Habían pasado meses desde que fue a parar a esta extraña dimensión, en ese tiempo Strange comprendió dos cosas, que al parecer casi todo intentaba matarte y que el Mandaloriano (cuyo nombre se reveló como Din Djarin) resultó ser mejor compañía de lo que pensaba, a pesar de no ser muy hablador el cazarrecompensas era un hombre de palabra y cumplió con el trato, le enseñó a usar un arma, le ayudó a adaptarse a las costumbres de la gente, además de conseguir ropa para que el hechicero no desentonara en ese mundo, a cambio Stephen utilizó sus conocimientos médicos cuando el hombre resultaba herido en alguna misión.

En una de sus muchas paradas y tras horas de estudio Strange descubrió que la simpática criatura verde pertenecía a una antigua raza de guerreros llamados Jedi, estaban casi extintos pero había oído hablar de un lugar sagrado para su gente, un templo situado en Tython, que quizás podría darles más información.

Llegaron al lugar que parecía casi desierto, el Mandaloriano situó al pequeño en el centro de un altar y lo dejó al cuidado de Stephen mientras hablaba con un hombre de aspecto sospechoso y su compañera. Alrededor del niño se formó una especie de campo de fuerza de color azul. El chico se había sumido en una meditación profunda y Strange no tenía intención de interrumpirlo cuando múltiples naves aterrizaron en el lugar, el pánico se apoderó del hechicero, al acceder a la cúpula de energía notó como un escalofrió le recorría la espalda, automáticamente formuló un conjuro y sus poderes comenzaron a hacer efecto, uso los mismos para acabar con los androides que los atacaban con furia con intención de secuestrar a la criatura verde. En uno de los ataques los intrusos apuntaron a la Razor Crest en la que viajaban y la desintegraron.

En medio de la batalla vio como Djarin se dirigía hacia el templo mientras se deshizo de varios enemigos en el proceso, el individuo y la mujer que vislumbró antes los estaban ayudando, Strange agradeció que sujetos con semejante habilidad estuvieran de su parte y no al contrario. Después de un rato las naves abandonaron el lugar, una vez pasado el peligro Stephen sostuvo al pequeño que acababa de salir de su letargo.

-¿Estáis bien? (En ese momento Din se encontraba a su lado con la respiración acelerada debido a las circunstancias).

-Sí, no han podido alcanzarlo.

El Mandaloriano asintió con alivio, acto seguido le explicó que las personas que lo acompañaban habían decidido ayudarlo porque Djarin anteriormente recuperó la armadura que el hombre daba por perdida, en agradecimiento ofrecieron su nave para usarla mientras ellos conseguían una nueva máquina. Se marcharon del lugar con la intención de evitar toparse con más soldados, transcurridas unas horas de viaje decidieron asentarse en un planeta poco poblado para resguardarse durante un tiempo para la seguridad del pequeño, además resultaba evidente que después de lo ocurrido todos los implicados necesitaban tomarse una pausa.

Strange pospuso su vuelta a la Tierra todo lo posible, pero habiendo recuperado los poderes y con sus compañeros a salvo consideró que era el momento de regresar. Una mañana después de mucho meditarlo se lo comunicó al otro hombre con la intención de despedirse, lo cual no recibió ningún tipo de oposición. Antes de marcharse acarició suavemente la oreja del chico, notando como una suave energía se desprendía de él, abrió un portal a su universo bajo la atenta mirada del cazarrecompensas.

-Espero que tengas éxito en tu misión Djarin (Dijo Stephen de forma amigable mientras exhibía una amplia sonrisa).

-Lo mismo dijo hechicero, este es el camino (Din lo miró con su casco ladeado mientras le daba un fuerte apretón de manos).

-Hasta que nos volvamos a encontrar.

Strange traspasó el portal mientras observaba la silueta de la imponente Nueva York, después de todo sí que iba a echar de menos esta dimensión.