Llevo un semana aquí, Bianca es una perra insoportable, no hace más que mirarme con desprecio y llamarme bastarda, se está empezando a ganar mi odio. Al menos su madre es un poco más amable ya que me saluda por las mañanas pero sin embargo no deja que el pequeño Lorenzo se acerque mucho a mi. Él es solo un niño que quiere jugar conmigo pero esas dos brujas no lo entienden, si no fuera por Gabriele que me hace salir a pasear, estaría todo el día aislada en mi habitación llorando por estar aquí.

De pronto se abre la puerta, aparece una chica que nunca había visto.

-Vaya lo siento, no sabía que este cuarto estaba ocupado, por lo general siempre está vacío.- se disculpa avergonzada.

-Tranquila no te preocupes, soy una nueva inquilina que estará aquí unos meses.- me acerco a ella.- Soy Fiorella, es un gusto.

-Yo soy Chiara, estoy a su servicio.- hace una pequeña referencia.

-Que ha sido eso?, no soy alguien de la realeza.

-Lo siento, es que cuando no lo hago la señorita Bianca se enoja como una fiera, debo tratarla prácticamente como una reina.

-Tranquila.- pongo mi mano en su hombro.- Aquí estás a salvo de esa perra malcriada, lastimosamente es mi hermana, soy la hija bastarda del señor Marchetti.

Abre sus ojos sorprendida.

-Vaya no sabía que él tenía otra hija.

-Aquí estoy de carne y hueso, pero dime quien eres tú.

-Soy la que hace el aseo en las habitaciones, vengo cada tres días.

La analizo un poco antes de hablar.

-Disculpa pero que edad tienes?.

-Tengo diecisiete años.

-No deberías estar estudiando?.

-Lo hago pero mi padre le debe muchos favores a su padre así que debo trabajar para disminuir un poco la deuda.

-Que clase de favor?.

-Es mejor que no sepa.- toma su escoba barriendo.- Y usted no debería estar estudiando?.

-Lo hice, alcancé a terminar cuarto medio en mi país, antes de que pasara esta tragedia, eso quiere decir que ahora puedo entrar a la universidad en donde me crié, mi madre era chilena así que allá pasé toda mi vida, ahora solo espero regresar pronto para seguir estudiando.

-Vaya, cómo es que de tan lejos vino a parar en medio de un pueblo que está lleno de mafia.

-Mi vida dio un giro inesperado, en fin, te ayudaré a limpiar, no tengo nada mejor que hacer.

-Claro que no, usted debe relajarse que yo soy su empleada.

-Dime Fiorella y no eres mi empleada, así que limpiemos juntas.- le quito una escoba riendo.

Nos encargamos de hacer brillar las habitaciones más de lo que ya están, me contó parte de su vida así como también le conté mis cosas y mis costumbres, es una chica muy simpática llena de energía para hacer las cosas, le gusta mucho cantar, lo poco que tarareo fue genial, su voz es hermosa.

Se detiene en seco cuando llega hasta el cuarto de Bianca, me indica que no es una buena idea que la acompañe, que es mejor que me evite problemas pero soy terca y la acompaño igual, toco la puerta pero nadie responde así que abro sin más, está en la cama con los audífonos puestos a todo volumen.
Me paro en frente de ella para que me vea, se los quita sonriendo con maldad en su rostro.

-Vaya vaya vaya, esta si que es una combinación perfecta, la bastarda haciendo aseo con esta mugrienta.

-Mira a mi me puedes decir lo que quieras pero a Chiara la respetas, ella no tiene por qué aguantar los insultos de una malcriada insoportable como tú.

-Largo de mi habitación.- me toma de un brazo sacándome hacia afuera.

-Fiorella por favor, yo limpio sola.- solloza agachando la mirada.- No quiero tener problemas.

Intento resistirme pero la insoportable me cierra la puerta en la cara.

Me doy cuenta que el pequeño Lorenzo me observa desde detrás de un jarrón de cerámica, me da una pequeña sonrisa y se va corriendo a la sala de cine.

Me voy hacia el jardín, ya es algo tarde y el atardecer se ve hermoso, me subo arriba de un árbol del cual tengo visión de toda la mansión, la vista es panorámica, me llama la atención de que los guardias están armados hasta los dientes, tienen metralletas colgando en sus cuerpos, de pronto veo a tres hombres saltando por los muros hacia el interior, esto no está bien, de seguro son ladrones.

Me bajo lo más rápido que puedo y le doy aviso a Gabriele para que informe a los guardias, todo se comienza a alborotar, nos obligan a encerrarnos en nuestras habitaciones pero yo me escondo subiendome nuevamente al árbol.

Desde mi escondite puedo ver cómo los guardias y los intrusos comienzan a intercambiar disparos. La situación es tensa y peligrosa, me aferro temblando a las ramas, respiro hondo tratando de calmarme, había escuchados disparos en mi vida pero nunca había visto una balacera en vivo. Estoy muerta de miedo.
Siento que mi corazón se para al ver que uno de ellos tiene de rehén a mi hermano, los guardias lo apuntan pero este sostiene más fuerte del cuello a Gabriele poniéndole la pistola en la cabeza. Decido arriesgarme, corro sin que me vean a la mansión logrando entrar por uno de los ventanales, me voy a la sala de las colecciones raras de mi padre y saco un rifle que tiene colgado en la pared, me aseguro de que tenga balas y vuelvo a mi escondite.

Cierro mis ojos un momento y entonces fijo la mira en el sujeto, calmo los temblores de mis manos y de repente pum, le vuelo la cabeza con un disparo en su frente.
Todos se alborotan al no saber de donde ha surgido el disparo.

Entonces me doy cuenta de lo que acabo de hacer, joder, yo solo quería herirlo para que mi hermano escapara pero lo maté. Llevo la mano a mi pecho, estoy paralizada con el rifle todavía en mi mano sin poder creer lo que acabo de hacer. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Cómo he podido ser tan impulsiva y dejar que mis emociones me controlen de esta manera?

No puedo quedarme aquí así que bajo con cuidado tratando de no llamar la atención. Siento como si el mundo entero me estuviera mirando, acusándome de mi crimen, maté a una persona, soy una chica mala y matenme por lo que voy a decir pero estoy sintiendo un extraño placer de haber jalado el gatillo.

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Será que va a descubrir quien es ella realmente?

Bianca Marchetti en multimedia!