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'PERSISTENTE' ESA ERA LA PALABRA EN LA QUE ARTEMIS PODRÍA definir al chico que la miraba fijamente frente a ella. Sus ojos eran persistente en mirarla.

—¿Perdón te conozco? — ella soltó en un tono ácido, enojándose aún más cuando él sonrió.

—Encantado de conocerte, Edward Cullen. —el dice. —Ahora sabes quién soy.

Sólo podría ser una broma, recordará la lista que hizo anoche y se dará cuenta de que la paz que había creado sería difícil de lograr.

—Está bien Cullen, si te quitas de mi camino te lo agradecería. — casi escupió las palabras.

—Es tu primer día, ¿verdad? ¿Por qué no te sientas conmigo y mi familia? — dijo, suavemente casi haciéndola sentir culpable por la forma en que lo trató.

Pero pronto se recompuso.

—Gracias, pero ya tengo planes para el descanso.

Y no era mentira, su plan era pasar el descanso comiendo una rica manzana en su cómodo coche mientras escuchaba cualquier tontería que pusieran en la radio.

—Estar sola en un coche me parece peligroso.

¿Qué? No penso que lo dijo en voz alta. parecía asustada, realmente podría jurar que solo lo guardaba en sus pensamientos.

—De cualquier manera me tengo que ir. Adiós.

Casi soltó un insulto como llamarlo cacatúa al final de su frase, dándole la espalda al chico sin esperar respuesta. Pero podría haber jurado que vio una sonrisa en su rostro.

Todo esto fue muy extraño, pronto sintió una punzada en el pecho. Deteniéndose apresuradamente en las puertas que conducían a la cafetería. Inmediatamente olió un olor dulce detrás de ella.

—¿Estás bien? — preguntó una voz femenina, la portadora de la voz era completamente delicada y afeminada. Su cabello corto y piel pálida resaltaban en su rostro, sus ojos eran similares a los del chico con el que acababa de tener

—Lo estoy. — dijo respirando profundamente.

Estás punzadas en su pecho eran normales, sabía que su corazón no estaba tan fuerte como antes. Pero eso ya lo le preocupaba.

—¡Soy Alice! Alice Cullen. — ella dijo.

Por supuesto que sí, otro Cullen.

—Umm... — interrumpida una vez más.

Esta vez una mujer rubia se había sumado a la conversación, sus ojos como los de la chica a su lado también resaltaban. Pero no fue sólo eso lo que llamó su atención, su belleza era surrealista. Artemisa podría decir fácilmente que había muerto y que un ángel habría venido a su encuentro.

—Eres Artemis Baumann, ¿verdad? — dijo.

—La misma. — sonríe torpemente.

—No te ves bien Baumann, estás pálida.

¿Quiénes eran ellos para hablarme de su palidez? Su piel parecía de papel, era tan blanca. Obviamente en ellos se veía guapo y llamativo, mientras que en mi gritaba enfermedad; no es que estuviera mal.

—Lo estoy, en serio, deberías irte, te perderás el almuerzo.— dijo sonriendo para demostrar que realmente se encontraba bien.

—No nos importa el almuerzo. — dice la más baja.

—Tiene razón Alice, nos vamos a perder el almuerzo. Si ella dice que está bien, entonces es verdad. — respondió bruscamente la rubia, despidiéndose con la mano y luego arrastrando a la chica de pelo corto con ella.

No llevaba ni 42 horas en la ciudad, pero de una cosa estaba segura; Debería mantenerse alejada de los famosos Cullen.

[°°°]

E

staba en la mesa del fondo de la cafetería, jugando con las patatas en su plato. No estaba prestando atención al caos en el que se volvería el ambiente cuando todos los estudiantes fueran enviados a a descansar.

—Ey. - llamó alguien, conocía esa voz, tratando rápidamente de darse la vuelta.

—Hola Bella. — sonrío mostrándole el asiento vacío frente a ella. —Por favor siéntate.

Y así lo hizo, con su manera torpe y su bandeja en la mano, se sentó frente a Artemis, con una sonrisa tímida en su rostro.

—¿Cómo va tu día? — preguntó la joven. —Espero que sea mejor que el mío, el primer día le pegué a Mike en la cara. — dijo la chica haciéndola reír con sinceridad, eso era muy propio de Bella.

—Así que mejoro tu lamentable día con una charla amistosa con Edward Cullen. — Le hizo entre comillas con el dedo. — Haciendo equipo con Alice Cullen y esa rubia. — miró subrepticiamente a la mesa en la que se encontraban, la cual no fue difícil de detectar ya que toda la familia las estaba mirando fijamente.

—¿Qué? — Bella pareció sorprendida. — ¿Has atraído la atención de los Cullen? — preguntó, sonando casi imposible.

La chica giró su silla suavemente, hacia una mesa central donde estaba acompañada por tres jóvenes y dos chicas que no dudaron en esconder sus miradas de ellas.

—Vale, la rubia es Jessica. —  susurra Bella al ver qué Artemis miraba al grupo. —Aléjate de ella si no te gustan los chismes. — dijo haciéndola observar a la joven con atención, y así Isabella presentó a todos los involucrados en la mesa, haciéndola reír con las características que Bella los presentó.

—Sí, claro, pero ¿qué pasa con ellos? _ se refería especialmente a los Cullen, mirando nuevamente a la mesa que no había apartado la mirada.

—¿Estás tan interesada? — inquirió.

—Sólo curiosa. No han dejado de mirarme. — respondió.

— Bien. — ella suspiró. —Ya conoces a Edward y Alice, la rubia que mencionaste es Rosalie, ella sale con Emmett, el tipo grande de la derecha.

Artemis pensó que realmente eran pareja, desde lejos se podía ver lo en sintonía que estaban ambos.

—Déjame adivinar. ¿Alice sale con el rubio de la izquierda? — pregunto con una pequeña sonrisa.

—Lo es. — contesto la castaña. — Él es Jasper, está muy metido en sí mismo si puedo decirlo.

—Y aparentemente ella es todo lo contrario. — dijo sorprendiéndose con una suave sonrisa que ella envío en su dirección.

Era extraña la sensación de que todos pudieran escuchar lo que decían.

—¿Y quién es el chico de moño raro? — Artemisa finalmente preguntó. Bella entonces dejó escapar una risa baja.

—Puedo decirte que Edward y yo estamos teniendo algo.

Artemisa se quedó asombrada, nunca había imaginado a su amiga de infancia con un chico como él. Pero ella simplemente se giró hacia la chica frente a ella y dejó escapar una sonrisa amistosa.

—Me lo imaginaba, parecen estar sincronizados al igual que Rosalie y Emmett.

Podría jurar que vio a Rosalie hacer una mueca mientras revisaba la mesa por última vez. Artemis esperaba no ver la mentira escupida en sus labios, la morena no vio ninguna conexión entre Edward y Bella. Pero nunca se atrevería a decir eso en voz alta, su amiga parecía feliz y eso era suficiente para ella.

Bella simplemente sonrió de acuerdo, y así fue su descanso, charlando sobre la gente de Forks; y cuando terminó, agradeció a los Dioses que no tenía más clases con ningún Cullen, pero aun así fue bendecido con la compañía de su nueva y habladora compañera de clase Jessica.


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