Infección 🧟

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Nadie sabía cuando ocurrió, fue como ver un edificio que se derrumbaba sin que nadie pudiera hacer nada. La gente se empezó a comportar de forma errática en distintos planetas de la galaxia, lo siguiente fueron los ataques, al cabo de las semanas los cuerpos de los afectados empezaron a mutar, a pesar de lo avanzado de la medicina no pudo encontrase una cura y la jerarquía de las ciudades cayó como un castillo de naipes.

En medio del caos Djarin comenzó a desesperar, los primeros casos se habían dado a conocer en Freetown y el niño le preocupaba, dios sabría que efectos podría tener esa infección o lo que fuera que generase la enfermedad en su anatomía. El mariscal se resistía a marcharse, pero pronto no quedaría nada en el planeta y el pequeño era más importante así que consiguieron una nave de tamaño confortable y emprendieron el viaje.

Las primeras semanas fueron tranquilas, el trayecto resultó largo pero el planeta que encontraron era algo atrasado y pacífico, su contorno se veía azulado por el agua que lo rodeaba y tenía una gran vegetación además de algunos animales, por tanto tenían recursos además de las abundantes provisiones de la nave. Todo se torció el día que vislumbraron una ciudad abandonada. Una criatura deformada apareció mientras caminaban junto a los edificios destartalados, el mandaloriano se encargó de ella con rapidez pero en el proceso unos dientes deteriorados se clavaron en la zona del brazo desprovista de armadura.

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Las noches del cazarrecompensas se hacían muy largas, las pesadillas se sucedían una tras otra, pasaba el rato acariciando la herida cicatrizada de su brazo. Los momentos después del ataque fueron angustiosos, habían dado por hecho que en un planeta tan alejado no habría llegado la infección pero se equivocaban, el niño emitía un sonido lastimero mientras Cobb intentaba tranquilizar a su pareja con lágrimas no derramadas en los ojos. Las horas pasaron pero Djarin no mostró síntomas apreciables y siguieron su camino, pero nada se mantuvo igual.

El antiguo mariscal supo que intentaba ocultarlo pero aquello resultó imposible, el apetito de Din había aumentado, siempre rebuscando los trozos de cualquier carne que encontrase, su ánimo empeoraba gradualmente con el tiempo, volviéndose irritable y algo agresivo, además los días de grandes demostraciones de esfuerzo y resistencia física se alternaban con otros de resaltada debilidad. El punto culminante fue una expedición para observar el área que acabó con el cazarrecompensas desmayándose, el mariscal arrastró al hombre hacia el edificio más cercano para resguardarse.

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Djarin se despertó sobresaltado, estaba tumbado sobre una especie de mueble acolchado con su capa como sábana, todavía ataviado con armadura completa, a su alrededor pudo ver amplias ventanas pero todas tapadas con lo que parecían trozos de madera. Al poco tiempo su compañero apareció con Grogu en brazos, este levantó las orejas con atención hacia su padre, ambos tomaron asiento en una silla cercana.

-Mira quien ha vuelto (el hombre emitió la frase con tonalidad amarga).

-¿Qué ha pasado?

El mariscal suspiró, buscando la mano del cazarrecompensas.

-Te desmayaste, hice lo que pude para traerte hasta aquí, ¿ahora puedes decirme que te ha estado ocurriendo desde que te atacaron?

-Estoy bien, no es nada grave, pero desde lo que pasó he tenido...achaques.

-Lo sé, ¿crees que puedes haber reaccionado a la infección de forma distinta?

El mandaloriano inclinó su casco pensativo.

-Ahora que lo dices, tampoco he visto esas criaturas desde hace tiempo, puede que de alguna forma lo que ha causado la enfermedad haya evolucionado...

El mariscal asintió, temiendo lo que esa realidad podría significar.

-Hay que marcharse de este planeta, iremos a la nave, pero antes comeremos algo, ¿vas a poder caminar?

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Al cabo de un rato emprendieron el camino, iban a paso ligero cuando el mandaloriano captó un ruido no muy lejos de una rama que se rompía, se dio la vuelta con rapidez pero el mariscal ya estaba forcejeando con un asaltante. Djarin apartó la cápsula en la que se escondía Grogu y atacó al indeseable dejándolo inconsciente usando la protección en su brazo, evitando disparar para no herir a su compañero. Cobb se encontraba en el suelo recuperándose de la agresión.

La situación escaló rápidamente, dos hombres aparecieron por detrás utilizando una cuerda para estrangular al mandaloriano. Entonces comenzó a notar como el aire le faltaba, los sentidos se volvieron opacos cuando la rabia inundó su sistema. Empujó a los hombres hacía atrás con fuerza mientras gruñía, uno de ellos fue noqueado por un golpe de su casco y se encaramó sobre el otro desgarrando la piel del torso mientras su visión se tornaba completamente roja. Su instinto le hizo inclinarse hacia delante con intención de morder pero se encontró con el obstáculo de beskar.

Un disparo se escuchó cerca y regresó del violento trance. No sabía en qué momento sus guantes habían desaparecido y sus uñas contenían la piel del asaltante. Miró hacia atrás encontrándose con la mirada aterrada de Cobb, justo a su lado había una chica joven, no muy alta, de pelo castaño recogido y con expresión dura. Esta sostenía un arma rudimentaria y en el suelo estaba tendido un cadáver de alguien desconocido con un agujero en la cabeza. La chica respiró con dificultad.

-¡SALGAMOS DE AQUÍ! (la desconocida profirió un grito agudo y se marchó dando zancadas esperando que la siguieran).

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Ambos hombres sintieron una gran desconfianza, pero las opciones disponibles no eran muchas, aunque pudieran llegar a la nave tampoco sabrían donde ir y por la conversación con la chica, que se hizo llamar Flax, esta parecía lista y resuelta, además estaba sola, defenderlos pudo haber sido su muerte y de igual forma los ayudó. Al parecer los restos de la humanidad habían conseguido que las criaturas infectadas que quedaban en el planeta fueran neutralizadas con un aerosol aunque la reconstrucción era terriblemente complicada.

El destino que la mujer mencionó era una especie de base militar, esta contaba con un grupo nutrido de gente y una serie de comodidades inusual para la situación. Todos los individuos se quedaron mirando al extraño grupo que se presentó en su entorno como una especie invasora, aunque aquello no era lo más inusual que habían vivido, por lo cual siguieron adelante.

Las semanas pasaron con ellos encerrados en una cámara asegurada y negándose a separarse lo más mínimo de Grogu, estaba claro por la reacción de los habitantes del lugar que nunca conocieron a una criatura extraterrestre. Se les proporcionó comida y la estancia era cómoda pero seguía siendo un encierro con exámenes médicos constantes, los gritos y discusiones con ellos como temática principal que se escuchaban desde fuera no ayudaban a pasar el mal trago, aún con las visitas constantes de la única aliada que parecían tener en ese lugar. Un día se abrió la puerta y la joven se sentó al lado de ambos para charlar, su estado de ánimo parecía haber mejorado.

-Las cosas están algo mejor, la condición de Mando puede ser esencial para que el brote no regrese, además el hecho de que seáis "extranjeros" por así decirlo es un punto a favor, ya que quizás podamos ayudarnos entre todos. Eso sí, él tendrá que comer carne más frecuentemente para paliar síntomas, es eso o aprovechar los cadáveres de gente que haya muerto de causas naturales, pero no creo que estéis de acuerdo con eso...

Din y Vanth intentaron ignorar la última parte, solo la idea les revolvía el estómago.

-¿Eso significa que no nos tratarán como apestados cuando salgamos de aquí? (dijo Cobb de forma desconfiada).

El gesto de la chica se arrugó levemente.

-No os puedo asegurar que todo será de color rosa, pero creo que tengo algo de peso aquí y os trataran bien por la cuenta que les trae...(eso fue acompañado por un gesto de determinación mientras acariciaba la oreja del pequeño).

-¿Por qué haces todo esto? (Din se dirigió a ella con total sinceridad, en su realidad nada salía nunca gratis).

La chica parecía de repente perdida en su mente, como recordando experiencias pasadas.

-Yo también soy inmune, no de la misma forma que tú pero similar, al principio lo oculté, mi familia hizo lo posible por mantenerme segura y evitó que me hicieran daño para encontrar una cura, después las cosas cambiaron y conseguimos resultados. Además, no puedo explicar la razón pero me recuerdas a alguien a quien quise pero no pude ayudar, murió hace tiempo... (Su expresión se tornó en una fuerte tristeza).

-Siento mucho que pasaras por eso...perdona pero nunca llegamos a preguntarte tu nombre real (el mariscal la miró con paciencia y comprensión).

La chica emitió una risa sorprendida.

-Tienes razón, supongo que es justo, yo sé más de vosotros que al contrario, mi nombre es Ellie.

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