Los tres había llegado a la residencia. Durante el camino, Jungkook se detuvo para comprar los bombones que ahora llevaba en las manos para Song-I. Los ojos de Jimin brillaron por el gesto que estaba teniendo con su abuela y se acercó a darle un pequeño beso en su mejilla.

Choi Suni los observaba con una sonrisa, mientras caminaban hacia la habitación de la abuela Park.

Cuando ingresaron, afortunadamente, Song-I estaba lúcida. Soltó una risa cuando vio a Jungkook con los bombones, los recibió gustosa.

Suni se presentó y la saludó, al parecer habían conectado muy bien; ya que la abuela de Jimin le empezó a contar sobre su nieto, quien se unió a la conversación.

Jungkook aprovechó para sentarse y observar a su esposo y Song-I. Jimin la trataba con dulzura, acariciando su mano y arreglando su cabello mientras platicaban y reían. Le puso una servilleta para que no ensuciara mientras comía, recibiendo un pellizco en la nariz por parte de la abuela Park.

—Es mi venganza —respondió Jimin entrecerrando los ojos. Recordaba cuando era asistente de Jungkook y este le daba órdenes sin parar.

—¡Tu esposo al mando de la relación! —exclamo Suni, soltando una carcajada.

Jimin y Jungkook se quedaron congelados cuando la escucharon. Song-I no sabía nada sobre la boda. Sus miradas se encontraron con la de la anciana sin saber qué decir.