Jungkook estaba en la oficina de su casa. Repasando minuciosamente la documentación que Choi le había entregado. La oferta era buena, al igual que los beneficios. Lo único que lo hacía retenerte era el período de prueba, eran cinco meses. Tres era lo normal, sentía que había algo detrás de la cláusula. Dong Wook tenía dudas en contratarlo.

Dejó la carpeta a un lado y se levantó, caminando hacia la ventana. Le gustaba su alrededor, naturaleza, tranquilidad, era una estancia privada y con gente de clase. Le gustaba tener todo a su disposición, había trabajado mucho para llegar hasta donde está.

Unos golpecitos en la puerta interrumpieron el hilo de sus pensamientos. Era Jimin ingresando con una taza de café en las manos.

—Creí que te apetecía —dijo amable.

Jungkook aceptó gustoso y bebió un sorbo. Debía admitir que los mejores cafés los preparaba Jimin.

—Gracias.

—¿Estabas repasando la oferta que te ofreció Choi?

Jungkook asintió y tomó asiento, le hizo una pequeña seña para que él también hiciera lo mismo.

—Mmm sí.

—Pues parece que no estás contento.

—No es eso. El salario es generoso, muchas gratificaciones, beneficios habituales…

—Pero…

—El período de prueba es el problema.

—¿Por qué?

—Es más largo de lo que creía, cinco meses.

Jimin suspiró.

—Jungkook, estás convencido de que Dong Wook te vigila —aunque era de esperarlo con la reputación que se carga Jeon—. Pero… ¿En serio crees que te contrataría si creyera que estás tramando algo? Él no parece esa clase de persona.

—Y lo sé, pero mi instinto me dice que tenemos que avanzar. —hizo una pequeña pausa, suspirando—. Jimin, dime tus condiciones. Ahora mismo, mi futuro está en tus manos.

Jimin lo observó en silencio. ¿Qué podría decirle? Él también estaba dudando en todo. Bajó la mirada nervioso, mordiendo su labio inferior pensando en alguna respuesta.

—Si accedo… a casarme contigo… —empezó a hablar despacio—, ¿todo será mínimo de un año?

—Sí. Tal vez dos años como máximo. Sí, dos años.

—Dos años… —murmuró.

—Puede que no dure tanto. Solo quiero dejar en claro que esto es real, necesito dejar las cosas claras y que dejen de dudar.

—¿Mínimo un año? —volvió a preguntar.

—Sí.

Jimin se acomodó el cabello hacia atrás y se sentó recto.

—Quiero ciertas cosas.

Jungkook puso los ojos en blanco.

—No me importa, Jimin. Ahora mismo llevas las de ganar.

—Quiero hacer unos cuantos cambios aquí.

—¿Cambios?

—Sí. Quiero hacer unos cambios en mi habitación, pintar las paredes, ponerle un poco de color a esta casa… un poco más hogareña.

¿Qué? Jungkook no lo entendía. ¿A esto se refería con cambios? Él pensaba que iba a pedir más dinero o alguna cosa material extravagante, fue todo lo contrario.

—Está bien, puedes hacer lo que quieras con la casa. Y compra lo que te haga falta, a tu gusto.

—Mmm… ¿Puedo comprar una waflera?

—¿Una waflera? —Jungkook estaba confundido—. ¿Jimin, estás bromeando? ¿No quieres joyas? ¿Algún viaje?

—No, no. Es que… nunca he tenido una y… solo quiero una waflera, ¿Qué tiene de malo? Además… ya te dije que estoy de acuerdo con tus condiciones.

—Estás nervioso, quieres decir algo más. Dilo.

—Quiero lo mismo de la primera vez. Nada de acostarse con alguien mientras se siga este falso matrimonio.

Jungkook soltó un largo suspiro.

—Yo te exigiré lo mismo.

Jimin alzó la vista y sonrió poquito.

—No hay problema.

—Jimin, ¿en serio podrás vivir dos años sin tener sexo?

Parecía un niño pequeño llorando por su juguete. Menudo idiota.

Jimin se sonrojó; sin embargo, no apartó la mirada.

—Jungkook, no se puede echar de menos algo que nunca has tenido.

Oh… entonces…

—Ah.