Capítulo 54

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—¿Has podido descansar, Gwen?

Nos encontrábamos frente a las puertas de la Sala del Consejo y la suave luz que iluminaba el pasillo se reflejaba en su pelo, que en ese momento era de un tono bermellón. Aunque las ojeras bajo sus ojos indicaban lo contrario, asintió. Estiré mi mano hacia la suya y le di un ligero apretón. Ella frunció los labios y agachó la cabeza. Estaba tratando de reprimir sus sentimientos.

—Hablar te ayudará.

Sus ojos verdes se encontraron con los míos y cuando habló, lo hizo en voz baja.

—Sospecho que todo esto es uno más de sus juegos. La conocía desde hace tiempo y no... me creo eso de que haya usado la magia negra en nuestra contra.

Miró a ambos lados para asegurarse de que nadie nos escuchaba.

—Necesito hablar contigo. A solas. Mañana por la noche en la biblioteca—dije con voz temblorosa.

—Es demasiado arriesgado. Si nos descubren...

—La vi allí con uno de los chicos la noche de la fiesta y al día siguiente apareció sin vida.

Su rostro palideció. Abrió la boca, pero el sonido de unos pasos la interrumpió.

—¡Chicas!—Cleo llegó justo en el momento en el que nos separamos—¿Lleváis mucho tiempo esperando?

—No—contesté—. Acabamos de llegar.

Me lanzó una mirada cómplice y nos giramos hacia Cleo, que venía acompañada de Cora y Moira.

—¿Cómo estás, Moira?—pregunté.

Su aspecto había mejorado en comparación con el día anterior, recuperando el brillo de sus ojos marrones y el rubor de sus mejillas, pero al igual que Gwen, tenía sombras oscuras bajo sus ojos.

—Ansiosa y cansada. No he dormido nada y que la segunda prueba sea mañana tampoco me ayuda mucho—sonrió rápidamente—. Gracias por preguntar.

Ese era otro recordatorio de lo que se avecinaba. Estaría toda la tarde practicando con Kai y por la noche volvería a ver a Jared. Pensar en ello provocó un hormigueo por todo mi cuerpo.

—Puede que Morgan se haya apresurado al adelantar las pruebas—murmuró Cora—.No tenemos tanta práctica...

—Eso es problema tuyo—la cortó Phoebe—. Si no crees que puedas convertirte en la siguiente Bruja Suprema, ¿qué estás haciendo?

—¿Acaso tuviste opción de negarte?—dijo Gwen en un tono neutral.

Phoebe la desafió con la mirada y dio un paso hacia ella, pero Gwen no se inmutó.

—Ya sabes dónde está la puerta.

—Sabes que si ese fuera el caso, ninguna de nosotras estaría aquí.

—Habla por ti—en ese instante, puso sus ojos en mí—. Si alguien quiere irse, siempre puede decírselo a Rina.

—Cállate.

—¿Y si no lo hago?

—Vasta, Phoebe—intervino Cleo, tratando de calmar la situación—. No es momento de ponerse a decir tonterías.

—No son tonterías, Cleo. Puso en juego todas nuestras vidas.

—Atacarnos entre nosotras no nos llevará a nada—dije mientras agarraba a Gwen del brazo y la colocaba a mi lado.

—Nina tiene razón—dijo Moira—. Somos compañeras, no enemigas.

Los hombros de Phoebe temblaron ligeramente y una risita histérica brotó de su garganta.

—Es una competencia, Moira. No puedes fiarte de nadie.

Mientras el silencio se cernía sobre nosotras, la idea del incidente con el ángel de la muerte perturbó mis pensamientos. ¿Tendría Rina algo que ver con lo que sucedió?

El sonido de la puerta a nuestras espaldas nos hizo girarnos al mismo tiempo. .

—Podéis pasar—Kai percibió la tensión de la atmósfera al instante—¿Está todo bien?

—Perfectamente. Sólo estábamos esperándote—susurró Phoebe al pasar por su lado.

El resto de mis compañeras comenzó a entrar a la Sala del Consejo y yo las seguí, pero su mano alrededor de mi muñeca me detuvo antes de que pudiera poner un pie dentro.

—Te esperaré aquí cuando hayas terminado—me dio un ligero apretón y me soltó—. Suerte.

—Gracias—dije en voz baja.

Avancé hacia el interior y respiré profundamente, pero no vi ni a Morgan ni a los encapuchados. Ocupé mi sitio sobre la estrella de cinco puntas y escuché el crujir de las puertas al cerrarse. De pronto, un crepitar surgió del centro del pentágono que me recordó al de la madera al arder y Morgan se materializó justo en ese punto un segundo después.

Sus ojos se quedaron fijos en los míos y yo le sostuve la mirada.

Morgan era como un lobo disfrazado con piel de oveja. Sin embargo, todo lo que estaba pasando me hacía pensar que ella no era el único lobo en esa sala. 

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