Cuatro

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Honnie

Le serví una hamburguesa en pan de carbón activado, con patatas dulces, comió sin preguntar mucho acerca del platillo, y cada bocado lo disfrutaba de verdad, quería sentarme a comer con ella, pero también quería terminar el turno para poder llevármela de aquí lo mas rápido que pudiera, tiene permiso de no llegar a casa y no voy a desperdiciar eso.

—Carlo, te dejo el resto en tus manos.

—Claro Chef, diviértase.

Me quite el mandil y me acerque a mi bella invitada, que me observaba de manera atenta mientras me acercaba.

—El marqués de Sade dijo una vez los grandes placeres de la vida, comida y sexo, son esenciales para el ser humano, comer sin culpa y follar sin limites —me jalo de la camisa y me acerco a su rostro —comí sin culpa, ¿quiere decirme que me hace falta?

—Ten cuidado con lo que deseas...

Sin duda la mirada que me dedico en la estación, estaba bien interpretada, salimos del restaurante prácticamente comiéndonos la boca, era como si ambos estuviéramos ebrios de deseo por el otro, su cuerpo se pegaba al mío cada que nos deteníamos a tomar aire entre los besos apasionados.

Entramos al auto, busque como encender el estéreo necesitaba distraerme, pero en lugar de hacerlo la música empeoro lo que Amelia habia iniciado.

Oh, ma-mamma-mia ma, escúpeme tu amor

Estoy de rodillas y me muero por beber tu lluvia

Guardaré el secreto si me dejas probarlo

Dime tus límites y cruzaremos la línea otra vez


Oh, mamma-mamma-mia

Oh, mamma-mia-ma, ma-mamma mia, ah

Quieres tocar mi cuerpo, te digo que no tienes permiso

Me quieres manosear, pero soy demasiado para ti

Quemaré este lugar, porque estoy muy bueno


Oh, mamma-mia-ma, ma-mamma mia, ah

Me quieren detener, pero, oh, solo me estaba divirtiendo

Juro que no estoy borracho y no tomo drogas

No me moleste en mostrarle mi casa, es lo que menos nos importaba ahora, estaba siendo seducido por la manera en que se quitaba la filipina y pantalones, mostrando un lindo conjunto de encaje blanco. Encontramos mi habitacion a oscura me lanzo a la cama dejándome sentado en la orilla.

—Quiero ser clara Honnie —se arrodillo —me gusta tener el control, me gusta que sepan lo que me gusta, deseo con ganas de que me entiendas y me hagas querer desear estar mas de una vez en esto.

—Pon tus límites. Veremos si son los mismos que los míos.

Quito mis pantalones y saco mi miembro con tranquilidad, se elevo un poco en sus rodillas dejando caer un hilo de salvia en la punta de mi miembro.

—¡La mierda! —logre decir entre dientes apretados.

Sus labios bajaron a mi glande y cuando lo envolvieron estuve a punto de correrme, su mirada furtiva me tenia atrapado y el calor de su boca a sus pies.

—Si me tocas, me detendré, manos a los costados querido.

Me quede inmóvil, engullo toda mi longitud casi hasta la base, sus dientes rosaban la piel sensible cuando subía, pero su lengua era como una serpiente que se enredaba de manera exacta al subir y bajar, me sentía en el paraíso apretaba las sabanas aguantando las ganas de tomar su cabeza empujar mas adentro.

El sonido húmedo era cada vez mas fuerte y mi resistencia muy poca, nunca me habían hecho un oral de esta magnitud, ninguna mujer me tenia de esta manera tan dominado.

—Honnie —ronroneo —dame lo que necesito, dámelo.

Volvió a meter mi miembro en su boca chupando hasta hacerme explotar, sentí la tensión en el cuello al vaciarme por completo, caí espaldas a la cama, tratando de recuperar la respiración, cuando la note que subió a mi cadera completamente desnuda y con la mirada nublada por la lujuria. Subió mi camisa hasta sacarla por completo, delineo el tatuaje de mi pecho con una de sus uñas.

—Ahora tu premio por ser tan buen niño Honnie.

Se soltó completamente el cabello mostrándome una diosa encima mío. El calor y humedad de su entrepierna se sentían por mi miembro semi duro, frotándolo solo un poco para que tomara firmeza nuevamente, se alineo solo usando los movimientos de sus caderas, mientras las palmas de sus manos se apoyaban de mi pecho.

El primer gemido escapo de sus labios y en ese momento supe que me convertiría en su maldita perra.

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