Capítulo 78

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

✵ꕥ Cassandra Mueller –

En cuanto el avión aterrizó en Bristol, pude sentir como los nervios volvían a mí. No era posible que yo estuviera haciendo esto, tenía que respirar y concentrarme en no volverme loca. Por suerte, solo estábamos Lando y yo en su jet; no me hubiera gustado que miles de personas a mi alrededor me vieran perdiendo la calma.

Lando, que se había dormido casi a la mitad del viaje, se despertó y me miró con sus ojos entrecerrados, aún adormilado. Su mano buscó la mía y la presionó de forma recomfortante. — Respira rayito, ellos te amarán. — Su voz sonaba suave y la siguió un bostezo que me hizo sonreír.

Logrando que mis nervios disminuyeran un poco, bajamos del jet y nos acercamos al auto que nos esperaba, me sorprendí al ver que Lando no manejaría, y mis ojos se agrandaron al identificar al conductor.

Me quedé parada, incapaz de moverme, y mi mano presionó con fuerza el antebrazo de Lando, que me miró confundido.

— Dime que el del auto no es tu hermano, porfavor. — Rogué.

Lando sonrió. — Tranquila. Se ofreció a recogernos y le dije que estaba bien, es muy tranquilo, apenas habla Cass, te prometo que estarás bien.

Suspiré, tratando de normalizar mi respiración. ¿Qué tan difícil podía ser? Ya conocí a una de sus hermanas, y nos llevábamos bien. Claro que su familia sabía que "llevarnos bien" incluía faltar a clases y fumar en baños... Pero trataba de no pensar en eso, porque si no, perdería cualquier rastro de calma que me quedara.

Asentí suavemente, y Lando tomó mi mano, reanundando sus pasos. Entramos en el auto, ambos en la parte trasera, y Lando fue el primero en saludar a su hermano poniendo su mano en el hombro del chico.

Traté de que salieran palabras de mi garganta, pero mis nervios eran demasiados. El castaño se giró, para mirarnos a ambos; no me pasó desapercibido como su mirada me recorrió, y puede que fuera simple curiosidad, pero una parte de mí sentía que estaba buscando algún defecto en mí.

— Así que tú eres Cassandra. — Dijo, con una pequeña sonrisa.

Tragué saliva mientras asentía. — Cass. — Corregí de forma amable mientras trataba de sonreír. — Un gusto.

— Oliver. — Asintió a forma de saludo y se giró de nuevo, poniendo el auto en marcha. — ¿Qué tal va la temporada?

Lando me sonrió y colocó su mano en mi muslo, trazando pequeñas caricias. — Muy bien, el auto es rápido y capaz de competir; con Oscar hemos logrado buenos puntos para el equipo. — Su sonrisa creció. — Empezar la temporada con un par de podios nunca viene mal.

Oliver asentía, haciéndole saber que lo estaba escuchando, aunque no despegaba su vista de la carretera. — Y tú Cass, ¿A qué te dedicas?

Mierda. Bien, era obvio que me hablaría en algún punto, pero enserio había deseado que se concentrara en conversar con su hermano y me ignorara por el resto del viaje. — Soy estudiante. — Dije, felicitándome mentalmente cuando mi voz no tembló. — En la universidad de Oxford.

— ¿Qué estudias?

Preguntas fáciles, gracias a Dios. — Marketing y Periodismo.

— Oh, dos carreras, ¿No es algo cansado?

Asentí. — Lo es, a veces. — Esperaba que no perguntara porque había decidido hacerlo, porque para ser sincera no tenía la respuesta, aún me preguntaba a mi misma porque no había dejado Marketing cuando me alejé de mi padre.

— Bueno, estoy seguro de que puedes con eso. — Dijo, y entonces si me miró, sonriendo. — Lando ha hablado mucho de ti, y de lo responsable que eres.

Pude sentir como el castaño a mi lado se tensaba, y carraspeaba trataba de callar a su hermano, cosa que me hizo reír suavemente. — Me alegra saber que habla bien de mí.

Oliver bufó. — ¿Hablar bien? No hace otra cosa que hablar de ti, de como te extraña, o como te vió hace un par de días.

Lando estaba sonrojado. — Oliver. — Advirtió, causando que su hermano se riera.

Bien, podía trabajar con un hermano mayor molestoso. El viaje hasta la casa de los Norris pasó rápido, conforme pasaba el tiempo Oliver había empezado a conversar más, y había sido fácil que me callera bien. Lando estaba harto de su hermano para cuando llegamos, aunque yo pensaba que era de lo más tierno que lo molestaran por hablar de mí.

Mientras su hermano bajaba las maletas, tomé al castaño de la mano y le planté un beso algo apresurado. — Te amo.

Mientras Oliver abría la puerta de la casa, yo solo podía respirar, o intentar hacerlo, tratando de no salir corriendo. Una cosa era un hermano mayor, otra muy diferente eran sus padres.

En cuanto entramos, la madre de Lando se acercó, saliendo de la cocina y arrojándose a los brazos del castaño, que la recibió con una sonrisa.

— Cariño, ¿Cómo estás? ¿Qué tal el vuelo? — Preguntó mientras sus manos iban a las mejillas del piloto, y dejaba un beso en una de ellas.

Lando sonreía. — Estuvo bien, dormí la mayoría del vuelo. — Entonces, tomó mi mano, obligándome a salir de mi pequeño escondite detrás de él. — Ella es Cass, mi novia. — Le dijo a su madre, que de inmediato llevó su atención a mí. — Y ella es Cisca, mi madre. — Me dijo a mí, mirándonos a ambas.

Sonreí y tragué saliva. — Es un gusto conocerla, señora Norris. — Dije, tratando de no tartamudear y extendiendo mi mano.

Sin embargo, la mujer bufó y se acercó para abrazarme. — Llámame Cisca, bonita. — Se alejó y sonrió aún más. — Anda pasen, deben estar cansados por el viaje, almorzaremos recién en una hora más. Flo y Cisca salieron de compras, Savannah las acompañó y se llevaron a Mila y Athena.

Gracias a la pequeña explicación de Lando al inicio del vuelo, cuando estaba entrando en pánico, sabía que Savannah era la esposa de Oliver, y Mila y Athena sus sobrinas. Nunca había visto a Lando con las niñas, más que en algunas fotos en redes sociales, pero me daba algo de curiosidad como se comportaría con ellas.

— Tu padre salió a ver a los caballos, supongo que regresará pronto.

Lando asintió, y le ayudó a Oliver con el equipaje, dejándome sola con su madre.

— ¿Sabes montar a caballo, bonita? — Preguntó mientras caminaba de nuevo a la cocina, la seguí y asentí con mi cabeza.

— Sí, aprendí cuando era pequeña, aunque no lo hago hace muchos años.

Ella sonrió. — Quizás Lando pueda enseñarte, nos gusta salir a dar paseos todos juntos a veces, podrías unírtenos.

— Eso suena encantador. — Dije con un tono tranquilo, tratando de controlarme y no hablar demasiado, o demasiado fuerte.

Cuando ambos hermanos volvieron a entrar en la cocina con las maletas. Su madre miró al piloto. — Tú te quedarás en tu habitación, y Cass en la habitación de invitados.

Lando abrió la boca, sorprendido y apunto de refutar la decisión. — Mamá...

Pero antes de que pudiera decir nada más, ella se giró para mirarlo de forma seria. — No quiero quejas, no harás cosas indebidas bajo mi techo, Lando Norris.

Pude sentir como me sonrojaba, y aunque me sentía avergonzada, también me estaba divirtiendo, al ver el puchero de Lando y sus mejillas calentándose. — Eso no es justo, Oliver duerme con Savannah. — Protestó, como si de un niño pequeño se tratara.

Su hermano habló entonces, indignado. — ¡Yo estoy casado!

— Y tiene dos hijas. — Asintió de acuerdo su madre.

— ¿Y cómo crees que las consiguió? — No pude evitarlo y solté una carcajada al escuchar las protestas de Lando. Era como ver a dos hermanos adolescentes discutir, aunque ambos ya fueran adultos, pude imaginarme como era cuando eran más jóvenes.

Su madre lo miró, sorprendida. — No hay discusión, Cass duerme aquí abajo.

Solo entonces, me permití recordar que de hecho, no sería la primera vez que dormiría en esa habitación. No es que la madre de Lando necesitara saberlo, claro. Pero no pude evitar sonreír ante el recuerdo; se sentía como una eternidad desde que me quedé a dormir aquí, la primera noche que Lando y yo nos conocimos.

Lando suspiró, resignado. — Como digas, madre.

— Bien, ahora, ¿Por qué no van a dormir un rato?

— ¿No necesita ayuda en la cocina? — Le pregunté entonces. Era horrible en la cocina, esperaba que no me pidiera nada complicado pues quedaría en ridículo, pero aún así quería tratar de ayudar con algo.

Ella negó. — Tonterías, eres una invitada, así que ve a descansar un poco, bonita.

Sonreí ante el apodo, no sabía si era a propósito, pero la cantidad de veces que la madre de Lando me había llamado "bonita" desde que llegué era increíble. Me sentía bien, la casa, como la primera vez que estuve aquí, era cálida, llena de fotografías familiares. Se sentía como un hogar.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Como era de esperarse, me quedé dormida en cuanto toqué la cama, y no desperté hasta que sentí los suaves besos de mi novio en mi rostro. — Despierta rayito. La comida está lista y las chicas llegaron hace unos minutos.

Bufé, no deseando levantarme aún; aunque en cuanto recordé en dónde estaba, abrí mis ojos, sintiedo los nervios de nuevo. — ¿Y si tu padre me odia? ¿O Flo?

Lando rió y se sentó en la cama, mientras acariciaba mi mejilla. — Amor, mi madre te ama, literalmente. Papá también lo hará, y Flo tiene tantas ganas de conocerte que lleva molestándome por semanas.

— ¿Amor? — Pregunté con una sonrisa. No había sido capaz de prestarle atención a nada de lo que dijo luego de eso, me había tomado por sorpresa, era la primera vez que me llamaba así.

Lando me miró sorprendido y se sonrojó, desviando la mirada. — Eso... Salió de la nada. — Rió nervioso.

Me senté en la cama para poder acercarme y besarlo. — Me gusta, aunque creo que sigo preferiendo rayito. — Admití con una sonrisa, que él correspondió cuando unió nuestros labios por segunda vez.

— No me preocupa, tengo toda una vida para llamarte por todos los apodos que se me ocurran.

— Te amo, ricitos. — Dije, incapaz de responder nada más, porque no importaba cuanto tiempo pasara, la idea de un futuro junto a él siempre lograba calentar mi corazón.

El sonrió y me besó. — También te amo, Amor. — Lo dijo con una sonrisa divertida, y yo puse los ojos en blanco mientras me reía, y lo besaba de nuevo.

Salimos de la habitación pocos minutos después, y en cuanto vi a Cisca, no pude evitar acercarme a abrazarla con emoción, había extrañado a la rubia estos meses.

Cuando se alejó, me miró de forma seria. — Eres mala, te enrollas con mi hermano y te olvidas de mí.

Me reí y puse los ojos en blanco. — Sabes que eso no es cierto, siempre voy a quererte más a ti.

— ¡Oye! — Se quejó Lando detrás de mí, abrazándome por la espalda y deslizando sus manos alrededor de mi abdomen, al mismo tiempo que apoyaba su cabeza en mi hombro y dejaba un beso en mi mejilla. — No le mientas rayito, todos sabemos que me quieres más a mí.

Me reí, aunque cuando recordé que todos nos estaban viendo me puse algo nerviosa. La primera en acercarse fue Flo, que era muy parecida a Cisca, con la única diferencia de que su cabello era del mismo tono oscuro que el de Lando.

— Soy Flo, encantada. — Me saludó con una sonrisa.

— Cass. — Me presenté, aunque ambas ya sabíamos nuestros nombres, era algo raro. — Lando habla mucho de ti.

Flo se rió. — De seguro no tanto como habla de ti.

— Porfavor no de nuevo. — Se quejó mi novio detrás de mí, causando que me riera. — Se supone que son mi familia, ¿Podrían dejar de avergonzarme en frente de mi novia?

Todos rieron y su madre fue la que respondió. — Estoy segura de que a Cass no le molesta saber lo mucho que hablas de ella, ¿O sí bonita?

Sonreí divertida mientras negaba con la cabeza. — Para nada.

— Traidora. — Dijo Lando cruzado de brazos, fingiendo enojo.

Lo siguiente que vi, fue a una pequeña rubia de ojos azules corriendo por el pasillo, y acercándose para abrazar la pierna de Lando. — ¡Lala! — La pequeña grito haciendo que Lando riera mientras la levantaba del suelo, cargándola.

— Pero si es mi sobrina favorita. — Dejó un beso exagerado en su mejilla, causando que la pequeña rubia riera. Miraba al castaño con adoración, y yo no pude evitar sonreír ante la imagen de Lando con una pequeña rubia en sus brazos.

Mierda.

— Soy Savannah. — Una chica castaña de ojos verdes se me acercó, y yo sonreí.

— Cass, eres la madre de Mila, ¿Verdad?

La chica asintió. — Sí, y de Athena, aunque ella sigue durmiendo, quedó exhausta luego del día de compras. — Ambas reímos y yo asentí, incapaz de separar la mirada de Lando y Mila.

— Lo ama. — Dije segura, con una sonrisa suave.

Savannah rió y puso los ojos en blanco. — Esta loca por él, lo vemos poco por los viajes, pero no hay día en el que Mila no pregunte por su "Tío Lala" — Dijo divertida. — Y nos obliga a ver todas las carreras sin falta, apenas es una bebé y ya sabe perfectamente como identificar el auto de Lando.

Me reí con ternura, mientras veía a Lando jugando con Mila. La tenía en brazos pero fingía hacerla caer, y la rubia se reía a carcajadas.

— Niños, ya está todo listo, a comer. — El gritó de la madre de Lando me hizo sonreír, que los llamara niños aunque todos fueron adultos era lindo, todos sonrieron dirigiéndose al patio, donde comeríamos.

Lando no soltaba a Mila, y la pequeña no parecía querer alejarse del piloto. Me acerqué de forma cautelosa, y en cuanto Lando me vió, sonrió, llamando la atención de Mila.

— Oye Mila, ¿Recuerdas que te hablé de Cass?

La niña lo miró de forma atenta, tratando de entender. — Cass hacer feliz a Lala.

Creo que morí en ese mismo momento. Lando asintió. — Así es, Cass es quien hace feliz al tío Lala. ¿Quieres conocerla?

La rubia asintió, y mi novio me pidió que me acercara, cosa que hice con una sonrisa nerviosa. — Hola Mila. Soy Cass.

La pequeña se me quedó mirando, observándome con sus grandes ojos azules, se tomó varios segundos antes de sonreírme. — ¿Tú jugar con Lala y yo?

Sonreí mientras asentía con la cabeza. — Sí, me gustaría jugar contigo y Lando.

La rubia sonrió aún más, complacida con mi respuesta, pronto su madre se acercó para poder sentarse con ella y darle de comer, dejándome a mi y Lando a un par de metros de la mesa. — Así que... ¿Tío Lala? — Pregunté divertida.

— Que puedo decir, esa niña me ama. — Se encogió de hombros sarcástico, causando que me riera.

— Eres un egocéntrico, Norris.

— Lo siento, no podía cerrar la puerta del establo, se sigue atascando. — Un señor con barba y el cabello canoso se acercó a la mesa con una sonrisa.

Abrí los ojos con nervios, por un segundo había olvidado que también debía de conocer a su padre. Lando pareció notar mi miedo porque me sonrió tratando de tranquilizarme antes de acercarse a su padre y saludarlo con un abrazo.

Cuando se alejó, miró en mi dirección. — Papá, ella es Cass, mi novia.

Adam, según me había dicho Lando, me miró con una sonrisa y asintió con su cabeza a modo de saludo. — Es un gusto, Cass.

Le sonreí, tratando de no dejar ver mis nervios. — Lo mismo digo señor Norris.

Tal como dijo Lando, su padre no parecía ser el hombre más hablador, pues me dedicó una sonrisa y se dirigió a sentarse, yo también me acerqué, sentándome al lado del piloto y quedando al frente de Cisca. Empezamos a comer mientras escuchábamos a las hermanas contar su día de compras y a Mila intentando contarnos sobre el helado que le compraron.

Yo no participé demasiado en la conversación, sino que me dediqué a contemplar a Lando con su familia. Sonreía de una forma diferente, más brillante, más viva. Hablaba sobre todo y contaba sus propias cosas que le habían pasado, le preguntaron por el auto y la carrera y el les habló de forma alegre.

Lando no parecía ser tan feliz como cuando estaba rodeado de la gente que amaba. Y ver la felicidad en él solo hacía que yo me sintiera igual de feliz.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Después de un rato, al fin Cass conoció a la familia de Lando :) Mila es mi favorita, es tan tierna, la amo.

Gracias por leer!! Espero que les haya gustado <333

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro