Capítulo 33

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Quiero confiar en tidije por finpero necesito que seas sincero conmigo.

Su rostro siguió sereno y entonces, envolvió mi mano con la suya. 

—Ven—tiró suavemente de mí y me condujo hasta uno de los bancos de madera que había dentro del invernadero. Se sentó y comenzó a hablar sin soltar mi mano—. Créeme cuando te digo que no quiero lastimarte, pero las reglas no las pongo yo y....—mi corazón se aceleraba con cada segundo que pasaba—cualquier paso en falso podría ponernos en peligro. No quiero ponerte en peligro, Nina.

¿Por qué nos pondrías en peligro?

¿Recuerdas a Cassiel?

Era el hombre que os acompañaba esa noche, ¿verdad?

Recordaba a la perfección su vestimenta, su voz y sus miradas de desprecio. 

Era un brujo, pero ni la mitad de poderoso que tú o Cassandra. Él y Morgan trabajaban juntoshizo una pausa mientras se encogía los hombros—.Morgan descubrió vuestro paradero y le ordenó traerte a la academia, pero como no podía hacerlo solo, ella se puso en contacto con nuestro jefecerró los ojos y suspiró—. Sí, supongo que puedo llamarlo así.

Morgan y vosotros...

Sorpresa—arqueó las cejas, pero su voz careció de emoción—. No es la primera vez que acude a nosotros en busca de ayuda. 

¿Entonces por qué dice que sois el enemigo?

Jared me dedicó una mirada fugaz y sonrió brevemente.

Te sorprendería saber las relaciones que tiene Morgan con el resto de seres que son como... nosotros. Como yopercibí la frialdad que teñía sus palabra—.Ella nos informó de tu paradero y el Jefe se encargó del resto. 

Mis recuerdos después del accidente son muy borrosos—suspiré.

¿Accidente?

Una expresión de incredulidad tiñó su rostro. 

Sí. En el accidente donde supuestamente murió mi padre. 

Tu padre...comenzó a decir, pero terminé la frase por él.

No está muerto.

¿Cómo lo sabes?dijo sin ocultar su sorpresa. 

Cassandra me lo ha dicho. Cuando hablé con ella, comprendí que mi vida había sido una gran mentira. Cambiábamos de hogar con frecuenciadirigí la mirada a nuestras manos unidas y me pregunté por qué todavía no había puesto un límite entre él y yo. No podía hacer amigos de verdad, pero ahora lo comprendo todo. Mis recuerdos antes de los diez años están dispersoscerré los ojos intentando ordenarlos, pero fracasé.  

¿Qué ves, Nina?

Me concentré intentando encontrar una respuesta a su pregunta.

Oscuridadcomencé a decir. Gritos y un olor a humo. Siento que me ahogo y que no puedo respirar.

¿Hay algo o alguien a tu alrededor?

Yo...—tragué saliva. Mi garganta estaba seca—. Creo que estoy huyendo. 

Cuando abrí los ojos, vi que me observaba con atención.

¿No recuerdas nada más?preguntó¿No había nadie más contigo?

No lo sé. No puedo ver más allá de la oscuridad—dejé escapar un suspiro prolongado— ¿Qué explicación se supone que le tengo que dar a todo esto? Siento que me han estado utilizado durante todo este tiempo y ni si quiera se por qué o para qué. 

¿Recuerdas nuestra apuesta?lo miré a los ojos. Unos ojos completamente negros a excepción de las motas doradas—.¿Sigue en pie?

 Asentí. Era la mejor opción.

Frunció los labios en una sonrisa y le dio un ligero apretón a mi mano.

Ese día en la playasusurró. Yo me encargué de llevar al niño al otro lado.

Cuando me miró, vi el dolor y la tristeza reflejados en sus ojos. Mi corazón pareció detenerse por un segundo y solté su mano, pero no para alejarme de él. Jared dejó escapar una exclamación ahogada cuando me incliné hacia delante y lo abracé. 

No se movió durante unos segundos que me parecieron una eternidad, pero entonces, sus brazos me rodearon con fuerza, al igual que lo había hecho anteriormente. 

—Lo sientodije con un nudo en la garganta. 

No me respondió, pero sí posó su cabeza en mi hombro y respiró lentamente. 

¿Seríamos capaces de mantener nuestra promesa?

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