Capítulo 22

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Empecé a caminar hacia el lugar por el que había desaparecido y al adentrarme en el bosque, noté su presencia. Los sueños y las pesadillas se habían vuelto tan reales que no podía diferenciarlos de la realidad. Me quedé quieta y miré a mi alrededor. La luz de la luna se colaba entre las ramas de los árboles y me permitía ver con claridad todo lo que me rodeaba. Escuché un crujido detrás de mí y me giré inmediatamente, pero no vi nada, ni a nadie. De pronto, la cabeza comenzó a dolerme y tuve que llevarme las manos a las sienes, pero aunque las masajeé suavemente, el dolor solo aumentó.

Toma—una voz suave se abrió paso entre mis recuerdos. Cerré los ojos y reviví el momento en el que él se agachó para recoger del suelo la rosa blanca que acababa de comprar. 

Sentía que me estaba quedando sin fuerzas. Mis piernas terminaron cediendo, haciendo que mis rodillas golpeasen el suelo con un golpe seco. 

—Respira.

Volví a escuchar la misma voz. ¿Acaso estaba delirando?

—Cuando cuente uno cogerás el aire despacio—sentí un peso en la parte baja de mi espalda. Abrí los ojos y me encontré con una mano el doble de grande que la mía. Esos tatuajes en los nudillos ya los había visto antes—. Uno—noté cómo inhalaba el aire para que hiciese lo mismo. Movió ligeramente su mano en mi espalda y mis labios temblaron ligeramente cuando lo imité—. Cuando diga dos, lo dejarás salir—la presión de mi cabeza comenzó a desvanecerse a medida que inhalaba y exhalaba el aire con calma.

Tras varias repeticiones, el dolor desapareció por completo, pero ninguno de los dos se movió.

—¿Te sientes mejor?—su voz fue suave, pero no pude evitar estremecerme. ¿Qué estaba haciendo él ahí?, ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? 

Me giré lentamente y nuestra miradas se volvieron a encontrar como aquel día, haciéndome sentir que el tiempo se detenía a por tercera vez. Me sorprendí al observar pequeñas motas doradas en sus pupilas y me quedé quita por un instante. Sus pestañas eran espesas y las ondas oscuras de su pelo caían sobre sus cejas. Se movió en mi dirección, haciendo que los aritos plateados de sus orejas se meciesen ligeramente. 

No me detuve a pensarlo ni un segundo. Esa sería mi única oportunidad y no podía dejarla pasar, así que me levanté de golpe y me coloqué detrás de él. No tuvo tiempo de reaccionar y cuando posé la piedra contra su espalda, se cayó hacia delante sin poder evitarlo.

—¡Pero qué...!

Me coloqué sobre su espalda y seguí presionando la piedra para evitar que se levantara. Había sido veloz y precisa, pero mi cuerpo comenzó a sufrir los efectos de la adrenalina y comencé a temblar.  Una carcajada trepó por su garganta, haciendo que su pecho se sacudiese. 

—¿Así que eres de esas que no se andan con rodeos?—resopló—. Si lo hubiera sabido...

Mi corazón martilleó con fuerza contra mi pecho. ¿Pero qué estaba diciendo?

—¡Cállate!—lo interrumpí—.Tengo muchas preguntas que hacerte.

—¿A qué estás esperando?—el tono irónico de su voz desapareció. Pareció comprender que no estaba de humor para tonterías—. ¿Era necesario que te aprovecharas de la situación?—chasqueó la lengua antes de seguir hablando—. Creo que podríamos haber hablado como dos personas normales. No hacía falta que utilizases tus poderes para sentarte sobre mí. Aunque creo que...

—Es la única forma en la que puedo hacerlo sin que desaparezcas—volví a interrumpirlo—.No es la primera ver que lo haces, ¿verdad?—no respondió y me sentí victoriosa por un instante—.Estoy cansada de perseguir a un fantasma.

—¿En serio te parezco un fantasma? 

Cerré los ojos y suspiré con fuerza. 

—No haces otra cosa que aparecer y desaparecer delante de mis narices sin decirme nada. ¿No es eso lo que hacen los fantasmas? 

—Quizás si te bajas de mi espalda y dejas que me levante, podríamos hablar mejor.  ¿No te parece?

—No puedo fiarme de ti. Podrías irte y todo esto no habría servido para nada.

—¿Y quién dice que quiero irme?

¿Por qué mi corazón pareció latir con más fuerza?

—¿Sabes quién soy?

—Déjame que me presente primero, Nina—pronunció mi nombre con naturalidad—. Me llamo Jared y aunque me hubiese gustado conocerte en otras circunstancias, no puedo quejarme—su cabeza se giró unos milímetros y me buscó con la mirada—¿Qué me has hecho?—preguntó—.Si puede saberse, claro. 

—¿Qué tienes que ver con todo esto?—comencé a hacerle preguntas indiscriminadamente—¿Por qué se supone que eres mi enemigo?—ni siquiera le daba tiempo para responder—¿Por qué estoy aquí?—con la última, mi voz se quebró—¿Dónde está mi madre?

—Las preguntas mejor hazlas de una en una. Tranquilízate, ¿vale?—susurró—.Lleguemos a un acuerdo.

—Si me prometes que no vas a huir, lo haré.

¿Me estaba confiando demasiado?

—Está bien, no me iré. Lo prometo.

—Por favor, no hagas que me arrepienta.

—Nunca lo haría.

Observé que los hoyuelos se le marcaron en sus mejillas cuando sonrió. Retiré la piedra de su espalda y me aparté con cuidado. Sin saber muy bien qué hacer o qué decir, lo rodeé y me quedé frente a él. 

—¿Qué tipo de hechizo es este?

A medida que pasaban los minutos, el efecto iba desapareciendo. Primero movió sus manos y después los brazos, lo que le permitió apoyarse sobre ellos y lanzarme una mirada acusadora. 

—Necesito que me respondas antes a las preguntas que te he hecho.

Sonrió y los hoyuelos volvieron a aparecer.

—Tú y yo vamos a llegar a un acuerdo—logró quedarse sentado y estiró las piernas. Iba completamente vestido de negro y la camiseta de marga corta que llevaba dejaba al descubierto sus tatuajes—¿Qué te parece?

Le sostuve la mirada mientras aferraba con fuerza la piedra que unos minutos atrás lo había dejado totalmente fuera de combate. 

—Queda poco para que comiencen las pruebas—sus palabras me helaron la sangre—y déjame adivinar—me guiñó un ojo—. No tienes ni idea de cómo controlar tu poder.

—¿Cómo...?

Me estaba quedando atónita.

—Yo puedo ayudarte—continuó diciendo—. Aquí es donde entra en juego nuestro trato.

¿Nuestro trato?

—Te enseñaré a canalizar tu magia y responderé a una de tus preguntas cada vez que nos veamos.

Parecía demasiado bueno para ser verdad. 

—¿Y qué quieres a cambio?

—Que me ayudes cuando te lo pida. No te preocupes—se apresuró a decir ante mi expresión de confusión—.Sólo será una vez.

—¿Cuándo quieres que te ayude y con qué?

—Lo sabrás cuando llegue el día, pero recuerda, no podrás negarte. A cambio, te daré las respuestas que necesitas y te ayudaré en cada una de las pruebas—volvió a sonreír—.Ambos saldremos ganando.

¿Qué debía hacer? 

Sabía que era peligroso y que no podía confiar totalmente en él. Sin embargo, tenía razón. No sabía cómo canalizar la magia a través de mí y eso me aterraba. Además, si me ayudaba a encontrar las respuestas que necesita, podría recuperar mi vida y a las personas que quería. Podría recuperar a mi madre.

—Está bien.

—Genial—Me miró y me tendió la mano. Pude ver con claridad los demás tatuajes que cubrían su brazo. 'Rather be dead than cool' (preferiría estar muerto que ser cool)—.Vamos, no muerdo.

Estreché su mano y un segundo después, estaba de pie frente a mí. Volví a ser consciente de la diferencia de altura entre ambos y aunque retrocedí una paso, no liberó mi mano. 

—¿Por qué me persiguen las pesadillas?

Tiró de mí hacia él, acercándome tanto que casi golpeé su pecho. Deshizo su agarre y rodeó mi barbilla con su mano. Mis ojos quedaron fijos en los suyos y me sentí incapaz de moverme. 

—No son pesadillas.

—¿Qué?

Se inclinó hacia delante, rompiendo el contacto visual y su aliento bailó sobre mi nuca cuando habló.

—Son tus recuerdos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro