor. — Yo asiento en un susurro entrecortado, incapaz de formular palabras; y él no tarda en bajar de la cama, quedando de rodillas frente a mí para quitar mis pantalones. Separa mis piernas y pone sus manos en mis muslos, para mantenerlos abiertos, mientras baja su boca hasta mi intimidad.

— Creí que habías dicho que tenías sueño. — Murmura contra mi piel. — Quizás debería detenerme y dejarte dormir.

— No seas cabrón. — Me quejo en un suspiro.

El se rié, y sin hacerme esperar más sigue con lo que empezó, usando su lengua para darme placer. No me detiene cuando una de mis manos se aferra a su cabello, y jadeo cuando desliza sus labios sobre mi clítoris. Con una de sus manos, traza patrones imagianrios en mi piel, y yo arqueo mi pelvis contra su boca, con los ojos cerrados y la boca abierta, disfrutando ya sin retenerme de soltar los sonidos que me causa su contacto.

— Joder, Cass... Te ves tan bonita desde aquí abajo. — Susurra con su rostro oculto entre mis piernas, la imagen es demasiado perfecta como para no excitarme. El castaño sonrié mirándome, y yo muerdo mi labio para no soltar un nuevo gemido cuando desliza sus dedos dentro de mí. Los mueve de forma lenta al principio, todavía con su lengua lamiendo mi clítoris. — Quiero probarte cuando te corras. — Su aliento caliente contra mí me hace jaderar; sus dedos se alejan para volver a ser reemplazados por su boca y esta vez su pulgar frota el nudo de nervios mientras mantiene su lengua en mi interior.

Su otra mano se mantiene en la parte más baja de mi abdomen, haciendo algo de presión y cuando echo la cabeza hacia atrás, se detiene de nuevo. — Los ojos en mí, rayito, o te dejaré a medio acabar. — Advierte, antes de llevarme al orgasmo con mis ojos fijos en los suyos, soltando un gemido.

Mi visión se torna borrosa cuando acabo y lo siento lamer por algunos segundos, el suelta una risa baja antes de recostarse a mi lado y observarme.

— Eres increíble. — Digo en un susurro causando que se ría de nuevo. Me pongo de costado, mirándolo y paso mis dedos por su pecho, o la parte que queda desnuda con los primeros botones de su camisa abierta. — Yo podría...

— Duerme Cass. — Susurra sin parecer enfadado, acercándome más a él.

No discuto, sino que escondo mi rostro entre su cuello y su hombro, dejando un suave beso en su clavícula, antes de relajarme y quedarme dormida entre sus brazos, que acarician mi espalda y cadera por debajo de las sábanas.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

✵༄ Lando Norris – 

La observo mientras duerme, resposando sobre mí, sus suaves respiraciones chocando contra mi cuello. La luz entrando por la pequeña ventana del avión, perfilando sus rasgos, revelando la serenidad que ilumina su rostro en el sueño, no puedo evitar sonreír al contemplarla así. Cada curva y detalle de su rostro es un recordatorio de la fortuna que tengo al tenerla a mi lado. Mis ojos la recorren con admiración, y siento una calidez que inunda mi pecho.

Su tranquilidad mientras descansa sobre mí se convierte en mi refugio, un bálsamo para las preocupaciones cotidianas. En este instante, me prometo a mí mismo proteger esa paz y cuidarla con cada latido de mi corazón.

Luego de un par de horas, Cass se remueve suavemente, empezando a despertar, dejó un beso en su frente. — Buenos días, bella durmiente. — Bromeo y ella gime en protesta, acurrucándose contra de mí de nuevo.

Me rió ante su pequeño berrinche y acaricio su espalda. — Despierta, rayito. Tengo hambre y estás aplastándome.

Ella vuelve a quejarse pero se aleja de mí, arreglando su cabello, que cubría su rostro. Se tarda algunos segundos en sentarse en la cama y frotar sus ojos de forma suave, tratando de despertar.

No puede ser más tierna.

Sin poder evitarlo dejó un beso en su mejilla, haciendo que sonría suavemente. — ¿Cuánto rato me dormí? — Pregunta antes de soltar un bostezo.

— Como una hora y media. — Digo levantándome de la cama, y buscando su ropa para poder dársela. — ¿Qué quieres comer? — Le preguntó de forma despreocupada, hace unos días Vienna me había llamado, y me había dado una larga lista de indicaciones sobre como llevar las cosas con Cass.

Lo cuál reamente agradecía porque mi único instinto había sido buscar información en internet, y todo parecía tan malo que había logrado asustarme por la rubia. Enserio agradecía que incluso cuando no me lo había contado, siempre tuviera a su mejor amiga a su lado, apoyándola.

La chica se encogió de hombros. — ¿Cuáles son las opciones?

— Pasta, o carne, o ensalada con pollo. — Ennumeré.

Ella soltó un nuevo bostezo, que cubrió con su mano. — La ensalada.

Traté que mi sonrisa no tambaleara, mientras asentía con la cabeza. ¿Cómo dijo Vienna? Días buenos, días malos.

Bien. Podía trabajar con eso.

— Les diré, ¿Quieres comer aquí, o afuera? — La pelinegra también había sido clara en que no debería exponer a Cass a lugares con demasiada gente durante las comidas, ya que la ponía ansiosa que demasiada gente la viera comer.

Pero también me había dicho que Cass no debía notar que estaba preocupado, pensaría que era una carga y se cerraría.

Era más complicado de lo que pensaba.

Pero aprendería. Haría cualquier cosa por mi chica, y ayudarla a estar bien era lo más importante.

— Afuera, no quiero comer en la cama.

Asentí. — Vístete, rayito. En un momento vuelvo.

Salí de la habitación y me acerqué a pedir la comida para ambos, junto con una jarra de agua y otra de jugo, dejando las opciones abiertas para Cass.

— Gracias. — Agradecí a la aeromoza y volví a la habitación, encontrando a la rubia ya vestida, arrodillada en la cama, admirando las nubes que se veían a través de la ventana.

— Te ves tan bonita. — Dije lo que cruzó mi mente sin pensar, aunque mi sonrisa se amplió cuando sus mejillas de sonrojaron suavemente.

Acostúmbrate, rayito. No puedo esperar para pasar cada día diciéndote lo hermosa que te ves.

En cuanto la comida estuvo lista, ambos salimos de la habitación y nos sentamos en dos de los asientos, Cass amaba mirar por la ventana por lo que había notado, las simples nubes parecían relajarla y hacerla sonreír. Durante la comida hablamos sobre cosas tontas y yo me dediqué a mirarla cada que sonreía.

Comimos lento, conmigo tomando su mano cada pocos minutos, y ella sonriéndome mientras se llevaba los cubiertos con comida a la boca. Luego de un rato, y cuando lo había terminado casi todo, dejó sus cubiertos a un lado, y desvió su mirada, avergonzada.

Mi mano fue a su mentón, obligándola a mirarme. — Estoy orgulloso de ti. — Le dije con seriedad, y antes de que pudiera responder dejé un beso en su frente. — Ahora ven aquí.

La tomé de la cintura, y la dejé sobre mi regazo, pasando uno de mis brazos alrededor de su cuerpo, para poder terminar mi propio plato. Ella solo sonrió y apoyo su cabeza en mi hombro, sin dejar de mirar por la ventana y jugar con mis rizos.

— ¿Cuánto falta?

Me reí. — Cómo cuatro horas, rayito.

Ella echó su cabeza para atrás, quejándose, y yo no pude evitarme reírme de nuevo.

— Quiero saber ya a donde iremos.

Dejé un beso en su mejilla. — Juguemos a algo. — Propuse, pensando en jugar a las cartas o el ajedrez.

— ¿Y si gano me dirás a donde vamos?

Solté una carcajada por su desesperación, su intriga era real, pero ya tan solo quedaban un par de horas, así que negué con la cabeza. — Sé paciente rayito, lo descubrirás en un par de horas.

Ella bufó. — ¿A qué jugaremos?

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Un par de horas después, el piloto aviso que estábamos cerca del aterrizaje, Cass emocionada se alejó de mi regazo para abrochar su cinturón y mirar por la ventana, ensimismada.

A veces su emoción era como la de una niña pequeña, y todo lo que quería hacer era protegerla.

Casi media hora después estábamos aterrizando, y no había nada en el mundo, que me preparara para la sonrisa en su rostro y la emoción y brillo con las que sus ojos miraban por la ventana para luego mirarme a mí.

No tardó en desabrochar su cinturón y arrojarse a mis brazos, besándome con desespero.

No dudé en seguirle el beso, sonriendo cuando mordió mi labio y sus brazos se envolvieron alrededor de mi cuello.

— Te quiero tanto. — Murmuró a centímetros de mí cuando se alejó, con nuestras frentes juntas.

Mi sonrisa creció. ¿Qué había hecho para merecerla? No me importaba, haría lo que sea, con tal de verla sonreír así cada día. La llevaría por el mundo sin dudarlo.

— Te quiero muchísimo más. — Aseguré y volví a besarla.

Nuestros labios se encuentran en un instante, cargado de emociones. Es como si todo el universo se redujera a ese preciso momento, y el latido de nuestros corazones resonara en perfecta armonía. El beso es un torbellino de sensaciones, cierro los ojos, permitiendo que cada centímetro de mi ser se sumerja en su cercanía. El roce de sus labios despierta emociones que no puedo contener, una chispa que enciende el fuego dentro de mí.

En ese beso, encuentro la certeza de que estamos entrelazados en un lazo que va más allá de las palabras. Es un momento que se graba en mi memoria con la intensidad de un sentimiento profundo, y sé que cada beso futuro será un capítulo más de nuestra historia.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Alguien me diga dónde me consigo un Lando por favor ¿Alguna idea de a dónde se fueron de vacaciones?

Gracias por leer y todo el apoyo!! En un rato subiré las respuestas de la dinámica, pero aún están a tiempo de comentar alguna pregunta si gustan, pueden hacerlo en el capítulo del Q&A o aquí mismo :)

Espero que les haya gustado <33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro