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No pasaron tantos minutos para que Jungkook terminará de dejar el comedor en orden y subir a su habitación. Entró sin hacer mucho ruido. Jimin ya estaba acostado, acurrucado al borde del colchón.acostada, acurrucada, pegada al borde del colchón.

Fue a su closet para cambiarse por algo más cómodo y luego se acercó a la cama. Echándose junto al pequeño y cálido cuerpo de su esposo. Titubió antes de extender su brazo para pegarlo más a su torso.

—No te enojes conmigo —susurró. Sabía que Jimin aún no estaba dormido.

—No lo estoy, estoy triste —suspiró.

—No puedo cambiar mi forma de ser.

Jimin se dió media vuelta en la oscuridad, latiendole el corazón a mil por tenerlo tan cerca.

—Creo que en ciertos aspectos... Ya has cambiado.

—Es posible —admitió Jungkook—. Aún así, lo que siento por ciertas cosas no han cambiado.

—Todo es blanco y negro contigo.

—Tiene que serlo. Así es como me enfrento a la vida.

—Te pierdes muchas cosas.

Jungkook le acarició una mejilla con un dedo, recorriendo la suave piel de Jimin en la oscuridad. Sintió la humedad y supo que había llorado.

—Jimin...

—¿Qué? —susurró.

—Sé que esto se ha complicado, que ha crecido. Sé que eres mejor persona que yo y eso te preocupa. No esperaba que los Choi formaran parte de nuestra vida fuera del trabajo. No había planeado conocer a Song-I y encariñarme con ella... Y tampoco espera sentir mucho por ti. No puedo cambiar mi forma de ver las cosas, pero hay algo en lo que te equivocas.

—¿En qué?

Jungkook apoyó su mano en la cara de su esposo y lo acercó más a la de él.

—No me caes mal. Todo lo contrario. Creo que eres muy valiente por acceder a hacer esto conmigo y los motivos que te impulsaron a hacerlo me sorprenden. Eres desinteresado y amable, y el hecho de que te hayas convertido en alguien importante para mí demuestra lo especial que eres.

Lágrimas resbalaron por las mejillas de Jimin. A veces odiaba no saber controlar sus emociones.

—Hey, no. No llores.

—Ya paro, tranquilo —sorbió la nariz—. No me esperaba esas palabras. Eso es todo.

—Intento disculparme.

Jimin lo miró a los ojos en la oscuridad. Levantó su rostro hasta rozar los labios de Jungkook.

—Disculpas aceptadas... —susurró.

Ambos se quedaron en silencio. Ya no hacían falta más palabras. Jungkook pasó su lengua por sus labios, humedeciéndolos.

Pasó su mano por el cabello de Jimin y lo abrazó con fuerza. Lo besó.

Pegó su boca con la de su esposo, ansioso por saborearlo de nuevo. Jimin respondió con un largo suspiro, y su cálido aliento chocó con el rostro de Jungkook.

Pasaron un buen rato besándose, mientras sus lenguas se atormentaban. El deseo creció en ambos, lento y poderoso, y sus cuerpos palpitaban con necesidad.

Jungkook se apartó con un gemido para mirarlo. Jimin tenía los labios hinchados y respiraba con dificultad. Le acarició el labio con un dedo.

—Jimin... —susurró con voz ronca mientras le acariciaba la pierna con la mano.

Su esposo levantó su rostro nuevamente, ya no le importaba el ruido de la lluvia. No le importaba que Suni estuviera en la misma casa. Lo deseaba. Deseaba estar con Jungkook.

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