05. Cómo te lo digo...

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Las chicas salieron del local acompañadas por sus amigos, pero la idea de ellas era irse por separado.

Los carismáticos amigos y compañeros de la morena continuaban alargando la cómica conversación que habían iniciado antes de que las chicas decidieran que era la hora de irse.

La pelirroja resoplaba de agotamiento con disimulo, mientras que su hermana no parecía agobiarse por la extensa conversación que los chicos continuaban, impidiéndolas marchar inconscientemente.

La conversación llegó a un punto muerto en el que Lara aprovechó para lanzar una sutil despedida. Sara pareció leerle la mente en ese momento cuando cerró el rato entre amigos con firmeza.

Tim y Puma solían ser unos chicos un tanto particulares, pero no por eso serían pésimos amigos, todo lo contrario. Se despidieron de la morena con un cálido abrazo de tres, con Lara prefirieron simplemente despedirse sonrientes.

En lo que las chicas se fueron en camino opuesto al de los chicos, Lara no se esmeró en hacerle una pregunta a la morena.

Lara: ¿De dónde sacas tanta paciencia con esos dos? —Preguntó notándose la resignación y agotamiento que ha tenido que aguantar para sí.—

Sara: —Su reacción fueron unas carcajadas que hicieron fruncir el ceño a la pelirroja. Esperaba tal pregunta viniendo de ella.— Eran los más amigables de la Uni.

Lara: Normal, tienen que caer bien para que no resulten insufribles. —Rodó la vista acompañado de un ligero resoplido.—

Sara: —Negó en desacuerdo con la pelirroja.— Son buenos chicos. Siempre están cuando los necesito, como también escuchan mis desahogos. —Esbozó una ligera sonrisilla, aliviada de tener unos amigos como lo eran Tim y Puma.—

En lo que caminaban por las calles que solían recorrer para llegar hasta su apartamento, la conversación entre ambas fue en descenso.

Lara no necesitaba comprobar que el mensaje que había recibido la morena por parte del líder la había dejado inquieta, algo que era evidente cuando su actitud tornaba a seria, con la mirada perdida.

Tardaron un rato hasta llegar frente a las puertas del edificio que resultaba ser el hogar de ambas. Pero la pelirroja no tenía previsto subir por esta noche.

Lara: —Antes de dar un paso más de cara a la entrada, frenó en seco de tal forma que alarmó a la morena mirándola con confusión.— Voy a pasar la noche en la guarida, con Raph.

Sara: ¿No quieres subir? —Preguntó señalando el edificio manteniendo su confusión por la decisión de ella.—

Lara: No me apetece escuchar de fondo vuestro "polvo del quince". —Resaltó lo último encogiéndose de hombros con una sonrisilla ligeramente incómoda, sin apenas contener una pequeña risita.—

Sara: No es típico de él llamarme así para nuestros encuentros... —Indicó en un tono preocupante. Estaba segura de que no se trataba de ninguna tontería.— Debe de ser algo gordo.

Lara: Créeme, cielo, contigo no pierde la oportunidad. —Reafirmó burlona con su humor particular, a lo que Sara se rió levemente.— Sea lo que sea, ve a por ello.

Sara: —Esbozó una cálida sonrisa como agradecimiento por su apoyo. En lo que la pelirroja se alejaba, cayó en la cuenta de una curiosa ironía.— Tú tampoco pierdes la oportunidad, ni siquiera en las alcantarillas.

Lara: ¿Qué puedo decir? Soy toda una oportunista. —Presumió con su descaro orgullo, sin dejar atrás su sarcasmo particular. Era su manera de reconocer las cosas.—

Sara se rió rodando la vista ante la descarada respuesta de la pelirroja, risas que necesitaba para sobrellevar de mejor manera lo que fuese que tenía que tratar con el intrépido líder.

Leonardo estaba a la espera de su novia en el balcón junto al dormitorio. Supo de su llegada a la casa cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse tras la entrada de ella.

El líder se mantuvo silencioso hasta tener contacto visual y cercano con la chica. Por muchas vueltas que le diese al asunto en su mente, no tenía ni la menor idea de las palabras más acertadas para compartirle la decisión que Splinter ha tomado para él.

La morena subió por las escaleras sospechando de que el líder pudiera estar esperándola en el piso de arriba, y de paso dejar su bolso sobre el butacón pegada a la pared junto al armario.

Esbozó una sonrisa cuando vio a su novio esperándola, lo que la extrañó era que estuviera a fuera, en el balcón.

Se acercó hacia él recibiendo la misma sonrisa por el contacto visual entre los dos.

Sara: Creía que era arriesgado para ti salir al balcón. —Dijo revisando las ventanas y balcones con perspectiva hacia ellos.—

Leo: Estabas empezando a tardar y me había preocupado. —Se la quedó mirando de arriba abajo llamándole la atención la falda negra por encima de las rodillas y la camiseta de manga corta rojo carmín que portaba su amada.— ¿De dónde vienes?

Sara: Estaba con Lara y unos amigos en el starbucks. —Apoyó el antebrazo derecho sobre el izquierdo en la barandilla observando las vistas del balcón. Ante su silencio, ella lo miró nuevamente.— ¿Me vas a decir qué pasa, o prefieres seguir hablando de con quién he estado?

Leo: No, es solo que me ha llamado la atención verte así vestida. —Respondió indicando con la mirada esa llamativa ropa que lucía su novia.—

Sara: —Le dedicó una sonrisilla incrédula ante su respuesta.— Saben que tengo pareja. —Dirigió sus manos hasta agarrar las del líder.— Vamos adentro.

La tortuga asintió conforme con la petición de su novia, demasiado se estaba exponiendo durante ese rato de espera en el balcón.

Una vez dentro, la morena se sentó sobre el extremo de la cama para descalzarse mientras observaba a su novio.

Sara: ¿Cómo es qué Splinter te ha permitido venir aquí? —Preguntó mientras alzaba su pierna derecha para desabrochar el cierre del zapato.—

Leo: Digamos que... Me ha dado la noche libre. —Respondió entre cortado, pensando antes de esmutar toda palabra. Pero tampoco quería alarmar a su novia antes de tiempo.— Más bien me ha dado la noche para nosotros.

Sara: —Miró al líder con sorpresa dejando el otro zapato a medio sacar. La tortuga la miraba esperando su respuesta.— ¿Por alguna razón en especial...?

Leo: —Meditó en silencio unos segundos. Consideraba anticlimático tener que soltar la noticia de repente. Decidió esperar a más tarde.— Se lo consulté y... Bueno, aceptó.

Sara: Oh, qué considerado. —Una vez que se sacó los zapatos los llevó hasta el zapatero junto al armario. Fue entonces cuando empezó a desabrocharse la falda para sacársela.— Últimamente no hay quien lo entienda. Os prohíbe salir, os deja cuando le plazca...

Leo: Tiene sus motivos. —Dijo tajantemente. Era consciente de que empezaba a restarle importancia a lo que realmente quería hablar con su novia, más cuando esta se estaba deshaciendo de su ropa delante de él.—

Sara: Claro... —Resopló con resignación rodando la vista. Hace tiempo que había perdido la vergüenza de estar con poca ropa frente a él, por lo que no era incómodo para ninguno una vez se deshizo de su ropa quedando en ropa interior.— Deberías hablar con él, a ti te escucha más que a nadie.

Leo: Lo he intentado, Sara, créeme. No es fácil. —Siguió a la morena con la vista en lo que ella llevaba la ropa al cesto para lavarla.— Aunque eso no es la prioridad...

Sara: —Dirigió la vista hacia él invadida por la confusión. No comprendía qué quería decir.— ¿Qué es la prioridad entonces?

Leo: —La prioridad para él era pasar el mayor tiempo posible con su novia antes de marcharse. Le dedicó una sonrisa y se acercó hasta ella.— Aprovechar el tiempo que tenemos.

Sara: —Ante esa respuesta, ella se quedó mirándolo fijamente a los ojos. Una ligera sensación de incertidumbre permanecía sobre ella, pero para eso ya se encargaba el líder. De distraerla con esas caricias en sus mejillas, sobre todo con esa mirada dirigida a ella.— Aprovechar el tiempo, o... ¿la noche?

Leo: —Esbozó una sonrisa ladeada cuando una de las manos de ella viajó hasta sus pectorales para acariciarlos.— Dos opciones mejor que una. ¿No crees?

Sara: —Rió levemente ante aquella respuesta tentadora y atractiva por parte del líder, ni qué decir de que tenía razón. El líder la abrazó por sus caderas atrayéndola hacia su cuerpo, mientras que ella dejó sus manos sobre sus pectorales sin perderse ambos de vista.— Lo creo.

🔺️ ADVERTENCIA: LEMON 🔻

Si quieres omitir el contenido sexual que viene a continuación, salta hasta la parte con triángulos rojos.

《A menos que no quieras perderte la diversión...》

Ambos dedicaron unos segundos para conectar sus miradas mutuamente. Se sonreían de la manera más atractiva cautivados por la casi inexistente distancia que había entre los dos.

El líder viajó una de sus manos hasta el rostro de ella para brindarle una suave caricia en una de sus mejillas, mientras que ella continuaba acariciando sus pectorales.

La tortuga quiso romper esa mínima distancia entre los dos. Sujetó el mentón de ella cuidadosamente, para así atraerla hasta toparse con sus labios. Ella no dudó en corresponder, de hecho, estaba igual de impaciente por sentir sus labios.

El beso había comenzado de forma lenta, incluso tierna. Las suaves caricias que se compartían mutuamente acompañaban al beso que de segundo a segundo iba a más. Poco a poco se estaba tornando a un beso apasionado.

La cama estaba a unos escasos centímetros de ellos, a espaldas del líder. Sara ya se había adelantado en quitarse parte de su ropa quedándose semidesnuda, pero Leonardo todavía estaba por deshacerse de su equipo.

En lo que la morena acariciaba sus pectorales, dirigió las manos a la correa de cuero que le permitía a la tortugas portar sus katanas detrás, en el caparazón. De mientras, él optó por ascender una de sus manos por su espalda.

El beso cambió a ser de lengua, el líder se adelantó en invadir la cavidad bucal de su novia para toparse con su lengua, cosa que ella correspondió.

Tan pronto como Sara se deshizo de las correas y demás partes del equipo del líder, él la atrapó de las caderas para empujarla hacia él, sentándose sobre la cama y a la vez sentándola a ella sobre sus piernas.

No rompían el beso por nada, tanto el uno como el otro estaban disfrutando de ese hambriento beso, hasta tal punto de volverlo húmedo por culpa del jugueteo entre sus lenguas, siendo así cada vez más excitante.

Sara estaba sujeta de sus hombros, ocasión que aprovechó para viajar sus manos por sus musculados brazos. En cambio, el líder se decantaba por continuar viajando sobre su espalda, recorriendo la columna vertebral con la yema de sus dedos.

La tortuga empezaba a notar los ligeros pero excitantes jadeos que le estaba empezando a provocar, pero no se conformaría con eso. Deshizo el beso separándose unos milímetros de sus labios.

La miró por un segundo a los ojos, y descendió a su cuello. Conservaba los labios húmedos por el beso de lengua, lo que ayudaría a brindarle una sensación más excitante con besos húmedos sobre la sensible piel de su cuello. Y así fue.

No sólo los jadeos de Sara eran más notorios, eran acompañados por unos gimoteos muy leves, pero lo suficientemente sonoros para el líder, al menos, por ahora. Ella se mordía el labio inferior de vez en cuando, todavía acariciando los músculos del líder.

El intrépido líder se dejaba llevar cada vez más por la excitación, por lo que ya era hora de ir a más. Su mano continuaba recorriendo la espalda de ella, hasta que se topó con el cierre del sujetador negro que ella portaba... por poco tiempo.

Con ayuda de su otra mano, le estaba por desabrochar el cierre del sujetador. Ella se dejaba llevar notando esa sensación de cosquille que le provocaba el líder empeñado en deshacerse de dicha prenda.

Leonardo sabía bastante bien que su novia era muy sensible en la zona de sus pechos, lo que para ella significaba el aumento de la excitación. Las manos del líder viajaron suavemente ascendiendo por su cuerpo una vez le sacó el sujetador, hasta que se topó con sus pechos.

La morena continuaba explorando y acariciando los músculos y hombros del líder. Una vez que ascendió sus manos hasta los hombros de él, se aferró ligeramente a ellos cuando sintió las manos del líder acariciar y masajear sus pechos en sentido circular.

Una agradable corriente eléctrica recorrió por toda su espalda cuando la tortuga se centró en brindarle esa sensación excitante que eso le provocaba, combinado con los besos húmedos en el cuello.

Ella inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás, los jadeos que escapaban de entre sus labios se habían elevado considerablemente, al igual que los gemidos, estos ya tornaban a ser sonoros.

Sara: Leo... Ah... —Gimió el nombre del líder entre jadeos. Se mordió el labio inferior, dejándose llevar por esa deliciosa sensación.— M-mf...

En cuestión de tiempo, se comenzaba a presentar un bulto sobre el plastrón del líder, concretamente, en la zona de su entrepierna. Los jadeos de Sara estaban siendo ahora acompañados por los de la tortuga en cuanto sintió esa placentera sensación de roce entre ambos en cierta zona.

Leonardo optó con acostarse sobre la cama llevándose a su amada consigo, con la idea de dejarla bajo su cuerpo quedando él encima. Atrapó los labios de ella siendo correspondido, mientras que no se decidía a dejar de jugar con sus pechos un poco más.

Ella abrazó su cintura con sus piernas, el líder aprovechó el gesto para recortar su plastrón ligeramente sobre su cuerpo. Ambos sintieron una oleada de deliciosos cosquilleos invadirles cuando sus cuerpos estaban pegados al del otro demás de notar como el miembro del líder había salido.

Ninguno de los dos parecía tener intención de preocuparse por tomar precaución, consideraban que eran responsables, aunque, alguna vez puntual optaran por arriesgarse de sólo pensar en la placentera sensación de piel con piel.

El líder se aseguró de ponerse en una cómoda posición mientras regresó a besar los labios de su novia. Cuando finalmente entró en ella, ambos gimieron de placer al mismo tiempo.

Las manos de la tortuga estaban apoyadas sobre la cama a ambos lados sobre la cabeza de la morena. Leonardo no quiso demorarse más, necesitaba sentir ese placer hundido en la excitación, al mismo tiempo que lo compartía mutuamente con su novia.

El líder movió sus caderas con un ritmo decente para empezar, los suficientes como para hacer que su amada gimiera cada vez más. Ella dirigió nuevamente sus manos a los hombros y músculos del líder, aprovechando sujetarse en él entre caricias y pequeños masajes.

Fue Sara quien atrapó los labios del líder esta vez, siendo más apasionado y hambriento a comparación de antes. Cautivada por la excitación, mordía suavemente además de lamer los labios del líder, aunque eso no la impedía gemir.

Los gemidos se tornaron más sonoros cuando Leonardo aceleró esos movimientos de caderas, a su vez comenzando a enloquecer los dos debido al delicioso placer que se compartían.

Leonardo esbozó una excitante sonrisa ladeada cuando observó la expresión de placer entre gemidos de su novia, ni que decir de que verla gemir así bajo su cuerpo era la definición de excitación para él.

En cuanto a Sara, debía admitir que le gustaba estar debajo de él, le excitaba que el líder fuese el dominante. Aunque ella también disfrutaba igual de bien siendo ella la dominante.

La tortuga descendió hasta su cuello con la intención de depositarle más besos húmedos, y alguna que otra mordida dejándose llevar por sus instintos. Ocasión que aprovechó para expresar sus sentimientos por ella.

Leo: Sara... Te... Te quiero... Ah... —Susurró cerca de su oído entre jadeos y gemidos de placer, casi conteniéndose por mantener el tono.—

Sara: Leo... ¡A-ah! Yo a ti más... Mi... intrépido líder... Oh... —Gimió de placer tras responder casi aferrándose al líder.— M-más Leo... Aah..

Aquella excitante petición bastó para que el líder se dejara llevar por completo por la lujuria, incrementando la velocidad y a su vez la profundidad de las embestidas.

Sara mantenía la boca abierta dejando salir esos gemidos que se tornaron en gritos de placer. Arqueó ligeramente la espalda cuando una mayor oleada de placer la invadió. Se mantenía aferrada al caparazón de su novio, gimiendo una y otra vez.

Por su parte, Leonardo comenzaba a sentir la estremecedora a la par que placentera sensación del orgasmo aproximarse. Aquello lo impulsó a dar todo de sí con la intención de garantizar un orgasmo de lo más placentero para los dos.

Leonardo arrugaba las sábanas por la semejante fuerza con la que se aferraba a ellas manteniendo la cabeza ligeramente inclinada y el ceño fruncido dejando escapar gemidos y gruñidos de placer. Mientras que Sara rasguñaba su caparazón hundida en el delicioso éxtasis.

Sara: Leo... ¡L-Leo! ¡Ah! —Gimió en alto tratando de advertir a su amado.— M-me... A-ah... ¡Aah!

Leo: Lo sé. Yo también. Ah... —Respondió entre gemidos, ligeramente sonriente por lo que sabía a lo que ella se refería.— Grita mi nombre...

Pidió el líder con excitación, asegurándose con sus embestidas de que Sara acatara su petición. Funcionó, y al mismo tiempo notó el cuerpo de ella temblar en señal de que estaba tan cerca del orgasmo como él.

Sara era consciente de que se dejaba llevar demasiado, pero cuando se trataba del intrépido líder, era imposible para ella no caer en la tentación que mutuamente se brindaban. La realidad es que esta vez se sintió diferente, en eso estaba segura.

Emitió un gemido entre gritos de lo más placentero cuando ella llegó al orgasmo, respirando acelerada como nunca antes.

Leonardo llegó también, terminó con dos últimos movimientos de cadera entre gemidos de satisfacción además de gruñidos del placer. Suspiró pesadamente tratando calmar su agitada respiración.

Con lentitud se dejó caer sobre el lado izquierdo de su novia. La abrazó por la cintura regresando a apegarla hacia su cuerpo mientras que ella luchaba por tranquilizar su respiración.

🔺️🔻

Sara salió del baño portando un albornoz celeste después de darse una ducha. Anunció su salida con un suspiro de relax, una ducha caliente después del sexo era una combinación de lo más satisfactoria para ella.

Se extrañó cuando se encontró al líder en el balcón, no era muy habitual en él salir al balcón cuando para él significaba arriesgarse a que alguien lo viera.

El líder dirigió la vista hacia su novia cuando la vio salir para reunirse con él.

Sara: Se me hace raro verte aquí fuera. —Indicó con incredulidad apoyándose sobre la barandilla.—

Leo: Ya no puedo contemplar el exterior como antes, y no podré hacerlo por una temporada... —Titubeó entre murmullos, refiriéndose entre sí al viaje que le esperaba. Observó detenidamente el cielo y la luna.— Es raro ver el cielo desde aquí abajo.

Sara: Ya... —Cierta frase del líder captó su atención. Estaba segura de que tenía algo que decir, y esas palabras se lo afirmaron.— ¿Cuándo vas a decirme lo qué pasa?

Leo: —Dirigió la vista hacia ella alarmado por su cuestión. Era evidente de que ella se olía que algo iba mal. Optó por mantenerse en silencio.—

Sara: Te conozco cuando insinuas las cosas. Sé que Splinter no te ha dejado venir porque sí, me extraña que fuese tan simple. —Indicó ella mostrándose firme esta vez. El líder seguía sin dar respuesta.— Dime qué pasa, por favor...

Leo: No quería tener que decirlo para arruinar la noche... —Suspiró con resignación.— Cómo te lo digo...

Sara: —Se cruzó de brazos prestándole toda su atención.— Sólo dilo.

Leo: —Bajó la vista por un momento tratando de buscar las palabras más acertadas. La miró detenidamente.— Splinter me ha elegido para realizar un viaje de peregrinación... por un año.

Sara: —Abrió los ojos como platos cuando le impactó saber lo que se trataba, sobre todo por lo último. En cuestión de segundos, unos nervios angustiosos se hicieron acto de presencia en ella. Suspiró pesadamente y se adentró sin decirle nada.—

Leo: Sara... —Llamó tratando de hacerla regresar sin éxito. Entró al dormitorio en donde estaba ella caminando de un lado a otro, aparentemente disgustada.— Vamos a hablar.

Sara: ¿Por qué no me lo has dicho antes? —Preguntó decepcionada ignorando su petición.— ¿Cuándo te irás?

Leo: No me sentía preparado para decírtelo aún. Me quedaré máximo una semana... —Respiró con frustración, dándose cuenta de su error.— Lo siento. Créeme, hubiera preferido que no lo supieras.

Sara: ¿Y te parece mejor desaparecer sin más? —Cuestionó con decepción. Se llevó la mano a la frente mientras suspiraba reiteradas veces, intentando entrar en calma.— Mira... No me malinterpretes, me alegro por ti, en serio. Pero... ¿Un año...?

Leo: Sé que es mucho tiempo... —Consciente de la frustración de su novia, se acercó hasta ella con la intención de reconfortarla, acariciando gentil su mejilla.— Créeme que me va a ser tan duro como a ti.

Sara: —Luchaba por aguantar su mirada agachada cuando el líder la acarició. Pero sintió el impulso de mirarle a los ojos, con los suyos mostrándose cristalinos.—

Leo: —Sintió un nudo en el corazón cuando se encontró con sus ojos llorosos. Ella luchaba por no caer víctima del llanto, aunque eso no impedía unas lágrimas. Envolvió a su amada entre sus brazos, apegando su mentón a la cabeza de ella cuando se ocultó sobre su pecho.— Tranquila...

Sara: —Su respiración estaba agitada por el disgusto además de el amenazante llanto. Pudo contenerse lo suficiente como para evadirlo, pero eso no impidió un par de lágrimas.— No te vayas...

Leo: Estoy aquí. —Dijo en un tono sereno buscando tranquilizar a su amada.—

El líder era consciente de que a Sara le reconfortaba ese cálido abrazo más que cualquier otra cosa. No dudó en permanecer abrazado a ella el tiempo que lo necesitase.

Le brindaba algún que otro beso en la cabeza y en la sien. Sintiendo como ella lo abrazaba cada vez más fuerte.

Sintió cierto dolor por verla de esa manera a consecuencia de su inminente ida.

Pero si había algo que podía hacer antes de marchar, era compensar su ausencia con permanecer a su lado...

durante la semana que tenía hasta partir.

Ya lo sé, el capítulo se me ha hecho demasiado largo, gracias al lemon vaya.

Bueno, el primer lemon...

Soy consciente de que me ha salido un poco flojo, pero no se me da bien ser explícita. Lo siento por eso... 😅

A pesar de eso, espero que se os haya sido disfrutable. 😜

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